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Poesias y rimas que aligeran el alma

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  • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

    ELEGÍ PARA MI ESPOSA
    Vox Populi

    Te diré mis intenciones:
    cuando mi amor ya no exista,
    porque ya tengo otra vista
    de mejores proporciones,
    a ver qué pero le pones,
    porque no es nada orgullosa,
    es blanca mi mariposa
    y muy bonita tambien;
    pero no te digo a quién
    elegí para mi esposa.

    Ya tengo otra de mi agrado,
    que en todo me satisface,
    y cuando sea nuestro enlace,
    le vas a poner cuidado;
    mi amor en ti habría inclinado
    creyendo permanecer;
    no lo has de pasar a creer,
    dirás que me estoy chanceando;
    pero ya tengo a mi modo
    otra de mejor placer.

    La que tengo conseguida
    es de buenas cualidades;
    no trata con falsedades
    ni se hace la merecida;
    si no te das por sentida,
    trataremos de otra cosa.
    Puedes ir con mi esposa,
    que es mujer muy halagüeña,
    pero no irás como dueña,
    si quieres, irás de moza.

    En fin, para no cansarte
    te diré pocas razones;
    que busques, entre varones,
    otro, si quieres casarte.
    Yo ya desistí de amarte;
    ya no te he de querer,
    sólo te quiero hacer ver
    que la que amo no es ingrata,
    puedes irte, pues, de gata
    de otra que voy a tener.

    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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    • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

      Hey, Kabrakan, siquiera échame un lazo, juar!!!

      Abrazos, K.

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      • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

        AMIGO, AMIGO
        Vox Populi

        Amigo, amigo,
        escucha mis tristes cantos:
        ¿que me pasa en estos días
        por una ingratona mujer?

        Se fue sin despedirme;
        mi corazón está muy adolorido,
        que yo padezco mucho,
        algún día me acordarás.

        Si soy un pobre desgraciado,
        ¡ay!, ésa es mi suerte, qué le hago yo;
        de dinero no la tengo,
        ¡ay!, pero mi amor qué dulce está.

        Chaparrita de mi vida,
        dime si ya no me quieres
        para no contar contigo;
        buscaré otro nuevo amor.

        Si me salgo en las calles,
        ¡ah!, qué amores encontraré;
        yo no quiero abandonarte,
        ¡ay!, porque te quiero mas.

        Chaparrita de mi vida,
        dime si ya no me quieres
        para no contar contigo;
        buscaré otro nuevo amor.


        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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        • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

          NUEVAS MAÑANITAS DEDICADAS A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE ACAHUATO
          Vox Populi

          En nombre de Dios comienzo
          con mucho gusto a cantar
          estas nuevas mañanitas
          a la Virgen celestial.

          Virgencita de Acahuato,
          hoy te vengo a saludar;
          todos con gran voluntad
          te venimos a cantar.

          En este dichoso día
          toditos vienen a ver
          los milagros que tú has hecho
          con tu divino poder.

          A los que creemos en ti,
          que te amamos de verdad,
          Virgencita de Acahuato
          de todos tienes piedad.

          Por eso, todos llegamos
          con cariño sin igual;
          ante tus plantas benditas
          gracias venimos a dar.

          Despierta, ve a tus hijitos
          que vienen con devoción,
          saludándote gustosos
          con el alma y corazón.

          Porque eres madre querida,
          nos libras de todo mal;
          en recompensa tus hijos
          te venimos a cantar.

          Reina de Tierra Caliente
          te nombramos por aquí;
          yo te tengo mucha fe
          desde que te conocí.

          Desde tu aparecimiento
          todos te tenemos fe
          por tus milagros patentes
          que nos acabas de hacer.

          Tú que estás allá en el cielo,
          a presencia del Creador;
          Virgencita de Acahuato,
          ruégale de corazón.

          Que nos libre del infierno,
          del pecado mortal;
          Virgencita de Acahuato,
          líbranos de todo mal.

          Recibe estas mañanitas
          que venimos a cantar;
          échanos tu bendición,
          nos vamos a caminar.

          Al despedirme de ti,
          ganas me dan de llorar,
          adiós, madrecita santa,
          áhi te quedas en tu altar.


          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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          • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

            Originalmente publicado por Tancredi Ver post
            Hey, Kabrakan, siquiera échame un lazo, juar!!!

