Re: Poesias y rimas que aligeran el alma
LOS MONOS ENTERRADOS
Margarito Ledezma
Me dijeron que venían
no me acuerdo de que parte,
y que sabían cosas de arte
y que hartas cosas sabían.
Y que venían a buscar
de esos monos enterrados,
mal hechos y mal forjados
que han dado mucho en sacar.
De esos que dicen las gentes
que los antiguos forjaban
y luego los enterraban
revueltos con sus parientes.
Son unos monos sin chiste,
con todas las patas chuecas,
que enterraban los Aztecas
cuando fué la Noche Triste.
Y que ahora, según veo,
son cosas tan rebuscadas,
que sacan buenas mantadas
y las llevan al Museo.
Y duraron muchos dias
buscando por dondequiera,
hasta en una nopalera
que era propia de mis tias.
Y después de harto buscar
y gastar bastantes cobres,
nada que hallaron los pobres
y ya hasta querían llorar.
Temprano se levantaban,
trabajando todo el dia,
y creo tanto les urgía
que hasta de noche escarbaban.
Y lo hacían con tanto anhelo
que casi no descansaban;
pero nada que sacaban
de abajo del entresuelo.
Y, al ver la navegación
y el mitote que traían
y que nada conseguían,
me dió algo de compasión.
Y, pensándolo tantito,
dije así, como entre dientes:
"¡Ayúdales! ¡pobres gentes!,
¡no seas malo, Margarito!".
Y, ya hablando en otros tonos,
les dí tan fuerte ayudada,
que hallaron una mantada
de puritititos monos.
Lo malo es que no puedo
explicarles como fué.
Tal vez algún dia podré
aclararles el enredo.
Margarito Ledezma
Me dijeron que venían
no me acuerdo de que parte,
y que sabían cosas de arte
y que hartas cosas sabían.
Y que venían a buscar
de esos monos enterrados,
mal hechos y mal forjados
que han dado mucho en sacar.
De esos que dicen las gentes
que los antiguos forjaban
y luego los enterraban
revueltos con sus parientes.
Son unos monos sin chiste,
con todas las patas chuecas,
que enterraban los Aztecas
cuando fué la Noche Triste.
Y que ahora, según veo,
son cosas tan rebuscadas,
que sacan buenas mantadas
y las llevan al Museo.
Y duraron muchos dias
buscando por dondequiera,
hasta en una nopalera
que era propia de mis tias.
Y después de harto buscar
y gastar bastantes cobres,
nada que hallaron los pobres
y ya hasta querían llorar.
Temprano se levantaban,
trabajando todo el dia,
y creo tanto les urgía
que hasta de noche escarbaban.
Y lo hacían con tanto anhelo
que casi no descansaban;
pero nada que sacaban
de abajo del entresuelo.
Y, al ver la navegación
y el mitote que traían
y que nada conseguían,
me dió algo de compasión.
Y, pensándolo tantito,
dije así, como entre dientes:
"¡Ayúdales! ¡pobres gentes!,
¡no seas malo, Margarito!".
Y, ya hablando en otros tonos,
les dí tan fuerte ayudada,
que hallaron una mantada
de puritititos monos.
Lo malo es que no puedo
explicarles como fué.
Tal vez algún dia podré
aclararles el enredo.
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