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Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

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  • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

    MI CORAZÓN EMPRENDE...

    Mi corazón emprende de mi cuerpo a tu cuerpo
    último viaje.
    Retoño de la luz,
    agua de las edades que en ti, perdida, nace.
    Ven a mi sed. ahora.
    Después de todo. Antes.
    Ven a mi larga sed entretenida
    en bocas, escasos manantiales.
    Quiero esa arpa honda que en tu vientre
    arrulla niños salvajes,
    Quiero esa tensa humedad que te palpita ,
    esa humedad de agua que te arde.
    Mujer, músculo suave.
    La piel de un beso entre tus senos
    de oscurecido oleaje
    me navega en la boca
    y mide sangre.
    Tú también. Y no es tarde.
    Aún podemos morirnos uno en otro:
    es tuyo y mío ese lugar de nadie.
    Mujer, ternura de odio, antigua madre,
    quiero entrar, penetrarte,
    veneno, llama, ausencia,
    mar amargo y amargo, atravesarte.
    Cada célula es hembra, tierra abierta,
    agua abierta, cosa que se abre.
    Yo nací para entrarte.
    Soy la flecha en el lomo de la gacela agonizante.
    Por conocerte estoy,
    grano de angustia en corazón de ave.
    Yo estaré sobre ti, y todas las mujeres
    tendrán un hombre encima en todas partes.

    Jaime Sabines

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    • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

      POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD


      LA PRIVACIÓN INUTIL
      Francisco Manuel Sanchez de Tagle

      ¿Qué importa, Silvia, qué importa
      que un tiránico precepto
      me prive de hablarte y verte
      y de tí me tenga lejos,
      si el amor no reconoce
      de algún mortal el imperio,
      y la privación lo aumenta
      cual la seca leña al fuego?

      Podrán hacer que distante
      viva de tí, y ya lo han hecho,
      mas no que deje de amarte,
      si no me arrancan primero
      esta vida, que sin tí
      me es odiosa y la aborrezco.

      Si, mi bien, que en lo más hondo
      de mi cariñoso pecho,
      con inmortales colores
      amor, artífice diestro,
      te ha pintado, tan en vivo,
      que eres tú la que está adentro.

      Allí te hablo, allí te miro,
      allí contigo me quejo,
      allí mis lágrimas tristes
      con tu ardiente llanto mezclo,
      allí á par nos exhortamos
      á sufrir el hado adverso;
      allí, en fin, al amor mismo
      por fiel testigo trayendo,
      eterna afición me juras,
      y yo un inviolable afecto.

      Esto, sí, impedir no pueden
      los que, aunque con sano intento,
      se oponen á nuestra dicha,
      que nos unamos prohibiendo.

      Digan, obren, amenacen;
      no me acobardo, no temo;
      dulces me son las desdichas
      si de tu amor estoy cierto.

      Es verdad que no mirarte
      me es, Silvia, martirio horrendo,
      y me tiene sumergido
      en amargo llanto y duelo:
      la noche me halla llorando,
      la aurora me ve gimiendo;
      ni la apacible sonrisa
      toma ya en mi labio asiento:
      que el Sol en su diario curso
      sólo oye de mí lamentos.

      Verdugo cruel, mi memoria
      me atormenta con recuerdos:
      mi garganta un nudo aprieta,
      y en deliquio mortal entro,
      repasando aquellas horas,
      horas ¡ay! que cual un sueño
      se han desvanecido, o como
      humo que arrebata el viento;
      y los felices instantes
      en que á tu hombro, dulce dueño,
      reclinado, amor me hacía
      sabidor de sus misterios,
      y en que, absorto en Silvia todo,
      disfruté en dulce sosiego
      cuantos inocentes gozos
      da saber un amor honesto.

      ¡Ay de mi, triste! pasaron
      y veloces van huyendo;
      por más que los llamo, no oyen;
      No tornan, mi bien, y aun creo
      que sólo porque los llamo
      aligeran mas el vuelo.

      Sale la plateada Luna
      y á ella mis desgracias cuento,
      y le suplico que lleve
      mis ayes hasta tu lecho,
      y que sirva de testigo
      del llanto que por tí vierto.

      Ella su camino sigue
      y sorda siempre la encuentro:
      si mis ojos, de cansados,
      se entregan tal vez al sueño,
      apenas se cierran, cuando
      mil tristísimos espectros
      la fantasía me presenta.