            Abrazos, K.
            Mi muy querida y extrañada Tancredi, te escribí en foro libre. Me acuerdo de ti cada que escribo en este foro.

            Te dejo un beso en la pantalla de la compu que espero te llegue.
            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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            • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

              Pues estás correspondido, porque nunca me olvido de ti. De hecho, me encontré unos documentos padrísimos en la Biblioteca Virtual Cervantes, y de inmediato pensé en venir a subir algo a este tema, pero me abstuve porque andaba en mi sabático, juar!!

              Mañana te paso el enlace. Tengo la seguridad de que te va a interesar.

              Gracias por tu afecto, mi querido K.

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              • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                LOS REMENDONES
                José Agustín de Castro
                (fragmento)

                (Accesoria: sale Pepa muy andrajosa, y con ademanes de enfado)
                PEP.- ¿Que hará este diablo de Lucas?
                Ni una noticia ligera
                he tenido de él; parece
                que se lo tragó la tierra.
                (Sale Tules también muy rota, pero con banda á la cintura, y el trenzado bajo á usansa de las mujeres del barrio de San Pablo, hablando con Pepa)

                TUL.- ¿Que haces niña? ¿Quien es causa
                de cólera tan a secas,
                que te hallo luchando sola
                sin que el contrario parezca?
                PEP.-Déjame, Tules, que estoy
                aquí, como una verbena
                de ver que el diablo de este hombre
                no conoce la vergüenza.
                Quince días ha que de casa
                salió con la estratagema
                de solicitar dos reales
                que le cobra la casera.
                TUL.- ¡Ay, mi vida! Te aseguro
                que los hombres de estas tierras
                son maulas. ¿Pues qué dirás
                del mio, que con gran paciencia
                se cobijó dias pasados
                aquella sábana puerca,
                y há que no le veo la cara
                cuatro semanas con esta?
                PEP.- Seis años ha que yo y Lucas
                vivimos en esta guerra,
                y del dichoso conjungo
                aun no se da la providencia.
                Yo no se qué gana tuve
                de enredarme con tal bestia,
                pues me tenía mejor vida
                de muchachita doncella.
                No digo que era de coche,
                vajilla, ni otras grandezas;
                pero vivía, no lo dudes,
                con más descanso en la Puebla.
                TUL.- El demonio son los hombres,
                y lo que mas me envenena
                es ver á un despedazado
                querer gastar tanta ostenta.
                PEP.- Para eso no hay otro Lucas,
                que si tratarme lo oyeras,
                te daría risa no poca
                lo pelucón que se muestra.
                Te aseguro que si el trasto (enojada)
                delante se me pusiera
                le había de hacer horrores
                pues ya conoces mi lengua.
                (Lucas dentro en alta voz)
                LUC.- ¿Remendar?
                (Sale envuelto en su frazada, el sombrero roto, y en una cestilla los instrumentos de su oficio, y ledice a Pepa con ironía y enojo

