23 enero 2012
Escrito por Ángel Pujalte Piñeiro
Estamos en una especie de torre de Babel. En la que una causa de la falta de entendimiento, es la falta de un espacio conceptual común que sirva de lugar de encuentro, pero antes de eso esta el cambio en el significado de las palabras, que hace incongruentes e incompatibles a los intentos de diálogo.
De la misma palabra, cada quien entiende diferente cosa, en función del grupo social, cultural o político de pertenencia. En una perversión del lenguaje que desplaza al mensaje a posiciones conceptuales incompatibles o antagónicas a la original o “tradicional” de la palabra.
Colabora una indefinición de las actividades propias de la civilización: en especial política y economía. Lo que vuelve pardos a los actores. De allí la necesidad de distinguirse con referencias superficiales que no implican verdaderos cambios de fondo. Como colores o ubicación sin significante (izquierda, centro o derecha y variaciones absurdas como “de centro de derecha zurda”).
Así pues los gobiernos de “izquierda” de la Ciudad de México, con su comportamiento, han redefinido el término de “izquierda” a algo más parecido a la ultra derecha del “tea party”.
Construyeron segundos niveles pregonando beneficio para la sociedad, cuando en verdad hacen accesible un fraccionamiento VIP (de izquierda) en las puntas de los cerros del poniente (donde recargaba el acuífero). También con el mismo fin modificaron el Uso de Suelo y el Plan de Desarrollo y contrataron la protección de investigadores, especializados como quinta columna y razón orgánica de la “izquierda party”. Sin darse cuenta que la ineptitud de aquellos hace de esa alianza, una peor que con la maestra. Fruto de esa alianza es el engendro llamado Instituto de la Seguridad Estructural, del que es fácil demostrar la incompetencia de los teóricos en casos prácticos. (Una cosa es Ingeniero Civil y otra investigador, mi último libro, El descalabro de la razón, en proceso de publicación expone claramente el extravío de los teóricos instrumentales).
Sobre la misma línea, la “izquierda” mexicana se apropió del servicio de grúas para crear un monopolio particular. Que dicen las malas lenguas. saca de pobre a la familia del jefe de gobierno. Cuando se llevaron su coche de donde siempre lo dejaba, no se trataba de meter orden en las vialidades, sino de aumentar los ingresos de los pobres… parientes.
Otro logro de la “izquierda mexicana” es el monopolio particular del metrobus. Claro que las peseras eran un problema, a las que miserabilizaron no dejando que aumentaran su tarifa y es cierto que había acaparadores, pero es clara la diferencia entre pretextos y soluciones..
Otro logro de la “izquierda mexicana” es el monopolio particular de las cámaras. Así es, en forma taimada han mantenido en secreto que el sistema de vigilancia es otro monopolio particular logro de la “izquierda mexicana”.
Y en los congestionamientos ya no le miente la madre al gobierno o al tamarindo, miéntesela al monopolio particular de las cámaras, que es el que para incrementar ingresos maneja los semáforos. Haciendo del manejo de éstos otro monopolio particular.
Así la “izquierda mexicana” resulta más eficiente que el “Tea party”, aunque es necesario decir, que por ese camino va a llevar mucho tiempo formar los monopolios particulares necesarios para rescatar a los cincuenta millones de mexicanos que se creen sus “clientes”.
Lo que también parece explicar la falta de interes por la presidencia y más bien cuidar “man que sea” seis años los monopolios particulares, para así mejor jubilarse “dignamente”.
Autor de: La infracultura, La anomia, Disección de la Ley de Obras Publicas y Servicios Relacionados con las Mismas, ¿A dónde Vamos, México? ¡Fe de Erratas del Desarrollo Nacional! y El descalabro de la razón
Izquierda subdesarrollada
“¿Ignorancia o mala fe?”
“¿Ignorancia o mala fe?”
Escrito por Ángel Pujalte Piñeiro
Estamos en una especie de torre de Babel. En la que una causa de la falta de entendimiento, es la falta de un espacio conceptual común que sirva de lugar de encuentro, pero antes de eso esta el cambio en el significado de las palabras, que hace incongruentes e incompatibles a los intentos de diálogo.
De la misma palabra, cada quien entiende diferente cosa, en función del grupo social, cultural o político de pertenencia. En una perversión del lenguaje que desplaza al mensaje a posiciones conceptuales incompatibles o antagónicas a la original o “tradicional” de la palabra.
Colabora una indefinición de las actividades propias de la civilización: en especial política y economía. Lo que vuelve pardos a los actores. De allí la necesidad de distinguirse con referencias superficiales que no implican verdaderos cambios de fondo. Como colores o ubicación sin significante (izquierda, centro o derecha y variaciones absurdas como “de centro de derecha zurda”).
Así pues los gobiernos de “izquierda” de la Ciudad de México, con su comportamiento, han redefinido el término de “izquierda” a algo más parecido a la ultra derecha del “tea party”.
Construyeron segundos niveles pregonando beneficio para la sociedad, cuando en verdad hacen accesible un fraccionamiento VIP (de izquierda) en las puntas de los cerros del poniente (donde recargaba el acuífero). También con el mismo fin modificaron el Uso de Suelo y el Plan de Desarrollo y contrataron la protección de investigadores, especializados como quinta columna y razón orgánica de la “izquierda party”. Sin darse cuenta que la ineptitud de aquellos hace de esa alianza, una peor que con la maestra. Fruto de esa alianza es el engendro llamado Instituto de la Seguridad Estructural, del que es fácil demostrar la incompetencia de los teóricos en casos prácticos. (Una cosa es Ingeniero Civil y otra investigador, mi último libro, El descalabro de la razón, en proceso de publicación expone claramente el extravío de los teóricos instrumentales).
Sobre la misma línea, la “izquierda” mexicana se apropió del servicio de grúas para crear un monopolio particular. Que dicen las malas lenguas. saca de pobre a la familia del jefe de gobierno. Cuando se llevaron su coche de donde siempre lo dejaba, no se trataba de meter orden en las vialidades, sino de aumentar los ingresos de los pobres… parientes.
Otro logro de la “izquierda mexicana” es el monopolio particular del metrobus. Claro que las peseras eran un problema, a las que miserabilizaron no dejando que aumentaran su tarifa y es cierto que había acaparadores, pero es clara la diferencia entre pretextos y soluciones..
Otro logro de la “izquierda mexicana” es el monopolio particular de las cámaras. Así es, en forma taimada han mantenido en secreto que el sistema de vigilancia es otro monopolio particular logro de la “izquierda mexicana”.
Y en los congestionamientos ya no le miente la madre al gobierno o al tamarindo, miéntesela al monopolio particular de las cámaras, que es el que para incrementar ingresos maneja los semáforos. Haciendo del manejo de éstos otro monopolio particular.
Así la “izquierda mexicana” resulta más eficiente que el “Tea party”, aunque es necesario decir, que por ese camino va a llevar mucho tiempo formar los monopolios particulares necesarios para rescatar a los cincuenta millones de mexicanos que se creen sus “clientes”.
Lo que también parece explicar la falta de interes por la presidencia y más bien cuidar “man que sea” seis años los monopolios particulares, para así mejor jubilarse “dignamente”.
Autor de: La infracultura, La anomia, Disección de la Ley de Obras Publicas y Servicios Relacionados con las Mismas, ¿A dónde Vamos, México? ¡Fe de Erratas del Desarrollo Nacional! y El descalabro de la razón
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