      Turbado, al punto despierto;
      te llamo, y tú no me escuchas,
      y otra vez al dolor vuelvo.
      Cada día imagino que
      tener no puede ya aumento
      mi pena, y el día siguiente
      viene á mostrarme mi yerro.

      Esto sufro de tus ojos
      ausentes, mi ídolo bello;
      más ¡que! ¿tan penosa vida
      durará por largo tiempo?
      ¿siempre de bronce á mis quejas
      é inflexible será el Cielo?
      ¿no habrá para mi desdicha
      ni para mi mal remedio?

      No, mi Silvia, no lo temas,
      desecha tal pensamiento;
      nuestro amor siempre fue puro
      y muy casto nuestro afecto,
      Dios protege al inocente,
      y es padre amoroso y bueno.

      Tendrán fin nuestras desgarcias
      y terminará el tormento;
      y á ña desecha borrasca
      sigue siempre un día sereno:
      mas entre tanto, bien mío,
      suframos y procuremos
      vencer la adversa fortuna
      con la paciencia y silencio.




      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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      • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

        este poema siempre estruja mi alma no esta escrito con versos es de Jaime Sabines

        La procesión del entierro

        La procesión del entierro en las calles de la ciudad
        es ominosamente patética. Detrás del carro que lleva el
        cadáver, va el autobús, o los autobuses negros, con los
        dolientes, familiares y amigos. Las dos o tres personas
        llorosas, a quienes de verdad les duele, son ultrajadas
        por los cláxones vecinos, por los gritos de los voceadores,
        por las risas de los transeúntes, por la terrible indiferencia
        del mundo. La carroza avanza, se detiene, acelera de nuevo,
        y uno piensa que hasta los muertos tienen que respetar las
        señales de tránsito. Es un entierro urbano, decente y expedito.

        No tiene la solemnidad ni la ternura del entierro en provincia.
        Una vez vi a un campesino llevando sobre los hombros una
        caja pequeña y blanca. Era una niña, tal vez su hija. Detrás de
        él no iba nadie, ni siquiera una de esas vecinas que se echan el
        rebozo sobre la cara y se ponen serias, como si pensaran en la

        muerte. El campesino iba solo, a media calle, apretado el sombrero
        con una de las manos sobre la caja blanca. Al llegar al centro de
        la población iban cuatro carros detrás de él, cuatro carros de
        desconocidos que no se habían atrevido a pasarlo.

        Es claro que no quiero que me entierren. Pero si algún día ha
        de ser, prefiero que me encierren en el sótano de la casa, a ir
        muerto por estas calles de Dios sin que nadie se dé cuenta de mí.
        Porque si amo profundamente esta maravillosa indiferencia del mundo
        hacia mi vida, deseo también fervorosamente que mi cadáver sea
        respetado.

        en las palabras del maestro esmas hasta quito mi firma para darle mas espacio
        Poema en audio: La procesión del entierro... de Jaime Sabines por Jaime Sabines
        http://jugandocondioses.~~~~~~~~.com/ mi blog dale click

        Comment


        • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

          como no aparecio el reproductor de audio bueno nimodo pues haz click al link :)
          http://jugandocondioses.~~~~~~~~.com/ mi blog dale click

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          • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

            Elegía

            Yo soltaba los galgos del viento para hablarte.
            A machetazo limpio, abrí paso al poema.
            Te busqué en los castillos a donde sube el alma,
            por todas las estancias de tu reino interior,
            afuera de los sueños, en los bosques, dormida,
            o tal vez capturada por las ninfas del río,
            tras los espejos de agua, celosos cancerberos,
            para hacerme dudar si te amaba o me amaba.

            Quise entrar a galope a las luces del mundo,
            subir por sus laderas a dominar lo alto;
            desenfrenar mis sueños, como el mar que se alza
            y relincha en los riscos, a tus pies, y se estrella.

            Así cada mañana por tu luz entreabierta
            se despereza el alba, mueve un rumor el sol,
            esperando que abras y que alces los párpados
            y amanezca y, mirándote, suba el día tan alto.

            Si negases los ojos el sol se apagaría.
            El acecho del monte y del amanecer
            en tinieblas heladas y tercas quedaría,
            aunque el sol y sus ángeles y las otras estrellas
            se pasaran la noche tocando inútilmente.

            Gabriel Zaid
            the inhale that makes the exhale so much better

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            • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

              Hoy he tenido la visión
              de mi niñez.
              Tú tenías un corazón
              blanco de ensueño y candidez.
              Al encontrarnos otra vez,
              hoy he tenido la visión
              de mi niñez.

