Cuando velábamos a Carlos Camacho delegado de la Profeco en Cd. Juárez, un hombre bueno, valiente y servicial nos lamentábamos el que no hubiera verificado que fuera el ejercito y hubiera abierto la puerta, como lo platicamos aquí Carlos vio desde su ventana que entraba a su privada el ejercito y bajo a ver que se le ofrecía y resultó que eran sicarios y se lo llevaron junto con otras personas, al otro día se encontró su cuerpo, lo mataron a golpes.
Hoy como todos los días después de terminadas las labores en la fábrica me quedé a revisar los reportes de producción y a preparar el programa del día siguiente cuando suena el timbre insistentemente, va mi hijo a abrir y regresa diciéndome que están 3 hombres armados tratando de entrar.
Recordando lo de Carlos no les abrimos y empezaron a golpear la puerta y yo empecé a llamar a todos mis amigos para que hablaran al ejercito para que verificaran si eran o no soldados, luego hable con los de la AFI y al 060 y nadie venía y los tipos insistían y golpeaban la puerta, le hablé a Raúl Ruiz un excelente amigo y periodista que en ese momento estaba al aire en su programa y desde ahí con el micrófono abierto llamó al 060.
Desde una mirilla les decía que estaba verificando su identidad y que les abriría en el momento de que tuviera la certeza de que eran soldados, les pedí que se identificaran y me dijeran de que batallón eran y no me respondieron, el tipo se levantaba la media de la cara para hablar y luego empecé a apuntar el numero de su vehículo y me tapó la mirilla, con el celular seguí hablándole a mis amigos y familiares y los teléfonos de la fábrica una empleada que vive enfrente nos dijo que estaba una tanqueta apuntando a la puerta.
Les expliqué lo que había pasado con Carlos Camacho y me dijeron “si quisiéramos matarte ya lo hubiéramos hecho” que amable pensé este hijo de puta se siente dueño de mi vida y ha decidido que viva.
Una hora después del primer timbrazo llegó la AFI y el capitán me gritó somos de la AFI venimos a protegerte, les abrí y entraron como 20 soldados y empezaron a revisar escritorios, cajones en la oficina de repente me habla el de la AFI muy enojado ¿quién abrió ese boquete en el techo? ¿Quién escapó por ahí? Nadie señor le contesté lo hicimos para salir en el momento que tiraran la puerta no tengo sangre de mártir.
Los soldados de distribuyeron por la planta y abrieron máquinas y cajas de materia prima para revisar y para ser justos lo hacían con cuidado sin dañar nada, el comandante o alguien que parecía ser se me acercó y me preguntó que hacíamos y le contesté que productos de plástico y modernizábamos maquinaria le interesó el tema y le mostré las máquinas que estamos actualizando me platicó que a su hijo le llamaba mucho la atención la electrónica y mientras los soldados revisaban hasta el último rincón el soldado y yo platicábamos de la familia, la producción y las máquinas cuando de repente llegó un soldó muy enojado ¿por qué dijiste que te teníamos secuestrado? Yo me quedé sorprendido y le dije que jamás dije eso y en eso mi nuevo “amigo” el soldado se puso entre los dos y le dijo “Vámonos aquí no hay nada” y se fueron, a los 5 minutos llegaron mis amigos de la estación de radio 860 del programa Acciones y Reacciones que durante todo el programa estuvieron llamando a las autoridades y terminando el programa se vinieron de inmediato a ayudarme, periodistas cultos e inteligentes pero sobre todo valientes en el micrófono y valientes en la vida diaria, muchas gracias a ellos y a mis amigos que se movilizaron de inmediato, algo me dice que les debo el buen final de este duro incidente.
Considero una obligación civil hacer este relato desde una ciudad donde ya nadie puede sentirse seguro.
Hoy como todos los días después de terminadas las labores en la fábrica me quedé a revisar los reportes de producción y a preparar el programa del día siguiente cuando suena el timbre insistentemente, va mi hijo a abrir y regresa diciéndome que están 3 hombres armados tratando de entrar.
Recordando lo de Carlos no les abrimos y empezaron a golpear la puerta y yo empecé a llamar a todos mis amigos para que hablaran al ejercito para que verificaran si eran o no soldados, luego hable con los de la AFI y al 060 y nadie venía y los tipos insistían y golpeaban la puerta, le hablé a Raúl Ruiz un excelente amigo y periodista que en ese momento estaba al aire en su programa y desde ahí con el micrófono abierto llamó al 060.
Desde una mirilla les decía que estaba verificando su identidad y que les abriría en el momento de que tuviera la certeza de que eran soldados, les pedí que se identificaran y me dijeran de que batallón eran y no me respondieron, el tipo se levantaba la media de la cara para hablar y luego empecé a apuntar el numero de su vehículo y me tapó la mirilla, con el celular seguí hablándole a mis amigos y familiares y los teléfonos de la fábrica una empleada que vive enfrente nos dijo que estaba una tanqueta apuntando a la puerta.
Les expliqué lo que había pasado con Carlos Camacho y me dijeron “si quisiéramos matarte ya lo hubiéramos hecho” que amable pensé este hijo de puta se siente dueño de mi vida y ha decidido que viva.
Una hora después del primer timbrazo llegó la AFI y el capitán me gritó somos de la AFI venimos a protegerte, les abrí y entraron como 20 soldados y empezaron a revisar escritorios, cajones en la oficina de repente me habla el de la AFI muy enojado ¿quién abrió ese boquete en el techo? ¿Quién escapó por ahí? Nadie señor le contesté lo hicimos para salir en el momento que tiraran la puerta no tengo sangre de mártir.
Los soldados de distribuyeron por la planta y abrieron máquinas y cajas de materia prima para revisar y para ser justos lo hacían con cuidado sin dañar nada, el comandante o alguien que parecía ser se me acercó y me preguntó que hacíamos y le contesté que productos de plástico y modernizábamos maquinaria le interesó el tema y le mostré las máquinas que estamos actualizando me platicó que a su hijo le llamaba mucho la atención la electrónica y mientras los soldados revisaban hasta el último rincón el soldado y yo platicábamos de la familia, la producción y las máquinas cuando de repente llegó un soldó muy enojado ¿por qué dijiste que te teníamos secuestrado? Yo me quedé sorprendido y le dije que jamás dije eso y en eso mi nuevo “amigo” el soldado se puso entre los dos y le dijo “Vámonos aquí no hay nada” y se fueron, a los 5 minutos llegaron mis amigos de la estación de radio 860 del programa Acciones y Reacciones que durante todo el programa estuvieron llamando a las autoridades y terminando el programa se vinieron de inmediato a ayudarme, periodistas cultos e inteligentes pero sobre todo valientes en el micrófono y valientes en la vida diaria, muchas gracias a ellos y a mis amigos que se movilizaron de inmediato, algo me dice que les debo el buen final de este duro incidente.
Considero una obligación civil hacer este relato desde una ciudad donde ya nadie puede sentirse seguro.
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