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Taller del Alquimista...

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  • Re: Taller del Alquimista...

    Alquimi...
    A través del tiempo y espacio,apareces cuando ha sido necesario,no importa la exactitud,ni las palabras innecesarias,sólo importa el hecho de ser y estar ahí...frente a frenteKlar

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    • Re: Taller del Alquimista...

      Qué onda Alqui? nos tienes en ascuas... ya quiero leer el finallllllllllllllllllllllllll
      Te extrañaría aunque no nos hubiéramos conocido...

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      • Re: Taller del Alquimista...

        Originalmente publicado por Lorena Figueroa Ver post
        Siguele!!!!

        por favor
        Ya vine.... Un abrazo.
        NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES

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        • Re: Taller del Alquimista...

          Originalmente publicado por Sidartha Ver post
          Bueno, nobleza obliga....creo.

          Vaya, solo porque encuentro un motivo para comentar, a propósito de los aportes del October 27th.

          Cuando no se ama, ¿hay problema? ¿Es problema no amar, mejor dicho, no tener a quien amar?

          Encuentro un poco más de una decena de explicaciones de alguien que dice lo que pasa (lo que le pasa) cuando ama, y está bien; hasta de verdad y sabiduría fueron catalogadas.


          Pero luego, en verdad (también verdad) "el problema es cuando NO se ama", ¿es problema?

          Y, asumo, en el contexto de nuestros escritos, que hablamos exclusivamente del amor de pareja.......

          Del otro, el otro Amor, de todo de lo otro que además es extenso y basto como el mar, no hablo, ese no lo toco, ese está bien como está, donde está, con quien está, conmigo.

          Yo no creo que haya problema por no-amar. Creo y lo afirmo seguro.

          Pero bueno, es mi humilde opinión, y la externo porque me llamó la atención el comentario, vaya, hasta me dieron ganas de "escribir" algo así como:

          CUANDO NO AMO:

          Ta, ta, ta.......

          Pero no, no vaya ser que "vaigan a pensar mal de mí", jajajajaja!

          Naaaa, después de todo es una buena oportunidad para hablar del otro brazo de la balanza, de aquellas cosas por las cuales, a veces, es mucho mejor no amar a naiden.

          Ya se cocinará algo al respecto, y si no...... pues no.

          Bye.
          Saludos muy atrasados mi estimado compadre!!! Pues si, somos animales de habitos y uno de los malos hábitos que tenemos es el acostumbrarse uno a que lo pateen. Mala cosa. O uno siempre piensa que uno es el que está bien y también mala cosa. Se ve la vida como en un carrusel. Pasan las cosas buenas, pasan las cosas malas y luego las peores y uno siempre esperando el giro sorpresivo del destino que le regale a uno lo que no le ha querido dar a lo largo del tiempo. Y uno se esfuerza o más o menos. Y uno se resigna o más o menos, cuano se va viendo que los días pasan, los meses pasan, los años pasan y la panza crece y las cualidades decrecen. Luego como cuando se cansa el caballo de perseguir la zanahora, se echa uno sobre el primer pedazo de sombra a pensar que la neta, la neta, la neta, no hay modo ninguno de pegarle a lo que uno le quiere pegar. El enigmático chi neutro. Por desgracia el temperamento es traidor y nomás falta un poco de que el viento cambie a la dirección que uno cree que es la buena como para reanimarse uno pa seguirse engañando y engallando. Triste destino. Y cuando se muere el perro y se acaba la rabia???? Siempre habrá más perros y hasta para comer en tacos aunque no se de cuenta uno. Y así las mareas del espíritu que nos mecen para donde se les pega la gana...

          Es buen punto de reflexión.... Ojalá regreses pa comentar compadre...
          NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES

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          • Re: Taller del Alquimista...

            Originalmente publicado por cubo Ver post
            "No nos une el amor sino el espanto"

            -----
            Jorge Luis Borges,
            "Buenos Aires".

