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Poesias y rimas que aligeran el alma

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  • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

    POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

    CONTRICION POETICA
    Francisco Manuel Sanchez de Tagle

    ¡Oh lira, que hasta aquí locos amores
    en tus vibrantes cuerdas suspiraste,
    y dócil á mis voces me ayudaste
    á comprar por un goce mil dolores!

    Ya que hiciste armoniosos mis errores
    y á mi locura seducción prestaste,
    herida de otro plectro, dá, en contraste,
    con acuerdo mejor, tonos mejores

    Llora de los pasados años míos
    prolongada maldad, crímenes tantos,
    y tan multiplicados desvaríos:

    De amarga contrición rige los cantos
    en que le pida, con acentos píos,
    misericordia al Santo de los santos.

    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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    • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

      POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

      ODAS ANACREONTICAS
      Francisco Manuel Sanchez de Tagle

      Ya viejo estás, Dalmiro,
      me dicen las muchachas;
      yo les respondo: Lindas,
      las señas os engañan.
      No veáis en mi cabeza
      las mentirosas canas,
      ni si en mi boca huesos
      pocos o muchos faltan.
      Ved sólo que mi pecho
      todo es fuego y se abrasa;
      que vivaces mis ojos
      despiden puras llamas;
      que mis miembros se prestan
      á hacer cuanto les mandan,
      en las festivas bromas,
      en las alegres danzas;
      que nadie entre los mozos,
      me excede, ni me iguala
      de amor en la ternura,
      viveza y dulces ansias.
      Haced, si no, la prueba:
      correspondedme gratas;
      veréis con experiencia
      que como yo nadie ama;
      y que ninguni tiene
      más juvenil el alma.


      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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      • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

        POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

        ODAS PINDARICAS
        Francisco Manuel Sanchez de Tagle

        I

        EL ENTUSIASMO DE UNA NOCHE SERENA

        ¿Qué ardor, qué ardor me inflama,
        que hasta hora ignota llama
        circula por mis venas
        y un tardo respirar me deja apenas?
        ¿Qué soberana y sacra inteligencia
        altera de esta suerte mi existencia?

        En fuego aliento y vivo,
        mas en fuego creativo,
        que en formas diferentes
        le presenta á mi espíritu los entes,
        le infunde elevación sobre sí mismo,
        semen fecundo de sublime heroísmo.

        Él mi cuerpo ha deshecho;
        de ese recinto estrecho
        del espíritu mío,
        donde yacía cautivo mi albedrío,
        su mano bondadosa me ha librado
        y los lazos de unión ha desatado.

        Mi vista se mejora
        y ¡cuán otros son ahora
        los seres á mis ojos!
        Vi rosas, miro abrojos;
        en sangre humea y en crímenes la tierra
        y es podredumbre y males cuanto encierra.

        Dejo tan triste suelo,
        sublimo el raudo vuelo,
        por otros orbes giro
        y ¡que de cosas tan distintas miro!
        Salve, región de luz y país hermoso,
        y salve tú, silencio misterioso.

        Mil ardientes fanales,
        en masa, desiguales,
        pero á cual más hermoso,
        van caminando a paso majestuoso,
        por espacios hasta hora no medidos
        y de mente humana nunca entendidos.

        Y siempre en movimiento
        sin parar ní un momento,
        al Sol hacen la corte
        Mercurio, Venus, Júpiter, Mavorte,
        Saturno con su anillo, y mil Estrellas,
        y la tierra tambien con todas ellas.

        Súbditos que domina
        y entre ellos él camina
        cual hermoso gigante:
        fuente perenne de la luz radiante.
        ¡Cómo, cómo el mortal que el crimen ama
        no tiembla al ver su majestuosa llama!

        ¿Y cuales son las brazas
        de tan inmensa masa?
        ¿Quién así las mantiene?
        El Eter solamente las sostiene,
        y en él cada Astro el curso sigue ledo
        que le señala de su Autor el dedo.

        Mas allá, mil fulgores
        vibran astros mayores,
        y desde aquí se miran
        otros planetas que en su torno giran:
        allí Sirio reluce, allá el Boyero;
        de soles tantos ¿cual será el primero?

        ¡De que extraña manera
        el pasmo se apodera
        de mi todo; ni es mía
        ni rijo yo mi fragil fantasía!
        ¡En que profunda y silenciosa calma
        se queda absorta y sumergida el alma!

        Sacra deidad que has hecho
        tu habitación mi pecho
        y en él te eliges templo;
        yo absorto y mudo tu poder contemplo,
        y, de respeto y de terror transido,
        tu majestad venero agradecido.

        Mas, Dios grande y velado
        que en tan feliz estado
        me has puesto, dí, quién eres?
        ¿que pretendes de mi? ¿díme que quieres?
        Tu soberano fuego puede solo
        tornarme de esa suerte, sacro Apolo.

        ¡Oh! salve tú mil veces
        que así me favoreces
        con tu augusta presencia;
        jamás me niegues tu calor é influencia;
        sea de mi alzado verso el ejercicio
        loar la virtud y maldecir el vicio.

        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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        • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

          POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

          ODAS PINDARICAS
          Francisco Manuel Sanchez de Tagle

          IV

          Al ilustrísimo Señor Don Fray Ramón Csaus

          Por haber quemado parte de sus poesías
          é intentar quemar las restantes.

          ¡Ay de mi! Voraz fuego
          de la cumbre del Pindo se apodera,
          y con ímpetu ciego
          en cenizas la torna toda entera.
          Arde el sagrado asiento
          de Apolo, y de humo negro llena el viento.

          De las hermanas nueve
          el coro yace sumergido en duelo,
          se anega en llanto, y mueve
          á compasión la tierra y almo cielo;
          y en la tiniebla obscura
          oculta el numen delio su faz pura.

          Decid, ¿que mano impía,
          sagrada hija de la fiel memoria,
          turbó la melodía
          de nuestros himnos, y os robó la gloria?
          ¿Maldad tal en quien cupo?
          ¿Y quien la tea fatal empuñar supo?

