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Poesias y rimas que aligeran el alma

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  • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

    LOS PANADEROS
    Vox Populi

    ¡Arriba los panaderos,
    arriba, arriba y a trabajar!;
    que busque su compañera
    quien la tiene que encontrar;
    que la busque, que la busque,
    que ahora me la va a pagar,
    y si no quiere salir,
    que la chiflarán, que la chiflarán.

    Bonita compañerita
    se ha venido usted a encontrar;
    déjemela usted solita,
    que la voy a hacer bailar,
    que me baile "El Ahualulco",
    ¡a ver si sabe bailar!

    ¡Arriba los panaderos,
    arriba, arriba, a trabajar!;
    que busque su compañero,
    que lo tiene que encontrar;
    que lo busque, que lo busque,
    que lo tiene que encontrar.

    Bonito compañerito
    se ha venido usted a topar;
    parece un pichoncito
    sacado del palomar;
    déjemelo usted solito,
    ¡a ver si sabe bailar!
    que baile una "Bambita"
    ¡a ver si sabe bailar!

    ¡Arriba los panaderos,
    arriba, arriba y a trabajar;
    que busque su compañera,
    que la tiene que encontrar;
    que la busque, que la busque,
    que la tiene que encontrar.

    Bonita compañerita
    se ha venido usted a encontrar;
    y si no quiere salir,
    que le chiflarán, que le chiflarán;
    que baile un "Ahualulco",
    ¡a ver si sabe bailar!

    ¡Arriba los panaderos,
    y arriba, arriba y a trabajar;
    ¡que buenos bracitos tiene,
    qué buen pan ha de amasar!
    Déjemelo usted solito,
    que ahora me las va a pagar,
    que se busque a su compañera,
    que la quiero ver bailar.

    Déjemela usted solita,
    que ahora me la va a pagar;
    y si no quiere salir,
    le chiflarán, que le chiflarán;
    que le toquen "El Colás",
    que la quiero ver bailar.


    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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    • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

      EL GUANAJUATEÑO
      Vox Populi

      Aquí está el Guanajuateño
      con su sombrero de lado,
      que anda buscando al costeño,
      que de a tiro lo ha tanteado
      con mi vale el Pachuqueño
      que es, como yo, renombrado.

      Soy de mero Guanajuato,
      nacido en el Cantador,
      soy de los meros valientes,
      arrojado, no hablador;
      si usted quiere, valedor,
      jugar un rato comigo,
      tráteme mejor de amigo:
      ¡Por Dios!, que si se me enoja
      y quiere bajar a la agua,
      ni los zapatos me moja.

      ¿Qué dice, vale costeño,
      usted que ahora anda triunfando
      y que anda vociferando
      con mi vale el Pachuqueño?
      Me hace menos porque ando
      sin mi camisa y mi chata;
      también sé tirar mi plata,
      también me gusta brillarla;
      pregúntele al vale Prieto
      lo que tiraba en la Cata.

      Acércate, chata Juana,
      ya ni me hagas renegar,
      ni me quieras despreciar
      porque compraste tu indiana,
      si ahora se te da la gana,
      péinate del arriscao
      para echártela de lao,
      a mí no me importa nada:
      que tengo el alma curada
      de los espantos y el vaho.

      Aquí esta el de Guanajuato
      que a nadie le pide nada,
      ni siquiera una tostada
      para alimentarse un rato;
      no le hagan miau como al gato,
      y a la cañada no bajen,
      ni mucho menos se encajen
      armándome una cotorra,
      si es que no quieren la gorda,
      ni el ranchero, ni el salvaje.

      ¿Qué dice, vale Coyote?,
      vamos a echar la misión;
      ni porque lo veo grandote
      le tengo ningún temor;
      soy del puro Cantador,
      barrio de la libertad;
      ya les digo la verdad,
      si no la quieren conmigo,
      trátenme mejor de amigo;
      no es cochina mi amistad.

      ¿Qué dices, vale Tarasca,
      no has ido a ver a Martina,
      la hija de doña Agustina,
      la querida de Charrasca?
      Supongo quieren la frasca
      y desean vociferar,
      no me hagan desesperar,
      porque yo soy delicado,
      ningún valedor, mi amigo,
      el cuerpo me ha manoseado.

