Re: Poesias y rimas que aligeran el alma
SÚPLICAS A SAN ANTONIO
Vox Populi
Las muchachas casadera
que ya se dan al demonio
invocan a San Antonio
pidiendo las marrulleras:
¡Matrimonio, matrimonio!
A los 15 años:
¡Ay, Santito milagroso!,
por tu hábito te suplico
que me des marido rico,
joven, gallardo y buen mozo.
No lo quiero pretencioso,
ni menos calaverón;
me ha de amar de corazón
solito y sin compañía,
siempre alegre noche y dia,
he de ser su adoración.
A los 20 años:
¡San Antonio, Santo mio!,
escucha mi petición:
dame esposo, te lo pido
con todo mi corazón.
Mírame con compasión,
¡oh, San Antonio Admirable!
Y dame un marido amable
y de una edad competente;
ni joven impertinente,
ni viejo chocho irritable.
A los 25 años:
¡Ay, San Antonio!, ¿que haré
si tu me niegas tu ayuda?
Sin duda me quedaré
como marchita lechuga.
Ya mi juventud se fuga
y por lo mismo te pido
que me des un buen marido
que me quiera y me mantenga,
que con nadie se entretenga
y me ame siempre rendido.
A los 30 años:
San Antonio, San Antonio,
¿por que me has abandonado?
Mira que ya estoy pasando
la linea del matrimonio;
me está llevando el demonio
en burro flaco y roñoso;
yo lo que quiero es esposo
sin que me importe un comino
que parezca pergamino,
con tal que sea cariñoso.
Vox Populi
Las muchachas casadera
que ya se dan al demonio
invocan a San Antonio
pidiendo las marrulleras:
¡Matrimonio, matrimonio!
A los 15 años:
¡Ay, Santito milagroso!,
por tu hábito te suplico
que me des marido rico,
joven, gallardo y buen mozo.
No lo quiero pretencioso,
ni menos calaverón;
me ha de amar de corazón
solito y sin compañía,
siempre alegre noche y dia,
he de ser su adoración.
A los 20 años:
¡San Antonio, Santo mio!,
escucha mi petición:
dame esposo, te lo pido
con todo mi corazón.
Mírame con compasión,
¡oh, San Antonio Admirable!
Y dame un marido amable
y de una edad competente;
ni joven impertinente,
ni viejo chocho irritable.
A los 25 años:
¡Ay, San Antonio!, ¿que haré
si tu me niegas tu ayuda?
Sin duda me quedaré
como marchita lechuga.
Ya mi juventud se fuga
y por lo mismo te pido
que me des un buen marido
que me quiera y me mantenga,
que con nadie se entretenga
y me ame siempre rendido.
A los 30 años:
San Antonio, San Antonio,
¿por que me has abandonado?
Mira que ya estoy pasando
la linea del matrimonio;
me está llevando el demonio
en burro flaco y roñoso;
yo lo que quiero es esposo
sin que me importe un comino
que parezca pergamino,
con tal que sea cariñoso.
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