Un matrimonio de ancianos
fue a visitar al doctor,
a quien luego preguntaron,
si podían, como en antaño,
seguir haciendo el amor.
Dijo el doctor Vladimir
que ya no era pertinente,
porque se podían morir,
dado su edad avanzada.
Y que lo más conveniente
era que ellos se durmieran
en alcobas separadas.
Y después que así lo hicieran,
la viejita desvestida
le fue a tocar al marido
por la noche, comedida.
Y cuando él le preguntó
qué quién tocaba la puerta,
ella luego contestó
de manera decidida
y una actitud muy abierta:
“UNA VIEJITA SUICIDA”,