                PEP.- Ola tatita
                mira esto. ¿Ya no se acuerda
                de la posada? Aquí vivo.
                ¿De donde bueno, mi perla?
                ¿No ve usted pardear la tarde,
                y que no son horas estas
                de remendar?
                LUC.- (con cachaza.) Muchos hay
                que por la noche remiendan.
                En fin: ¿que ocurre, Madamas?
                PEP.- Mil y mas cositas nuevas
                que tengo en sal esta noche
                para usted, señor don Pelmas,
                LUC.- Yo no vengo para dichos.
                PEP.- Ni yo lo estoy; pero es fuerza
                responder a su pregunta.
                LUC.- Y bien, ¿cual es la respuesta?
                PEP.- (con enojo) Que lo que ocurre son piojos,
                hambres, desdichas, miserias;
                de modo que me imagino
                en otro año de cincuenta.
                LUC.- Con orgullo) Está bien. ¿Quien me ha buscado?
                PEP.- (Con mofa) Un santuno su colega,
                tres Maqueses, dos Oidores,
                y un Corregidor de fuera.
                De parte del Consulado
                dos convites, y que esperan
                el honor de su asistencia.
                LUC.- Vamos con tiento, señora,
                y modérese en su arenga
                de ironía, que nadie burla
                á don Lucas de Villegas.
                PEP.-)Á Tules, aparte) Mira, niña, ¿no era mano
                de romperle la cabeza
                á loco tan vanidoso?
                ¿Has visto que desvergüenza?
                TUL.-( a Pepa, aparte) Dile el huevo y quien lo puso
                por tu vida, en mi presencia;
                que yo prometo explicarme
                cuando Gervacio parezca.
                PEP.- ( a Lucas mas enojada) Pues dígame el don figura,
                don trapo, don chimenea,
                don rabo de papelote,
                don pañal, don servilleta.
                ¿Quien, pues, había de buscarlo
                que un Alguacil, con licencia
                de ponerlo por sus drogas
                en el cepo de cabeza?
                ¿No se mira ese pelaje.
                tan fatal, que le chorrean
                las hilachas del fundillo
                á modo de mamaderas?
                ¿No se mira esos zancajos,
                esos chanclos, esas medias,
                que más decente está Judas
                el sábado que lo cuelgan?
                ¿No se mira esa carilla
                de Pastor de noche buena,
                muy poblada de bigotes
                con que arruina cuanto encuentra?
                ¿Quien, pues, había de buscarlo,
                ni á que intento? Mejor fuera
                saber ser hombre de casa
                para poder mantenerla;
                y nó, que aquí está un pobre
                imitando a doña urgencia,
                hija de un tal don latido,
                y de una doña flaqueza.
                Yo no vine de mi Patria
                para ser Anacoreta,
                en cueros toda la vida,
                y mantenida con yerbas.
                De modo, que temo mucho
                que con el tiempo me huela
                la barriga a campo santo
                según el pasto que encierra.
                LUC.- (con entono) Pues dime, mujer del diablo.
                ¿que te falta?
                PEP.- Buena es esa,
                ¿qué te falta? todo, todo.
                LUC.- Ea, vamos, que no hay paciencia,
                ¿Que há que falto yo de casa?
                PEP.- Quince días.
                LUC.- ¿Y en la alacena
                no dejé cuartilla? Ya
                armarías alguna fiesta.
                TULES.- (a Lucas, con mofa) ¡Ay,señor Luquitas! ¿Ahora
                quiere usted que le de cuentas
                de cuartillas?
                LUC.- Si señora,
                que no es alguna Marquesa;
                y cuartilla con dos clacos,
                que si por cacao los ferian
                importan cuarenta y ocho,
                que son muy bonita renta.
                PEP.- Con ironía) Pues oiga usted la memoria
                de lo que compré con ella.
                LUC.- Diga usted, que no es razón
                desperdiciar las monedas.
                PEP.- Un trajecito de moda,
                ocho pares de chinelas,
                un brillante, varias cintas,
                dos abanicos de muestra,
                para ir a un baile de fama
                con que Don Pedro Contreras
                recibe á una Comadrita
                en la calle de Zuleta;
                porque como saben todos
                que soy Señora de esfera,
                y Dama de un Mayorazgo,
                ayer me enviaron esquela.
                LUC.- Muchas son esas perradas,
                mire usted, Señora Pepa,
                que si me enfado, no habrá
                demonio que me contenga.

                (Asoma Gervacio envuelto en una sábana rota y sucia, con sombrero muy usado, é igualmente andrajoso que Lucas, y con los mismos avíos de remendón y dice a Tules en tono de cólera disimulada.
                GERV.- Eso si, Señora Tules,
                usted en visita: es pieza
                llegar un hombre a su casa,
                y hallar á usted en la agena.
                TUL.- Con mofa.) Mira esto; no sé de donde
                cuide usted de mi asistencia,
                cuando há que falta en casa
                cuatro semanas enteras.
                GERV.- Eso ha sido indispensable,
                según las graves, diversas
                situaciones, en que á muchos
                nos ponen las ocurrencias.
                TULE.- (con ironía) Es verdad, no me acordaba
                de las cotinuas tareas
                que sufre usted por empleado
                en el Crimen, en la Audiencia,
                en el Tabaco, en la Aduana,
                en la Casa de Moneda,
                en la Dirección de azogues,
                en el tribunal de cuentas;
                á más de muchos autos
                que en Plalacio se le entregan
                en virtud de la confianza
                que hace de usted su Excelencia;
                de modo que aunque se tratan
                allí distintas materias,
                para otros son las comunes;
                mas para usted las secretas.
                GERV.- (enojado) Para ella, y toda su casta,
                la picarona altanera,
                que así se explican, delante
                de Don Gervacio de Cuenca.
                TULES.- ¡Jesús que don tan cantado!
                Mira, niña, qué llanezas;
                con menos causas hay jaulas
                en San Hipólito llenas.
                GERV.- Don, y muy Don, y cuidado
                como sobre el Don se alterca,
                que yo sé que soy muy Don
                y lo tuvo mi ascendencia.
                TULES.- Que usted tiene Don, no hay duda,
                pero por atrás, y es prueba
                el que lo conocen todos
                por el remen-dón.
                GERV.- No es esa
                la circunstancia.
                TULES.- Pues, Tata,
                yo no se de donde venga
                ese Don.
                GERV.- De mi padre
                fué primo de una Condesa.
                kabrakan
                Forista Esmeralda
                Last edited by kabrakan; 02-junio-2010, 10:24.
                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                  POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                  AUTO MARIANO
                  José Joaquín Fernandez de Lizardi
                  Pensador

