La red de redes está saturada de exigencias, propuestas y opiniones de ciudadanos que, desde la comodidad de sus escritorios, se dirigen directa o indirectamente al gobierno para tratar de influir en sus decisiones políticas, económicas y sociales.
¿El resultado?
Una mano formando un caracol con los dedos siendo arrojada violentamente en plena cara a los perplejos ciudadanos.
¿Por qué?
Por muchas razones; pero la principal es, que los descuidados ciudadanos creen que dirigirse al gobierno es lo mismo que dirigirse al compadre barrigón y pedote que vive en la esquina.
¿Por qué esta llamada de atención contra los “sagrados” derechos de los ciudadanos?
Porque los “sagrados” ciudadanos, irresponsables, huevones y conchudos en su gran mayoría, están mal educados moral y cívicamente. Cuando se dirigen al “supremo”, lo hacen en forma grosera, impropia e ilegal.
Para empezar, a’i les va el Artículo 8° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para que se enseñen a dirigirse al “supremo” con toda propiedad:
Artículo 8.- Derecho de petición.
“Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición, siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa; pero en materia política sólo podrán hacer uso de ese derecho los ciudadanos de la República.
A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya dirigido, la cual tiene obligación de hacerlo conocer en breve término al peticionario.”
Vámonos educando y después exigimos.
¿Sale?
¿El resultado?
Una mano formando un caracol con los dedos siendo arrojada violentamente en plena cara a los perplejos ciudadanos.
¿Por qué?
Por muchas razones; pero la principal es, que los descuidados ciudadanos creen que dirigirse al gobierno es lo mismo que dirigirse al compadre barrigón y pedote que vive en la esquina.
¿Por qué esta llamada de atención contra los “sagrados” derechos de los ciudadanos?
Porque los “sagrados” ciudadanos, irresponsables, huevones y conchudos en su gran mayoría, están mal educados moral y cívicamente. Cuando se dirigen al “supremo”, lo hacen en forma grosera, impropia e ilegal.
Para empezar, a’i les va el Artículo 8° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para que se enseñen a dirigirse al “supremo” con toda propiedad:
Artículo 8.- Derecho de petición.
“Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición, siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa; pero en materia política sólo podrán hacer uso de ese derecho los ciudadanos de la República.
A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya dirigido, la cual tiene obligación de hacerlo conocer en breve término al peticionario.”
Vámonos educando y después exigimos.
¿Sale?
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