Anuncio

Collapse
No announcement yet.

Ni la virgencita de Jodelupe la salvó.....

Collapse
X
 
  • Filter
  • Hora
  • Show
Clear All
new posts

  • Ni la virgencita de Jodelupe la salvó.....




    Cachito Cachito cachito Mio pedazo de cielo que Dior me dio….
    Cachito por cachito, se erradica una polecía Mexinaca



    Por RANDAL C. ARCHIBOLD Publicado por The New York Times, el 11 de enero de 2011.

    Traducido por Rafael Norma Méndez

    GUADALUPE DISTRITO BRAVOS, México — Su tío, el alcalde que le dio la chamba que nadie quería , le advirtió que mantuviera un bajo perfil, no hacer mucho ruido por ser el último remanente de los oficiales de policía en un pueblo donde el resto de la fuerza había tenido que renunciar o ser asesinad@.


    Ni la de Jodelupe la salvó…[/b]
    Jesus Alcazar/Agence France-Presse — Getty Images

    Érika Gándara, la jefa de policía en Guadalupe Distrito Bravos, México, desapareció en diciembre
    .


    Pero en las imágenes de los periódicos locales, Érika Gándara, de 28 añitos, parece gozar de su rol, al posar con un rifle semiautomático y hablar abiertamente sobre la importancia de su nueva chamba ( para que no digan que el Jeliponcio delm Sagrado corazón de Chucho ( así se les dice en México a los perros) y de la birgencita de Jodelupe)
    Yo toda una hembra, soy la única polecia en este pueblo, soy la autorida” dijo [antes de desaparecer para siempre] a los reporteros.

    Y entonces, dos días antes de Navidad, como regalo del niño Dior, un grupo de hombres la levantó de su casita y desde entocnes ya vive con diosito .

    Fue un ominosoa puntuación en la onda de terror que ha convertido a este poblado algodonero cerca de texas en un aterrorizado puesto de avanzada de La guerrita contra el narcotráfico, cerca de Texas

    Casi la ½ de sus residentes han huido del lugar , dicen los funcionarios de la localidad, dejando casas y negocios devastados, cuadra por cuadra, y por supuesto, sin un solo oficial vivo de la polecia.

    Lejos de enromes ciudades desacreditadas como Ciudad Juárez, uno de los lugares más violentos de AMÉRICA ( vaya, hasta que los gringos nos reconocen algo) la guerrita contra el crimen organizado puede demoler pequeños pueblitos con la misma dureza , aunque nadie se percate.

    Los poblados algodoneros al sur de Ciudad Jua´rez se asientan en dos territorios disputados por [i]cuando menos dos de lso ma´s importantes carteles del trafico de la droga, de acuerdo con las propias informaciones gubernamentales y de seguridad privada, que conducen a mortales luchas por el poder. Pero por la carencia de polecias adecuadamente entrenados, la crisis interminable que el desgobierno ha tratado de enfrentar con ningún éxito y poca resolución, permite que los grupos criminales hagan lo que les plazca.

    “Realmente se impacta a los pequeños poblados,” dice el profesor visitante Daniel M. Sabet, de la Universidad de Georgetown, quien estudia las políticas en México. “ Ofrecen puntos fuertes para el crimen organizado que pueden retener y controlar.”

    Algunos poblados se autoconsideran tan vulnerables que prefieren desaparecer para no antagonizar a lso criminales . Al creer que aquellos involucrados en el crimen organizado estaarían menos dispuestos a herir a mujeres, — y debido a que menos hobmres están dispuestos a hacer la chamba — llos funcionarios locales han designado a un puñado de mujeres durante el año pasado como los principales jefes policiacos aquí en Chihuahua, el estado más vilento de todo el país del maíz.

    Despues de una crecida de la violencia en un pueblo vecino, Praxédis Guerrero, los funcionarios locales seleccionaron una estudiante de 20 añitos en noviembre como la jefa de polecia para que operara la fuerza de nueve mujeres y dos hombres , esperando que las redes criminales las vieran como una amenaza menor.

