DE POLÍTICA Y COSAS PEORES
Ocurrencia presidencial
Catón
23 Ene. 2010
Cito como ejemplo lo que sucedió en el festejo de celebración del cincuentenario del ISSSTE. El director del organismo, Miguel Ángel Yunes, iba a apagar la velita del pastel, y el presidente Calderón le hundió la cara en el betún, como hacen los chiquillos en los cumpleaños infantiles. La ocurrencia fue muy celebrada -por tradición casi bicentenaria las ocurrencias presidenciales son siempre en México muy celebradas-, pero en la foto se ve a una Primera Dama que pareció querer evitar que su marido hiciera eso. Yo pienso que la investidura presidencial ya está muy desgastada, para encima desgastarla más. Una cosa es el solemne hieratismo con que se investían los presidentes de antes -don Adolfo Ruiz Cortines llevaba su sombrero junto al pecho, para que nadie osara abrazar al Primer Magistrado de la Nación-, y otra muy diferente es la chocarrería, y más cuando se usa a un subordinado para lucirse, con evidente falta de consideración a la persona de quien sufrió la broma. En fin, pensamientos son éstos de setentón que quizá no entiende ya los tiempos. En todo caso, y para no faltar a la justicia y la verdad, debo reconocer que esta embarrada de pastel ha sido uno de los actos más notables y dignos de mención de cuantos ha realizado el presidente Calderón en lo que va de su sexenio...
LO DICHO LO NACO NO SE QUITA NI CON LA INVESTIDURA PRESIDENCIAL
Ocurrencia presidencial
Catón
23 Ene. 2010
Cito como ejemplo lo que sucedió en el festejo de celebración del cincuentenario del ISSSTE. El director del organismo, Miguel Ángel Yunes, iba a apagar la velita del pastel, y el presidente Calderón le hundió la cara en el betún, como hacen los chiquillos en los cumpleaños infantiles. La ocurrencia fue muy celebrada -por tradición casi bicentenaria las ocurrencias presidenciales son siempre en México muy celebradas-, pero en la foto se ve a una Primera Dama que pareció querer evitar que su marido hiciera eso. Yo pienso que la investidura presidencial ya está muy desgastada, para encima desgastarla más. Una cosa es el solemne hieratismo con que se investían los presidentes de antes -don Adolfo Ruiz Cortines llevaba su sombrero junto al pecho, para que nadie osara abrazar al Primer Magistrado de la Nación-, y otra muy diferente es la chocarrería, y más cuando se usa a un subordinado para lucirse, con evidente falta de consideración a la persona de quien sufrió la broma. En fin, pensamientos son éstos de setentón que quizá no entiende ya los tiempos. En todo caso, y para no faltar a la justicia y la verdad, debo reconocer que esta embarrada de pastel ha sido uno de los actos más notables y dignos de mención de cuantos ha realizado el presidente Calderón en lo que va de su sexenio...
LO DICHO LO NACO NO SE QUITA NI CON LA INVESTIDURA PRESIDENCIAL
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