      Oiga, manis, Pachuqueño;
      creo que usted es medio rejego,
      si quiere la gorda luego,
      sáquese, no tenga miedo.
      Un puro Guanajuateño
      se puede batir con treinta,
      y si quieren sus mercedes
      bajar haste el socavón,
      bajen, que esta es la ocasión
      de arreglarles bien la cuenta.

      Aquí está el Guanajuateño
      con su sombrero de lado,
      que anda buscando al costeño
      que de a tiro se ha canteado;
      aquí está su tío planchado;
      vengan para darles clase,
      los tanteo muy amonados,
      y que son juiles se me hace;
      pos donde yo pongo el pie,
      hasta ni el zacate nace.

      ¡No se arruguen, valentones,
      traigan dispuestos sus fierros,
      que aquí está el Guanajuateño
      para darles sus lecciones!
      Acérquense los matones,
      que yo no les tengo miedo,
      firme y parado me quedo
      esperando cuchilladas;
      me parecen enchiladas,
      y me trago las que pueda.

      Soy valiente y no hablador
      y por las muchachas riño
      porque les tengo cariño,
      porque me gusta el amor.
      El barrio del Cantador
      de mis luchas es testigo;
      oigan bien lo que les digo:
      el que esté de mí celoso,
      una clase de retozo
      le daré no más de amigo.

      No crean que soy fantasioso,
      lo que digo es la verdad:
      el que quera retozar
      verá que no soy chismoso.
      Soy un poco cosquilloso
      y me bato con empeño,
      que lo diga el Pachuqueño,
      mi querido valedor,
      o el barrio del Cantador,
      mi pesadilla, mi sueño.

      A toditos les prevengo,
      valientitos de a centavo,
      que soy en verdad muy bravo,
      y en decirlo me sostengo.
      Sólo a mis brazos me atengo,
      pues yo no me desbarato;
      a cualquiera me echo al plato,
      y el que no lo quera cree,
      no más que me venga a ver:
      soy de puro Guanajuato.




      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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      • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

        DESPEDIMENTO A MARÍA SANTÍSIMA DE TLALTENANGO
        Vox Populi

        Los de la Hacienda de Treinta
        de Ixcapixtla, llorando
        por ti se van suspirando,
        pues ya el indito se ausenta;
        de Buenavista y su Venta
        se despiden en reunión.
        Adiós, hasta otra ocasión,
        ya se van los de Zumpango;
        échanos la bendición,
        Madre mía de Tlaltenango.

        Adiós, dalia matizada,
        ya se van los de Morelos,
        de Guanacato (sic) ya vemos
        se retiran, Madre amada;
        ya te quedas colocada,
        güerita del alma mía;
        adiós, clara luz del día,
        se van los de Huauchinango;
        recibe el último adiós,
        Madre mía de Tlaltenango.

        Adiós, limpia Concepción,
        repite esta multitud;
        vendremos en otra ocasión,
        Madre mía, dadnos salud.
        El niño en su juventud,
        la viuda y el huerfanito,
        dicen levantando el grito,
        que te volvamos a ver;
        no nos dejes perecer.

        En fin, adiós, Madrecita,
        tus hijos los Mexicanos,
        el adiós todos te damos
        como linda azucenita;
        adiós, bella amapolita
        del paraíso celestial;
        adiós, vuestro trono real
        de la Virgen Soberana,
        líbranos de todo mal:
        adiós, rosita temprana.

        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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        • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

          EN EL ALBUM DE MI HIJA

          Por cima de la montaña
          que nos sirve de frontera,
          te envía un alma sincera
          un beso y una canción;
          tómalos; que desde España
          han de ir a dar, vida mía,
          en tu alma mi poesía,
          mi beso en tu corazón.

          Tu padre, tras la montaña
          que para ambos no es frontera,
          lleva la amistad sincera
          del autor de esta canción.
          Recibe, pues, desde España
          beso y cantar, vida mía,
          en tu alma la poesía
          y el beso en el corazón.

          Si un día de esa montaña
          paso o pasas la frontera,
          verás en el alma sincera
          de quien te hace esta canción,
          que la hidalguía de España
          es quien sabe, vida mía,
          dar al alma poesía
          y besos al corazón.


