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Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

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  • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

    PERMANECER EN SOMBRA
    a mi madre
    Gerardo Fulleda León

    Y de pronto no fuiste más la desvelada.
    Desconsolado aprendí a saberte
    al recrear tu voz apilada al recuento.

    Las manos no erigirán sueños y chales
    ni otorgarán perdón en un gesto.
    Todo se te ha quedado turbio, atado
    como si permanecer en sombra fuese vida.

    Ahora: aprender a decir cómo amabas,
    tornabas al dolor o simplemente eras.
    Reconocerte en cartas y retratos.
    Hay que no olvidarte y llorarte
    y dejar tu nombre para los domingos
    o los días infinitamente tristes
    en que uno sea el desvelado.

    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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    • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

      NOSTALGIA DE TROYA
      para Luisa Josefina Hernández
      There are places I remember...
      Gerardo Fulleda León

      Hay lugares que recuerdo
      y en donde nunca he estado.
      Plazas, cuerpos, ciudades
      que me acompañan sin quererlo
      interminables días
      colmados de apetencias y sonidos.
      Fiestas a las que no fui invitado
      y atesora el sótano de la infancia.

      Al caer la tarde
      basta un olor, la música lejana
      del oráculo de un verso.
      Entonces soy presa
      en sus redes que me enmudecen
      y adueñan de sus parajes.

      Luego retorno a mi sitio
      con una nostalgia de Troya
      que me cala en un escalofrío.

      ¿Existen realmente fuera de mí
      esos cuerpos, esos espacios que invento?
      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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      • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

        El NIÑO DE LA NOCHE
        Miguel Hernandez

        Riéndose, burlándose con claridad del día,
        se hundió en la noche el niño que quise ser dos veces.
        No quise más la luz. ¿Para qué? No saldría
        más de aquellos silencios y aquellas lobregueces.

        Quise ser... ¿Para qué?... Quise llegar gozoso
        al centro de la esfera de todo lo que existe.
        Quise llevar la risa como lo más hermoso.
        He muerto sonriendo serenamente triste.

        Niño dos veces niño: tres veces venidero.
        Vuelve a rodar por ese mundo opaco del vientre.
        Atrás, amor. Atrás, niño, porque no quiero
        salir donde la luz su gran tristeza encuentre.

        Regreso al aire plástico que alentó mi inconsciencia.
        Vuelvo a rodar, consciente del sueño que me cubre.
        En una sensitiva sombra de transparencia,
        en un íntimo espacio rodar de octubre a octubre.

        Vientre: carne central de todo lo existente.
        Bóveda eternamente si azul, si roja, oscura.
        Noche final en cuya profundidad se siente
        la voz de las raíces y el soplo de la altura.

        Bajo tu piel avanzo, y es sangre la distancia.
        Mi cuerpo en una densa constelación gravita.
        El universo agolpa su errante resonancia
        allí, donde la historia del hombre ha sido escrita.

        Mirar, y ver en torno la soledad, el monte,
        el mar, por la ventana de un corazón entero
        que ayer se acongojaba de no ser horizonte
        abierto a un mundo menos mudable y pasajero.

        Acumular la piedra y el niño para nada:
        para vivir sin alas y oscuramente un día.
        Pirámide de sal temible y limitada,
        sin fuego ni frescura. No. Vuelve, vida mía.

        Mas, algo me ha empujado desesperadamente.
        Caigo en la madrugada del tiempo, del pasado.
        Me arrojan de la noche. Y ante la luz hiriente
        vuelvo a llorar desnudo, como siempre he llorado.
        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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        • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

          EL HERIDO
          Miguel Hernandez

          Para el muro de un hospital de sangre.

          I

          Por los campos luchados se extienden los heridos.
          Y de aquella extensión de cuerpos luchadores
          salta un trigal de chorros calientes, extendidos
          en roncos surtidores.

          La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.
          Y las heridas suenan, igual que caracolas,
          cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,
          esencia de las olas.

          La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.
          La bodega del mar, del vino bravo, estalla
          allí donde el herido palpitante se anega,
          y florece, y se halla.

          Herido estoy, miradme: necesito más vidas.
          La que contengo es poca para el gran cometido
          de sangre que quisiera perder por las heridas.
          Decid quién no fue herido.

          Mi vida es una herida de juventud dichosa.
          ¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
          herido por la vida, ni en la vida reposa
          herido alegremente!