          Délfico Dios, ¿dormías?
          ¿Faltábante las flechas venenosas?
          ¿de Dafne en pos corrías,
          diciéndole tus cuitas amorosas?
          ¿Como, dí, permitiste
          incendio tal, ni el Pindo defendiste?

          ¡Ay! ¡ay! el mas querido
          de tus sacros alumnos lo ha abrasado,
          la guerra re ha movido,
          la llama á tus tesoros aplicado,
          sin oír tu humilde ruego
          ¡Maldita llama, detestable fuego!

          Casaus, Casaus, ¿qué has hecho?
          ¿Qué infernal furia dirigió tu mano?
          ¿Quién agitó tu pecho?
          ¿Quién te infundió designio tan insano?
          Furia cruel, no vomites
          llamas contra el lenguaje de los Dites.

          ¿Dar al fuego tus versos,
          que néctares hibleos muy más suaves,
          aun más que cristal tersos,
          más sonoros que el trino de las aves,
          las que de tí aprendían
          los cantos con que a Febo recibían?

          ¿Los versos que escucharon
          del Olimpo los sacros moradores,
          absorto, y olvidaron,
          la ambrosía deliciosa y los amores,
          y aun el canto sonoro
          que Apolo principiaba en lira de oro?

          ¿Versos que adormecieran
          al Cerbero, y al reino de la vida
          segunda vez volvieran
          del Cantor Tracio á la beldad querida,
          que si en Tebas sonaran
          segunda vez á Tebas fabricaran?

          ¿Versos cuya dulzura
          del Ibero las glorias formó un día,
          que la raza futura
          llena de admiración repetiría,
          en mármoles grabara
          y en láminas de bronce conservara?

          ¡Versos ¡ay! semejantes
          triste pábulo son de llama ardiente
          de fulgores vibrantes,
          y en cenizas se tornan finalmente?
          Cuando el fuego aplicaste
          Casaus, vate divino, ¿en que pensaste?

          ¡Ah, llama! deja, deja
          de proseguir la empresa que acometes;
          oye el ruego y la queja
          del humano linaje: que respetes
          mi voz conseguir pueda
          de ese tesoro sacro lo que aun queda.



          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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          • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

            POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

            AL CUMPLEAÑOS DE SILVIA
            Francisco Manuel Sanchez de Tagle

            Une graciosamente las doradas
            madejas de tu pelo;
            déjanos ver las prendas acabadas
            que en dón te diera el cielo.

            No en lágrimas bañada, cual un día,
            nos muestres tu faz bella:
            olvida, Silvia, olvida, Silvia mía,
            el ceño de tu estrella.

            Rebose en gozo tu inocente pecho,
            más blanco que la nieve,
            que los reyes de Febo no han deshecho
            ni líquida se mueve.

            El rubio padre de la lumbre pura
            cubre hoy con crines de oro
            su espalda sacrosanta, y la dulzura
            de su castalio coro.

            Excita así, tañendo la
            lira las cuerdas suaves;
            y su voz resonando peregrina
            te canta en tonos graves.

            Dice cómo de nueva luz circuido
            en tu primera aurora
            al clima se mostró, que envanecido
            tal prenda en tí atesora.

            El cuenta que las Diosas inmortales
            te ornaban a porfía
            con las dotes y prendas celestiales,
            suyas, de mas valía.

            A los pechos de Venus educada
            en su sagrada estancia,
            de arrullos de sus aves regalada,
            pinta el numen de tu infancia.

            Cuenta cómo creciendo, cual la palma
            de un arroyo á la orilla,
            gozando siempre de apasible calma,
            fué tu beldad sencilla.

            Afina más el Dios el instrumento,
            y alaba, de una en una,
            las prendas relevantes que sin cuento
            en tí natura aduna.

            No omite tus conquistas y despojos:
            él vé de mil el lloro.
            ¡Cuántos ayes, causados por tus ojos,
            resuenan el laúd sonoro!

            ¡Ah! vive, vive (Apolo terminaba),
            de Anáhuac pura gloria,
            ni el tiempo raudo por quien todo acaba
            destruya tu memoria.

            Que descuelle entre todas tu hermosura,
            como el ciprés erguido
            aventaja de un bosque en la espesura
            el árbol mas subido:

            Vuele siempre sonrisa placentera
            en torno de tu labio;
            y el pesar congojoso jamás quiera
            causarte leve agravio:

            Torne la esfera, en su eje sustentada,
            y tráigase el momento
            que tu alma pura dejará abastada
            de plácido contento;

            Cuando por premio de su fe constante,
            un yugo duradero
            te una con Palemón, tu tierno amante,
            tu ardor sincero.

            Cesó de su cantar el Dios contento;
            de más luz ornó el día:
            todo te alaba, y Palemón, atento,
            á todos excedía.
            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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            • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

              POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

              ODAS FILOSÓFICAS
              I
              A LA LUNA EN TIEMPOS DE DISCORDIAS CIVILES
              Francisco Manuel Sanchez de Tagle

              ¡Con que silencio y majestad caminas
              por miles de luceros cortejada,
              súbditos que dominas,
              ornato augusto de la noche helada!

              Ellos acatan tu beldad fulgente
              desque en carro de nácar y de plata
              asomas en el oriente,
              consuelo al triste y al virtuoso grata;

              y extáticos te siguen por la inmensa
              bóveda del santuario del Eterno,
              do la oración intensa
              del justo perseguido escuchas tierno.

              Con ellos te saludo, almo destello
              de la luz perennal, fija la mente
              y ojo absorto en el cuello,
              y en esa ebúrnea majestuosa frente,

              de donde luz gratísima difundes
              por la imensa creación desfallecida,
              con que sopor le infundes,
              seguro germen de repuesta vida.

              A tu argentada luz sus presas cede
              que otra vez le arrancó, mal de su grado,
              voz que todo lo puede,
              y pensaba engullir el menguado.

