Dicen que hay mentiras que a fuerza de repetirse se vuelven verdades, el sustento del PRI en el poder por mas de 70 años solo se explica en la medida de la cantidad de mentiras que logró colar en el inconciente colectivo.
Si uno pretende explicar la guerra civil que tuvimos en 1910 la podemos hacer en 2 vertientes: la oficial de que fue un movimiento social o la de que fue un sangriento golpe de estado.
¿Había razones de peso como para que nos levantáramos en armas contra el gobierno y regáramos los campos con la sangre de nuestros jóvenes y destruir nuestra economía?
Había 10 millones de gentes en ese tiempo y murió un millón de gente, el 10% de la población casi el 40% de los jóvenes varones quedaron tendidos en el campo de batalla.
Nos han repetido una y mil veces que los culpables de esta revolución eran los hacendados que concentraban la riqueza en sus arcas mientras la población moría de hambre en la esclavitud total.
Pero si usted ve un mapa agrícola de aquellos tiempos verá que gran parte de las tierras del país no se trabajaban, aún hoy con 10 veces la población tenemos muchas tierras que no se trabajan, además la hacienda no era la única forma de tenencia, había y hay hasta la fecha tierras comunales y particulares que en conjunto superan a la suma de las tierras de las haciendas.
Cuando hacemos la prueba del ácido a una intensión, la hacemos evaluando los resultados de esa intensión y deberíamos preguntarnos ¿hicieron lo que decían de esas haciendas? Hasta la historia oficial narra como esas haciendas pasaron a manos de Generales y políticos, buscándole mas encontramos que otras pasaron a poder de extranjeros y no solo las haciendas cambiaron de manos sino también pequeñas propiedades fueron destruidas y robadas por los agraristas.
Se sataniza también las tiendas de raya, se nos presentan como terribles usureros y me gustaría preguntarle, a los jornaleros que solo tenían trabajo en época de las cosechas y en algún otro momento de la siembra ¿podía contar con American Express o visa o mastercard cuando no tenía para comer? ¿Algún banco le daba crédito? ¿El gobierno le daba cupones de comida?
Hace unos años desayuné con María Urquidi hermana de Víctor Urquidi fundador del Colegio México y me mostró un estudio que hizo sobre una hacienda cercana a Villa Coronado Chihuahua, dentro de los documentos y fotos que me mostró esta jovencita de 79 años me llamó la atención el documento de compra venta de esta hacienda fechado en 1883 ya que había un inventario de los bienes, 128,234 cabezas de ganado, 53,243 caballos, revisé una y otra vez esas cantidades y me parecía increíble, así como la cantidad de burros y aves, yo conocía las tapias que quedan de esa hacienda y a sus alrededores solo hay kilómetros y kilómetros de gatuños y mezquites y eso que llevamos casi 100 años de revolución y a lo mejor pasan otros 100 años y estas tierras no tienen el esplendor de la época de las haciendas porque aspirar a tener unidades productivas agrícolas modernas ni soñar, seguiremos defendiendo el ejido y al “progresito” como la máxima aspiración del hombre y satanizando a esos ricotes que producían enormidades.
Que le vamos a hacer, así “semos” los mexicas llenos de prejuicios y lentos en el análisis objetivo.
Si uno pretende explicar la guerra civil que tuvimos en 1910 la podemos hacer en 2 vertientes: la oficial de que fue un movimiento social o la de que fue un sangriento golpe de estado.
¿Había razones de peso como para que nos levantáramos en armas contra el gobierno y regáramos los campos con la sangre de nuestros jóvenes y destruir nuestra economía?
Había 10 millones de gentes en ese tiempo y murió un millón de gente, el 10% de la población casi el 40% de los jóvenes varones quedaron tendidos en el campo de batalla.
Nos han repetido una y mil veces que los culpables de esta revolución eran los hacendados que concentraban la riqueza en sus arcas mientras la población moría de hambre en la esclavitud total.
Pero si usted ve un mapa agrícola de aquellos tiempos verá que gran parte de las tierras del país no se trabajaban, aún hoy con 10 veces la población tenemos muchas tierras que no se trabajan, además la hacienda no era la única forma de tenencia, había y hay hasta la fecha tierras comunales y particulares que en conjunto superan a la suma de las tierras de las haciendas.
Cuando hacemos la prueba del ácido a una intensión, la hacemos evaluando los resultados de esa intensión y deberíamos preguntarnos ¿hicieron lo que decían de esas haciendas? Hasta la historia oficial narra como esas haciendas pasaron a manos de Generales y políticos, buscándole mas encontramos que otras pasaron a poder de extranjeros y no solo las haciendas cambiaron de manos sino también pequeñas propiedades fueron destruidas y robadas por los agraristas.
Se sataniza también las tiendas de raya, se nos presentan como terribles usureros y me gustaría preguntarle, a los jornaleros que solo tenían trabajo en época de las cosechas y en algún otro momento de la siembra ¿podía contar con American Express o visa o mastercard cuando no tenía para comer? ¿Algún banco le daba crédito? ¿El gobierno le daba cupones de comida?
Hace unos años desayuné con María Urquidi hermana de Víctor Urquidi fundador del Colegio México y me mostró un estudio que hizo sobre una hacienda cercana a Villa Coronado Chihuahua, dentro de los documentos y fotos que me mostró esta jovencita de 79 años me llamó la atención el documento de compra venta de esta hacienda fechado en 1883 ya que había un inventario de los bienes, 128,234 cabezas de ganado, 53,243 caballos, revisé una y otra vez esas cantidades y me parecía increíble, así como la cantidad de burros y aves, yo conocía las tapias que quedan de esa hacienda y a sus alrededores solo hay kilómetros y kilómetros de gatuños y mezquites y eso que llevamos casi 100 años de revolución y a lo mejor pasan otros 100 años y estas tierras no tienen el esplendor de la época de las haciendas porque aspirar a tener unidades productivas agrícolas modernas ni soñar, seguiremos defendiendo el ejido y al “progresito” como la máxima aspiración del hombre y satanizando a esos ricotes que producían enormidades.
Que le vamos a hacer, así “semos” los mexicas llenos de prejuicios y lentos en el análisis objetivo.
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