          Si hasta a los hospitales se va con alegría,
          se convierten en huertos de heridas entreabiertas,
          de adelfos florecidos ante la cirugía.
          de ensangrentadas puertas.

          II

          Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
          Para la libertad, mis ojos y mis manos,
          como un árbol carnal, generoso y cautivo,
          doy a los cirujanos.

          Para la libertad siento más corazones
          que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
          y entro en los hospitales, y entro en los algodones
          como en las azucenas.

          Para la libertad me desprendo a balazos
          de los que han revolcado su estatua por el lodo.
          Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
          de mi casa, de todo.

          Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
          ella pondrá dos piedras de futura mirada
          y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
          en la carne talada.

          Retoñarán aladas de savia sin otoño
          reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
          Porque soy como el árbol talado, que retoño:
          porque aún tengo la vida.
          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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          • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

            EL NIÑO YUNTERO
            Miguel Hernandez

            Carne de yugo, ha nacido
            más humillado que bello,
            con el cuello perseguido
            por el yugo para el cuello.

            Nace, como la herramienta,
            a los golpes destinado,
            de una tierra descontenta
            y un insatisfecho arado.

            Entre estiércol puro y vivo
            de vacas, trae a la vida
            un alma color de olivo
            vieja ya y encallecida.

            Empieza a vivir, y empieza
            a morir de punta a punta
            levantando la corteza
            de su madre con la yunta.

            Empieza a sentir, y siente
            la vida como una guerra
            y a dar fatigosamente
            en los huesos de la tierra.

            Contar sus años no sabe,
            y ya sabe que el sudor
            es una corona grave
            de sal para el labrador.

            Trabaja, y mientras trabaja
            masculinamente serio,
            se unge de lluvia y se alhaja
            de carne de cementerio.

            A fuerza de golpes, fuerte,
            y a fuerza de sol, bruñido,
            con una ambición de muerte
            despedaza un pan reñido.

            Cada nuevo día es
            más raíz, menos criatura,
            que escucha bajo sus pies
            la voz de la sepultura.

            Y como raíz se hunde
            en la tierra lentamente
            para que la tierra inunde
            de paz y panes su frente.

            Me duele este niño hambriento
            como una grandiosa espina,
            y su vivir ceniciento
            resuelve mi alma de encina.

            Lo veo arar los rastrojos,
            y devorar un mendrugo,
            y declarar con los ojos
            que por qué es carne de yugo.

            Me da su arado en el pecho,
            y su vida en la garganta,
            y sufro viendo el barbecho
            tan grande bajo su planta.

            ¿Quién salvará a este chiquillo
            menor que un grano de avena?
            ¿De dónde saldrá el martillo
            verdugo de esta cadena?

            Que salga del corazón
            de los hombres jornaleros,
            que antes de ser hombres son
            y han sido niños yunteros.



            * * *

            He medio boquiabierto
            la soledad cerrada de mi huerto.
            He regado las plantas:
            las de mis pies impuras y otras santas,
            en la sequía breve de mi ausencia
            por nadie reemplazada. Se derrama,
            rogándome asistencia,
            el limonero al suelo, ya cansino,
            de tanto agrio picudo.
            En el miembro desnudo de una rama,
            se le ve al ave el trino
            recóndito, desnudo.

            Aquí la vida es pormenor: hormiga,
            muerte, cariño, pena,
            piedra, horizonte, río, luz, espiga,
            vidrio, surco y arena.
            Aquí está la basura
            en las calles, y no en los corazones.
            Aquí todo se sabe y se murmura:
            No puede haber oculta la criatura
            mala, y menos las malas intenciones.

            Nace un niño, y entera
            la madre a todo el mundo del contorno.
            Hay pimentón tendido en la ladera,
            hay pan dentro del horno,
            y el olor llena el ámbito, rebasa
            los límites del marco de las puertas,
            penetra en toda la casa
            y panifica el aire de las huertas.

            Con una paz de aceite derramado,
            enciende el río un lado y otro lado
            de su imposible, por eterna, huida.
            Como una miel muy lenta destilada,
            por la serenidad de su caída
            sube la luz a las palmeras: cada
            palmera se disputa
            la soledad suprema de los vientos,
            la delicada gloria de la fruta
            y la supremacía
            de la elegancia de los movimientos
            en la más venturosa geografía.