                  On cosa traigo, Teopixqui,
                  que te lo ha de dar contento.
                  Yo lo soy de Quautitán,
                  y me los llamo Juan Diego;
                  de Tolpetac los venía
                  á Tlaltelolco: en el cerro
                  de Tepeyacac, Señor,
                  hoy todavía amaneciendo
                  los oyí on mósica alegre
                  y los ví todito el Cielo,
                  porque los ví ona Niñita,
                  tan linda que .... yo no puedo
                  decir osté, Pagre mío,
                  como lo era ese portento.
                  En fin, ella me llamó,
                  y me los dijo: Juan Diego,
                  yo soy la Madre de Dios,
                  María Virgen, anda luego
                  á México, y dí al Obispo,
                  que quiero que me haga un Templo
                  en este mismo lugar,
                  donde Nostraré el afecto
                  de Madre, á cuantos devotos
                  busquen mis piedades. Esto
                  es, Señor, lo que ví yo,
                  y cumpliendo los preceptos
                  de ona Reyna tan hermosa
                  los viné á decir ....



                  Habla Juan Diego delante del Señor Obispo, refiriéndose a la aparición de la Virgen de Guadalupe.
                  El autor imita el balbuceante y salvaje castellano del indio.
                  Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                  Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                  • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                    POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                    AUTO MARIANO
                    José Joaquín Fernandez de Lizardi
                    Pensador

                    ¡Sus ojos! Si los vieras,
                    de admiración y gusto te muriéras,
                    lindos, negros y bellos,
                    iguales á las cejas y cabellos:
                    la frente es despejada,
                    la nariz es pareja y afilada;
                    una y otra mejilla
                    son dos fragantes rosas de Castilla;
                    la boca es un rubí, pero pequeño;
                    la barba es de primores en diseño.
                    El cuello es tan firme, blanco y bien torneado,
                    las manos, sólo Dios que las ha criado.
                    ¡Con que gracia las llega
                    juntas al pecho, en ademán de ruega!
                    Viste, de oro bordada,
                    una túnica roja, ó encarnada,
                    á la que á su cintura
                    un cíngulo morado le asegura,
                    y cierra junto al cuello
                    un gracioso botón, de luz destello,
                    que en el medio grabada
                    tiene una negra cruz. Está adornada
                    con un manto decente,
                    que de pies á cabeza honestamente
                    la cubre: su color ¡oh, que consuelo!
                    ¡Cuál otro puede ser, sino del Cielo!
                    Mírase guarnecido
                    de un dorado filete, muy pulido,
                    y en el centro del manto,





                    En esta poesía, el autor obliga a Juan Diego a expresarse correctamente.
                    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                    • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                      POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                      AUTO MARIANO
                      José Joaquín Fernandez de Lizardi
                      Pensador