              Después de tantos años, hoy
              te he vuelto a ver.
              Tú eres idéntica y yo soy
              una ironía de mi ayer.
              En mí yo siento un otro ser.
              Después de tantos años, hoy
              te he vuelto a ver.

              Entonces era el porvenir
              encantador.
              Los dos queríamos vivir,
              porque la vida era el amor.
              Y aunque entrevimos el dolor,
              entonces era el porvenir
              encantador.

              Por un momento nada más
              tengamos fe.
              ¿Por qué no han de volver jamás
              aquellos días en que amé



              Alberto Ureta

              Comment


              • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                Despedida

                Te fuiste.
                Como se va la primavera.
                Como se van todas las cosas.
                Como se pierden en el mar las velas.
                Y yo me quedé solo,
                con las uñas clavadas en la arena,
                viendo como se alejan las mareas.

                Te fuiste.
                Ni tu nombre recuerdo,
                ni el color de tus ojos.
                Sólo que por las tardes leíamos a Neruda;
                aún me llega el timbre de tu voz profunda,
                y el alarido de tu dicha, suelto,
                huyendo a medianoche por la playa.

                Te fuiste.
                Irremediablemente huiste de mi vida.
                Fue el océano tu cómplice fortuito:
                zarpaste al borde de un balandro cualquiera
                una tarde cualquiera.
                Yo me quedé sobre la playa dilatada,
                salpicado de ocaso, solitario en la arena.
                Te fuiste.
                Nos habíamos amado con la furia de los 25 años.
                Todo fue cerca al mar:
                besos de sal y yodo,
                mordiscos de medusa enloquecida,
                saltos de delfines en celo,
                abrazos hasta brotar la sangre marinera.

                Te fuiste.
                Como se fueron también la rada familiar,
                las velas madrugadoras de los camaroneros,
                el lecho duro de nuestros combates clandestinos.
                Hasta el mar cambió de rostro y de fragancia;
                la codicia del hombre corrompió las aguas.
                El aire mismo se llenó de venenos y de miasmas.

                Te fuiste.
                Como se van todas las cosas.
                Y yo me quedé solo,
                con las uñas clavadas en la arena,
                viendo como se alejaban las mareas.

                LUIS ZALAMEA BORDA

                Comment


                • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                  Elegía

                  Cuando dos que se han amado se separan
                  -para siempre-
                  algo se quiebra en el orden interno
                  de la noche.
                  Una mano llama al guante ya perdido
                  y un hálito
                  se posa tibiamente en la heredad
                  del árbol.
                  Cuando dos se dicen adiós ante el espejo
                  -sin tocarse-
                  apoyando los dedos en las sombras
                  la forma detiene el tiempo,
                  y en el agua
                  la luz adquiere imagen de ventana.
                  Puede ser que esa luz
                  en forma deslumbrante se haga ancha
                  como el mundo
                  y un pájaro multicolor caiga desplomado,
                  herido por la sed
                  que media en el instante
                  de esos dos que alguna vez se amaron para siempre.
                  Cuando dos que se aman todavía
                  -se separan-
                  algo los cubre suavemente
                  y un lenguaje tácito se nace
                  en el sitio en que esos dos dejaron
                  la recíproca tortura de olvidarse.
                  Algo envejece para siempre sobre el aire.
                  Posiblemente se suicide un ángel de tristeza
                  al mirar cuando esos dos desaparecen
                  -separados por pasos y por besos-
                  inventando historias y cantando,
                  mojados y oscuros de una lluvia
                  que refleja el rumor de sus palabras.
                  Cuando dos que se amaron se separan,
                  el verano sube sobre las alas de la noche
                  y una hoja, sobre el azul del cielo,
                  abre los ojos y oculta su estupor
                  con un conjuro.
                  Cuando dos que se aman se separan
                  -sin rencores o espadas-
                  un fantasma encantado cobra vida
                  y se inclina a recoger
                  a esos dos labios,
                  desnudos para siempre de lenguajes.
                  ALFONSO CHASE

                  Comment


                  • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                    Originalmente publicado por Tatiana Ver post
                    Hoy he tenido la visión
                    de mi niñez.
                    Tú tenías un corazón
                    blanco de ensueño y candidez.
                    Al encontrarnos otra vez,
                    hoy he tenido la visión
                    de mi niñez.