          Zorrilla

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          • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

            ROMANCE DE LA LUNA


            La luna vino a la fragua
            con su polisón de nardos.
            El niño la mira mira.
            El niño la está mirando.

            En el aire conmovido
            mueve la luna sus brazos
            y enseña, lúbrica y pura,
            sus senos de duro estaño.

            Huye luna, luna, luna.
            Si vinieran los gitanos,
            harían con tu corazón
            collares y anillos blancos.

            Niño déjame que baile.
            Cuando vengan los gitanos,
            te encontrarán sobre el yunque
            con los ojillos cerrados.

            Huye luna, luna, luna,
            que ya siento sus caballos.
            Niño déjame, no pises,
            mi blancor almidonado.

            El jinete se acercaba
            tocando el tambor del llano.
            Dentro de la fragua el niño,
            tiene los ojos cerrados.

            Por el olivar venían,
            bronce y sueño, los gitanos.
            Las cabezas levantadas
            y los ojos entornados.

            ¡Cómo canta la zumaya,
            ay como canta en el árbol!
            Por el cielo va la luna
            con el niño de la mano.

            Dentro de la fragua lloran,
            dando gritos, los gitanos.
            El aire la vela, vela.
            el aire la está velando.

            Federico García Lorca, 1928

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            • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

              POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

              EPIGRAMA
              Francisco Palacios

              Si no voy a visita,
              si no tengo cortejo,
              ni salgo con amigos,
              ni voy a los paseos,
              ni toco la guitarra,
              ni canto con despejo
              ¿será porque soy santo?
              No, es que no haber dinero.
              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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              • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                SONETO
                Francisco Palacios

                Verás, amigo, un burro alivolante,
                un buey tocar la flauta dulcemente,
                correr una tortuga velozmente,
                y puesto a volantín un elefante;

                en requesones vuelto el mar de Atlante
                y del Guadiana el agua en aguardiente;
                el Ebro, el Duero y Tajo con corriente
                de generoso vino de Alicante.

                Verás presente al sol, lucir la luna;
                verás de noche al sol claro y entero;
                verás parar su rueda la fortuna.

                Estos portentos, sí, verás primero
                que puedas encontrar mujer alguna
                que quiera al hombre falto de dinero.


                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                  POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                  IDILIO
                  Ramón Quintana del Azebo

                  Así, mientras pastaba sus ovejas,
                  Dametas entonaba amantes quejas.

                  ¿El tiempo llegará, sensible Delia,
                  en que mi amor conozcas, o se extinga
                  la llama que fomenta mi ternura?
                  ¡Ay me! callando gimo, y me es mi pena
                  muy más terrible que el helado invierno.
                  ¿De qué me sirve, dí, que cabe el olmo
                  que dócil con sus ramas cubre el techo
                  de mi pajizo albergue, tú con Ana
                  afable me saludes, y te sientes
                  sobre el árido césped prevenido?
                  ¿De qué, que airosa tu con diestra mano,
                  capaz de embelesar al mismo Apolo
                  la lira pulses, y que con mi flauta
                  tus sones acompañe distraido?
                  ¡Oh Delia! de aumentar mi pena triste.

                  Si algún pastor me viera, y que a tu lado
                  las horas se deslizan blandamente;
                  que te acompaño en los sencillos bailes
                  de la inmediata aldea, y que placiente
                  escuchas tú mi voz, y yo la tuya,
                  feliz ¡oh Delia! a mí pasión diría.
                  Más ¡ay! tus gracias, do a la par se ostentan
                  tu virtud, y el candor que hay en tu seno,
                  si halagan a mi amor, mi mal aumenta.
                  ¡Oh Delia! ¿y he de amarte sin consuelo?
                  ¿y he de amarte y callar el que te amo?
                  ¿o acaso un hado injusto me condena
                  a eterno suspirar y eterna pena?