                      ¡Sus ojos! Si los vieras,
                      de admiración y gusto te muriéras,
                      lindos, negros y bellos,
                      iguales á las cejas y cabellos:
                      la frente es despejada,
                      la nariz es pareja y afilada;
                      una y otra mejilla
                      son dos fragantes rosas de Castilla;
                      la boca es un rubí, pero pequeño;
                      la barba es de primores en diseño.
                      El cuello es tan firme, blanco y bien torneado,
                      las manos, sólo Dios que las ha criado.
                      ¡Con que gracia las llega
                      juntas al pecho, en ademán de ruega!
                      Viste, de oro bordada,
                      una túnica roja, ó encarnada,
                      á la que á su cintura
                      un cíngulo morado le asegura,
                      y cierra junto al cuello
                      un gracioso botón, de luz destello,
                      que en el medio grabada
                      tiene una negra cruz. Está adornada
                      con un manto decente,
                      que de pies á cabeza honestamente
                      la cubre: su color ¡oh, que consuelo!
                      ¡Cuál otro puede ser, sino del Cielo!
                      Mírase guarnecido
                      de un dorado filete, muy pulido,
                      y en el centro del manto, en luces bellas,
                      tiene cuarenta y seis lindas estrellas.
                      Una corona peina
                      la cabeza imperial de esta gran Reyna
                      á toda esta belleza cual ninguna,
                      sirve de peana la menguante luna:
                      ¿y qué mucho si un ángel con ternura
                      también está á los pies de su hermosura?
                      Este dibujo, la rudeza mía
                      es el que puede hacerte de María.





                      En esta poesía, el autor obliga a Juan Diego a expresarse correctamente.
                      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                      • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                        LOA DE LA PURÍSIMA
                        Vox Populi

                        Es del Padre Eterno pira,
                        es de su trono columna,
                        es inmaculada y pura,
                        y es espejo en quién se mira;
                        es manantial que respira
                        su santidad: ¡qué alegría!
                        es el sol y es luz de día,
                        es la torre de David
                        pues dijo el Señor así:
                        ésta que ves es María.

                        Es de la gracia el maná,
                        es fijo reclinatorio,
                        es divino consistorio
                        de la augusta Trinidad;
                        es madre de la verdad,
                        es en todo Virgen bella;
                        que el Verbo había de encarnar,
                        y así llegó a formar:
                        clara luz, divina estrella.

                        Es Madre, es Hija, es Esposa,
                        de tres personas iguales,
                        en divinidad cabales,
                        y en trina ciencia una sola.
                        Del Padre Hija poderosa,
                        es del Hijo Madre bella,
                        es Esposa y es doncella
                        del Espíritu, es verdad
                        y, aseguro, realidad:
                        Si el que la hizo nació de ella.

                        De la más realizada ciencia
                        la hizo Dios tan poderosa,
                        cándida azucena hermosa
                        de la más alta eminencia;
                        es de tan sacra excelencia,
                        de toda la jerarquía,
                        la escogió con alegría
                        haciéndola sin igual,
                        sabia y maestra general:
                        contempla qué tal la haría.

                        (despedida:)

                        Ya te lo dijo el glosista,
                        Sacra divina Señora;
                        mi frotita se ha quedado
                        y voy a venderla agora .....

                        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                        • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                          POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                          EL ASNO, EL CABALLO Y EL MULO
                          Luis de Mendizabal
                          (Ludovico Latomonte)

                          Por una misma heredad,
                          cual Rocinante y el Rucio,
                          un asno y un caballo lucio
                          pacían en buena amistas.

                          -¿Que' -dice aquel- ¿No es verdad
                          que el macho es el peor del mundo?
                          En sus feas mañas me fundo.
                          -Cierto- le responde el Jaco;-
                          es coceador, es bellaco,
                          y sobretodo, infecundo.
                          -Ni tiene tu hermosa faz,
                          -Ni tu humildad y candor.
                          -Ni tu despejo y valor.
                          -Ni tu inalterable paz.

                          Oyólos, corrido asaz
                          un Macho, y dijo: Eso es nulo:
                          tenéis mil prendas, no adulo;
                          pero..... ¡hacéis tan mal las cosas! .....
                          -¿Cual es?- la más horrorosa:
                          hacéis, amigos, al mulo.

                          * * *

                          ¿Con la agudeza del macho
                          los otros no salen reos?
                          Pues, pedonad, Europeos,
                          la fabulita os despacho.
                          Cuanto queráis, sin empacho,
                          del criollo decid ufanos;
                          decid de los Mexicanos
                          vicios, maldades y horrores;
                          pero ellos son, mis Señores,
                          hechuras de vuestras manos.


