Re: Una burla más para los habitantes de la Ciudad de México
#Administración_Enferma
Por
#Ángel_Pujalte_Piñeiro
@PatMercado @ManceraMiguelMx @OrtegaCueva @STCMetroCDMX
Los movimientos del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, el doctor Miguel Ángel Mancera dejan ver desconocimiento del juego y rebase del nivel de Peters. El hombre se conoce por sus actos y si quedaba duda con lo hasta ahora hecho, su nuevo gabinete lo termina de exponer.
Ajeno a los problemas que le deberían preocupar, efectúa movimientos nefastos para los ciudadanos, su carrera política y futuro. Al parecer intenta distraer con pirotecnia de cartuchos quemados. Sin darse cuenta que los problemas que intenta tapar requieren una distracción mucho mayor y lo escabroso de mantener tres años a la sociedad en babia. Por mucho que sus propagandistas pagados, ciegos a lo inminente, presenten los cambios como diestros movimientos previos a la competencia presidencial.
Lo cierto es que el desprecio de los compromisos con la sociedad, que acostumbran demasiados servidores públicos, es lo que extravía el desarrollo nacional. No es nuevo ni secreto el choque de intereses opuestos en los puestos públicos. Los de la sociedad con los personales de los empleados. Y que privilegiar a unos perjudica a los otros.
La costumbre de lo torcido, hace ver como normal y parecer aceptable, que las razones por las que se nombra a alguien en un puesto público, no sean las que beneficien a la sociedad plural, sino para atender otros intereses o cumplir otras funciones. Perversión tan habitual que se comete sin recato ni disimulo.
Vicio que cambia la naturaleza de los meritos por los que se accede y avanza en el servicio público, que en vez de disposición y capacidad para servir a la sociedad, sea por complicidad y maña para contender con otros “servidores públicos”, conquistar posiciones, espacios de poder o “territorios presupuestales”.
Lo que cambia de fondo al juego. El fondo es otro porque la mutación de metas, medios y reglas de juego lo transforma totalmente en otro. El juego original y patente, solo reconoce como legítimas, lícitas y morales unas únicas metas, medios y reglas de juego. Que son las que conducen a cumplir los cometidos patentes del cargo.
El cambio de fondo del juego a ilegítimo, ilícito e inmoral, es absoluto. Es una alteración en la que no hay medias tintas. Así como no existe la semi virginidad ni el medio embarazo, tampoco existe el servidor público medio decente ni semi honesto, cualquier modificación en las metas, medios o reglas trasforma al juego en ilegítimo, ilícito e inmoral. El que es un vasto fondo en el cual los cambios ya no son de fondo, sino solo de grado a lo largo de muchos ejes posibles.
La ruptura de las reglas formales del juego abre la puerta a una mezcolanza anárquica de fuerzas que mueven la ubicación en la que se desenvuelve el juego, a lo largo de ejes que forman la alineación de intereses ordenados en categorías. Sobre los cuales las diferencias de grado mueven el juego lo largo de cada eje y la combinación de ejes a lo ancho del plano de lo ilegítimo, lícito e inmoral, para situarlo en la resultante de los esfuerzos desviadores que dominen en cada caso.
La informal orientación de las desviaciones y diferencias de grado hace lábil el juego en el terreno del fondo ilegítimo, ilícito e inmoral. En el que pueden ser muchos y muy variados los ejes de las desviaciones y el grado o monto de los intereses sesgados por los que se nombra a alguien en un puesto público.
Sin embargo hay tendencias genéricas cuya alineación dibuja grandes ejes. Los ejemplos pueden ser desde el eje delincuencial, en el que la misión del nombramiento es la comisión de delitos como peculado, prevaricación, concusión o exacción ilegal, etc.
[b]Podríamos denominar eje maquiavélico al que altera el uso de los recursos y desvía las conductas considerando al sector público no como un instrumento social al servicio del bien común, sino como tablero de ajedrez en el que se acomodan y mueven “piezas” para que ataquen, defiendan o bloqueen a otras piezas y posiciones consideradas estratégicas o enemigas.
Otro eje, es el de la incompetencia, en el que un nombramiento no lo determina la capacidad para cumplir el propósito legítimo, lícito y moral ni tampoco ninguno ilegítimo, ilícito e inmoral, sino porque al que nombra no le queda otra. El que nombra carece de “piezas” y no sabe de dónde sacarlas o desconfía de los extraños.
Esta deformación de enfoque, percepción e interpretación, modifica las conductas, reemplaza orientaciones, límites y alcances, por una mezcolanza de ejes y grados propios del fondo ilegítimo, ilícito e inmoral, en un juego en el que no existe desviación ni grado típico, ni fronteras.
