Re: Al Margen
"Sin embargo, estos obreros no
pudieron impedir que, de pronto, un tipo extranjero, yugoslavo o algo así, que parecía
tener mando, se adelantara hacia él y con un hacha le cortara cuatro dedos de la mano
izquierda.
Carmen Elgazu se había llevado las manos a la cabeza horrorizada, y lo mismo
Pilar. Ignacio quedó mudo. «¿Qué diablos hacía aquel yugoslavo entre mineros de
Asturias? Y el fuego destrozando la Biblioteca de 300.000 volúmenes y hundiendo la
nave de la Catedral. ¡Y el cementerio destruido!»...
(los cipreses creen en Dios-Gironella)
"Sin embargo, estos obreros no
pudieron impedir que, de pronto, un tipo extranjero, yugoslavo o algo así, que parecía
tener mando, se adelantara hacia él y con un hacha le cortara cuatro dedos de la mano
izquierda.
Carmen Elgazu se había llevado las manos a la cabeza horrorizada, y lo mismo
Pilar. Ignacio quedó mudo. «¿Qué diablos hacía aquel yugoslavo entre mineros de
Asturias? Y el fuego destrozando la Biblioteca de 300.000 volúmenes y hundiendo la
nave de la Catedral. ¡Y el cementerio destruido!»...
(los cipreses creen en Dios-Gironella)
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