Soy un tipo que gana algún dinero en los bares y eventos sociales,
año con año un restaurante me contrata el 10 de mayo para
amenizar esa importante fecha, me parecía bien, pues era muy
raro que me contrataran en un evento privado, ese día la mayoría
de restaurante "caros" se llenaban para festejar, era un costumbre,
y hablo en pasado porque este año me sorprendió el hecho de
que solicitaran mis servicios varios particulares, eso no era normal,
pero yo ya había adquirido un compromiso, rechacé las ofertas y
fui a cumplir a pesar de cobrar menos, la palabra es la palabra,
y ahí tuve la mayor sorpresa, el lugar no se llenó como todos los
años, al contrario lució casi vacío, de inmediato el gerente se puso
en contacto con otros restaurantes para averiguar cual era la falla,
es así como supo que los demás estaban en la misma situación,
después de conversar un rato se llegó a la conclusión de que
la gente prefirió festejar en casa, y es que la mayoría que acude
a esos lugares bebe licor y le gusta acompañarlo con tabaco,
bueno, al menos a mi me beneficia, habrá mas eventos privados,
pero aquellas platicas de antes y después de comer acompañadas
por una copa y un cigarro pertenecen al pasado, lo siento por
mis ex compañeros que laboran en sitios públicos, ojalá que a
alguien se le ocurra abrir restaurantes en las azoteas, porque
por ahora cuesta 300.000 pesotes el permiso o amparo.
Todo sea por la salud del prójimo.
año con año un restaurante me contrata el 10 de mayo para
amenizar esa importante fecha, me parecía bien, pues era muy
raro que me contrataran en un evento privado, ese día la mayoría
de restaurante "caros" se llenaban para festejar, era un costumbre,
y hablo en pasado porque este año me sorprendió el hecho de
que solicitaran mis servicios varios particulares, eso no era normal,
pero yo ya había adquirido un compromiso, rechacé las ofertas y
fui a cumplir a pesar de cobrar menos, la palabra es la palabra,
y ahí tuve la mayor sorpresa, el lugar no se llenó como todos los
años, al contrario lució casi vacío, de inmediato el gerente se puso
en contacto con otros restaurantes para averiguar cual era la falla,
es así como supo que los demás estaban en la misma situación,
después de conversar un rato se llegó a la conclusión de que
la gente prefirió festejar en casa, y es que la mayoría que acude
a esos lugares bebe licor y le gusta acompañarlo con tabaco,
bueno, al menos a mi me beneficia, habrá mas eventos privados,
pero aquellas platicas de antes y después de comer acompañadas
por una copa y un cigarro pertenecen al pasado, lo siento por
mis ex compañeros que laboran en sitios públicos, ojalá que a
alguien se le ocurra abrir restaurantes en las azoteas, porque
por ahora cuesta 300.000 pesotes el permiso o amparo.
Todo sea por la salud del prójimo.
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