              Duermes los montes, y en sus grutas hondas
              duermen los vientos y el horrible trueno;
              duermen del mar las ondas,
              y Leviatán, y monstruos de su seno.

              Hace pausa la vida de los seres
              que engrandecen el orbe; tu beleño
              embarga sus poderes
              con ligadura de apacible sueño.

              ¡Alto silencio, interrumpido apenas
              por piés del gamo que ni toca el suelo,
              y las hojas serenas
              recorriendo Favonio en blando vuelo,

              slaud, oh dón de la triforme diosa,
              que desciendes al pecho trabajado
              en vida congojosa,
              nido revuelto del mortal cuidado,

              de temer y esperar sin fin ni tino,
              y de allí lanzas el aciago susto;
              pues ya el néctar divino
              de la quietud á tu presencia gusto!

              Tú avanzas ¡oh belleza majestuosa!
              recorriendo la bóveda azulada,
              ufana, cual la esposa
              que del lecho nupcial sale adornada.

              Te rinden honenaje cielo y tierra;
              y la sombra huye sin saber a donde:
              ya tras fragosa sierra,
              ya en la lejana nube se te esconde,

              plegado el manto más y más, medrosa;
              mas tú incansable, en sólita carrera,
              por siempre victoriosa,
              no le das tregua y lanzas de doquiera.

              Todo es calma y dulzor. ¿Y el hombre..? ¡Oh Luna!
              Huye veloz del tachonado cielo;
              tu luz le es importuna:
              y á la maldad consagra su desvelo.

              No alumbes, no, los crímenes atroces
              que unos contra otros sin cesar maquinan:
              mutuamente feroces,
              al dolor y á la muerte se destinan.

              O víctimas ó cómplices furiosos,
              busca tan solo el hombre en sus hermanos.
              Con ojos sanguinosos
              en el vagar amenazante insanos.

              Ora ¡oh dolor! en hórridas reuniones,
              astutos para el mal, el mal sazonan;
              preparan combustiones,
              amasan el penar, y más se enconan.

              Allí la seducción la venda teje
              que del incauto oprimirá los ojos.
              Y mirar lo ne deje
              sino fantasmas, ocasión de enojos.

              La atroz calumnia, el venenoso aliento,
              y los densos vapores de allí lanza
              contra famas sin cuento,
              y mancilla y marchita cuanto alcanza.

              En grupos parten desconfianza y celos,
              y las discordias en su pos siguieran:
              padres, hijos, abuelos,
              romperán los lazos que antes los unian.

              No habrá mérito ya, virtud segura;
              todo se ataca, todo se atropella
              con mano y lengua impura.
              Impudente maldad todo lo huella.

              La patria del placer y la abundancia
              ya es del horror y crímenes guarida,
              y temblorosa estancia
              donde la rabia carnicera anida.

              ¡Y es a tu nombre, oh patria idolatrada,
              que los malvados fraguan tantos daños,
              con los que destrozada
              aparezcas, é infame á los extraños!

              ¿Que mal has hecho á tus rabiosos hijos
              que así desgarran el materno seno,
              y sólo en dañar fijos,
              gustado apenas, les hastía lo bueno.... ?

              Las antiguas heridas aún gotean,
              ¡y abrirte quieren nuevas, insanables,
              los que amarte vocean,
              hipócritas, perversos, detestables!

              ¡Que porvenir te labran tan funesto
              y tan discorde de tu bella aurora....!
              ¿Doblará el cuello enhiesto
              la que del orbe se vería señora....?

              ¿Paz, dulce paz, de nuestro triste suelo
              para nunca volver te habrás marchado;
              y el fervoroso anhelo
              del patriota veraz será frustrado?

              ¿No ha de haber ya justicia so la tierra,
              ni quien vindique hollados sus derechos?
              ¿siempre amagos de guerra
              mantendrán yemos nuestros caros lechos?

              Si así ha de ser ¡oh Luna! cede el puesto,
              y haz al Ocaso de tu lumbre dueño:
              fine mi vida presto;
              cierre mis ojos al eterno sueño.




              kabrakan
              Forista Esmeralda
              Last edited by kabrakan; 14-septiembre-2010, 00:58.
              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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              • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                ODAS HERÓICAS

                III

                A LA HERÓICA SALIDA DEL BENEMÉRITO GENERAL JOSÉ
                MARÍA MORELOS POR ENTRE EL EJÉRCITO SITIADOR
                DE CUAUTLA AMILPAS.
                Francisco Manuel Sanchez de Tagle

                Insólito calor mi pecho inflama:
                siento en el alma desusado brío:
                con imperiosa voz la cara patria
                cantar me manda sus heróicos hijos,
                y el divino valor, y el arte sumo
                con que á sus sanguinarios enemigos
                en lid tan desigual vencer supiero,
                legando asombro á los futuros siglos.
                ¡Sombras amigas, tenebrosa noche,
                madre del sueño y del sabroso olvido,
                que la creación reparas descaecida,
                y eres a la fatiga único alivio!
                ¡Cuando aún los tigres y alimañas yacen,
                bajo tu cetro de ébano, adormidos,
                el hombre solo, con el ojo atento
                persigue al hombre, ni el menor resquicio
                de esperanza y de bien dejarle quieren
                su mortal rabia y odio vengativo!

                ¡Oh noche! torna los brillantes ojos
                al desolado Anáhuac, mira el sitio
                do un puñado de bravos invencibles
                resiste del Averno el poderío;
                cansa miles de crueles, y supera
                su furor, sus ardides y sus tiros,
                superior a la muerte, que en mil formas
                le presentan el tiempo y su enemigo;
                sin dejarle momento de descanso,
                ni entre ignominia ó muerte algún partido.

                ¿Que se rindieron ya? ¿La peste acaso....
                la hambre.... la sed, y en número infinito
                de balas y de males que contra ellos,
                setenta días, y mas, han dirigido
                la encruelecida suerte y atroz bando
                de viles y pagados asesinos,
                hundieron la esperanza de la patria,
                su único apoyo en el sepulcro frío?