                          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                          • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                            POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                            LOS CUATRO GATOS Y EL PANADERO
                            Barazábal
                            (El Aplicado)

                            De cuatro gatos se hizo un panadero,
                            para extinguir de casa los ratones,
                            que jamás le comían un pan entero.
                            Pero si antes echaba maldiciones
                            por una ú otra torta agujereada,
                            se pegaba después de mojicones;
                            pues la gatuna ronda insolentada
                            despedazaba tortas á porfía,
                            y el panadero vió su cuenta errada.
                            Así del mundo en la panadería
                            (hablando de animales con zapatos)
                            son muchos los ratones, á fe mía;
                            pero hacen más pejuicios cuatro gatos.

                            Publicada en el Diario de México el 11 de julio de 1812.
                            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                            • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                              POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                              AL SEÑOR GENERAL DON FÉLIX MARÍA CALLEJA
                              ODA
                              Ramón Roca *

                              ¿A donde, oh Clío, mi encendida mente
                              con raudo vuelo arrastrarás? Ignorado
                              furor hinche mi pecho, y por ardiente
                              trompa suspira qué ánimo inflamado
                              el Lírico de César. Sacra diosa,
                              muéstrame tú desde la cumbre hermosa
                              del sagrado Helicón, el héroe fuerte
                              á quien el verso mío
                              fausto celebre con acento pío.

                              Del centro del Elíseo prestos vuelan
                              mil varones y mil ante mi vista,
                              hijos de la victoria, que ya anhelan
                              merecido loor. No más resista
                              mi enajenado espíritu tu fuego,
                              oh Délfico, y el labio rompa luego,
                              siguiendo osado, con afán glorioso,
                              del alto Venusino
                              el grave verso y el cantar divino.

                              ¿Será que á tí del plectro numeroso
                              el suave són dirija, oh gran Pelayo?
                              Porque el torrente rápido y undoso
                              no fuerte fué, cual tú, ni vivo rayo,
                              cuando del godo la infeliz fortuna
                              vengando airado en la soberbia luna,
                              el trono que se hundiera en Guadalete
                              en Asueva elevaste,
                              y de triunfos y glorias lo cercaste.

                              ¿O acaso á tí celebre, oh gran caudillo,
                              pasmo y terror del edetano suelo,
                              bravo Ruy Díaz, perennal cuchillo
                              del bando alarbe, y de lealtad modelo:
                              ó más bien tu constancia generosa,
                              impávido Guzmán, en la rabiosa
                              venganza atroz del sitiador cobarde,
                              cuando la sangre clara
                              de tu inocente hechura derramara?

                              Ni tu grata memoria olvidaría,
                              Gonzalo impetuoso, á cuyo acero
                              dió el turbante postrer, que deslucía
                              allá en el Dauro el esplendor ibero:
                              ni la eminente gloria que en Lepanto,
                              oh hijo de Reyes, te cubriera, en tanto
                              que, anegado en el golfo turbulento
                              el turco poderío,
                              su osado arrojo lamentó tardío.

                              ¿Y quien de tus proezas no cantara,
                              sgundo Alcides, ínclito extremeño,
                              Paredes inmortal, el de la rara
                              pujanza fiera: ó del pasmoso empeño
                              con que brumando peregrinas mares,
                              oh gran Cortés, los españoles Lares
                              plantaste firme en las lejanas tierras
                              que en vértigo horroroso
                              desgajó hirviendo el golfo impetuoso?

                              Mas sobre el gran tumulto se levanta
                              gallarda frente de laurel ceñida,
                              de laurel inmortal, á gloria tanta
                              quedando toda gloria obscurecida.
                              ¿Cual dios es éste, oh musa? Arrebatado
                              mi numen á si vista, emprende osado
                              sólo su nombre alzar. Díctame, Clío,
                              díctame ya sonora,
                              y advierte al sabio lo que el labio ignora.

                              Porque el garzón perínclito yo veo
                              respandecer brillante, cual la estrella
                              que anuncia el polo, y su eternal trofeo
                              mostrarlo virgen celestial y bella.
                              Salve, oh tú, timbre del honor hispano,
                              Félix invicto, salve; pues tu mano
                              doquier triunfando, y á triunfar moviendo,
                              detuvo la impía saña
                              del monstruo asolador de Nueva España.

