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Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

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  • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

    OPORTUNIDAD DESPERDICIADA

    Alguna de esas noches tuve que haberme ido
    cuando tu beso mis sueños despertaba
    Una de esas noches lentas, que abrazabas
    mis antiguas tristezas tuve que haber partido…

    No me voy a engañar, yo bien que lo sabía
    que el tiempo del amor se iría igual que vino…
    Por qué no aproveché y me fui a otro camino
    y llevarme tu olor, tu voz a otra geografía ?

    Era el momento justo, la luz más adecuada,
    no era necesario esperar por el olvido
    Era la hora de ir sin hacer el menor ruido,
    Vestirme, abrir la puerta mientras vos soñabas …

    Ahora ya no puedo estar con vos, conmigo…
    Y no puedo volver y ya no puedo nada…

    Juan Carlos Andrade
    enero 2012

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    • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

      [Ahora soy]



      "Sombra de oleaje y recuerdo en el océano sin fin de tu resurrección"

      Javier Sicilia.

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      • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma




        A veces uno toca un cuerpo y lo despierta...

        A veces uno toca un cuerpo y lo despierta
        por él pasamos la noche que se abre
        la pulsación sensible de los brazos marinos

        y como al mar lo amamos
        como a un canto desnudo
        como al solo verano

        Le decimos luz como se dice ahora
        le decimos ayer y otras partes

        lo llenamos de cuerpos y de cuerpos
        de gaviotas que son nuestras gaviotas

        Lo vamos escalando punta a punta
        con orillas y techos y aldabas

        con hoteles y cauces y memorias
        y paisajes y tiempo y asteroides

        Lo colmamos de nosotros y de alma
        de collares de islas y de alma

        Lo sentimos vivir y cotidiano
        lo sentimos hermoso pero sombra.


        Homero Aridjis

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        • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

          El poeta a su amada

          Amada, en esta noche tú te has crucificado
          sobre los dos maderos curvados de mi beso;
          y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
          y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.

          En esta noche clara que tanto me has mirado,
          la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
          En esta noche de setiembre se ha oficiado
          mi segunda caída y el más humano beso.

          Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
          se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
          y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.

          Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;
          ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
          los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.

          CESAR VALLEJO

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          • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

            ALARGABA LA MANO Y TE TOCABA

            (fragmento)

            Permanecemos. Sí, permanecemos
            no indiferentes, pero diferentes. Somos
            tú y yo: los dos, desde la orilla
            de la corriente, solos, desvalidos,
            la piel alzada como un muro, solos
            tú y yo, sin fuerza ya, sin esperanza.
            Idénticos en todo,
            sólo en amor distintos.

            La tristeza, sedosa, nos envuelve
            como una niebla: ése es el lazo único;
            ésa la patria en que nos encontramos.
            Por fin te identifico con mis huesos
            en el candor de la desesperanza.
            Aquí estamos nosotros: desvaídos
            los dos, borrados, más difíciles,
            a punto de no ser….¿Amor es esto?

            ¿Acaso amor es esta no existencia
            de tanto ser? ¿Es este desvivirse
            por vivir? Ya desangrado
            de mí, ya inmóvil en ti, ya
            alterado, el recuerdo se reanuda.
            Se reanuda la inútil existencia….
            Y alargaba la mano y te tocaba.


            Antonio Gala

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            • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

              Tú duermes, ya lo sé...

              Tú duermes, ya lo sé.
              Te estoy velando.
              No importa que estés lejos,
              que no escuche
              tu cadencia en la sombra;
              no importa que no pueda
              pasar mi mano sobre tu cabeza,
              tus sienes y tus hombros.

              Yo estoy velando, siempre.
              No importa que no pueda acurrucarme
              para que tú me envuelvas sin saberlo,
              para que tú me abraces sin sentirlo,
              para que me retengas
              mientras yo tiemblo y digo simplemente
              palabras que no escuchas.

              Yo puedo estar tan lejos
              pero sigo velando cuando duermes.

              Julia Prilutzky

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              • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                Ovidio.

                Áurea la primera edad engendrada fue, que sin defensor ninguno,
                por sí misma, sin ley, la confianza y lo recto honraba.

                Castigo y miedo no habían, ni palabras amenazantes en el fijado
                bronce se leían, ni la suplicante multitud temía
                la boca del juez suyo, sino que estaban sin defensor seguros.

                Todavía, cortado de sus montes para visitar el extranjero
                orbe, a las fluentes ondas el pino no había descendido,
                y ningunos los mortales, excepto sus litorales, conocían.

                Todavía vertiginosas no ceñían a las fortalezas sus fosas.
                No la tuba de derecho bronce, no de bronce curvado los cuernos,
                no las gáleas, no la espada existía. Sin uso de soldado
                sus blandos ocios seguras pasaban las gentes.