                Alto silencio en los espesos bosques;
                alto en los montes, en el valle y río;
                hasta los vientos el aliento enferman
                nada se mueve, nada, ¡oh caos antiguo!
                El genio del pavor, en negra nube,
                sobre los labios puesto el dedo frío,
                abre los ojos más y más, y en vano
                busca cuerpo en las sombras, ó algún ruido
                su atenta oreja, que otro no percibe
                que de su pecho el desigual latido.
                ¡Ay Morelos! ¡ay de la aguerrida
                gente, que en mil encuentros sostenidos
                de honor llenaron a la cara patria,
                su sien ornando del laurel divino!
                Cuautla termina sus heroicas vidas;
                Cuautla sepulta su valor invicto.
                ¡Júbilo cuánto para el bando opuesto!
                ¡Cuanto placer a su feroz caudillo!
                Ellos locos dirán: "No se rindieron,
                mas de nuestro valor víctimas han sido"

                No así, no así, mil bocas infernales
                con espantable horrísono estallido,
                lanzan á un tiempo silbadoras balas,
                el valle atruenan con letales ruidos,
                y con pálidas luces sucesivas
                mas horrorosos tornan los sombríos,
                ¡Oh loco delirar, vana soberbia,
                que el patriótico esfuerzo has combatido,
                y con inmunda boca saboreabas
                de antemano sus últimos residuos!
                Mira al héroe de Anahuac y a sus huestes,
                mayores más en el mayor peligro;
                jamás domados, y medrosos nunca,
                con orden marchan, y Mavorte mismo
                el héroe lleva de la diestra mano,
                y guía a los suyos con potente auxilio.
                ¿Do las ~~~~~~~~~s en que tanto fiabas
                y los aprestos del porfiado sitio?
                ¿Qué te valieron las espesas bandas
                de fanáticos crueles y malignos,
                que una vez y otras, derrotadas antes,
                aun te eran compañeras en delirio?
                Ni posible siquiera imaginaron
                tan heróico valor y alto designio.

                Por donde más el enemigo, astuto,
                había agregado estorbos exquisitos,
                al arte fatigando, y á los suyos,
                y puesto de sus tropas lo escogido,
                por allí rompe el héroe valeroso
                y dá á sus gentes cómodo camino.
                en vano, en vano perseguirlo quieren,
                ó perturbar la marcha que ha emprendido,
                por buscar sólo á su querida gente
                contra la hambre y la peste grato asilo.
                ¡Ay del osado que se acercare un tanto!
                ¡Ay de los mas resueltos y atrevidos!
                La muerte encuentran infaliblemente,
                de nuestros héroes en los duros filos;
                y cual los gozques que al mastín persiguen,
                si á ellos torna una vez, despavoridos
                toman la huida, y aun á gran distancia
                del can robusto temen los colmillos;
                así medrosos tras de intentos caros,
                se tornen los realistas confundidos.

                ¡Salve mil veces, noche venturosa,
                que al héroe diste saludable abrigo!
                Gózate ¡oh patria! de los héroes cuna,
                viendo ya salvos á los mas queridos:
                hoy tu sien orna su mayor hazaña,
                en su loor suenen inmortales himnos.
                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                  POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                  ODAS HERÓICAS

                  IV

                  A LA DERROTA DEL EJÉRCITO ESPAÑOL QUE INVADIÓ EL TERRITORIO
                  DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
                  Francisco Manuel Sanchez de Tagle

                  Oíd los acentos de mi acorde lira,
                  mortales acuitados,
                  oíd, naciones, los tonos que me inspira,
                  proféticos y alzados,
                  el numen Delio que el futuro mira.
                  Con violentos latidos él levanta
                  y hace agitar mi pecho, en fuego vivo:
                  nuevos seres percibo:
                  leda y segura asiéntase mi planta
                  en otros firmamentos.
                  ¡Silencio, humanos, escuchad atentos!

                  Ocho veces de augusta cabellera
                  el majestuoso Ajusco,
                  blancas, brumosas nieves sacudiera,
                  restos de Invierno brusco,
                  y otras tantas la dulce Primavera
                  con su verdor y rosas la engalana,
                  desde que (roto el yugo y las cadenas,
                  que de años tres centenas,
                  puso á la amable gente Mexicana
                  fiera España opresora)
                  era ella libre y de su hogar señora.

                  Un ruido pavoroso se oye, en tanto,
                  en las tumbas que aun riega
                  la gran Tenoxtitlan con triste llanto;
                  la parca nos entrega
                  nuestros pasados héroes; ¡brillo cuánto
                  y cuánta majestad sus rostros tienen!
                  Ellos hacia la playa se encaminan;
                  desde allí vaticinan,
                  de los tiranos que sulcando vienen
                  las olas, satisfechos,
                  los hados tristes, nuestros claros hechos.

                  Venid, dicen, antiguos opresores;
                  llegad presto, confiados,
                  soñándoos otra vez dominadores
                  de aztecas malhalados,
                  y engrosar con su pan y sus sudores.
                  Venid rabiosos como hambrientos canes,
                  que el tiempo pasó ya de la clemencia,
                  y nuestra descendencia
                  dejará ahora vengados nuestros manes;
                  y de pelear su ensayo
                  será arruinar la estirpe de Pelayo.

                  Tu, de Zempoala honor y pura lumbre,
                  levanta, corre, apura,
                  pasa volando la fragosa cumbre,
                  recorre la llanura;
                  ya de iberos inmensa muchedumbre
                  vomita en nuestra playas el Oceano,
                  ya profana su pie nuestras arenas:
                  oye, oye las cadenas
                  que echar quieren de nuevo al Mexicano:
                  ya crujen sus cañones;
                  ya rechinan los dientes sus legiones.

                  A un lado traen á la feroz venganza;
                  á otro un espectro horrible
                  que asqueroso y difícil huelgo lanza;
                  cuyo ver es terrible,
                  sin fijarse jamás en cuanto alcanza:
                  roe sus entrañas inmortal gusano,
                  y á todo el orbe dominar anhela,
                  y nada le consuela
                  mientras no logra su designio insano;
                  y sus saltados ojos
                  van tras la gloria vomitando enojos.

