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Andando por el bosque, un ateo admiraba el paisaje.
-- “¡Qué árboles tan majestuosos! ¡Qué ríos tan impetuosos! ¡Qué animales tan hermosos!”, se decía a sí mismo.
Mientras caminaba a la orilla del río oye el sonido de las hojas de un arbusto que se mueven detrás de él. Al voltear se percata de un oso de al menos 7 pies, embistiendo contra él. Corre con todas sus fuerzas siguiendo la vereda. Voltea de nuevo para darse cuenta que el oso cada vez se aproxima más. Continúa corriendo con todas sus fuerzas. Voltea de nuevo y se da cuenta de que el oso está ya muy cercano. Tropieza con una piedra y cae al suelo. Se voltea para levantarse, pero ya tiene al oso enfrente, casi encima de él, listo para atacarlo. En ese momento, el ateo grita la frase “Dios mío!!!” El tiempo se detiene, el oso permanece inerte, reina un silencio absoluto. Una voz del cielo se dirige al hombre, mientras una luz le iluminaba desde las alturas.
--“Has negado mi existencia todos estos años, les predicas a los demás que no existo y acreditas la creación a un accidente cósmico. ¿Y esperas que te ayude a salir de éste aprieto? ¿Puedo contar contigo como un creyente?”
--El ateo dirige su mirada a las alturas y responde; “sería una hipocresía de mi parte pedirte que me trates como a un cristiano, pero tal vez puedas hacer cristiano al OSO.”
--“Muy bien”, responde la voz.
La luz celestial se apaga. Vuelve el transcurso del tiempo. Todo empieza a moverse.
-- El oso se pone de rodillas y dice; “Padre nuestro, bendice los alimentos que en éste momento voy a recibir. Amén.”
-- “¡Qué árboles tan majestuosos! ¡Qué ríos tan impetuosos! ¡Qué animales tan hermosos!”, se decía a sí mismo.
Mientras caminaba a la orilla del río oye el sonido de las hojas de un arbusto que se mueven detrás de él. Al voltear se percata de un oso de al menos 7 pies, embistiendo contra él. Corre con todas sus fuerzas siguiendo la vereda. Voltea de nuevo para darse cuenta que el oso cada vez se aproxima más. Continúa corriendo con todas sus fuerzas. Voltea de nuevo y se da cuenta de que el oso está ya muy cercano. Tropieza con una piedra y cae al suelo. Se voltea para levantarse, pero ya tiene al oso enfrente, casi encima de él, listo para atacarlo. En ese momento, el ateo grita la frase “Dios mío!!!” El tiempo se detiene, el oso permanece inerte, reina un silencio absoluto. Una voz del cielo se dirige al hombre, mientras una luz le iluminaba desde las alturas.
--“Has negado mi existencia todos estos años, les predicas a los demás que no existo y acreditas la creación a un accidente cósmico. ¿Y esperas que te ayude a salir de éste aprieto? ¿Puedo contar contigo como un creyente?”
--El ateo dirige su mirada a las alturas y responde; “sería una hipocresía de mi parte pedirte que me trates como a un cristiano, pero tal vez puedas hacer cristiano al OSO.”
--“Muy bien”, responde la voz.
La luz celestial se apaga. Vuelve el transcurso del tiempo. Todo empieza a moverse.
-- El oso se pone de rodillas y dice; “Padre nuestro, bendice los alimentos que en éste momento voy a recibir. Amén.”
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