Mexicanos al grito de paz.
La propaganda que por estos días exhibe el pútrido partido socialdemócrata (PSD) en las calles de la capital de la república, incluye la frase arriba mencionada.
El usar como un recurso electoral la paráfrasis de la letra plasmada en uno de los signos más queridos por los mexicanos, además de poco creativa, es una cuestionable y equívoca forma de desvalorizar el más que centenario símbolo patrio.
La letra del Himno Nacional habla de un contexto específico en el cual:
“Mas si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dio”
En la circunstancia descrita, la paz se ha visto trastocada y ha dado paso a la legítima defensa, que es el valor subsidiario vigente mientras es posible instaurar las condiciones propicias para el retorno del valor absoluto.
Por ello, clamar por la guerra en esas condiciones es legítimo y legal. Arengar a los mexicanos todos en ese contexto es una obligación política y moral.
El sentido de la expresión “Mexicanos al grito de paz” es válida cuando es enarbolada por la sociedad -como en las marchas multitudinarias de los años recientes- que reclama la vuelta a la paz como referente último y valor absoluto de convivencia, pero se escucha hueco en la propaganda de un partido político que tiene como obligaciones ser expresión articulada y concreta del pueblo para lograr el bien común de la sociedad; y hacer uso del monopolio de la violencia legítima por parte del estado, para acabar con los criminales –con placa o sin ella- que han generalizado la violencia.
En la boca de los jumentos que han auspiciado la más criminal y ruin de las políticas abortivas, hablar de paz es una coartada más que una proclama.
La propaganda que por estos días exhibe el pútrido partido socialdemócrata (PSD) en las calles de la capital de la república, incluye la frase arriba mencionada.
El usar como un recurso electoral la paráfrasis de la letra plasmada en uno de los signos más queridos por los mexicanos, además de poco creativa, es una cuestionable y equívoca forma de desvalorizar el más que centenario símbolo patrio.
La letra del Himno Nacional habla de un contexto específico en el cual:
“Mas si osare un extraño enemigo
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dio”
En la circunstancia descrita, la paz se ha visto trastocada y ha dado paso a la legítima defensa, que es el valor subsidiario vigente mientras es posible instaurar las condiciones propicias para el retorno del valor absoluto.
Por ello, clamar por la guerra en esas condiciones es legítimo y legal. Arengar a los mexicanos todos en ese contexto es una obligación política y moral.
El sentido de la expresión “Mexicanos al grito de paz” es válida cuando es enarbolada por la sociedad -como en las marchas multitudinarias de los años recientes- que reclama la vuelta a la paz como referente último y valor absoluto de convivencia, pero se escucha hueco en la propaganda de un partido político que tiene como obligaciones ser expresión articulada y concreta del pueblo para lograr el bien común de la sociedad; y hacer uso del monopolio de la violencia legítima por parte del estado, para acabar con los criminales –con placa o sin ella- que han generalizado la violencia.
En la boca de los jumentos que han auspiciado la más criminal y ruin de las políticas abortivas, hablar de paz es una coartada más que una proclama.
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