                  La Meguera infernal es quien preside
                  los consejos de muerte
                  que forman contra nos; pero decide
                  el Cielo otra suerte,
                  y su designio y nuestro mal impide.
                  A la demencia levantando altares,
                  su perdición ante ella decretaron,
                  si la nuestra juraron.
                  Pocos repasarán los hondos mares
                  y serán recibidos
                  de huérfanos y viudas con gemidos.

                  Ora lo habréis con LIBRES Mexicanos,
                  con héroes singulares
                  que ya, blandiendo el hierro en duras manos,
                  por su patria y hogares,
                  harán morder el polvo a los tiranos.
                  Ya, ya atrás deja la elevada sierra,
                  y al mismo tiempo en ligereza iguala
                  el campeón de Zempoala,
                  y el divino Terán. Os hacen guerra,
                  á los dioses iguales,
                  con ellos, mil aztecas inmortales.

                  No hay, no, tornar los ojos pavoridos
                  á los yermos bajeles,
                  de la empresa ya tarde arrepentidos:
                  apuraréis las hieles
                  que imaginábais dar a los vencidos.
                  Aquesos fosos que zanjáis profundos
                  ya se llenan de cuerpos palpitantes,
                  que los nuestros, triunfantes,
                  con denuedo despeñan, moribundos,
                  de las altas ~~~~~~~~~s,
                  para se pasto de nocturnas fieras.

                  El suelo retemblando se estremece:
                  la muerte en mil figuras
                  lo tala todo. Envuelto desaparece
                  de humo en nubes impuras
                  al almo Sol, y la tiniebla crece:
                  de sangre humana cúbrese la tierra,
                  y el Pánuco enrojece. Fascinada
                  esa horda, con la espada
                  en la mano, su infamia y males cierra.
                  ¡Ay del que imperio ensaya,
                  que aun insepulto quedará en la playa.

                  Nada resiste el ímpetu y bravura
                  de los claros campeones,
                  cuya paciencia el español apura.
                  De los hispanos leones
                  no hay ya temer la horrible dentadura,
                  ni que, de hoy más, atruenen con rugido
                  el quieto valle y monte silencioso:
                  su furor orgulloso
                  fué, para siempre, en Pánuco vencido,
                  y al mundo con su muerte,
                  prueban que es invariable nuestra suerte.

                  Salud, hijos, salud, una campaña
                  purgó de hidras el suelo
                  escarmentando á la caduca España,
                  que, á costa de su duelo,
                  de su loca ambición se desengaña;
                  y en vez del nuevo imperio suspirado,
                  ve bajar sus legiones al abismo,
                  á imulso de heroísmo,
                  cual enorme peñasco desquiciado,
                  que, con sonido horrendo,
                  va por los lóbregos senos descendiendo.

                  Y tú, progenie de los doises cara,
                  claro, Santa Anna, vive,
                  sostén de un pueblo, que por prenda rara
                  del cielo te recibe,
                  y que, mal grado de la envidia avara
                  hará que triunfes de enemiga suerte;
                  vive: los grandes hechos que algún día
                  atónito aplaudía
                  el orbe, borrará tu brazo fuerte;
                  no tendrá igual tu gloria,
                  y no ajarán los siglos tu memoria.

                  Ni la tuya, Terán, hijo querido
                  de Minerva y de Marte,
                  probará nunca el polvo del olvido:
                  la patria ha de llamarte
                  de sus Lares el mas esclarecido:
                  y cuando peinen la nevada cana
                  en plácida quietud nuestros ancianos,
                  y endurezca sus manos
                  en la labor, la juventud lozana,
                  dirán sus cantilenas
                  que tú los libraste de cadenas.

                  No bien Hércules nace, y ya triunfante,
                  desde la misma cuna,
                  con la sierpes jugó, con que arrogante
                  la envidia lo importuna;
                  áselas de los cuellos el infante;
                  ellas se enroscan en su brazo fuerte,
                  por deslizarse luchan, y él, risueño,
                  ve el inútil empeño
                  con que pretenden evitar la muerte:
                  seguro las provoca,
                  y cansado del juego las sofoca.

                  A Júpiter así, tropa salvaje,
                  de raza gigantea,
                  negó el debido culto y homenaje:
                  provócalo a pelea,
                  y añade insultos al primer ultraje:
                  los elevados montes desquiciaron;
                  los ven los dioses, con pavor y asombro,
                  que, cual artista, al hombro
                  así los llevan: fieros hacinaron
                  uno sobre otro, y luego
                  van al cielo a talar a sangre y fuego.

                  Ya en el alcazár soberano suenan
                  las blasfemias atroces,
                  y las deidades de temor se llenan:
                  de huír tratan veloces;
                  con el miedo en sus mentes se enajenan;
                  solo el potente Júpiter, sereno,
                  los ve subir en loco desatino,
                  arma el brazo divino,
                  y airado lanza el retumbante trueno.
                  ¿Donde están? ¿ que se hicieron?
                  Horrorosos abismos los cubrieron.

                  Torna al momento la quietud pasada,
                  y con almos cantares
                  resuena toda la mansión sagrada,
                  en loores singulares
                  de la augusta deidad, nunca ultrajada
                  impunemente, que del alto cielo
                  gobierna, y la abundancia y la luz envía,
                  y la pura alegría,
                  otra vez al cuitado mustio suelo.
                  He aquí, inmortal Santa Anna
                  tu historia, y de la gente Mexicana.

                  Cual si otra vez oyera el caos obscuro
                  la voz omnipotente,
                  así arde el Sol, en nuevo fulgor puro,
                  y así vegeta y siente
                  el sér, y en formas mil vaga seguro.
                  ¿Qué es el horrendo crimen denegrido?
                  ¿La envidia venenosa dó se oculta?
                  ¿En qué pechos abulta
                  el ajeno levísimo descuido?
                  ¿Soberbía dó descuella?
                  ¿Cómo al infeliz audaz no huella?