                    Después de tantos años, hoy
                    te he vuelto a ver.
                    Tú eres idéntica y yo soy
                    una ironía de mi ayer.
                    En mí yo siento un otro ser.
                    Después de tantos años, hoy
                    te he vuelto a ver.

                    Entonces era el porvenir
                    encantador.
                    Los dos queríamos vivir,
                    porque la vida era el amor.
                    Y aunque entrevimos el dolor,
                    entonces era el porvenir
                    encantador.

                    Por un momento nada más
                    tengamos fe.
                    ¿Por qué no han de volver jamás
                    aquellos días en que amé



                    Alberto Ureta
                    ¡Que me has estrujado el alma!.
                    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

                    Comment


                    • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                      Asi es amigo mio!
                      No es porque las palabras nos lleguen, es porque nunca se fueron.
                      Un abrazo.

                      Comment


                      • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                        Testamento

                        Habiendo llegado al tiempo en que
                        la penumbra ya no me consuela más
                        y me apocan los presagios pequeños;

                        habiendo llegado a este tiempo;

                        y como las heces del café
                        abren de pronto ahora para mí
                        sus redondas bocas amargas;

                        habiendo llegado a este tiempo;

                        y perdida ya toda esperanza de
                        algún merecido ascenso, de
                        ver el manar sereno de la sombra;

                        y no poseyendo más que este tiempo;

                        no poseyendo más, en fin,
                        que mi memoria de las noches y
                        su vibrante delicadeza enorme;

                        no poseyendo más
                        entre cielo y tierra que
                        mi memoria, que este tiempo;

                        decido hacer mi testamento.

                        Es este:
                        les dejo
                        el tiempo, todo el tiempo.

                        Eliseo Diego

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                        • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                          Poema Canción Para Todas Las Que Eres

                          No solo el hoy fragante de tus ojos amo
                          sino a la niña oculta que allá dentro
                          mira la vastedad del mundo con redondo azoro,
                          y amo a la extraña gris que me recuerda
                          en un rincón del tiempo que el invierno ampara.

                          La multitud de ti, la fuga de tus horas,
                          amo tus mil imágenes en vuelo
                          como un bando de pájaros salvajes.

                          No solo tu domingo breve de delicias
                          sino también un viernes trágico, quien sabe,
                          y un sábado de triunfos y de glorias
                          que no veré yo nunca, pero alabo.

                          Niña y muchacha y joven ya mujer, tú todas,
                          colman mi corazón, y en paz las amo.




                          Eliseo Diego

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                          • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                            Parzival, leyendo los poemas que eliges, porque me gustan mucho, busqué a Elieso Diego y yo sabía! que iba a encontrar alguno (o tal vez muchos) que me dijeran cosas y me estrujaran el alma para poder ponerlos aqui.
                            Gracias.

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                            • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                              Encontraras el camino

                              ¿Encontrarás el camino a mis manos?
                              ¿Borrarás con tu beso
                              el abismo del tiempo?
                              ¿Cómo palpitarás
                              si un día olvido
                              que no tengo luz verde
                              y decido cruzar en rojo
                              hasta tu espalda?



                              Silvia Elena Regalado

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                              • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma



                                A MIS ENEMIGOS
                                Dolores Veintimilla de Galindo

                                ¿Qué os hice yo, mujer desventurada,
                                que en mi rostro, traidores, escupís
                                de la infame calumnia la ponzoña
                                y así matáis a mi alma juvenil?

                                ¿Qué sombra os puede hacer una insensata
                                que arroja de los vientos al confín
                                los lamentos de su alma atribulada
                                y el llanto de sus ojos? ¡ay de mí!

                                ¿Envidiáis, envidiáis que sus aromas
                                le dé a las brisas mansas el jazmín?
                                ¿Envidiáis que los pájaros entonen
                                sus himnos cuando el sol viene a lucir?

                                ¡No! ¡no os burláis de mí sino del cielo,
                                que al hacerme tan triste e infeliz,
                                me dio para endulzar mi desventura
                                de ardiente inspiración rayo gentil!

                                ¿Por qué, por qué queréis que yo sofoque
                                lo que en mi pensamiento osa vivir?
                                Por qué matáis para la dicha mi alma?
                                ¿Por qué ¡cobardes! a traición me herís?

                                No dan respeto la mujer, la esposa,
                                La madre amante a vuestra lengua vil...
                                Me marcáis con el sello de la impura...
                                ¡Ay! nada! nada! respetáis en mí!


                                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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