            Está el agua que trina de tan fría
            en la pila y la alberca
            donde aprendí a nadar. Están los pavos,
            la Navidad se acerca,
            explotando de broma en los tapiales,
            con los desplantes y los gestos bravos
            y las barbas con ramos de corales.
            Las venas manantiales
            de mi pozo serrano
            me dan, en el pozal que les envío,
            pureza y lustración para la mano,
            para la tierra seca amor y frío.

            Haciendo el hortelano,
            hoy en este solaz de regadío
            de mi huerto me quedo.
            No quiero más ciudad, que me reduce
            su visión, y su mundo me da miedo.

            ¡Cómo el limón reluce
            encima de mi frente y la descansa!
            ¡Cómo apunta en el cruce
            de la luz y la tierra el lilio puro!
            Se combate la pita, y se remansa
            el perejil en un aparte oscuro.
            Hay az'har, ¡qué osadía de la nieve!
            y estamos en diciembre, que hasta enero,
            a oler, lucir y porfiar se atreve
            en el alrededor del limonero.

            Lo que haya de venir, aquí lo espero
            cultivando el romero y la pobreza.
            Aquí de nuevo empieza
            el orden, se reanuda
            el reposo, por yerros alterado,
            mi vida humilde, y por humilde, muda.
            Y Dios dirá, que está siempre callado.

            Viviréis maloliendo, moriréis apagados:
            la encendida hermosura reside en los talones
            de los cuerpos que mueven sus miembros trabajados
            como constelaciones.

            Entregad al trabajo, compañeros, las frentes:
            que el sudor, con su espada de sabrosos cristales,
            con sus lentos diluvios, os hará transparentes,
            venturosos, iguales.




            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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            • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma


              Ausencia
              Jorge Luis Borges

              Habré de levantar la vasta vida
              que aún ahora es tu espejo:
              cada mañana habré de reconstruirla.
              Desde que te alejaste,
              cuántos lugares se han tornado vanos
              y sin sentido, iguales
              a luces en el día.
              Tardes que fueron nicho de tu imagen,
              músicas en que siempre me aguardabas,
              palabras de aquel tiempo,
              yo tendré que quebrarlas con mis manos.
              ¿En qué hondonada esconderé mi alma
              para que no vea tu ausencia
              que como un sol terrible, sin ocaso,
              brilla definitiva y despiadada?
              Tu ausencia me rodea
              como la cuerda a la garganta,
              el mar al que se hunde.
              sigpic INSERT RANDOM BULLSHIT HERE.

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              • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                MI PESADILLA
                Jenny Durán

                Cómo puedo alejar a quien me humilla
                siendo luz del amor que llevo dentro,
                cómo puede morir un sentimiento
                si la flor no ha secado su semilla.

                Cómo logro apagar la maravilla
                del reflejo que llena el firmamento,
                cómo puedo olvidar lo que yo siento
                sin correr la cascada en mi mejilla.

                Quién me ayuda a lidiar con la rencilla
                de buscar manantial en un desierto,
                o pensar que en el mar del desconcierto
                pueda yo navegar, siendo la orilla.

                He viajado en el sol sin la sombrilla,
                he cambiado sonrisa por lamento,
                quiero ya despertar, mas no despierto
                de esta larga y tediosa pesadilla.
                kabrakan
                Forista Esmeralda
                Last edited by kabrakan; 31-agosto-2011, 17:44.
                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                  LXVI
                  Gustavo Adolfo Bécquer

                  ¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero
                  de los senderos busca;
                  las huellas de unos pies ensangrentados
                  sobre la roca dura,
                  los despojos de un alma hecha jirones
                  en las zarzas agudas,
                  te dirán el camino
                  que conduce a mi cuna.

                  ¿Adónde voy? El más sombrío y triste
                  de los páramos cruza,
                  valle de eternas nieves y de eternas
                  melancólicas brumas.
                  En donde esté una piedra solitaria
                  sin inscripción alguna,
                  donde habite el olvido,
                  allí estará mi tumba.
                  Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                  Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                  • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                    Ausencia

                    Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
                    Se va mi cara en un óleo sordo;
                    se van mis manos en azogue suelto;
                    se van mis pies en dos tiempos de polvo.

                    ¡Se te va todo, se nos va todo!

                    Se va mi voz, que te hacía campana
                    cerrada a cuanto no somos nosotros.
                    Se van mis gestos que se devanaban,
                    en lanzaderas, debajo tus ojos.
                    Y se te va la mirada que entrega,
                    cuando te mira, el enebro y el olmo.

