Se va don Vivianito de paseo con su vieja a la capital a visitar a su hijo (con todos los gastos pagados, claro está!). Paseando por las tiendas, llegan a una de baños. Ven azulejos, excusados, etc... Cuando llegan a la sección con jacuzzis, la doña le reclama que por qué no le ha comprado el jacuzzi que le había él prometido hacía ya 25 años. Ante los reclamos y falta de argumentos él se rinde: "Pero una baratita, vieja!"
Ven varias y todas le parecen demasiado caras, hasta que se encuentran una pequeña tina de modelo descontinuado y el precio convence al Viviano.
"Pero, pos'n, vinimos en camión y no nos la podemos llevar" dice el regio.
"No se preocupe Sr. Martínez de la Garza, nosotros le enviaremos su tina a domicilio" contesto el empleado, feliz de deshacerse de aquella tina.
“Pos si el envío es gratis, es un trato.”
Ya en Monterrey, pasan los días y nada de tina. Don Vivianito se empieza a desesperar, pero decide esperar para no gastar en llamadas.
Pasan semanas y ya no se aguanta: “No, pos’n si llamo me va a salir en un ojo de la cara. Una carta tardaría mucho y a lo mejor ni llega.” Y así llega a la conclusión de que lo mejor sería un telegrama.
Va y escribe;
¿Qué pasó con la pinche tina que les compré? Hace un chingo que me sacaron el dinero de la cuenta y nada que me llega. Les dí todos mis datos, teléfono, dirección y todo y ni me aclaran que chingados pasa con el maldito merequetengue ese que les compre. Quiero una solución inmediata a éste dilema y si no me la van a mandar más rápido que ya, pos’n, retáchenme mi feria.
Atte.
Vivianito Martínez de la Garza
Le entrega la nota al empleado de telégrafos y cuando éste le informa del precio, Don Viviano se va pa’tras y el empleado le explica que cobran por letra. Don Viviano se agarra tache y tache hasta que queda satisfecho y manda su telegrama.
A los dos días recibe una llamada de la tienda:
Empleado--¿Sr. Martínez? Recibimos su telegrama, pero no le entendimos.
Vivianito--Pos’n ¿Qué dice?
Empleado—Nomás tiene una letra.
V--¿Cuál letra?
E—La i
V—Pero, ¿cuál i?
E—Latina
V—Pos’n, por eso i latina ¿Y la tina méndigo?
Ven varias y todas le parecen demasiado caras, hasta que se encuentran una pequeña tina de modelo descontinuado y el precio convence al Viviano.
"Pero, pos'n, vinimos en camión y no nos la podemos llevar" dice el regio.
"No se preocupe Sr. Martínez de la Garza, nosotros le enviaremos su tina a domicilio" contesto el empleado, feliz de deshacerse de aquella tina.
“Pos si el envío es gratis, es un trato.”
Ya en Monterrey, pasan los días y nada de tina. Don Vivianito se empieza a desesperar, pero decide esperar para no gastar en llamadas.
Pasan semanas y ya no se aguanta: “No, pos’n si llamo me va a salir en un ojo de la cara. Una carta tardaría mucho y a lo mejor ni llega.” Y así llega a la conclusión de que lo mejor sería un telegrama.
Va y escribe;
¿Qué pasó con la pinche tina que les compré? Hace un chingo que me sacaron el dinero de la cuenta y nada que me llega. Les dí todos mis datos, teléfono, dirección y todo y ni me aclaran que chingados pasa con el maldito merequetengue ese que les compre. Quiero una solución inmediata a éste dilema y si no me la van a mandar más rápido que ya, pos’n, retáchenme mi feria.
Atte.
Vivianito Martínez de la Garza
Le entrega la nota al empleado de telégrafos y cuando éste le informa del precio, Don Viviano se va pa’tras y el empleado le explica que cobran por letra. Don Viviano se agarra tache y tache hasta que queda satisfecho y manda su telegrama.
A los dos días recibe una llamada de la tienda:
Empleado--¿Sr. Martínez? Recibimos su telegrama, pero no le entendimos.
Vivianito--Pos’n ¿Qué dice?
Empleado—Nomás tiene una letra.
V--¿Cuál letra?
E—La i
V—Pero, ¿cuál i?
E—Latina
V—Pos’n, por eso i latina ¿Y la tina méndigo?