Ebrard y Liópez
Gil Gamés
Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gamés estaba pensando en la rivalidad, esa enemistad producida por una competencia muy viva (RAE). Esa pugna entre Liópez y Ebrard ha empezado un poco antes de lo pactado, en caso de que existiese un pacto. A Marcelo Ebrard no se le va una: inaugura escuelas, callejones, puentes peatonales, museos, metrobuses, torrejas (los invito a inaugurar un dulce de torrejas), pero comparado con Liópez, que lleva más de tres años en campaña, le haría falta inaugurar tiendas, zapatos y comestibles en general.
Se supone que a finales de año una encuesta Dios sabe de qué tipo decidirá quién será el candidato de la izquierda en las elecciones presidenciales. Mientras tanto, los precandidatos empezarán a darse con la cubeta. Ebrard salía del Museo de la Mujer cuando le preguntaron si iba muy arriba de Liópez y él contestó: “Quítale el ‘muy’, para qué ofendemos: en términos de ciudadanía no militante de ningún partido, nos va bien, nos va bastante bien. Pero, bueno, finalmente a fin de año tendremos una encuesta para decidir”. Gil recordó diálogos históricos: no ofenda, compadre, luego así empiezan las guerras y ni quien las pare.
Un día antes, según informa su periódico Milenio, en entrevista con la cadena CNN México, Ebrard se sirvió con el cucharón del liderazgo (así se dice) y afirmó: “Si tú sacaras ahorita una encuesta, tengo un mayor porcentaje que Andrés Manuel. Si hubiese hoy una encuesta contundente respecto a quién debe representar a la izquierda, y el ganador resulta Andrés Manuel, adelante, todos lo apoyaríamos, pero no hay tal”. A esto llama Gil rivalidad. Por cierto,tMarcelo Ebrard[/I][/B]puso la primera piedra del Centro de Rehabilitación Integral Teletón en Iztapalapa. El acto lo condujo Jorge Coque Muñiz. Por la tarde, Gamés inauguró con éxito un caldo tlalpeño.
Como de rayo, le reportaron a Liópez las declaraciones de Ebrard y éste respondió sin ambages (gran palabra). Gamés lo leyó en su periódico La Razón: “Las encuestas, hasta las más cuchareadas, me dan el 20% de aceptación, que suman 16 millones de mexicanos, por encima de los 14 millones que nos dejaron en el fraude de 2006”. No está nada mal, de la chistera de Liópez brotan votos: 16 millones en las encuestas “más cuchareadas”. Aquí hasta el más chimuelo masca rieles, caviló Gamés. De paso, Liópez hizo una revelación, si el Presidente está pensando en un candidato sin partido, “yo creo que Calderón está pensando en Elba Esther Gordillo, ya que ella le ayudó al fraude electoral del 2006, o cualquier otro integrante de la mafia en el poder podría encabezar la candidatura”.
Gil caminó hacia el muro norte del amplísimo estudio; cuando estuvo cerca de la pared se dio un tope mientras exclamaba: no hay derecho a tanta fanfarronería, mecachis. Oigan esto, y ya ni el cuartito de tafil será suficiente: “todo esto refleja la inmoralidad que hay en la llamada clase política porque igual está el PRI, la clase política está podrida y es lo mismo el PRI que el PAN”. A veces Gamés se deses-pera y pierde los estribos: ¿a qué se refiere Liópez con clase política? No será por supuesto a ese oficio al que él se ha dedicado toda la vida, desde que militaba en el PRI, ¿o sí? Porque en ese caso no podrá salvarse de las frutas podridas.
La frase de George Bernard Shaw luchó por salir del sombrero de mago de Gil y espetar: “La política es el paraíso de los charlatanes”.
Gil s’en va
gil.games@razon.com.mx
Gil Gamés
Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gamés estaba pensando en la rivalidad, esa enemistad producida por una competencia muy viva (RAE). Esa pugna entre Liópez y Ebrard ha empezado un poco antes de lo pactado, en caso de que existiese un pacto. A Marcelo Ebrard no se le va una: inaugura escuelas, callejones, puentes peatonales, museos, metrobuses, torrejas (los invito a inaugurar un dulce de torrejas), pero comparado con Liópez, que lleva más de tres años en campaña, le haría falta inaugurar tiendas, zapatos y comestibles en general.
Se supone que a finales de año una encuesta Dios sabe de qué tipo decidirá quién será el candidato de la izquierda en las elecciones presidenciales. Mientras tanto, los precandidatos empezarán a darse con la cubeta. Ebrard salía del Museo de la Mujer cuando le preguntaron si iba muy arriba de Liópez y él contestó: “Quítale el ‘muy’, para qué ofendemos: en términos de ciudadanía no militante de ningún partido, nos va bien, nos va bastante bien. Pero, bueno, finalmente a fin de año tendremos una encuesta para decidir”. Gil recordó diálogos históricos: no ofenda, compadre, luego así empiezan las guerras y ni quien las pare.
Un día antes, según informa su periódico Milenio, en entrevista con la cadena CNN México, Ebrard se sirvió con el cucharón del liderazgo (así se dice) y afirmó: “Si tú sacaras ahorita una encuesta, tengo un mayor porcentaje que Andrés Manuel. Si hubiese hoy una encuesta contundente respecto a quién debe representar a la izquierda, y el ganador resulta Andrés Manuel, adelante, todos lo apoyaríamos, pero no hay tal”. A esto llama Gil rivalidad. Por cierto,tMarcelo Ebrard[/I][/B]puso la primera piedra del Centro de Rehabilitación Integral Teletón en Iztapalapa. El acto lo condujo Jorge Coque Muñiz. Por la tarde, Gamés inauguró con éxito un caldo tlalpeño.
Como de rayo, le reportaron a Liópez las declaraciones de Ebrard y éste respondió sin ambages (gran palabra). Gamés lo leyó en su periódico La Razón: “Las encuestas, hasta las más cuchareadas, me dan el 20% de aceptación, que suman 16 millones de mexicanos, por encima de los 14 millones que nos dejaron en el fraude de 2006”. No está nada mal, de la chistera de Liópez brotan votos: 16 millones en las encuestas “más cuchareadas”. Aquí hasta el más chimuelo masca rieles, caviló Gamés. De paso, Liópez hizo una revelación, si el Presidente está pensando en un candidato sin partido, “yo creo que Calderón está pensando en Elba Esther Gordillo, ya que ella le ayudó al fraude electoral del 2006, o cualquier otro integrante de la mafia en el poder podría encabezar la candidatura”.
Gil caminó hacia el muro norte del amplísimo estudio; cuando estuvo cerca de la pared se dio un tope mientras exclamaba: no hay derecho a tanta fanfarronería, mecachis. Oigan esto, y ya ni el cuartito de tafil será suficiente: “todo esto refleja la inmoralidad que hay en la llamada clase política porque igual está el PRI, la clase política está podrida y es lo mismo el PRI que el PAN”. A veces Gamés se deses-pera y pierde los estribos: ¿a qué se refiere Liópez con clase política? No será por supuesto a ese oficio al que él se ha dedicado toda la vida, desde que militaba en el PRI, ¿o sí? Porque en ese caso no podrá salvarse de las frutas podridas.
La frase de George Bernard Shaw luchó por salir del sombrero de mago de Gil y espetar: “La política es el paraíso de los charlatanes”.
Gil s’en va
gil.games@razon.com.mx
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