            Y la ciudad, ahora, es como un plano
            de mis humillaciones y fracasos;
            desde esa puerta he visto los ocasos
            y ante ese mármol he aguardado en vano.

            Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
            me han deparado los comunes casos
            de toda suerte humana; aquí mis pasos
            urden su incalculable laberinto.

            Aquí la tarde cenicienta espera
            el fruto que le debe la mañana;
            aquí mi sombra en la no menos vana

            sombra final se perderá, ligera.
            No nos une el amor sino el espanto
            será por eso que la quiero tanto.
            -----
            En veces es más dificil regresar que haberse ido y cuando el frio de ese se instala a la altura de los riñones, no se necesitan escaparates para exhibir la horfandad que se siente ni se necesita un invierno para quemar esa leña ni estar dormido para sufrir esa pesadilla. No se necesitan buitres que arranquen entrañas, porque ya no queda nada que arrancar y si así fuera, a quién le importa????

            Un abrazo.
            NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES

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            • Re: Taller del Alquimista...

              Originalmente publicado por Tatiana Ver post



              Alqui, a pesar de que no entro a participar a tu Taller, siempre los leo.
              Esta es una buena oportunidad para dejarte mis saludos y deseos de una Excelente Navidad.
              Cuando hay niños en la casa siempre son extraordinarias.

              Que la disfruten mucho y que el Año Nuevo los encuentre llenos de todo lo bueno, mucha salud y cargamentos de amor; lo demás llega solo cuando hay ésto.

              Feliz Navidad para ti y los tuyos!!!
              Gracias. Muchas gracias sinceras. Te mando un abrazote. El grabado está espectacular y me gusta mucho. Lo voy a poner de protector de pantalla. Te mando un correo con más tiempito.
              NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES

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              • Re: Taller del Alquimista...

                Originalmente publicado por Klar Ver post
                Alquimi...
                Mande....................
                NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES

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                • Re: Taller del Alquimista...

                  Originalmente publicado por Bug Ver post
                  Qué onda Alqui? nos tienes en ascuas... ya quiero leer el finallllllllllllllllllllllllll
                  Va pa allá...
                  NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES

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                  • Re: Taller del Alquimista...

                    Cento de Klar.... 10o entrega.

                    Se dispuso que la boda fuera lo más pronto posible. Tambíén dispuso el General que fuera en la capital del país a efecto de asegurarse la presencia del Presidente y algunos gobernadores de la zona conurbada, así como lo más que se pudieran del Gabinete de Seguridad y altos mandos del ejército. Hombre práctico al fin, sabía sacar provecho de los infortunios y esta no sería la excepción. Después de haberse ido a acurrucar en los brazos de la frondosa morena y de “salir de comisión” por un par de semanas, regresó con gesto resignado y actitud conciliadora. Durante esas semanas evitó contestarle el teléfono a su mujer y a su hija, aunque se mantuvo pendiente de los movimientos de la familia a través de sus múltiples criados, cuidadores, choferes y amigos de la familia.
                    En la refriega el buen Carlitos había perdido un par de dientes, se le habían fracturado cuatro costillas, los lentes que parecía podían parar sin problemas un disparo de Barret Calibre .50, se hicieron añicos y un pequeño fragmento de plástico se le alojó cerca del lagrimal. Adrianita sólo había sido magullada de fea manera y sus moretones persistieron durante días así como algunos raspones. Heridas todas que se desvanecerían mucho más rápido que la tristeza de haberse visto envuelta en una situación como la que se suscitó. Se sentía culpable. Adriana mamá sufrió fractura de un pómulo y la nariz. Jamás en su vida había sido impactada por hombre alguno. Las mujeres de su clase y condición social siempre se han sentido lejos de la violencia familiar, pero en esta ocasión, sintió en carne propia algunas de las habilidades que le habían ganado el puesto del hombre que la había mantenido como una reina durante años.

