Hoy aparece en Milenio un “artículo” de Aguilar Camín dedicado al odio, en el que refuerza lo dicho por Enrique Krauze en otro publicado hace poco más de un mes en Reforma.
“Sorprendido y preocupado” se dice Aguilar ante la idea de Krauze de que “la intolerancia se haya vuelto odio” en nuestro país.
Farsantes los dos, que en su calidad de ideólogos a sueldo han sido eficaces colaboradores para llegar a esta situación. Baste recordar que el autor del epíteto –repetido hasta la saciedad- del “Mesías Tropical” fue precisamente Krauze.
Como ocurre con todos estos “líderes de opinión”, no molesta tanto que demuestren que consideran que los demás son “tontos”, como el hecho de que ellos se crean “unos genios”. No lo son.
Hace unos años el “histeriador” Krauze publicó un libro sobre Venezuela llamado “El poder y el delirio”, en el que considera que Chávez padece “un delirio de poder” y que si alguna lección debemos aprender del siglo XX “es que la concentración de poder en manos de líderes carismáticos sólo ha traído violencia, guerra y muerte”.
Para él Hugo Chávez es un Hitler caribeño y la única consecuencia que traería su reelección sería violencia, guerra y muerte.
Poco después en una entrevista del diario El País, declaró que “lo más descorazonador de Chávez es el “odio que ha ido sembrando”. El periodista le preguntó si antes de Chávez no existía ya una siembra que él sólo tuvo que recoger. Krauze dijo que no, no hasta ese punto, porque antes de 1999 en Venezuela todo era paz y tranquilidad, los presidentes eran una maravilla y los derechos humanos se respetaban a cabalidad.
¿Les resulta conocido este discurso? Por supuesto, es exactamente el mismo que han utilizado contra López Obrador.
Aquí repite el mismo “sketch”: “Las cosas han cambiado mucho desde el año 2006” –dice- “el odio proviene directamente de la impugnación (injustificada, en mi opinión) que se hizo al resultado de aquellas elecciones”.
Si el menor pudor ha “borrado de la historia” la campaña de Odio y de Miedo orquestada contra Amlo –de la que él mismo fue entusiasta colaborador- y sin decirlo directamente pretende que todas las miradas se dirijan hacia él como artífice y responsable de todos los males.
Ambos, Krauze y Aguilar, tratan de vender la idea de que el gobierno de Calderón es “víctima” –y no causante- del odio y la violencia desatados en México desde el momento en que –concientes de que su campaña electoral no levantaba- decidieron contratar a los asesores de Aznar para que utilizaran el Odio y el Miedo como ejes de su estrategia. Y desde que Calderón decidió lanzar su “guerrita” para tratar de lograr la legitimidad que las urnas no le dieron.
Ahora hay que repetir la mentira mil veces, para que se convierta en verdad y como paso previo a la nueva edición de la Campaña de Odio para las elecciones 2012.
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“Sorprendido y preocupado” se dice Aguilar ante la idea de Krauze de que “la intolerancia se haya vuelto odio” en nuestro país.
Farsantes los dos, que en su calidad de ideólogos a sueldo han sido eficaces colaboradores para llegar a esta situación. Baste recordar que el autor del epíteto –repetido hasta la saciedad- del “Mesías Tropical” fue precisamente Krauze.
Como ocurre con todos estos “líderes de opinión”, no molesta tanto que demuestren que consideran que los demás son “tontos”, como el hecho de que ellos se crean “unos genios”. No lo son.
Hace unos años el “histeriador” Krauze publicó un libro sobre Venezuela llamado “El poder y el delirio”, en el que considera que Chávez padece “un delirio de poder” y que si alguna lección debemos aprender del siglo XX “es que la concentración de poder en manos de líderes carismáticos sólo ha traído violencia, guerra y muerte”.
Para él Hugo Chávez es un Hitler caribeño y la única consecuencia que traería su reelección sería violencia, guerra y muerte.
Poco después en una entrevista del diario El País, declaró que “lo más descorazonador de Chávez es el “odio que ha ido sembrando”. El periodista le preguntó si antes de Chávez no existía ya una siembra que él sólo tuvo que recoger. Krauze dijo que no, no hasta ese punto, porque antes de 1999 en Venezuela todo era paz y tranquilidad, los presidentes eran una maravilla y los derechos humanos se respetaban a cabalidad.
¿Les resulta conocido este discurso? Por supuesto, es exactamente el mismo que han utilizado contra López Obrador.
Aquí repite el mismo “sketch”: “Las cosas han cambiado mucho desde el año 2006” –dice- “el odio proviene directamente de la impugnación (injustificada, en mi opinión) que se hizo al resultado de aquellas elecciones”.
Si el menor pudor ha “borrado de la historia” la campaña de Odio y de Miedo orquestada contra Amlo –de la que él mismo fue entusiasta colaborador- y sin decirlo directamente pretende que todas las miradas se dirijan hacia él como artífice y responsable de todos los males.
Ambos, Krauze y Aguilar, tratan de vender la idea de que el gobierno de Calderón es “víctima” –y no causante- del odio y la violencia desatados en México desde el momento en que –concientes de que su campaña electoral no levantaba- decidieron contratar a los asesores de Aznar para que utilizaran el Odio y el Miedo como ejes de su estrategia. Y desde que Calderón decidió lanzar su “guerrita” para tratar de lograr la legitimidad que las urnas no le dieron.
Ahora hay que repetir la mentira mil veces, para que se convierta en verdad y como paso previo a la nueva edición de la Campaña de Odio para las elecciones 2012.
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