México 2013 ¿Para dónde?
Es la época de los abrazos y los buenos deseos, del tequila y el champagne, de las reuniones familiares y de los amigos, de los abrazos y los buenos augurios, de las frases trilladas y de los deseos sinceros, es el inicio de un año, somos muy semejantes en nuestras costumbres de celebración y hasta de no celebración.
El problema viene cuando surge la pregunta ¿Cómo ves las cosas para este año? Y aunque “Cosas“ la puedes usar para mil “cosas“ observando el contexto nos estamos refiriendo a la marcha del país y de tu propia suerte dentro de él.
Ahí terminan las coincidencias y entramos al terreno de los profetas y los expertos que, en México, somos casi todos, tenemos una respuesta que se extiende de lo terrenal a lo esotérico y de lo real a las ilusiones.
Tenemos a la mano un arsenal de anécdotas y chismes interesantísimos que vuelven aburridos los datos estadísticos o “duros“ como dirían los “investigadores“ sociales y políticos, esta información chatarra la vitalizamos con nuestras fobias, temores e ilusiones creando mundos paralelos o mejor dicho para lelos.
Pero ¿Cual es la realidad? a nuestros filósofos de “Best seller“ aquellos que llenan sus libros de frases bonitas, sorprendentes, absurdas, “novedosas“ e inconexas les ha dado por decir que realidad es percepción, lo que tus sentidos te dicen que es, eso es lo que es.
De ser cierto esto, nos llevaría a concluir que hay tantas realidades como personas en el mundo y luego se aventuran a imaginar una realidad colectiva como suma e interacción de las realidades personales, el publico dice ¡OH¡ y ellos hacen una reverencia de agradecimiento.
La verdad es que nuestros mecanismos de percepción se han vuelto mas complejos y paradójicamente menos confiables, hoy podemos ver y escuchar, en tiempo real, lo que ocurre al otro lado del mundo, nuestros sentidos se han extendido y no solamente eso, sino que podemos ver y escuchar lo que sucedió hace décadas en lugares que ni siquiera conocemos.
Pero lo que consideramos real no es lo que percibimos y que me perdonen los neofilósofos y los “piscólogos“ lo que consideramos “real“, es el producto de lo que vemos comparado con nuestros patrones e información previa del evento.
Recuerdo cuando López Portillo estatizó los bancos, con increíble actuación de prócer de la patria gritaba “Ya nos saquearon, no volverán a saquearnos“.
Quienes vivían en espera de la redención marxista se abrazaban aplaudiendo a rabiar, quienes conocíamos la rapiña de Lopillo y sus secuaces sabíamos quienes eran los saqueadores y dónde estaba ese dinero o al menos una cantidad importante, no es que hubiera dos realidades, había una realidad y un engaño.
La realidad es una, la imagen mental de esa realidad es la que usted quiera.
Hoy vemos ascender al poder a los mismos saqueadores, claro con algunas caras nuevas y pensamos que han aprendido la lección y que ahora si van a actuar bien porque sus detractores no supieron satisfacer las expectativas que habían creado.
Cuanta razón tenía Einstein cuando definía la estupidez humana como “Hacer lo mismo y esperar resultados diferentes“, me recuerda mucho la situación actual cuando después de la debacle económica a la que nos llevó el redentor de barro Echeverría, la gente recibía esperanzada a López Portillo que los había subyugado con su discurso elocuente, luego vendría de nuevo la esperanza de la honradez de Miguel de la Madrid, ahora si se manejarían bien los recursos y la historia se repetía de nuevo.
Hoy hay la “percepción“ de que el nuevo gobiernos nos rescatará de la “docena perdida“ refiriéndose a la gestión panista el frente de la federación de los últimos 2 sexenios.
¿Engaño o realidad? Uno de los mecanismos para defendernos de los engaños es la reflexión, mecanismo poco usado en tiempos de la inmediatez, de las avalanchas de información, de la comida rápida y el comentario masticado.
El mecanismo de engaño ha sido muy sutil y eficaz, si comparamos al gobierno panista con lo que esperábamos hay motivos para tirarnos al piso y patalear de rabia y desesperación, que lejos quedó de lo que esperábamos, porque esperábamos mucho y todo de ellos, nosotros éramos solamente espectadores.