                  Dos veces pulular el trigo he visto
                  y al manzano otras tantas deshojado,
                  y yo en mi mal constante siempre miro
                  volver los astros al usado giro,
                  sin que a mi pecho torne la alegría.
                  ¿Y como tornará, si desde el día
                  que amor libró a mi pecho el dardo insano,
                  amante a Lelio sigues? Dí: ¿su choza
                  que excede a las demás, cuanto al lentisco
                  el lúgubre ciprés, a amar te incita?
                  ¿O acaso los rebaños numerosos
                  que el valle ameno cubren? ¡Cuanto, Delia,
                  se engaña quien feliz al rico piensa!
                  A Lelio advierte, advierte cuál se agita,
                  las creces combinando de su aprisco:
                  en el soto, en la aldea, en la cabaña,
                  y lo que es mas, hermosa, en tu presencia
                  no sabe sino hablar de su opulencia.
                  El mira indiferente el casto hechizo
                  que vive en tu semblante, y tu sonrisa
                  más dulce que la miel y añejo vino.
                  ¿Y así le estimas? ¿O de un padre avaro
                  las leyes obedeces? ¡Oh destino!
                  ¡Pluguiera a amor, que nunca a mí tu Lelio
                  de amigo el dulce nombre dado hubiera,
                  que libre entonces, al hablar contigo,
                  mi pena te diría, y nunca fuera
                  mi rémora fatal un buen amigo!
                  Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                  Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                  • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                    POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD


                    Oda libre Al Sueño
                    Ramón Quintana del Azebo

                    No en torno de mis sienes
                    tus alas giran, sueño pavoroso;
                    tus negras alas, que en el Lete undoso
                    humedecidos traen
                    al mísero mortal descanso incierto.
                    Te estima el fatigado, como al puerto
                    el pávido piloto; el vagabundo
                    conságrate en ofrenda
                    la mitad de su vida; en todo el mundo
                    la ruda ceguedad de los mortales
                    te llama por alivio de sus males.

                    Mas yo, deidad mentida,
                    amada sólo por el vulgo ciego,
                    en nada estimo aquel letal sosiego
                    con que al viviente brindas engañosa;
                    sin ti, con grato anhelo
                    contemplaré en la noche silenciosa
                    los astros relucientes, que en el cielo
                    con su inmutable giro y dependencia
                    muestran la omnipotencia
                    del Ser Supremo que los ha creado.
                    Sin ti, la amable ciencia
                    mis horas llenará con sus dulzuras;
                    veréme ¡oh sueño! siempre rodeado
                    de las delicias puras,
                    y a tu feudo tirano sustraído
                    podré decir al menos que he vivido.

                    ¿Es otra cosa el hombre aletargado
                    que un fiel retrato de la triste muerte?
                    En él sólo se advierte,
                    por señal de existencia, que respira;
                    al cuerpo entorpecido no le queda
                    un solo movimiento
                    que defenderle pueda
                    de la mano cruel de un enemigo.
                    Las temibles pasiones, al abrigo
                    de la sorda inacción que predomina,
                    al noble entendimiento, en su abandono,
                    osadas le sorprenden,
                    y al punto le derriban de su trono.
                    Inexpertas del mando,
                    el regio cetro empuñan, y agitando
                    los fútiles deseos, representan
                    al corazón tranquilo y sosegado
                    las sombras, los espectros y peligros,
                    que luego se fomentan
                    en la agitada y debil fantasía,
                    que los juzga veraces, cual si fueran
                    examinados a la luz del día;
                    y en tanto el infeliz que así padece
                    lamenta y gime y llora y se estremece.

                    ¿Es ésta tu quietud, injusto sueño?
                    ¿Y a tí te llama el hombre, que debiera,
                    al ver tu adusto ceño,
                    abominarte como a monstruo o fiera?
                    ¿Apenas el callado mundo indica
                    que ya domina en él tu duro imperio,
                    no te encuentra propicio
                    el vil asesinato, el adulterio,
                    el robo y todo vicio?
                    Tu mismo armaste la traidora mano
                    de Ulises y Diómedes contra Reso.
                    El precepto inhumano
                    de Dánao sus hijas confiaron
                    al tiempo del olvido;
                    entonces el brazo debil alarmaron
                    con la acerada punta, y en el pecho
                    lo esconden del esposo ya dormido,
                    y el grato nupcial lecho,
                    en quien reinara la delicia pura,
                    conviértese en horror y sepultura.
                    El Dárdano guerrero, que al unido
                    poder del falso griego
                    dos lustros resistiera,
                    es sorprendido en la quietud primera
                    de la callada noche; el leve fuego
                    sus edificios tumba; airado Marte
                    terrores vibra; el golpe y el amago
                    un mismo tiempo siguen;
                    la muerte y el estrago
                    aniquílanlo todo, y en un punto
                    vemos en la gran Troya armipotente
                    cadáveres y escombros solamente.