                    Me voy de ti con tus mismos alientos:
                    como humedad de tu cuerpo evaporo.
                    Me voy de ti con vigilia y con sueño,
                    y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
                    Y en tu memoria me vuelvo como esos
                    que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

                    Sangre sería y me fuese en las palmas
                    de tu labor, y en tu boca de mosto.
                    Tu entraña fuese, y sería quemada
                    en marchas tuyas que nunca más oigo,
                    ¡y en tu pasión que retumba en la noche
                    como demencia de mares solos!

                    ¡Se nos va todo, se nos va todo!

                    Gabriela Mistral

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                    • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                      Las estrellas lo sabrán

                      (Luis Eduardo Aute)

                      Qué pasa con los mares
                      que no saben navegar,
                      qué pasa con la tierra
                      que ya no quiere dar pan,
                      qué pasa con los ríos
                      que perdieron su caudal,

                      qué pasa que ya no puedo llorar;
                      un día las estrellas lo sabrán.

                      Qué pasa con los bosques
                      que huyen de su corazón,
                      qué pasa con la hierba
                      que ha perdido su esplendor,
                      qué pasa con las rosas
                      que no encuentran su color,

                      qué pasa que ya no puedo llorar…

                      Qué pasa con mis brazos
                      que no saben abrazar,
                      qué pasa con mis piernas
                      que ya no caminan más,
                      qué pasa con mis ojos
                      que ya no quieren mirar.

                      qué pasa que ya no puedo llorar…



                      Mi enana, la única principessa que tengo, debía recitar un poema,ayer, y estabamos dudosas entre alguno de Benedetti, porque ella queria algo especial.
                      Total su mamá lo solucionó porque escogió éste.
                      Aunque es una canción, creo, los versos son preciosos.

                      Y la flaca se ganó el primer lugar en declamación, asi que doblemente feliz de poder compartirlo; ya que hace algún tiempo que no subo nada a este tema.
                      Gracias

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                      • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

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                        Hymne à la Beauté

                        Viens-tu du ciel profond ou sors-tu de l'abîme,
                        O Beauté? ton regard, infernal et divin,
                        Verse confusément le bienfait et le crime,
                        Et l'on peut pour cela te comparer au vin.

                        Tu contiens dans ton oeil le couchant et l'aurore;
                        Tu répands des parfums comme un soir orageux;
                        Tes baisers sont un philtre et ta bouche une amphore
                        Qui font le héros lâche et l'enfant courageux.

                        Sors-tu du gouffre noir ou descends-tu des astres?
                        Le Destin charmé suit tes jupons comme un chien;
                        Tu sèmes au hasard la joie et les désastres,
                        Et tu gouvernes tout et ne réponds de rien.

                        Tu marches sur des morts, Beauté, dont tu te moques;
                        De tes bijoux l'Horreur n'est pas le moins charmant,
                        Et le Meurtre, parmi tes plus chères breloques,
                        Sur ton ventre orgueilleux danse amoureusement.

                        L'éphémère ébloui vole vers toi, chandelle,
                        Crépite, flambe et dit: Bénissons ce flambeau!
                        L'amoureux pantelant incliné sur sa belle
                        A l'air d'un moribond caressant son tombeau.

                        Que tu viennes du ciel ou de l'enfer, qu'importe,
                        Ô Beauté! monstre énorme, effrayant, ingénu!
                        Si ton oeil, ton souris, ton pied, m'ouvrent la porte
                        D'un Infini que j'aime et n'ai jamais connu?

                        De Satan ou de Dieu, qu'importe? Ange ou Sirène,
                        Qu'importe, si tu rends, — fée aux yeux de velours,
                        Rythme, parfum, lueur, ô mon unique reine! —
                        L'univers moins hideux et les instants moins lourds?

                        Charles Baudelaire


                        ¿Bajas del hondo cielo o emerges del abismo,
                        Belleza? Tu mirada infernal y divina
                        Confusamente vierte crimen y beneficio,
                        Por lo que se podría al vino compararte.

                        Albergas en tus ojos al poniente y la aurora,
                        Cual tarde huracanada exhalas tu perfume;
                        Son un filtro tus besos y un ánfora tu boca
                        Que hacen cobarde al héroe y al niño valeroso.

                        ¿Del negro abismo emerges o bajas de los astros?
                        Como un perro, el Destino sigue ciego tu falda,
                        Al azar vas sembrando el luto y la alegría
                        Y todo lo gobiernas sin responder de nada.

