Como era recién casado
el compañero Mascorro,.
a su esposa había ocultado
que era bastante pedorro.
De frijoles se abstenía
para evitar flatulencias,
aunque por ellos tenía
una especial preferencia.
Cierta ocasión su mujer
se le acercó con presteza
y dijo: Te voy a hacer
una cena de sorpresa.
En la fecha señalada,
de esa sorpresa de antojos,
ella lo esperó en la entrada
y le vendó los dos ojos.
Lo llevó frente a la mesa
con ese vendaje expreso,
y cuando estaban en eso
sonó el teléfono y ella
le dijo ahorita regreso.
Y recomendóle quedo:
No te vaya a quitar
la venda, yo te lo ruego.
Y cuando fue a contestar,
él no dudó para echar
un escandaloso pedo
que inundaba aquel lugar
con un tufo tan acedo
que ni él lo podía aguantar.
Luego empezó a abanicar
el ambiente con los dedos,
tratando de despejar
aquella peste de miedo,
que ella pudiera notar.
Y así se aventó otros pedos
sin poderse controlar.
Y cuando ella regresó
de nuevo a dicho lugar,
le preguntó si miró,
y aquel le dijo que no.
Ella procedió a quitar
la venda que colocó.
Fue cuando él cuenta se dio
de cual era la sorpresa;
pues como era su cumpleaños,
había diez invitados
alrededor de la mesa.
el compañero Mascorro,.
a su esposa había ocultado
que era bastante pedorro.
De frijoles se abstenía
para evitar flatulencias,
aunque por ellos tenía
una especial preferencia.
Cierta ocasión su mujer
se le acercó con presteza
y dijo: Te voy a hacer
una cena de sorpresa.
En la fecha señalada,
de esa sorpresa de antojos,
ella lo esperó en la entrada
y le vendó los dos ojos.
Lo llevó frente a la mesa
con ese vendaje expreso,
y cuando estaban en eso
sonó el teléfono y ella
le dijo ahorita regreso.
Y recomendóle quedo:
No te vaya a quitar
la venda, yo te lo ruego.
Y cuando fue a contestar,
él no dudó para echar
un escandaloso pedo
que inundaba aquel lugar
con un tufo tan acedo
que ni él lo podía aguantar.
Luego empezó a abanicar
el ambiente con los dedos,
tratando de despejar
aquella peste de miedo,
que ella pudiera notar.
Y así se aventó otros pedos
sin poderse controlar.
Y cuando ella regresó
de nuevo a dicho lugar,
le preguntó si miró,
y aquel le dijo que no.
Ella procedió a quitar
la venda que colocó.
Fue cuando él cuenta se dio
de cual era la sorpresa;
pues como era su cumpleaños,
había diez invitados
alrededor de la mesa.
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