                    Mavorte a Citerea
                    reduce a sus halagos, cuando Febo
                    su leve carro en la región nerea
                    había sumegido . . . .
                    Mas ¿por qué inadvertido
                    me canso refiriendo
                    tus crímenes, tus fraudes y traiciones?

                    Del Erebo y de la Noche aborto horrendo,
                    hermano de las furias y la muerte,
                    oscuro esposo de las tristes sombras,
                    huye lejos de mí. Déte el averno,
                    que fue la cuna de tu ilustre suerte,
                    eterna habitación, descanso eterno.
                    Allí contino gimas,
                    y nunca, nunca abiertas
                    se muestren a tu vista las dos puertas
                    por donde a los mortales
                    llegan. . . . ¡Cielos! ¡Ay me! yo desfallezco.

                    Así escribía cuando. . . . (¡me estremezco
                    al sólo recordar mi susto y pena!)
                    cuando improviso siento
                    estremecerse todo mi aposento
                    y que se me acercaba
                    con paso diligente
                    el hórrido Morfeo. . . .
                    ¡Ay Dios! ¡Y cuál le ví! Su negra frente
                    el opio soñoliento coronaba
                    con la ardiente amapola entretejido;
                    sus centellantes ojos
                    vertían iras, crueldad y enojos;
                    negro era el rostro, y negro su vestido;
                    disforme su estatura;
                    y levantando en la atezada mano
                    un ramo humedecido que empuñaba,
                    con semblante inhumano,
                    "mortal envanecido, que con necias
                    expresiones, al sueño así desprecias,
                    ríndete a su poder", dijo, y rociando
                    mi rostro pavitante
                    con el negro licor que destilaba
                    el verde ramo, al punto desaparece.

                    Entonces, como si un brillante rayo
                    muy inmediato a mí pasado hubiera,
                    el cuerpo se entorpece;
                    e involuntariamente, de un desmayo
                    muy dulce poseido,
                    redíme al lecho, y me quedé dormido.



                    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                    • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                      POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD


                      EPIGRAMAS
                      Ramón Quintana del Azebo

                      - Pues tú no vas a la escuela,
                      yo tampoco, Juana, iré.
                      -¿Y si preguntan?- Diré
                      que me ha dolido una muela.
                      -¿Y si tu papá severo
                      quiere darte, Blas, castigo?
                      -No, que con llorar consigo
                      de mi mamá cuanto quiero.

                      - - - - -

                      -¿No soy linda, Fabio? -Sí,
                      -¿Y que tal toco? - Muy bien.
                      -¿Mi voz te agrada? -También.
                      -¿Bailo airosa? -Ya lo ví.
                      -Visto bien, soy bien dispuesta. . .
                      Di: ¿qué falta a mis primores?
                      -Que el que los tienes ignores
                      y aprendas a ser honesta.


                      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                      • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                        POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                        PÉRDIDA
                        ,José Antonio Reyes

                        Ayer en el paseo
                        se perdió un currutaco:
                        tiene el pelo a la Tito,
                        de almizcle perfumado;
                        el fleco disparejo,
                        hasta las cejas largo;
                        un sombrero chiquito,
                        muy bien encañonado,
                        que del sol no defiende
                        el rostro en el verano
                        ni del aire las sienes
                        en el invierno helado.

                        Desde éstas se prolonga,
                        del carrillo a lo largo,
                        la patilla poblada
                        que se avecina al labio.
                        Lleva un lienzo en el cuello,
                        relleno de mil trapos;
                        la camisa bordada,
                        y en el pecho un retrato,
                        al que a cada momento
                        ve con ojos livianos.

                        Mil cintas desde el hombro
                        le bajan al costado,
                        y desde allí comienzan,
                        los calzones, tan anchos
                        que el viento dentro de ellos
                        se pasea a su salvo.
                        Como no gasta bolsas,
                        trae pendientes de ganchos
                        dos campanas enormes
                        de acero pavonado.

                        Una casaca corta
                        por el faldón, y en lo alto
                        un cojín, con que imita
                        fielmente a un jorobado.
                        Tiene envueltas las piernas
                        en cueros encarnados,
                        como azabache negros
                        de la espinilla abajo.

