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El Espacio de la Luna Azul

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  • Re: El Espacio de la Luna Azul

    Amo la lectura, los libros son el compañero soñado para curar la soledad

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    • Re: El Espacio de la Luna Azul

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      • Re: El Espacio de la Luna Azul

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        • Re: El Espacio de la Luna Azul

          Esta noche darás el concierto que te consagrará como pianista clásico. La Sala Netzahualcoyotl se encuentra llena, no cabe un alma más, ya que han vendido hasta los asientos del coro; yo por supuesto me encontraré sentada en el centro de la parte baja de la sala, frente a ti.

          Como has querido conmemorar a tu pianista favorito, Sergei Rachmaninoff, has seleccionado su Concierto no. 3 en D menor, Op 30, haciéndote acompañar en esta ocasión por la Orquesta Sinfónica de Minería dirigida por el maestro Carlos Spierer.

          Estás tranquilo, te has preparado para este momento durante toda tu vida, sabes que esta es por mucho tu más pulida, emocional y fuerte interpretación, repleta de sentimientos y calor, sin que carezca de la pirotecnia de los más afamados pianistas del siglo XXI.

          El público impaciente espera la tercera llamada para que de comienzo el concierto, mientras platican animadamente en pequeños grupos o parejas.

          ?TERCERA LLAMADA- Anuncia una voz femenina solicitando posteriormente que todos los celulares sean apagados para no interrumpir el desempeño del concierto.

          El público se acomoda, calla y aplaude fuertemente. Salen los integrantes de la orquesta, agradecen la ovación y se acomodan en sus respectivos lugares. Silencio. Sale el Director, repite la operación y te presenta haciendo una señal - invitación hacia donde esperas tú. Sales a escena, vestido con un frack negro, camisa blanca, corbata de moño; en fin, guapísimo.

          Saludas a tu público, te sientas en el piano y en lugar de atacar el movimiento de apertura (Allegro ma non tanto) con la embestida lineal de sonido que te ha hecho famoso, nos entregas una interpretación sutil, reflexiva. Es como si hubieras estado reteniendo este concierto toda tu vida, y no quisieras dejarlo ir; cada nota esta llena de una urgencia y una pasión impresionantes fluyendo de tus dedos como magia y placer...

          Nos conocemos desde siempre, somos el dúo dinámico, la pareja dispareja... tu, 1.90 mts. de estatura, moreno, robusto, con dos ojazos negros como la obsidiana, pianista clásico con preferencias heavy metal, jazz. Yo, 1.60 mts. de estatura, blanca, complexión media, de ojos grandes ámbar ? verde, poeta, con preferencias progresivas fusión; ambos somos profundos, inteligentes, sensibles a más no poder.

          Compartimos la misma escuela, el amor por la vida, la música y las letras, la misma forma de vestir ?jeans viejos, camisetas con logos de nuestros grupos favoritos de rock, tenis viejos-. Activistas e hiperactivos, en la escuela preparatoria fundamos el taller de teatro, el club literario y el taller de poesía. Siempre subidos en la rama del árbol que se encontraba frente al laboratorio de química, ya sea discutiendo la inexistencia o existencia de la nada, el último disco o libro que había pasado por nuestras manos, nuestros logros, fracasos y sentimientos de vida o simplemente en silencio disfrutando el momento.

          Las primeras caricias y el sexo los descubrimos juntos, poco a poco, con preguntas honestas y abiertas. Todavía me viene una sonrisa a la boca cuando recuerdo tu cara de sorpresa la primera vez que te pregunté qué se sentiría al hacer el amor... y ¡tu explicación! Tan simple, tan genial, como todo tú.

          - No sé Luni, debe ser increíble; me imagino que será como vivir el concierto no. 3 en D menor, Op 30 de Rachmaninoff.

          - ¿Quieres hacerlo? -Te dije en un suspiro con la cara arrebolada de emoción, mezcla de ansiedad y pudor, ante la expectativa de la novedad.

          - ¿Y qué hay de hacerlo, por y con amor? ¿Qué hay de tus tabúes? ¿Estás segura de que así es como quieres que sea tu primera vez? ? Preguntaste lleno de incredulidad.

          - Sí cielo, no puedo pensar en nadie más que tú para mi primera vez. ? Respondí absolutamente convencida.

          - Te propongo un experimento, ¿te parece? ? Preguntaste travieso.

          - ¡Juega! ¿Qué propones? ? Sabedora de tus experimentos estaba casi divertida con toda la situación.