                Ella misma también, inmune, y de rastrillo intacta, y de ningunas
                rejas herida, por sí lo daba todo la tierra,
                y, contentándose con unos alimentos sin que nadie los obligara creados,
                las crías del madroño y las montanas fresas recogían,
                y cornejos, y en los duros zarzales prendidas las moras
                y, las que se habían desprendido del anchuroso árbol de Júpiter, bellotas.

                Una primavera era eterna, y plácidos con sus cálidas brisas
                acariciaban los céfiros, nacidas sin semilla, a las flores.

                Pronto, incluso, frutos la tierra no arada llevaba,
                y no renovado el campo canecía de grávidas aristas.

                Corrientes ya de leche, ya corrientes de néctar pasaban,
                y flavas desde la verde encina goteaban las mieles.

                Después de que, Saturno a los tenebrosos Tártaros enviado,
                bajo Júpiter el cosmos estaba, apareció la plateada prole,
                que el oro inferior, más preciosa que el bermejo bronce.

                Júpiter contrajo los tiempos de la antigua primavera
                y a través de inviernos y veranos y desiguales otoños
                y una breve primavera, por cuatro espacios condujo el año.

                Entonces por primera vez con secos hervores el aire quemado
                se encandeció, y por los vientos el hielo rígido quedó suspendido.

                Entonces por primera vez entraron en casas, casas las cavernas fueron,
                y los densos arbustos, y atadas con corteza varas.

                Simientes entonces por primera vez, de Ceres, en largos surcos
                sepultadas fueron, y hundidos por el yugo gimieron los novillos.

                Tercera tras aquella sucedió la broncínea prole,
                más salvaje de ingenios y a las hórridas armas más pronta,
                no criminal, aun así; es la última de duro hierro.

                En seguida irrumpió a ese tiempo, de vena peor,
                toda impiedad: huyeron el pudor y la verdad y la confianza,
                en cuyo lugar aparecieron los fraudes y los engaños
                y las insidias y la fuerza y el amor criminal de poseer.

                Velas daba a los vientos, y todavía bien no los conocía
                el marinero, y las que largo tiempo se habían alzado en los montes altos
                en oleajes desconocidos cabriolaron, las quillas,
                y común antes, cual las luces del sol y las auras,
                el suelo, cauto lo señaló con larga linde el medidor.

                Y no sólo sembrados y sus alimentos debidos se demandaba
                al rico suelo, sino que se entró hasta las entrañas de la tierra,
                y las que ella había reservado y apartado junto a las estigias sombras,
                se excavan esas riquezas, aguijadas de desgracias.

                Y ya el dañino hierro, y que el hierro más dañino el oro
                había brotado: brota la guerra que lucha por ambos,
                y con su sanguínea mano golpea crepitantes armas.

                Se vive al asalto: no el huésped de su huésped está a salvo,
                no el suegro de su yerno, de los hermanos también la gracia rara es.

                Acecha para la perdición el hombre de su esposa, ella del marido,
                cetrinos acónitos mezclan terribles madrastras,
                el hijo antes de su día inquiere en los años del padre.

                Vencida yace la piedad, y la Virgen, de matanza mojadas,
                la última de los celestes, la Astrea, las tierras abandona.

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                • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                  SOLEDADES
                  Cesar Pellicer Lopez de Llergo

                  No no separa la distancia
                  lo que nos aleja es el silencio.

                  No existe antes ni después
                  porque mis manos. . . por ejemplo,
                  te sienten al tocarte
                  mis ojos al mirarte
                  y mis oidos al oirte,
                  estás ahí cuando te siento
                  y aunque pudiera alcanzarte
                  rompiendo la distancia,
                  sin verte ni sentirte
                  eres mi soledad
                  constancia del silencio,
                  puedo desearte
                  puedo creer tocarte
                  pero nunca tenerte.

                  Podría atisbar en mi memoria
                  y jugar a reconstruirte,
                  pero la realidad
                  que nos separa siempre
                  no es la ausencia
                  no es la distancia. . . .
                  lo que nos hace solos
                  a los dos. . . es el silencio.
                  Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                  Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                  • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                    Qué maravilla!!
                    Me sigue encantando ese poeta y no lo he encontrado sino en lo que aqui has públicado de él.
                    Un saludo señor K

                    Comment


                    • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                      Originalmente publicado por Tatiana Ver post
                      Qué maravilla!!
                      Me sigue encantando ese poeta y no lo he encontrado sino en lo que aqui has públicado de él.
                      Un saludo señor K
                      Mi estimadísima Tatiana:

                      Yo sabía que te iba a gustar la anterior poesía, me faltó incluirle una de las maravillosas imágenes que tu colocas.