Pero si la referencia son los gobiernos anteriores y tenemos la delicadeza de hacer una comparación, fría, con números, con índices nos daremos cuenta que hemos tenido las mejores administraciones desde la independencia de México.
Caemos pues en una extraña paradoja, ante una realidad se dispersan las percepciones en forma diametral, tenemos un panismo derrotado, hundido en el desánimo y la confrontación al tiempo que celebramos el regreso de los depredadores.
A los panistas no les importó nunca las calumnias y distorsiones que los medios del sistema hacían, les ganó la soberbia de permitir “la libre expresión“, no respondían a los ataques e infundios que se maquinaban, confiaban en el buen juicio de la gente, “Ellos saben que son mentiras“, “tienen los hechos a la vista no les van a creer“.
El ignorar los mecanismos de la percepción los tiene, como dijera Dostoievski “Humillados y ofendidos“ o como dicen en mi pueblo “nalgueados y haciendo pucheros“ pero todo esto lleva implícita una tragedia, quienes dedicamos nuestra vida a luchar por una patria de libertades y progreso, tenemos la certeza de que hay que empezar de nuevo, pero no del mismo punto sino de mas abajo, hoy no se tiene el hartazgo del sistema como en el 2000 sino la esperanza de que ahora si funcione.
Es por eso que 2013 es un año de esperanza para muchos quienes la solución consiste en revisar la lista de los funcionarios para ver si aparece el compadre de mi compadre y podemos hacer bizne con el o conseguir un hueso.
Otros se sentirán cómodos en la oposición porque les permitirá lucirse en la crítica y obtener privilegios en los oscurito porque como dicen “Al cabo no viven de eso“.
Pero para quienes se nos fue la vida tras la utopía de un México libre y democrático la pregunta es ¿Valdrá la pena volver a empezar?
En calidad de mientras le expreso mis mejores deseos para este 2013 y que la reflexión sea el motor que lo lleve a las metas que se ha planteado.
Marcos Barraza Urquidi
Es la época de los abrazos y los buenos deseos, del tequila y el champagne, de las reuniones familiares y de los amigos, de los abrazos y los buenos augurios, de las frases trilladas y de los deseos sinceros, es el inicio de un año, somos muy semejantes en nuestras costumbres de celebración y hasta de no celebración.
El problema viene cuando surge la pregunta ¿Cómo ves las cosas para este año? Y aunque “Cosas“ la puedes usar para mil “cosas“ observando el contexto nos estamos refiriendo a la marcha del país y de tu propia suerte dentro de él.
Ahí terminan las coincidencias y entramos al terreno de los profetas y los expertos que, en México, somos casi todos, tenemos una respuesta que se extiende de lo terrenal a lo esotérico y de lo real a las ilusiones.
Tenemos a la mano un arsenal de anécdotas y chismes interesantísimos que vuelven aburridos los datos estadísticos o “duros“ como dirían los “investigadores“ sociales y políticos, esta información chatarra la vitalizamos con nuestras fobias, temores e ilusiones creando mundos paralelos o mejor dicho para lelos.
Pero ¿Cual es la realidad? a nuestros filósofos de “Best seller“ aquellos que llenan sus libros de frases bonitas, sorprendentes, absurdas, “novedosas“ e inconexas les ha dado por decir que realidad es percepción, lo que tus sentidos te dicen que es, eso es lo que es.
De ser cierto esto, nos llevaría a concluir que hay tantas realidades como personas en el mundo y luego se aventuran a imaginar una realidad colectiva como suma e interacción de las realidades personales, el publico dice ¡OH¡ y ellos hacen una reverencia de agradecimiento.
La verdad es que nuestros mecanismos de percepción se han vuelto mas complejos y paradójicamente menos confiables, hoy podemos ver y escuchar, en tiempo real, lo que ocurre al otro lado del mundo, nuestros sentidos se han extendido y no solamente eso, sino que podemos ver y escuchar lo que sucedió hace décadas en lugares que ni siquiera conocemos.