Lo que complica un juego que de por si no debería serlo, si se jugara en forma transparente, leal y honesta y en cada frontera de contacto de la sociedad con la naturaleza se nombrara para administrarla, a quien mayores meritos formales tenga para hacerlo. Con lo que la evolución social obtendría los mejores resultados posibles.
La complicación y opacidad resultante de que el juego sea otro totalmente diferente al patente, hace ineludible la capacidad para aparentar una cosa y hacer otra, por lo que un atributo que otorga ventaja o desventaja en el juego, es la posesión de dobleces: tener una doble o múltiple: mentalidad, moral, discurso, cara, personalidad, etc., etc. Aptitud para el juego que configura una “vocación” que coincide con la patología mental del perverso. La del que gusta brincarse las trancas, que disfruta lo prohibido.
Todo esto lo trae a colación que ningún recambio que hizo el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, el Dr. Miguel Ángel Mancera, ha demostrado capacidad en lo que ha hecho, menos para resolver los problemas de la ciudad que les encomienda, ni habilidad política para lidiar con “antagonistas” y menos solvencia para optimizar resultados materiales, legítimos ni ilegítimos.
Lo que hace ver la maniobra a una reducida a cambiar por cambiar, sin importar que se reemplacen fusibles quemados por otros igual o peor de quemados, ni lo efímero de las expectativas, que durarán hasta que los “nuevos” empiecen a “justificar” su fracaso en todos los frentes y alegar que los problemas y compromisos legítimos e ilegítimos que les encargaron, no tienen solución, que son imposibles de resolver.
La jugada que más revela la ingenua perversidad es la de haber nombrado a Patricia Mercado en la segunda posición del gobierno: la Secretaría de Gobierno. En su juventud fundó el Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias (GAMU) y coqueteó con el Partido Revolucionario de los Trabajadores, para encontrar su lugar en los organismos femeninos.
[b]Se dio a conocer enarbolando la bandera de la equidad de género y los derechos ciudadanos. Es ejemplo que[i] una cosa es la popularidad de una idealista, otra las facultades de una verdadera luchadora social y otra más la perfidia, doblez y maña necesaria para jugar con fieras.
Es un caso particular de una oveja soñadora que encontró su nivel de Peters en el umbral de la verdadera política o el territorio de lobos. Es quizás la única que no tiene cola que le pisen, pero también es adalid del fracaso. En 15 años de terca insistencia nunca ha ganado una elección y ha sido hasta candidata presidencial. Todos los partidos que ha fundado han fracasado: México Posible y Alternativa Socialdemócrata y Campesina.
#Administración_Enferma
Por
#Ángel_Pujalte_Piñeiro
@PatMercado @ManceraMiguelMx @OrtegaCueva @STCMetroCDMX
Los movimientos del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, el doctor Miguel Ángel Mancera dejan ver desconocimiento del juego y rebase del nivel de Peters. El hombre se conoce por sus actos y si quedaba duda con lo hasta ahora hecho, su nuevo gabinete lo termina de exponer.
Ajeno a los problemas que le deberían preocupar, efectúa movimientos nefastos para los ciudadanos, su carrera política y futuro. Al parecer intenta distraer con pirotecnia de cartuchos quemados. Sin darse cuenta que los problemas que intenta tapar requieren una distracción mucho mayor y lo escabroso de mantener tres años a la sociedad en babia. Por mucho que sus propagandistas pagados, ciegos a lo inminente, presenten los cambios como diestros movimientos previos a la competencia presidencial.
Lo cierto es que el desprecio de los compromisos con la sociedad, que acostumbran demasiados servidores públicos, es lo que extravía el desarrollo nacional. No es nuevo ni secreto el choque de intereses opuestos en los puestos públicos. Los de la sociedad con los personales de los empleados. Y que privilegiar a unos perjudica a los otros.
La costumbre de lo torcido, hace ver como normal y parecer aceptable, que las razones por las que se nombra a alguien en un puesto público, no sean las que beneficien a la sociedad plural, sino para atender otros intereses o cumplir otras funciones. Perversión tan habitual que se comete sin recato ni disimulo.
Vicio que cambia la naturaleza de los meritos por los que se accede y avanza en el servicio público, que en vez de disposición y capacidad para servir a la sociedad, sea por complicidad y maña para contender con otros “servidores públicos”, conquistar posiciones, espacios de poder o “territorios presupuestales”.
Lo que cambia de fondo al juego. El fondo es otro porque la mutación de metas, medios y reglas de juego lo transforma totalmente en otro. El juego original y patente, solo reconoce como legítimas, lícitas y morales unas únicas metas, medios y reglas de juego. Que son las que conducen a cumplir los cometidos patentes del cargo.
El cambio de fondo del juego a ilegítimo, ilícito e inmoral, es absoluto. Es una alteración en la que no hay medias tintas. Así como no existe la semi virginidad ni el medio embarazo, tampoco existe el servidor público medio decente ni semi honesto, cualquier modificación en las metas, medios o reglas trasforma al juego en ilegítimo, ilícito e inmoral. El que es un vasto fondo en el cual los cambios ya no son de fondo, sino solo de grado a lo largo de muchos ejes posibles.