                      El autor recientemente a comenzado a publicar su obra. Esta poesía la tome de su libro "Mirar fuera y Saberse dentro", publicado por:

                      Amarillo Editores A.C.
                      Amates 19 Mz 3
                      Los Alcanfores.
                      Naucalpan, 53240
                      Estado de México.
                      www.amarilloeditores.com
                      monica@amarilloeditores.com
                      (5255) 5363-3035

                      Es un placer servirte.
                      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                      • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                        Gracias amigo por este dato y gracias por la poesía.
                        Ahora cambiaré un poco el tono trayendo a este cubano romántico, que nunca estará fuera de tiempo porque el amor y el olvido, son siempre iguales.
                        Un abrazo señor K.



                        Poema para el Crepúsculo


                        José Angel Buesa


                        Hora de soledad y de melancolía,
                        en que casi es de noche y casi no es de día.
                        Hora para que vuelva todo lo que se fue
                        hora para estar triste, sin preguntar por que.
                        Todo empieza a morir cuando nace el olvido.
                        Y es tan dulce buscar lo que no se ha perdido...
                        °Y es tan agria esta angustia terriblemente cierta
                        de un gran amor dormido que de pronto despierta!

                        Viendo pasar las nubes se comprende mejor
                        que asi como ellas cambian, va cambiando el amor,
                        y aunque decimos: ¡Todo se olvida, todo pasa...!
                        en las cenizas, a veces nos sorprende una brasa.

                        Porque es triste creer que se seco una fuente,
                        y que otro beba el agua que brota nuevamente:
                        o una estrella apagada que vuelve a ser estrella,
                        y ver que hay otros ojos que están fijos en ella.
                        Decimos: ¡Todo pasa, porque todo se olvida...!
                        y el recuerdo entristece lo mejor de la vida.

                        Apenas ha durado para amarte y perderte
                        este amor que debía durar hasta la muerte.
                        Fugaz como el contorno de una nube remota,
                        tu amor nace en la espiga muriendo en la gaviota.
                        Tu amor, cuando era mío, no me pertenecía.
                        Hoy, aunque vas con otro, quizás eres mas mía.

                        Tu amor es como el viento que cruza de repente:
                        Ni se ve, ni se toca, pero existe y se siente.
                        Tu amor es como un árbol que renuncio a su altura,
                        pero cuyas raíces abarcan la llanura.
                        Tu amor me negó siempre lo poco que pedí,
                        y hoy me da esta alegría de estar triste por ti.

                        Y, aunque creí olvidarte, pienso en ti todavía,
                        cuando, aun sin ser de noche, dejo de ser de día.

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                        • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                          Hombre, De Qué Nos Sirven Las Noches
                          Rosario Murillo



                          Hombre, de qué nos sirven las noches
                          si hemos abandonado el amor
                          solo a su propia suerte
                          mudo y arrinconado como una anciana guitarra
                          que dejó de cantar.

                          Para qué sirve la brisa, este amarillo que encendimos
                          los barquitos de papel sobre el estanque del parque
                          los chingorros brillantes que dejamos
                          sobre la misma pared donde claváramos, ilusionados,
                          los sueños.

                          De qué nos sirve este montón de esperanza entre las manos
                          a qué jugar con gotas de rocío que nos empapen el cuerpo
                          con tardes que nos enciendan el pelo
                          a qué, si hemos perdido la tierra
                          y la batalla.


                          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

                          Comment


                          • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                            PERDÍ MI JUVENTUD
                            Gonzalo Rojas

                            Perdí mi juventud en los burdeles
                            pero no te he perdido
                            ni un instante, mi bestia,
                            máquina del placer, mi pobre bestia
                            reventada en el baile.

                            Me acostaba contigo,
                            mordía tus pezones furibundo,
                            me ahogaba en tu perfume cada noche,
                            y al alba te miraba
                            dormida en la marea de la alcoba,
                            dura como una roca en la tormenta.

                            Pasábamos por ti como las olas
                            todos los que te amábamos. Dormíamos
                            con tu cuerpo sagrado.
                            Salíamos de ti paridos nuevamente
                            por el placer al mundo.

                            Perdí mi juventud en los burdeles,
                            pero daría mi alma
                            por besarte a la luz de los espejos
                            de aquel salón, sepulcro de la carne,
                            el cigarro y el vino.

                            Allí, bella entre todas,
                            reinabas para mí, sobre las nubes
                            de la miseria.
                            A torrentes tus ojos despedían
                            rayos verdes y azules. A torrentes
                            tu corazón salía hasta tus labios,
                            latía largamente por tu cuerpo,
                            por tus piernas hermosas
                            y goteaba en el pozo de tu boca profunda.

                            Después de la taberna,
                            a tientas por la escala,
                            maldiciendo la luz del nuevo día,
                            demonio a los veinte años,
                            entré al salón esa mañana negra.