                        En el cafe asistía,
                        y por la noche al teatro;
                        solía jugar tresillo
                        o billar, de prestado.
                        Comía con sus amigos
                        o ayunaba a traspaso;
                        dormía en una accesoria
                        de las de taza y plato.

                        Los domingos y fiestas,
                        en el Perdón parado,
                        al Padre de la misa
                        veía de cuando en cuando.
                        Chupa puro muy grueso,
                        habla un idioma extraño,
                        compuesto allá a su modo
                        de francés e italiano.

                        Baila bien contradanza,
                        bolero afandangado,
                        y casi a todas horas
                        ejercita su canto.

                        Se suplica a cualquiera
                        que llegare a encontrarlo,
                        lo lleve a la coqueta,
                        quien le dara su hallazgo.

                        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                        • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                          POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD


                          ANACREÓNTICA A LA PRIMAVERA
                          José Mariano Rodriguez del Castillo
                          (muestras)

                          Amigos, empecemos
                          entre apasibles risas
                          a gozar de las horas
                          que le hado nos destina. . . .

                          -----

                          Parlera golondrina
                          que con canto festivo
                          a los hombres anuncias
                          el astro matutino. . . .

                          -----

                          Salve, pueblo felice
                          a quien la amable Flora
                          escogió por su asiento
                          y estancia deliciosa. . . .

                          -----

                          La mano poderosa
                          de Júpiter supremo
                          destinó a los amores
                          edades como al tiempo. . . .

                          -----

                          Un goloso muchacho,
                          metido en una huerta,
                          alegre discurría
                          mirando con viveza
                          de una tendida parra
                          los racimos que cuelgan.

                          Pero no, ya se inclina
                          de las doradas peras,
                          hacia el durazno corre,
                          ya se vuelve a la higuera:
                          de aquesta el fruto corta,
                          pero apenas lo prueba.

                          Su gusto aún mas provocan
                          encarnadas ciruelas,
                          los verdosos pepinos
                          y las moras sangrientas.

                          Su ambición todo abarca,
                          todo le lisonjea,
                          come luego otra cosa,
                          y al fin todo lo deja.

                          Así yo entusiamado
                          entre muchas bellezas,
                          quiero decir de todas
                          porque todas me alegran.

                          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                          • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                            POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD


                            ANACREÓNTICA II
                            José Mariano Rodriguez del Castillo

                            Volaba por el prado
                            una mariposilla,
                            como el aire ligera,
                            bordada de mil pintas.

                            Diáfanas como el éter
                            sus alas peregrinas
                            y esmaltadas con oro,
                            al viento se tendían.

                            Ya en un florido mirto
                            su vuelo suspendía,
                            ya en el jazmin posaba,
                            ya en unas clavellinas.

                            No hay flor do no se pare,
                            y aunque ellas se retiran
                            con timidez donosa,
                            sus cálices las liba.

                            ¡Oh feliz mariposa!
                            ¡Quien tuviera tu dicha,
                            pues, gustándolas todas,
                            ninguna te cautiva.



                            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                            • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                              POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD


                              ANACREÓNTICA III
                              SONETO
                              José Mariano Rodriguez del Castillo

                              Seis veces el invierno adusto y frío
                              ha quitado a los campos la hermosura;
                              seis veces ha que su inclemencia dura
                              grillos a puesto a aqueste humilde río;

                              mas otras tantas el pintado estío
                              ha vestido los valles de verdura,
                              ornando con mil flores la llanura,
                              la abundante pradera, el bosque umbrío.

                              El otoño con frutos sazonados
                              ha traído sus fértiles cosechas,
                              dejando los trabajos bien premiados
                              del labrador, sus ansias satisfechas;
                              y sólo mis amores mal pagados
                              sus cadenas no aflojan tan estrechas.


                              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                              • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

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                                EPIGRAMA
                                Antonio Salgado

                                - Tanto en verso como en prosa
                                mis pensamientos explico;
                                tan fácilmente critico
                                como hago una oda amorosa,
                                un soneto, un madrigal,
                                una comedia, un sermón. . . .
                                - En todo picas, Antón,
                                pero todo lo haces mal.

                                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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