          - Ponemos el concierto de fondo. Tú serás la orquesta sinfónica, yo seré el pianista solista, nuestros cuerpos los instrumentos y el deseo nuestro director. Nos dejaremos llevar a ver que resulta.

          Llevas a cabo los preparativos y sin rodeos tomas mi cara entre tus manos, mirándome directamente a los ojos. Un toque eléctrico recorre mi espalda en el momento que tus labios tocan los míos, tu lengua pasea dulcemente por los bordes de mi boca saboreándome antes de entablar un sutil duelo con la mía.

          Tus manos comienzan a resbalar por mi cuello en una sola caricia suave hasta mis nalgas tan solo para regresar hasta mi cuello con la impresión igualmente suave de tus uñas. Mientras ambos repetimos este movimiento para aumentar la cadencia del concierto de caricias, nuestras ropas empiezan a caer, tu lengua va bajando entre besos y mordidas a mis pechos deteniéndose un poco en cada uno para mimarlos hasta que cada pezón esta duro como piedra. Y repetimos lentamente una y otra vez aumentando y disminuyendo el mutuo placer.

          La conducción del deseo es igualmente imperiosa y brillante. Yo solo puedo imaginar lo que estaría pasando por tu cabeza mientras él conducía este fragmento. En los momentos en que tus caricias son más crudas y sencillas que las mías, el deseo hábilmente dobla mi voluntad hacia tu interpretación: en donde tú tomas un tempo relajado, yo te doy campo suficiente, interpretando en un estribillo de gemidos tu melodía.

          Me vas guiando sensualmente con tus notas hasta acostarme boca arriba en el piso para penetrarme al compás del simple y elocuente solo de flauta, pisando los talones de tu cadencia en el primer movimiento y en la corriente submarina de las cuerdas más bajas en el segundo (Intermezzo:Adagio) sobre el cual conjuras de mi cuerpo la gama entera de tu vasta emoción. Todavía cuándo estallas en un frenesí de progresión cordal y creciente, introduzco el soporte de aire que necesitas para poder llevar a cabo este concierto de ardientes proporciones.

          En el final (Alla Breve) toda la precaución y la ansiedad de los dos movimientos previos son suprimidas cuando el deseo y tú construyen el clímax final. Hábilmente trabajan al unísono, la construcción de cada pasaje poniendo uno sobre otro el suspenso, la tensión, el ritmo que acelera, jamás tan sutilmente a la conclusión apasionada. Los últimos dos minutos del concierto son hermosa y triunfantemente entregados, el movimiento de mis caderas, nuestra respiración entrecortada, los besos, mis gemidos, mi piel en la tuya, nuestro abrazo, olor y sabor juegan el contrapunto de cambio a tus embestidas, que asciende ardientemente ligado al pináculo del concierto: el orgasmo paralelo. Esta interpretación tuya, más que cualquier otra, presenta la naturaleza completamente erótica de este concierto.

          Cuando el concierto se termina, me doy cuenta repentinamente que el sentido del éxtasis y la liberación que sentí tener aquel día no me ha dejado aún. Y cuando las últimas notas reverberan de la orquesta, no sé si la ovación atronadora que escucho viene de la audiencia de la Netzahualcoyotl, o de adentro de mí, que cada vez que te escucho tocar este concierto revivo nuestra primera vez.

          Se me ocurre que quizá después de festejar el éxito que has tenido esta noche, quieras que experimentemos con algo de Grieg en la casa.


          ©LunaAzul
          LunaAzul disfrazada
          La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz

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          • Re: El Espacio de la Luna Azul

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            • Re: El Espacio de la Luna Azul

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              • Re: El Espacio de la Luna Azul

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                • Re: El Espacio de la Luna Azul

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                  • Re: El Espacio de la Luna Azul

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                      • Re: El Espacio de la Luna Azul

                        Amo la lectura, los libros son el compañero soñado para curar la soledad

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                        • Re: El Espacio de la Luna Azul

                          Amo la lectura, los libros son el compañero soñado para curar la soledad

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                          • Re: El Espacio de la Luna Azul

                            Amo la lectura, los libros son el compañero soñado para curar la soledad

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                            • Re: El Espacio de la Luna Azul

                              LORENA ESAS IMAGENES SON MUY HERMOSAS.
                              the inhale that makes the exhale so much better

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                              • Re: El Espacio de la Luna Azul

                                ¡Qué lindas imagenes!
                                Muchas gracias chicas lindas por todos sus regalos.
                                Un abrazo.
                                LunaAzul disfrazada
                                La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz

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