Pero lo que consideramos real no es lo que percibimos y que me perdonen los neofilósofos y los “piscólogos“ lo que consideramos “real“, es el producto de lo que vemos comparado con nuestros patrones e información previa del evento.
Recuerdo cuando López Portillo estatizó los bancos, con increíble actuación de prócer de la patria gritaba “Ya nos saquearon, no volverán a saquearnos“.
Quienes vivían en espera de la redención marxista se abrazaban aplaudiendo a rabiar, quienes conocíamos la rapiña de Lopillo y sus secuaces sabíamos quienes eran los saqueadores y dónde estaba ese dinero o al menos una cantidad importante, no es que hubiera dos realidades, había una realidad y un engaño.
La realidad es una, la imagen mental de esa realidad es la que usted quiera.
Hoy vemos ascender al poder a los mismos saqueadores, claro con algunas caras nuevas y pensamos que han aprendido la lección y que ahora si van a actuar bien porque sus detractores no supieron satisfacer las expectativas que habían creado.
Cuanta razón tenía Einstein cuando definía la estupidez humana como “Hacer lo mismo y esperar resultados diferentes“, me recuerda mucho la situación actual cuando después de la debacle económica a la que nos llevó el redentor de barro Echeverría, la gente recibía esperanzada a López Portillo que los había subyugado con su discurso elocuente, luego vendría de nuevo la esperanza de la honradez de Miguel de la Madrid, ahora si se manejarían bien los recursos y la historia se repetía de nuevo.
Hoy hay la “percepción“ de que el nuevo gobiernos nos rescatará de la “docena perdida“ refiriéndose a la gestión panista el frente de la federación de los últimos 2 sexenios.
¿Engaño o realidad? Uno de los mecanismos para defendernos de los engaños es la reflexión, mecanismo poco usado en tiempos de la inmediatez, de las avalanchas de información, de la comida rápida y el comentario masticado.
El mecanismo de engaño ha sido muy sutil y eficaz, si comparamos al gobierno panista con lo que esperábamos hay motivos para tirarnos al piso y patalear de rabia y desesperación, que lejos quedó de lo que esperábamos, porque esperábamos mucho y todo de ellos, nosotros éramos solamente espectadores.
Pero si la referencia son los gobiernos anteriores y tenemos la delicadeza de hacer una comparación, fría, con números, con índices nos daremos cuenta que hemos tenido las mejores administraciones desde la independencia de México.
Caemos pues en una extraña paradoja, ante una realidad se dispersan las percepciones en forma diametral, tenemos un panismo derrotado, hundido en el desánimo y la confrontación al tiempo que celebramos el regreso de los depredadores.
A los panistas no les importó nunca las calumnias y distorsiones que los medios del sistema hacían, les ganó la soberbia de permitir “la libre expresión“, no respondían a los ataques e infundios que se maquinaban, confiaban en el buen juicio de la gente, “Ellos saben que son mentiras“, “tienen los hechos a la vista no les van a creer“.
El ignorar los mecanismos de la percepción los tiene, como dijera Dostoievski “Humillados y ofendidos“ o como dicen en mi pueblo “nalgueados y haciendo pucheros“ pero todo esto lleva implícita una tragedia, quienes dedicamos nuestra vida a luchar por una patria de libertades y progreso, tenemos la certeza de que hay que empezar de nuevo, pero no del mismo punto sino de mas abajo, hoy no se tiene el hartazgo del sistema como en el 2000 sino la esperanza de que ahora si funcione.
Es por eso que 2013 es un año de esperanza para muchos quienes la solución consiste en revisar la lista de los funcionarios para ver si aparece el compadre de mi compadre y podemos hacer bizne con el o conseguir un hueso.
Otros se sentirán cómodos en la oposición porque les permitirá lucirse en la crítica y obtener privilegios en los oscurito porque como dicen “Al cabo no viven de eso“.
Pero para quienes se nos fue la vida tras la utopía de un México libre y democrático la pregunta es ¿Valdrá la pena volver a empezar?
En calidad de mientras le expreso mis mejores deseos para este 2013 y que la reflexión sea el motor que lo lleve a las metas que se ha planteado.
Marcos Barraza Urquidi
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