    Marisol Valles, la joven oficial de polecia ha aclarado que deja la investigación de los principales crímenes a las autoridades locales y estatales. Ellla dice que sólo revisa las infracciones civiles emitidas por otros oficiales y rara vez deja la oficina. “Soy más una administradora,” dice la Srita Valles, quien no porta pistola ni leva uniforme.

    Pero los criminales no discriminan a las mujeres. [b] Hermila García,[/b+ la polecia designada jefaza de Meoqui, un pueblito al centro de Chihuahua, fue asesinada el 30 de noviembre pasado, después de estar tan sólo un mes en el puesto

    Guadalupe intentó dar una cara no amenazadora para el cumplimiento de la ley y el orden al designar a la Srita Gándara como jefa de la polecia en octubre. Peor parece que ella se tomó muy en serio el puesto, para el pesar de su tío , el alcalde Tomás Archuleta. Él tenia buenas razones para aconsejarle a su sobrina un bajo perfil: él mismo ocupo el puesto después de que su antecesor fuera asesinado en el verano pasado, [como] parte de una onda de asesinatos de funcionarios locales en todo Mexiquito

    “Tanto que le dije a Érika, Sé cuidadosa de no hacer olas” comentó el Sr Archuleta abiertamente molesto por la foto de su sobrina con su rifle. Como la Srita . Valles, su rol era más para emitir infraccione , dejando a los crímenes más serios a “las autoridades locales y estatales”.

    Guadalupe tiene muchos que investigar. Hay muchas casas y negocios abandonados — varios de ellos destripados — como los ocupados. Una mañana reciente, cuatro casas ardieron en fuego por un ataque y dos personas fueron acribilladas con armas de alto calibre, dejando las balas varios agujeros en los muros .

    Pocas personas dejan sus casas después de las 5 de la tarde, y solo ven soldaditos de plomo y oficiales de la polecia brevemente, después de que un crimen importante ha ocurrido o cuando están custodiando la entrega mensual de los cheques d e pensiones para los jubilados.

    “ Nos encerramos la mayor parte del tiempo” dice Eduardo Contreras de 26 añitos, mientras mira a los residentes mojar y recoger las brazas de sus casas humeantes.

    Con una voz ahogada en sollozos, María Torres, de 70 años, quien creció allí, dijo Es tan triste lo que ha sucedido aquí” mientras portaba un inútil a aviso de un servicio eclesiástico.

    EL Sr. Archuleta, alcalde, dice que el pueblo obtiene su protección de los soldaditos que están n un centro recreacional en Praxédis Guerrero. Quizás, al no tener oficiales d e policía ,ocales sea lo mejor,” sugiere el Sr. Archuleta Dice que los residentes locales le han comentado que han disminuido los crímenes comunes como robos debido al miedo de atraer la atención de las patrullas militares.

    “No hay ningún [ crimen menor] “ dijo él disminuyendo el volumen de su voz hasta hacerlo un susurro.

    Pero los pobladores contradicen eso, al quejarse de que los soldaditos de plomo o los oficiales estatales o locales rara vez se ven , excepto cuando ha ocurrido algo de la mayor violencia.

    “No hay polecia ni bomberos, ni servicios sociales ni nada absolutamente, dijo la matriarca de edad avanzada, desde una de las casas convertidas en cenizas, negándose a dar su nombre, por miedo a represalias .La gente huye con todo. Nada se investiga ni siquiera los asesinatos.”

    No paso mucho después y una caravana de cuatro camiones de oficiales de la polecia federal llegaron de otro pueblecito, saltando de sus vehículos oficiales y tomando notas y haciendo inútiles preguntas a ella y a otros miembros de su familia . la familia se rehusó hasta abrir al reja a la polecia, aparentemente debido a l miedo de ver que hablan con ellos, y entonces los oficiales siguieron su derrotado derrotero . Parecía que los oficiales salían de una escena del crimen a otra, pero no montaban una investigación forense.