La ruptura de las reglas formales del juego abre la puerta a una mezcolanza anárquica de fuerzas que mueven la ubicación en la que se desenvuelve el juego, a lo largo de ejes que forman la alineación de intereses ordenados en categorías. Sobre los cuales las diferencias de grado mueven el juego lo largo de cada eje y la combinación de ejes a lo ancho del plano de lo ilegítimo, lícito e inmoral, para situarlo en la resultante de los esfuerzos desviadores que dominen en cada caso.
La informal orientación de las desviaciones y diferencias de grado hace lábil el juego en el terreno del fondo ilegítimo, ilícito e inmoral. En el que pueden ser muchos y muy variados los ejes de las desviaciones y el grado o monto de los intereses sesgados por los que se nombra a alguien en un puesto público.
Sin embargo hay tendencias genéricas cuya alineación dibuja grandes ejes. Los ejemplos pueden ser desde el eje delincuencial, en el que la misión del nombramiento es la comisión de delitos como peculado, prevaricación, concusión o exacción ilegal, etc.
[b]Podríamos denominar eje maquiavélico al que altera el uso de los recursos y desvía las conductas considerando al sector público no como un instrumento social al servicio del bien común, sino como tablero de ajedrez en el que se acomodan y mueven “piezas” para que ataquen, defiendan o bloqueen a otras piezas y posiciones consideradas estratégicas o enemigas.
Otro eje, es el de la incompetencia, en el que un nombramiento no lo determina la capacidad para cumplir el propósito legítimo, lícito y moral ni tampoco ninguno ilegítimo, ilícito e inmoral, sino porque al que nombra no le queda otra. El que nombra carece de “piezas” y no sabe de dónde sacarlas o desconfía de los extraños.
Esta deformación de enfoque, percepción e interpretación, modifica las conductas, reemplaza orientaciones, límites y alcances, por una mezcolanza de ejes y grados propios del fondo ilegítimo, ilícito e inmoral, en un juego en el que no existe desviación ni grado típico, ni fronteras.
Lo que complica un juego que de por si no debería serlo, si se jugara en forma transparente, leal y honesta y en cada frontera de contacto de la sociedad con la naturaleza se nombrara para administrarla, a quien mayores meritos formales tenga para hacerlo. Con lo que la evolución social obtendría los mejores resultados posibles.
La complicación y opacidad resultante de que el juego sea otro totalmente diferente al patente, hace ineludible la capacidad para aparentar una cosa y hacer otra, por lo que un atributo que otorga ventaja o desventaja en el juego, es la posesión de dobleces: tener una doble o múltiple: mentalidad, moral, discurso, cara, personalidad, etc., etc. Aptitud para el juego que configura una “vocación” que coincide con la patología mental del perverso. La del que gusta brincarse las trancas, que disfruta lo prohibido.
Todo esto lo trae a colación que ningún recambio que hizo el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, el Dr. Miguel Ángel Mancera, ha demostrado capacidad en lo que ha hecho, menos para resolver los problemas de la ciudad que les encomienda, ni habilidad política para lidiar con “antagonistas” y menos solvencia para optimizar resultados materiales, legítimos ni ilegítimos.
Lo que hace ver la maniobra a una reducida a cambiar por cambiar, sin importar que se reemplacen fusibles quemados por otros igual o peor de quemados, ni lo efímero de las expectativas, que durarán hasta que los “nuevos” empiecen a “justificar” su fracaso en todos los frentes y alegar que los problemas y compromisos legítimos e ilegítimos que les encargaron, no tienen solución, que son imposibles de resolver.
La jugada que más revela la ingenua perversidad es la de haber nombrado a Patricia Mercado en la segunda posición del gobierno: la Secretaría de Gobierno. En su juventud fundó el Grupo Autónomo de Mujeres Universitarias (GAMU) y coqueteó con el Partido Revolucionario de los Trabajadores, para encontrar su lugar en los organismos femeninos.
[b]Se dio a conocer enarbolando la bandera de la equidad de género y los derechos ciudadanos. Es ejemplo que[i] una cosa es la popularidad de una idealista, otra las facultades de una verdadera luchadora social y otra más la perfidia, doblez y maña necesaria para jugar con fieras.
Es un caso particular de una oveja soñadora que encontró su nivel de Peters en el umbral de la verdadera política o el territorio de lobos. Es quizás la única que no tiene cola que le pisen, pero también es adalid del fracaso. En 15 años de terca insistencia nunca ha ganado una elección y ha sido hasta candidata presidencial. Todos los partidos que ha fundado han fracasado: México Posible y Alternativa Socialdemócrata y Campesina.
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