                        Caminas sobre muertos, Belleza, y de ellos ríes;
                        El Horror, de tus joyas no es la menos hermosa
                        Y el Crimen, entre todas tus costosas preseas
                        Danza amorosamente sobre el vientre triunfal.

                        La aturdida falena vuela hasta ti, candela,
                        Crepita, estalla y grita: ¡Bendigamos la llama!
                        El amante, jadeando sobre su bella amada
                        Semeja un moribundo que su tumba acaricia.

                        Que tú llegues del cielo o el infierno, ¿qué importa?
                        Belleza, inmenso monstruo, pavoroso e ingenuo,
                        Si tu mirar, tu risa, tu pie, me abren las puertas
                        De un infinito que amo y nunca conocí.

                        Satánica o divina, ¿qué importa? Ángel, Sirena,
                        ¿qué importa? Si tú vuelves -hada de ojos raso,
                        Resplandor, ritmo, aroma, ¡oh mi señora única!
                        Menos odioso el mundo, más ligero el instante.
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                        • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                          DESEO

                          de JUAN CARLOS ANDRADE

                          Sin llamar, sin saber donde buscarte,
                          cuando vos no estás, acá, a mi lado
                          te encuentro igual por todas partes
                          alrededor, afuera, a los costados…

                          Cuando vos no estás bien cerca mío
                          por donde miro, yo siempre te veo…
                          Entonces vos me sonreís y te sonrío
                          y todo se va llenando de deseo…

                          Deseo carne, piel, deseo garantía,
                          deseo puerta, deseo compartido,
                          resbala, ocupa, moja, abraza, guía…
                          Deseo toca, salpica, deseo nido…

                          Deseo infalible, baja, sube, emana,
                          bordea, clava, contiene, es absorbido…
                          Deseo desata, rescata, aprieta, inflama
                          Deseo deseado, deseo nuestro, tuyo, mío …

                          J. C. A

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                          • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma




                            LUZ DE LA SOMBRA

                            Cada instante con su piadoso olvido,
                            sin llegar a ser memoria,
                            se disuelve en la fragancia del vacío.

                            Vamos rodando dentro de una piedra
                            con el corazón preso en su corteza de fierro,
                            falsos ciegos, sin lágrimas ni llaves.

                            Aunque el mundo clave su eje en nuestra mente
                            hay en el fondo del alma una esfera que no gira,
                            lo que hemos creído ser se desmorona.

                            Recibir el aroma del puerto prometido
                            después de un viaje a través de mil abismos
                            que nos quieren embaucar con sus cantos de ramera,

                            ser abrazados por un calamar invisible,
                            sentir arder al niño encerrado en nuestro pecho,
                            verlo caer convertido en cenizas milenarias,

                            padecer las estocadas del viento
                            con los ojos clavados en el cielo y la mente en andrajos,

                            dejar deslizarse el mundo por las manos abiertas
                            con los bolsillos llenos de una eterna ausencia.


                            *
                            Alejandro Jodorowsky
                            *
                            Tatiana
                            Forista Opalo
                            Last edited by Tatiana; 28-diciembre-2011, 09:07.

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                            • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                              MADRIGAL



                              ¿Me quieres?... ¡Que tu acento me lo diga
                              ante aquel sol que muere en el ocaso!
                              Tú, que mitigas mi pesar...
                              ¡mitiga esta fiebre voraz en que me abraso!

                              Tembló su labio y balbució: ¡Lo juro!

                              Sus tachonadas puertas entreabría
                              la muda noche en la extensión vacía:
                              y en mi espíritu lóbrego y oscuro...
                              en aquel mismo instante amanecía!

                              JULIO FLORES

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                              • Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                                A veces le hablo,
                                le pregunto por ti,
                                y hasta camino por la avenida que ya no existe,
                                con disimulo absurdo
                                pretendo que escucha,
                                y no sé qué hacer con tanto eco
                                que me gritan las calles.

                                Como perro perdido
                                Husmeo en un jardín de rabia
                                que sobrevive…
                                musgo de silencios,
                                espumoso olor a nostalgia que eriza las ganas
                                Y pienso…

                                es inútil derramar palabras,
                                vigilar tus escombros,
                                y seguir este juego de espanto
                                si de todas maneras todos aquí se derrumba
                                Soy rumor inútil.
                                No puedo hablar con la Muerte.
                                *
                                Mara Romero

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