    EN el sitio del doble asesinato, en la mañana, un oficial daba toques con un palito, a la alberca de sangre y de fluidos corporales en un camino; otro tomada ba un pedazo de carne humana y juguetonamente se lo aventaba a su compañéro, gritándole “cáchalo"

    Puede ser que ka Srita Gándara no haya investigado porfundamente. Los oficiale slocale sd e la polecia en pequeños pueblos, juegan un papel preventivo, como referis en disputas menores , manejando al pueblo borracho y acallando a los adolescentes escandalosos Muchos de ellos ni siquiera están armados.

    EL Sr. Archuleta diría poco de su desaparecida sobrina, la Srita Gándara, citando una investigación de la oficina del procurador , peor no comenta el motivo. Pero hace notar que él recurrió a ella , cuando nadie más aceptarái el cargo. Ella tenía experiencia como guardia de seguridad y no aprecía estar involucrada enb ninguna actividad criminal, comentó él.

    quien sabe que hace la gente con su vida privada,” dijo él. "pero no creo que ella estuviera involucrada en nada.”
    Rafael Norma
    Forista Turquesa
    Last edited by Rafael Norma; 16-enero-2011, 09:19.

  • #2
    Re: Ni la virgencita de Jodelupe la salvó.....

    Bit by Bit, a Mexican Police Force Is Eradicated
    By RANDAL C. ARCHIBOLD
    Published: January 11, 2011
    comments (50)
    E-Mail
    Send To Phone
    Print
    Reprints
    Share



    GUADALUPE DISTRITO BRAVOS, Mexico — Her uncle, the mayor who gave her the job nobody else wanted, warned her to keep a low profile, to not make too much of being the last remaining police officer in a town where the rest of the force had quit or been killed.
    Enlarge This Image

    Jesus Alcazar/Agence France-Presse — Getty Images

    Érika Gándara, police chief of Guadalupe Distrito Bravos, Mexico, disappeared in December.
    Related
    Times Topic: Mexican Drug Trafficking
    Enlarge This Image

    Adriana Zehbrauskas for The New York Times

    A wave of terror has turned Guadalupe Distrito Bravos, near Texas, into a frightened outpost of the drug war. Nearly half of its 9,000 residents have fled.
    Readers' Comments
    Readers shared their thoughts on this article.
    Read All Comments (50) »

    But in pictures for local newspapers, Érika Gándara, 28, seemed to relish the role, posing with a semiautomatic rifle and talking openly about the importance of her new job.

    “I am the only police in this town, the authority,” she told reporters.

    Then, two days before Christmas, a group of armed men took her from her home, residents say, and she has not been seen since.

    It was an ominous punctuation mark on the wave of terror that has turned this cotton farming town near Texas into a frightened outpost of the drug war. Nearly half of its 9,000 residents have fled, local officials say, leaving block after block of scorched homes and businesses and, now, not one regular police officer.

    Far from big, infamous cities like Ciudad Juárez, one of the most violent places in the Americas, the war with organized crime can batter small towns just as hard, if with less notice.

    The cotton towns south of Juárez sit in territory disputed by at least two major drug trafficking groups, according to government and private security reports, leading to deadly power struggles. But the lack of adequately trained police officers, a longstanding crisis that the government has sought to address with little resolution, allows criminal groups to have their way.

    “Small cities and towns are really highly impacted,” said Daniel M. Sabet, a visiting professor at Georgetown University who studies policing in Mexico. “They offer strongholds organized crime can hold and control.”

    Some towns consider themselves so vulnerable that they have gone out of their way not to antagonize criminals. Believing that those involved in organized crime would be less inclined to harm women — and because fewer men are willing to take the job — local officials have appointed a handful of women in the past year to senior police ranks in small cities and towns here in Chihuahua, the country’s most violent state.

    After a spate of violence in a neighboring town, Praxédis Guerrero, local officials selected a 20-year-old college student in November as police chief to run the force of nine women and two men, hoping that criminal networks would see her as less threatening.