                  ¿Dó en traje envuelta, sucio y andrajoso
                  la sedienta avaricia,
                  con oído siempre abierto y cuidadoso,
                  se desvive y malicia
                  hasta del ruido que hace en el hojoso
                  árbol vecino, la aura leve y fría;
                  retiembla, se imagina ver saqueado
                  su tesoro adorado?
                  ¿Dó el adulterio, y la traición impía
                  con doble cara? ¿donde
                  la horda de vicios tímida se esconde?

                  A la par todos yacen aherrojados
                  como leones furiosos,
                  en los senos del Orco retirados,
                  donde en vano rabiosos
                  mordiendo están sus hierros redoblados.
                  Aura serena México respira.
                  No hay males ya, las cuitas terminaron.
                  En su hogar se sentaron
                  del Anáhuac los fuertes; ¡cual admira
                  su paternal gobierno,
                  quién de la patria el bienestar eterno!

                  ¡Oh triunfo! ¡oh de Septiembre onceno día!
                  No numen lisonjero
                  turba hoy de acalorada fantasía.
                  Al siglo venidero
                  de asombro llenarás, ¡oh patria mía!
                  de libertad asilo, de héroes cuna,
                  que así sobre naciones te sublimas,
                  y alejas de tus climas
                  la chusma de opresores importuna.
                  Serás, de hoy, respetada,
                  y tu amistad con ansia codiciada.
                  Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                  Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                  • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                    POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                    LOS OJOS DE DELIA
                    ODA IV
                    Francisco Luis Ortega

                    Pastor, escúchame antes
                    de que vayas a la aldea,
                    que quiero como amigo
                    hacerte una advertencia:
                    verás enajenado
                    mil bellas zagalejas,
                    más frescas que las rosas,
                    más blancas que azucenas,
                    que, entre bailes festivos,
                    amorosas contiendas
                    y sencillos cantares,
                    bulliciosas se alegran.
                    Entre tanta zagala
                    verás una muy bella,
                    de ojos negros, vivaces,
                    que se llama Delia.
                    Guarte ¡ay! de sus miradas
                    que en sus ojos se alberga
                    el hijuelo maligno
                    de Venus Citerea.


                    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                    • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                      POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD
                      LOS OJOS DE DELIA
                      ODA V
                      Francisco Luis Ortega

                      Una mañana alegre
                      en el florido valle
                      con ardor altercaban
                      los discretos zagales.
                      Yo, que de allí no lejos,
                      con mi rabel suave
                      entonaba amoroso
                      mis sencillos cantares,
                      curioso entre la rueda
                      al punto fuí a mezclarme....
                      Los bellos ojos eran
                      la causa del debate.
                      ¡Oh, que asunto tan bello
                      para mi pecho amante!
                      Aqueste solamente
                      los azules aplaude;
                      aquél dice: son los que más me placen>;
                      por los pardos en uno
                      expone su dictamen:
                      otro resuelto afirma
                      que todos son iguales
                      y que el color no influye
                      en su mayor realce.
                      El corro se enardece,
                      y cada uno hace alarde
                      de su sentir, diciendo
                      que es mas razonable.
                      Cuando improvisadamente
                      del bosque Delia sale,
                      do se hallaba dormida
                      á la sombra de un sauce.
                      A todos los deslumbra
                      con sus ojos brillantes,
                      y la confusa gresca
                      se suspende al instante;
                      pues consiguió la bella
                      que con su vista amable
                      la cuestión decidida
                      por los negros quedase.


                      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                      • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                        POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                        EN LA INSTALACIÓN DE LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL
                        DE MÉXICO, EL AÑO DE 1820

                        Francisco Luis Ortega

                        Alzad, alzad la frente, Mexicanos,
                        en el polvo sumida,
                        y con ojos ufanos
                        mirad cómo ya goza
                        nuestra patria infeliz salud y vida.
                        Himnos, loor á Apodaca* que acatando
                        la augusta ley, y plácido escuchando
                        nuestro voto anheloso, dijo: la Mexicana próvida asamblea.>

                        El eco sonoroso
                        difúndese doquier, y es repetido
                        en la villa, en el pueblo reducido,
                        en la cabaña y en el monte umbroso,
                        en la selva y el llano,
                        y en las playas tambien del Oceano.

                        Oyólo con pavor, tembló en su asiento
                        el déspota inhumano,
                        que hartado ya de sangre, mas sediento
                        del oro engañador, altivo y fiero
                        ha hollado la justicia,
                        y ni aun del nudo y simple ganadero
                        el mísero alimento
                        contentar ha podido su avaricia.

                        Oyólo triste el exactor malvado **
                        que con igual compás del rico y pobre
                        los haberes medía,
                        y al artista y al prócer ha adunado;
                        y con mustio semblante
                        mira el trabajo y afanar futuro
                        que le aguarda, si quiere en adelante
                        vivir de infamia y de baldón seguro.

                        Mientras el labrador corre ligero
                        al yelmo campo que dejado había,
                        y al ver lucir tan suspirado día
                        lo saluda y bendice placentero.
                        Libre ya de la saña
                        de visires tiránicos, cultiva
                        y coge el fruto de la verde oliva,
                        de la vid tierna y la jugosa caña.

                        No teme el Oaxaqueño
                        que se aproveche la codicia insana
                        del afanoso empeño
                        con que curó la púrpura grana.
                        Ni el minero acuitado
                        mira el antro profundo
                        do el precioso metal se halla encerrado
                        de tu penar origen, nuevo mundo.