                              Aun resuena en mi oreja el alarido
                              con que insolente en su furor horrible
                              el rebelde atronara al afligido
                              suelo español de América apacible;
                              aun juzgo verlo en imperiosa ira
                              hollar un pueblo y otro, y cuanto mira
                              el aureo sol en el indiano espacio,
                              llevar en tala fiera
                              sembrando espanto y cuita lastimera.

                              ¡Ay, cuál rompe la hueste destructora
                              por breñas y por montes! ¡Ay, cuál brilla
                              tras la bandera que el infiel desdora
                              en mano infame la fatal cuchilla!
                              ¡Y como con nefando desenfreno,
                              rasgando ingratos de su hermano el seno,
                              los bárbaros enhiestos amenazan
                              pisar con fuero injusto
                              de la alta corte el valladar augusto!

                              Pero se viera la tajante espada
                              en tu robusto brazo y la trompeta
                              marcial suena en la esfera atribulada.
                              el fogoso alazán al són se inquieta,
                              y cubre el suelo el prevenido infante:
                              das la señal guerrera, y fulminante
                              amenazas el orbe .... ¿Y quién te osa?
                              ¿Quién al golpe iracundo
                              plúgole ser escándalo del mundo?

                              Campos de Aculco y Calderón gloriosos,
                              hablad por mí esta vez. Vosotros vistes
                              bramar á los traidores orgullosos
                              y herir el aire con lamentos tristes.
                              Testigos sois del ímpetu potente
                              con que el caudillo á la maligna gente
                              pisó el erguido cuello, y quebrantando,
                              su rabia y fiera muestra
                              dió nueva vida á la esperanza nuestra.

                              Mas no era sólo allí, que á la afligida
                              patria salvaras, y el feliz cimiento
                              de su alma libertad cuasi perdida
                              generosa afirmaras. ¡Oh momento!
                              ¡Dulce momento aquel en que tornaste
                              á sostener nuestro esplendor, y alzaste
                              al través de peligros y de escollos
                              de nuevo el brazo fuerte,
                              nuncio al infame de terror y muerte!

                              ¿Quien miró allá la multitud furiosa
                              de Zitácuaro infiel, cuando embriagada
                              con su crimen fatal quiso orgullosa
                              reina llamarse en voz desesperada,
                              temblar sólo á tu nombre, y oprimida
                              con tu invencible faz, la foragida
                              turba ceder, y el ímpetu violento
                              convertir en pavura,
                              viendo tornado el trono en sepultura?

                              No al inicuo sirvió que se elevara
                              sobre eminente cumbre, y, prevalido
                              del aspereza inutil, provocara
                              cobarde entonces tu valor sabido;
                              pues llegaste y venciste: los millares
                              cayeron á tus pies: en cien lugares
                              sintieron tu furor, y el mas altivo
                              sólo en la fuga espera
                              salvar su cuello á tu segur severa.

                              Ni el tronante romper de los cañones,
                              ni de la inmensa chusma el alarido,
                              ni el aspecto de mil y mil legiones,
                              ni el doble muro y foso prevenido,
                              nada es bastante á tí: todo perece
                              dó tú vas: como el humo desaparece
                              defensa y defensor, y el sitio huellas
                              dó el insano enemigo
                              halló, aunque esteril, pernicioso abrigo.

                              Mas ¡oh mansión del crimen! ¡Pueblo impío
                              de eterna execración! ya tu locura
                              pasó cual tempestad, y el poderío
                              que frenético ansiaste en fe perjura,
                              voló cual aire. De tu inicuo nombre
                              vá á finar la existencia, y porque asombre
                              en los remotos venideros siglos,
                              ni de tu inculto asiento
                              dejará el fuego rastro ni cimiento.

                              Porque no´sólo al hombre, al sacro cielo
                              en tu delirio heriste, y apurada
                              fué su dulce piedad. De hoy más tu suelo
                              sólo verá la fiera encarnizada,
                              la silbadora sierpe ponzoñosa,
                              la corneja agorera, la azufrosa
                              nube, rayos y vientos; y la tierra
                              ofrecerá á los ojos
                              entre negro carbón crudos abrojos.

                              Y el huracán perpetuo, revolviendo
                              tus pálidas cenizas, presuroso
                              irá por donde quiera difundiendo
                              tu castigo terrible y espantoso.
                              De monte en monte sonará á su vuelo:
                              Zitácuaro cayó; con desconsuelo,
                              Zitácuaro cayó, tornará el llano;
                              y cuando se revuelva,
                              Zitácuaro cayó, dirá la selva.