    Marisol Valles, the young police chief, has made it clear that she leaves major crimes to state and federal authorities to investigate. Really, she said, she just reviews civil infractions issued by other officers and rarely leaves the office. “I am more like an administrator,” said Ms. Valles, who does not carry a gun or wear a uniform.

    But the criminals have not discriminated. Hermila García, the woman appointed police chief of Meoqui, a small city in central Chihuahua, was killed on Nov. 30 after only a month in the job.

    Guadalupe tried to put a nonthreatening face on law enforcement by appointing Ms. Gándara chief in October. But it appears that she tried — or at least talked about — taking the job more seriously, to the regret of her uncle, Mayor Tomás Archuleta. He had good reason to counsel a low profile: He took office after his predecessor was killed last summer, part of a wave of assassinations of local officials across Mexico.

    “I told Érika, ‘Be careful,’ to not make waves,” Mr. Archuleta said, openly frustrated by the picture of her with the rifle. Like Ms. Valles, her role is more to issue citations, leaving serious crimes to state and federal authorities.

    Guadalupe has plenty of them to investigate. There are as many abandoned homes and businesses — several of them gutted — as occupied ones. One recent morning, four homes smoldered from an attack and two people had been shot dead with high-powered weapons, the bullets leaving several gaping holes in cinder-block walls.

    Few people here leave their homes after 5 p.m., and see soldiers and police officers only briefly after a major crime or when they are guarding the monthly delivery of government pension checks for retirees.

    “We lock ourselves in most of the time,” said Eduardo Contreras, 26, as he watched residents douse and pick through the embers of their smoldering homes.

    In a voice choked with tears, María Torres, 70, who grew up here, said, “This is so sad what has happened here,” as she carried a sign for a church service.

    Mr. Archuleta, the mayor, said the town mainly gets its protection from soldiers based at a recreation center in Praxédis Guerrero. Maybe, Mr. Archuleta suggested, not having local police officers is better. He said local residents had told him that common crimes like burglary had dropped out of fear of drawing the attention of a military patrol.

    “There aren’t any” minor crimes, he said, his voice dropping to a near whisper.

    But townspeople disputed that, complaining that the soldiers or state and federal police officers were rarely seen except after major violence had occurred.

    “There is no police, no fire department, no social services, nothing here,” said the middle-aged matriarch from one burned-out home, declining to give her name for fear of reprisals. “People get away with everything here. Nothing gets investigated, not even murders.”

    Not long afterward, a four-truck caravan of federal police officers arrived from another town, hopping down from their vehicles, taking notes and asking her and other family members for a word. The family refused even to open the gate for the police, apparently out of fear of being seen talking to them, and the officers moved on. The officers appeared to be taking stock, driving from crime scene to crime scene and taking notes, but not mounting a forensic investigation.

    At the site of the double murder in the morning, one officer dabbed at a pool of blood and body fluid on the driveway with a stick; another picked up a piece of flesh and playfully tossed it at a companion.

    Ms. Gándara may not have investigated much deeper. Local police officers in small towns usually play a mostly preventive role, refereeing minor disputes, handling the town drunk and quieting rowdy teenagers, city managers said. Many are not armed.

    Mr. Archuleta would say little else about his niece, Ms. Gándara, citing an investigation by the state prosecutor’s office, which would not comment on a motive. But he noted that he had turned to her when nobody else would take the job. She had experience as a security guard and appeared not to be involved in any criminal activity, he said.

    “Who knows what people do in their private lives,” he said, “but I did not think she was involved in anything.”

    Comment


    • #3
      Re: Ni la virgencita de Jodelupe la salvó.....

      La paja en el ojo ajeno...


      .....impide ver la viga en el propio


      saluditos
      Ahhh y vuelvan a votar, por el partido que sea de su elección

      Mejor anula siempre tu voto
      Rafael Norma
      Forista Turquesa
      Last edited by Rafael Norma; 18-enero-2011, 06:03.

      Comment

      Working...
      X