                        Nada lo asusta ya: nada le aterra:
                        al hondo abismo impávido se arroja,
                        y arranca los tesoros
                        que en sus entrañas ocultó la tierra.
                        Y escúchanse a la par alegres coros
                        de jóvenes lozanos,
                        que, ceñidos de mirtos y de rosas,
                        tal entonan mil cánticos sonoros:

                        <¡Oh sin igual ventura
                        que nuestros padres nunca conocieron,
                        nuestros esclavos padres que vivieron
                        sumidos en la pena y la amargura!
                        Ya de las ciencias en el campo extenso
                        nuestro espíritu audaz podrá espaciarse,
                        y alígeros lanzarse
                        hacia el éter inmenso,
                        y, de Newton a par, las luces bellas
                        medir del sol, la luna y las estrellas.
                        El mar amenazante arrostraremos,
                        y con naves ligeras
                        correremos las costas extranjeras,
                        y de frutas cargados tornaremos.
                        Veremos los lugares
                        do nace y muere el rutilante Apolo.
                        He aquí de vuestros padres los hogares,
                        nos dirá el castellano:
                        podremos visitar el yerto polo,
                        y también abrazar al libre habano.
                        No temerá la vista
                        del anglo, ni del bátavo industrioso
                        el mexicano artista;
                        y su nombre, hoy obscuro, y humildoso,
                        al desdén ó al olvido condenado
                        de la Europa altanera,
                        veráse respetado
                        y en prez tenido por la Europa entera.
                        ¡Oh sin igual ventura
                        que nuestros padres nunca conocieron,
                        nuestros esclavos padres que vivieron
                        sumidos en la pena y la amargura!>

                        ¿No los oyes alzar, cara asamblea,
                        tus loores al cielo,
                        llamándote su gloria y su consuelo,
                        pidiendo que tu nombre eterno sea?
                        A su voz el tirano Despotismo
                        que ve frenado ya su orgullo fiero,
                        huye despavorido al hondo abismo,
                        do su fatal mansión tuvo primero;
                        y el ciudadano honrado,
                        de gozo puro y confianza lleno,
                        se ve en el dulce seno
                        de la felice patria recostado:
                        á la fatiga dura se compone,
                        ferviente anhela ya por aliviarla,
                        y prestarle su ayuda,
                        á sus cargas el hombro ya dispone:
                        no llegará jamás a abandonarla,
                        que impávido desde hoy firme la escuda:

                        Y tu, que corres por la selva errante,***
                        buscando con presura
                        al almo numen que del alto cielo
                        te aterra con el rayo fulminante,
                        o te alarga, cubriendo de verdura
                        y dulces frutos tu silvestre suelo:
                        ya tímido, ya grato, ofrenda pura
                        presentarle podrás: rasgado el velo
                        que su faz adorable te cubría,
                        lo aplacarás, lo ensalzarás un día.

                        Alzad, alzad la frente, Mexicanos:
                        hoy mueren los tiranos.
                        La santa Libertad, que desatado
                        su cuello vió de la sangrienta soga
                        que el inmortal Quiroga
                        osó romper con brazo denodado,
                        cruza los mares: su nevada planta
                        del Anáhuac feliz las playas pisa;
                        y luego que sus genios mensajeros
                        la patricia asamblea placenteros
                        le anuncian, mira ya cuál se adelanta
                        y nos viene á abrazar con dulce risa:
                        ved cuál las áuras hiende en raudo vuelo;
                        vedla asentar su trono en nuestro suelo.

                        *Lo mereció porque no hizo caso de los que le aconsejaban que suspendiera la erección de la Diputación Provincial.

                        **Véanse las atribuciones que el artículo 335 de la Constitución Española concedía a las Diputaciones provinciales, en especial la 1, 5, 9 y 10, en que están recopilados los beneficios que debían procurar a los pueblos, y a los cuales se alude en esta pieza.

                        *** Las diputaciones de ultramar velarán sobre los progresos de las misiones para la conversión de los indios infieles.-Const, Esp. art. 335, atribución 10.
                        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                        • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                          POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                          A ITURBIDE EN SU CORONACIÓN
                          Francisco Luis Ortega

                          ¡Y pudiste prestar fácil oido
                          á la faláz ambicion, y el lauro eterno
                          que tu frente ciñera
                          por la venda trocar que vil te ofrece
                          la lisonja rastrera,
                          que pérfida y astuta te adomece!

                          Sús: despierta, y escucha los clamores
                          que en tu pro y del Azteca infortunado
                          te diera la gloria,
                          oye el hondo gemir del patriotismo;
                          oye á la fiel Historia
                          y retrocede ¡ay! del hondo abismo.

                          En el pecho magnánimo recoge
                          aquel aliento y generoso brío
                          que te alzó atrevido
                          de Iguala á la inmortal heróica hazaña,
                          y el cetro aborrecido
                          arroja presto que tu gloria empaña.

                          Desprecia el aura leve, engañadora,
                          de la ciega voluble muchedumbre,
                          que en su delirio, insana,
                          tan pronto ciega abate como eleva,
                          y al justo a quien
                          ayer cantaba su furor hoy lleva.

                          Con los almos patricios virtuosos,
                          amigos tuyos y en el pueblo electos,
                          en lazo fiel te anuda:
                          atiende á sus consejos, que no dañan:
                          sólo ellos la desnuda
                          verdad te dicen, los demás te engañan.

                          Esos loores con que al cielo te alzan,
                          los vítores confusos, que de Anáhuac
                          señor hoy te reclaman,
                          del rango de los héroes, inhumanos,
                          te arrancan, y encaraman
                          al rango ¡oh Dios! fata de los tiranos.

                          ¿No miras ¡oh caudillo deslumbrado!
                          ayer delicia del Azteca libre,
                          cuánto su confianza,
                          su amor y gratitud has ya perdido,
                          rota ¡ay! la alianza
                          con que debieras siempre estar unido?

                          De puro y tierno amor no cual solía
                          allegarse veráslo ya á tu lado,
                          y el paternal consejo
                          de tus labios oir: mas zozobrante
                          temblar al sobrecejo
                          de tu faz imperiosa y arrogante.

                          La cándida verdad, que te mostraba
                          el sendero del bien, rauda se aleja
                          del brillo fastuoso
                          que rodea ese solio tan ansiado;
                          ese solio ostentoso,
                          por nuestro mal y el tuyo levantado.