                              En tanto tú, guerrero victorioso,
                              brazo de Dios, azote del malvado,
                              siempre cubierto de laurel frondoso
                              irás de un triunfo y otro coronado;
                              y diestra del que el orbe cual segundo
                              Atlante admira sosteniendo un mundo,
                              huirá ante tí la hueste conjurada
                              como la sombra fría
                              huye ante el claro luminar del día.

                              ¡Honor y lauro a tí! Mi mente abruma
                              tanto inmortal blasón, y el grave peso
                              al numen sobrecarga. Sabia pluma
                              del ~~~~~~ ¿dó estás? que ya confieso
                              mi poder vano á tanta pesadumbre.
                              Vén, dios de Delo, vén: de la alta cumbre
                              del sacro monte baja, y canta luego
                              lo que puedes tú solo
                              llevando al héroe desde polo á polo.

                              Que no el inmenso océano consiente
                              sulcar su espalda extensa y caudalosa
                              á barquichuelo débil, ni prudente
                              fuera quien de la esfera prodigiosa
                              el ancho espacio recorrer quisiera
                              con flojas alas de mezquina cera.
                              Vén pues, oh Dios, y al héroe venturoso
                              celebra arrebatado,
                              y yo tan sólo escucharé admirado.





                              *Nota: Ramón Roca no es Mexicano, es un español, capitán de la infantería española que participó en la cruenta toma de Zitácuaro bajo el mando del Gral. Calleja. Esta muy poco conocida Oda poética, fué publicada en el Diario de Mexico diez días después de la toma de Zitácuaro por el ejército realista, el 12 de enero de 1812.

                              ** NO se´por qué el programa no acepta la palabra la-ti-no y coloca unas rayitas.
                              kabrakan
                              Forista Esmeralda
                              Last edited by kabrakan; 14-junio-2010, 00:41.
                              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                              • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                                ALABADO
                                Vox Populi

                                Al alba de la mañana,
                                alabemos ¡oh, Dios Santo!,
                                con una voz resonante,
                                el canto de un gallo blanco.

                                Ya el primer gallo cantó,
                                ya tronaron sus alitas
                                diciendo: "Cristo nació;
                                qué bonitas mañanitas".

                                Los dolores de María,
                                méritos son de su esposo;
                                los anunció con gran gozo
                                el canto de un gallo blanco.

                                Al nacer el niño Dios
                                alumbrando al mundo, tanto
                                se oía que resonaba
                                el canto de un gallo blanco.

                                Para Egipto caminó
                                con sus padres temerosos,
                                para librarlo de Herodes,
                                cuando el gallito cantaba.

                                Hasta el portal de Belén
                                los pastores han llegado,
                                dándole gracias a Dios
                                cuando el gallito ha cantado.

                                ¡Ah, qué portal tan dichoso,
                                qué maravilla se vió,
                                pues nacido en un pesebre,
                                hasta el gallito cantó!

                                En unos pobres pañales
                                ya su madre lo envolvió,
                                pero tenía mañanitas
                                qu el gallito le cantó.

                                Lo llevaban al Calvario,
                                a mi Jesús sacrosanto,
                                para ser crucificado,
                                cuando cantó el gallo blanco.

                                San Pedro ¿que tienes hoy,
                                que al Señor has traicionado?;
                                le volteaste las espadas
                                cuando cantó el gallo blanco.

                                Qué terrible procesión
                                la noche del Jueves Santo,
                                María llena de dolor
                                cuando cantó el gallo blanco.

                                Murió a las tres de la tarde,
                                una hora antes de las cuatro,
                                desde la Cruz escuchaba
                                los cantos del gallo blanco.

                                Aquel Sábado de Gloria,
                                cuando fuera sepultado,
                                resucitó al tercer día
                                cuando el gallito cantaba.

                                Qué desconsuelo el domingo,
                                en su urna levantaban
                                a Jesús Crucificado
                                cuando el gallito cantaba.

                                En el día de la Ascención
                                a los cielos fue elevado
                                y nos dió su bendición
                                cuando el gallito cantaba.

                                Madre Santa, Cristo Santo,
                                por tí rezo este Alabado,
                                diciéndolo con voz alta
                                al igual que el gallo blanco.


                                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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