Nomás para que no se pierda de la memoria colectiva.
Título I.-
El gobernador de Jalisco, Emilio González, es de una de las regiones más conservadoras de la Guerra Cristera. Como precandidato a gobernador, presumió el apoyo de la jerarquía católica y de muchos religiosos de Jalisco; ya como gobernador les ha pagado el favor con macrolimosnas y descalificaciones: “Digan lo que quieran… perdón señor cardenal… ¡chinguen a su madre!…”. La respuesta de la población ya se dejó sentir.
“Qué desmadre traemos, don Juan, ¿sí o no?”. El de la voz era el gobernador de Jalisco. El don Juan de referencia, el arzobispo de Guadalajara. Del desmadre que se traen no cabe duda. Donativos millonarios y descalificación soez de sus adversarios, entre otras cosas.
Era el 24 de abril y el pretexto fue el Banquete del Hambre, un evento de beneficencia. El auditorio estaba compuesto por monjas, sacerdotes, empresarios y voluntarios. Los aplausos y las carcajadas sonaron fuerte esa noche. “A mí lo que unos poquitos dicen me vale madre… digan lo que quieran, perdón señor Cardenal, ¡chinguen a su madre!”. Desde entonces no hay quien aplauda y las risas son de los detractores. “Si toma no gobierne”, decía una pancarta en la marcha de protesta, “Etilio, chinga la tuya”, se puede leer en algunas calcomanías.
Esa noche sacó un papel de su bolsa, dijo el gobernador “un pinche papelito”, y continuó: “Aquí está el cheque, cabrón, a nombre de la Asociación Mexicana del Banco de Alimentos […] Y aquí hay 15 millones de pesos”; comentó, orgulloso. Esos millones son las entregas más recientes del gobernador a instituciones relacionadas con la Iglesia católica. La más cuantiosa es la macrolimosna de 90 millones de pesos para la construcción del Santuario de los Mártires, una iglesia que se está construyendo en la cima de un cerro dentro de la zona metropolitana de Guadalajara y que rivalizaría (incluso superaría) en tamaño con la misma Catedral y la iglesia de La Luz del Mundo, las más alta de Guadalajara, y de ideología diferente a la católica.
Título I.-
El gobernador de Jalisco, Emilio González, es de una de las regiones más conservadoras de la Guerra Cristera. Como precandidato a gobernador, presumió el apoyo de la jerarquía católica y de muchos religiosos de Jalisco; ya como gobernador les ha pagado el favor con macrolimosnas y descalificaciones: “Digan lo que quieran… perdón señor cardenal… ¡chinguen a su madre!…”. La respuesta de la población ya se dejó sentir.
“Qué desmadre traemos, don Juan, ¿sí o no?”. El de la voz era el gobernador de Jalisco. El don Juan de referencia, el arzobispo de Guadalajara. Del desmadre que se traen no cabe duda. Donativos millonarios y descalificación soez de sus adversarios, entre otras cosas.
Era el 24 de abril y el pretexto fue el Banquete del Hambre, un evento de beneficencia. El auditorio estaba compuesto por monjas, sacerdotes, empresarios y voluntarios. Los aplausos y las carcajadas sonaron fuerte esa noche. “A mí lo que unos poquitos dicen me vale madre… digan lo que quieran, perdón señor Cardenal, ¡chinguen a su madre!”. Desde entonces no hay quien aplauda y las risas son de los detractores. “Si toma no gobierne”, decía una pancarta en la marcha de protesta, “Etilio, chinga la tuya”, se puede leer en algunas calcomanías.
Esa noche sacó un papel de su bolsa, dijo el gobernador “un pinche papelito”, y continuó: “Aquí está el cheque, cabrón, a nombre de la Asociación Mexicana del Banco de Alimentos […] Y aquí hay 15 millones de pesos”; comentó, orgulloso. Esos millones son las entregas más recientes del gobernador a instituciones relacionadas con la Iglesia católica. La más cuantiosa es la macrolimosna de 90 millones de pesos para la construcción del Santuario de los Mártires, una iglesia que se está construyendo en la cima de un cerro dentro de la zona metropolitana de Guadalajara y que rivalizaría (incluso superaría) en tamaño con la misma Catedral y la iglesia de La Luz del Mundo, las más alta de Guadalajara, y de ideología diferente a la católica.
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