Re: Taller del Alquimista...
Leti soltó una alegre carcajada. No era algo menor para quién como ella terminaba las seis sesiones de quimioterapia previas a la operación del tumor en uno de los senos. Se cubría la cabeza, completamente rapada, con una gran bufanda negra anudada como turbante. Sus grandes ojos almendrados se percibían vivaces y con brillo. Hablaba despacio y en voz baja pero con gran firmeza y determinación. A cuarenta y ocho horas de la intervención quirúrgica lucía confiada y de buen humor. Pidió café americano y unas enchiladas de pollo. Relató el dolor que sentía durante los quince días posteriores a la sesión de quimio. Habló de las noches en que la nausea la hacía doblar el cuerpo sólo para arrojar un poco de reflujo. Las venas que cruzaban sus manos habían adquirido una tonalidad oscura pero sus uñas no se habían amoratado, conservando el color original. El frío de los meses del invierno acentuaban la rigidez de las articulaciones.
Leti soltó una alegre carcajada. No era algo menor para quién como ella terminaba las seis sesiones de quimioterapia previas a la operación del tumor en uno de los senos. Se cubría la cabeza, completamente rapada, con una gran bufanda negra anudada como turbante. Sus grandes ojos almendrados se percibían vivaces y con brillo. Hablaba despacio y en voz baja pero con gran firmeza y determinación. A cuarenta y ocho horas de la intervención quirúrgica lucía confiada y de buen humor. Pidió café americano y unas enchiladas de pollo. Relató el dolor que sentía durante los quince días posteriores a la sesión de quimio. Habló de las noches en que la nausea la hacía doblar el cuerpo sólo para arrojar un poco de reflujo. Las venas que cruzaban sus manos habían adquirido una tonalidad oscura pero sus uñas no se habían amoratado, conservando el color original. El frío de los meses del invierno acentuaban la rigidez de las articulaciones.
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