                            Y se me heló la sangre al verte muda,
                            rodeada por las otras,
                            mudos los instrumentos y las sillas,
                            y la alfombra de felpa, y los espejos
                            que copiaban en vano tu hermosura.

                            Un coro de rameras te velaba
                            de rodillas, oh hermosa
                            llama de mi placer, y hasta diez velas
                            honraban con su llanto el sacrificio,
                            y allí donde bailaste
                            desnuda para mí, todo era olor
                            a muerte.

                            No he podido saciarme nunca en nadie,
                            porque yo iba subiendo, devorado
                            por el deseo obscuro de tu cuerpo
                            cuando te hallé recostada boca arriba,
                            y me dejaste frío en la caliente,
                            y te perdí, y no pude
                            nacer de ti otra vez, y ya no pude
                            sino bajar terriblemente solo
                            a buscar mi cabeza por el mundo.

                            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                            • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                              QUIERO
                              Sin autor

                              Rasga el silencio en la montaña brava...
                              y un fuerte graznido aterrador y fiero,
                              aparece en vuelo muy ligero... un cuervo horrible...
                              con sus garras arqueadas... ve retorna, vira trepa y salta...
                              y de allá se lanza en veloz picada, que parece decir en sus graznidos...
                              "Ya morirá mi presa, poco falta".
                              Y no ha mentido el pájaro agorero... allá entre rocas sucio y harapiento...
                              lanza un quejido que recoge el viento... un vil leproso en su final postrero...
                              ya yergue, se para tambaleante... su vista, busca en que apoyar su mano...
                              llora, clama pero lo hace en vano... pues nadie escucha su clamor jadeante...
                              Solo esa ave, que su muerte espera para devorarlo...
                              Nadie le ayuda, abandonado vaga aquel despojo de la estirpe humana;
                              mientras su carne se seca se desgrana... partida en tajos por la inmunda llaga...

                              Señor, Señor, musita el desdichado... Señor Jehová, socórreme te ruego...
                              Yo se Señor que a causa del pecado, estoy sufriendo triste y abatido...
                              ¡¡¡Pero no te olvides de mi... Señor Jehová ...!!!
                              Te pido por aquellos, que en casa, tan triste han quedado...
                              ellos no podrían acercarse, sería contagioso abrazarlos...
                              pero mi carne, de mi seco cuerpo, se desgrana...
                              y no puedo casi estar parado... todos huyen... soy un desdichado...
                              Cortado he sido de mi hogar paterno... se torna muy cruel este infierno...
                              Por los dolores insoportables que me han venido...
                              ¡¡¡Socórreme Jehová... Socórreme...!!! Manda un Profeta...
                              Así como el sirio libertado por Eliseo, pueda liberarme de estas llagas mías.
                              ¿Pero que estoy diciendo... tendré esperanza en este mundo?
                              ¡¡¡No...!!! Mil veces no... si soy un inmundo...
                              ¡Si tan solo me encontrara con ese Cristo...!

                              Con el que hace milagros por las ciudades... con el que levanta muertos del sepulcro.
                              Yo se que si me encuentro con Jesús... seré sanado.
                              Pero veo gente que viene... debo avisarles que soy leproso... que soy inmundo...
                              ¡¡¡Señores... no se acerquen por favor... soy leproso...!!!
                              No se detienen y siguen acercándose a mí... ¡¡¡Señores...por favor...!!!
                              no se acerquen... podrían contagiarse -Aléjense de aquí... -
                              ¿Pero... quién es ese que tan arrogante y decidido a la cabeza viene...?
                              ¡¡¡Oh, si lo conozco... es Jesús... Jesús el Cristo bueno,
                              el Mesías del Padre Omnipotente...
                              ¡Oh... no soy digno... que para verme tu Hijo amado, de Ti viniera...
                              " Y aquel hombre, con una esperanza inmensa en su alma...
                              corre al encuentro de su Maestro... y postrándose de rodilla le dice...
                              "Maestro" si quieres puedes limpiarme... Cristo alzando su mano dijo...
                              "Quiero" y al instante la lepra desapareció.-





                              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                              • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                                LEPROSOS
                                Sin autor

                                En su barbarie sumergidos,
                                sin ideales,
                                solo el ansia de matar
                                guía sus mentes.
                                Ellos quieren sojuzgar
                                a un pueblo entero,
                                bajo su bota aplastar
                                todo recelo,
                                el terror y el temor
                                imponen duros
                                con sus bombas y tiros
                                asesinando.
                                Ríen a carcajadas
                                con cada muerto,
                                amparados en sombra
                                rostro cubierto.
                                Cobardes asesinos
                                crueles engendros,
                                son la lepra de euskadi
                                y quieren serlo.
                                ¿Hasta cuando aguantarán
                                los vascos eso?
                                ¿Los contagiosos irán
                                al aislamiento?

                                Ruego yo al Señor porque así sea.
                                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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