                          Y en vez de sus acentos celestiales
                          rastrera turba, pérfida, insolente,
                          de astutos lisonjeros
                          hará resonar sólo en tus oidos
                          loores placenteros:
                          ¡ah! placenteros ..... pero cuán mentidos!

                          No así fueron los himnos que entonara
                          Tenoxtitlán cuando te abrió sus puertas
                          y saludó risueña,
                          al verte triunfador y enarbolando
                          la trigarante enseña,
                          seguido de el leal patricio bando.

                          ¡Con qué placer tu triunfo se ensalzaba!
                          ¡La ingenua gratitud con qué entusiasmo
                          lo grababa en los bronces!
                          ¡Tu nombre amado, con acento vario,
                          cuál resonaba entonces
                          en las calles, las plazas y el santuario!

                          Ni esperes ya el clamor del inocente,
                          ni de la ley la majestad hollada,
                          ni el sagrado derecho
                          de la patria vengar: que le cortesano,
                          de tí en continuo acecho,
                          atará para el bien tu fuerte mano.

                          ¿De la envidia la sierpes venenosas
                          del trono en derredor no ves alzarse,
                          y con enhiestos cuellos
                          abalanzarse sobre ti? ¿los divinales
                          lazos de amistas bellos
                          rasgar, y conjurarte mil rivales?

                          La patria en tanto, de dolor acerbo
                          y de males sin número oprimida,
                          en tus manos ansiosa
                          busca el amlo perdón con que juraste
                          la libertad preciosa,
                          que por un cetro aciago ya trocaste:

                          Y no la haya, y en su mortal desmayo
                          su seno maternal desgarrar siente
                          por impías facciones;
                          y de desolación y angustia llena,
                          los nuevos eslabones
                          mira forjar de bárbara cadena.

                          ¡Oh, cuánto de pesares y degracias
                          cuánto tiene de sustos e inquietudes,
                          de dolor y de llanto;
                          cuánto tiene de mengua y de mancilla,
                          de horror y luto cuánto
                          esa diadema que á tus ojos brilla!





                          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                          • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                            POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                            VICENTE RIVA PALACIOS
                            ADIÓS, MAMÁ CARLOTA

                            I

                            Alegre el marinero
                            Con voz pausada canta,
                            Y el ancla ya levanta
                            Con extraño rumor.
                            La nave va en los mares
                            Botando cual pelota.
                            Adiós, mamá Carlota;
                            Adiós, mi tierno amor.

                            II

                            De la remota playa
                            Te mira con tristeza
                            La estúpida nobleza
                            Del mocho y del traidor.
                            En lo hondo de su pecho
                            Ya sienten su derrota.
                            Adiós, mamá Carlota;
                            Adiós, mi tierno amor.

                            III

                            Acábanse en Palacio
                            Tertulias, juegos, bailes,
                            Agítanse los frailes
                            En fuerza de dolor.
                            La chusma de las cruces
                            Gritando se alborota.
                            Adiós, mamá Carlota;
                            Adiós, mi tierno amor.

                            IV

                            Murmuran sordamente
                            Los tristes chambelanes,
                            Lloran los capellanes
                            Y las damas de honor.
                            El triste Chuchu Hermosa
                            Canta con lira rota:
                            Adiós, mamá Carlota;
                            Adiós, mi tierno amor.

                            V

                            Y en tanto los chinacos
                            Que ya cantan victoria,
                            Guardando tu memoria
                            Sin miedo ni rencor,
                            Dicen mientras el viento
                            Tu embarcación azota;
                            Adiós, mi tierno amor.
                            kabrakan
                            Forista Esmeralda
                            Last edited by kabrakan; 28-septiembre-2010, 00:55.
                            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                            • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                              POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD


                              ADIÓS, MAMÁ CARLOTA
                              Vicente Riva Palacios

                              (Versión de Juan A. Mateos)

                              La niebla de los mares
                              Radiante sol aclara.
                              Ya cruje la "Novara!
                              A impulsos del vapor.
                              El agua embravecida
                              La embarcación azota.
                              ¡Adiós, mamá Carlota;
                              Adiós, mi tierno amor!

                              El ancla se desprende
                              Y la argentada espuma
                              Revienta entre la bruma
                              Con lánguido rumor.
                              En lo alto de la nave
                              El estandarte flota.
                              ¡Adiós, mamá Carlota;
                              adiós, mi tierno amor!

                              ¿Qué llevas a tus lares?
                              Recuerdos de esta tierra
                              Donde extendió la guerra
                              Su aliento destructor.
                              Las olas son de sangre
                              Que por doquiera brota.
                              ¡Adiós, mamá Carlota;
                              adiós, mi tierno amor!

                              Mas pronto de los libres
                              Escucharás el canto,
                              Bajo tu regio manto
                              Temblando de pavor.
                              Te seguirán sus ecos
                              A la región ignota,
                              ¡Adiós, mamá Carlota;
                              adiós, mi tierno amor!

                              Verás de tu destierro
                              En la azulada esfera
                              Flotar nuestra bandera
                              Con gloria y esplendor.
                              Y brotará laureles
                              La tumba del patriota.
                              ¡Adiós, mamá Carlota;
                              adiós, mi tierno amor!
                              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                              • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                                POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                                LA NOCHE EN EL ESCORIAL
                                Vicente Riva Palacios

                                La noche envuelve con su sombra fría
                                El claustro, los salones, la portada,
                                Y vacila la lámpara agitada
                                De la iglesia bóveda sombría.

                                Como triste presagio de agonía
                                Gime el viento en la lúgubre morada,
                                Y ondulando la yerba desecada
                                Vago rumor entre la noche envía.

                                De Felipe segundo, misterioso
                                Se alza el espectro del marmóreo suelo
                                Y vaga en el convento silencioso,

                                Y se le escucha en infernal desvelo
                                Crujiendo por el claustro pavoroso
                                La seda de su negro ferreruelo.
                                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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