                    Como toda mujer que vive de las apariencias, evitó al máximo hablar del incidente y aprovechó la oportunidad para arreglarse la nariz, una restiradita por acá y una ajustadita por acá. Su dignidad no estaba herida, porque no tenía ninguna. Pasado el dolor inicial de la madriza, se concentró en preocuparse de si el incidente ponía en peligro su matrimonio y de paso sus camionetas, sus choferes, sus idas y venidas a centros comerciales, a Europa y todo el kit suntuario del que gozaba permanentemente al lado de un hombre poderoso. Imaginaba el bochorno y desprestigio de verse divorciada de uno de los dueños del país. Si bien su familia era bien acomodada y parte del poder desde hacía tiempo, ninguno de sus ascendientes o familiares cercanos tenía las credenciales y prerrogativas de su marido. Así que cuando el General regresó, fue recibido como si hubiera regresado triunfante de pacificar las Galias y Bretaña.
                    Todos los gastos fueron sufragados por el General, desde el hospital del Carlitos hasta la suntuosa boda. Incluso fue a visitar a Carlos al hospital y con un ánimo que pareció verdaderamente de arrepentimiento, le hizo algunas bromas y le pidió una lacónica disculpa, que viniendo del General era mucho más honor del que pudiera esperar cualquier persona sobre el planeta.

                    Carlos al oír los pasos marciales de su suegro, se orinó en la cama del hospital, pensando que venía a acabar lo que empezó en el comedor de su casa. Pero al observar la sonrisa afable, entendió que ya no corría peligro.

                    Lo que realmente le dolía al General fue haber maltratado a su pequeña pelirroja. A ese pequeño pedazo de algodón rosado de azúcar de cabellos ensortijados que durante años lo veía con un gusto irreverente y una sonrisa entre inocente y traviesa que lo hacía sonreír donde quiera que se acordara de ella sin importar la ocasión. Pero ella también estaba espantada, avergonzada y cuando vio a su papá corrió a abrazarlo y a besarlo como si nada hubiera pasado. Las risas de siempre, los pellizcos en las mejillas y hasta se volvió a sentar en sus piernas como no la había hecho en años. Su mirada en principio atormentada, se fue asentando hasta convertirse en la chispa habitual de alegría espontánea que hacía al General sentirse el hombre más afortunado del mundo.
                    De inmediato, hechas las reconciliaciones del caso, procedió como el estratega que era, a organizar los pormenores de la boda. Setecientos cincuenta invitados de los más influyentes hombres del país. El Presidente encabezaba la lista y los Secretarios de Estado, Gobernadores, Senadores, Diputados Federales y Locales, Procuradores, los más importantes Presidentes Municipales, Artistas, el Alto Clero, Empresarios y por supuesto la Plana Mayor de las fuerzas armadas del país. Abordó los preparativos como si fuera un verdadero experto y como si los convites matrimoniales fueran parte de su instrucción militar. Todo fue planeado al milímetro y no se reparó en gastos.

                    El General utilizó la ocasión para allegarse un poco de reflectores de la opinión pública nacional que siempre es bienvenida y de paso quedar bien con amigos de antaño, amigos olvidados por los compromisos de Estado y para cortar aristas con enemigos añejos y no tan añejos. Veía la boda como una inversión de relaciones públicas y escaparate. Sería ocioso platicar el nivel del despilfarro. Autos blindados, el primer cuadro de la Ciudad tomado prácticamente por el ejército y fuerzas de seguridad, una misa majestuosa con coros y una orquesta entera, que no era la misma que tocó durante la cena, manteles muy largos, candelabros de plata rematados en oro, vajillas obscenamente costosas, muchas copas de fino cristal cortado que entregaban arcoíris con el traspasar de la luz de las velas, cubiertos enchapados en oro. Cada comensal contaba con un número indeterminado de cubiertos de todas formas y tamaños, como asemejando el instrumental de un cirujano previo a una intervención que corazón.

                    ¿Qué decir? La mamá de Carlitos y su familia mal disfrazados de curia política, se veían abrumados por tanto acontecimiento. Triste espectáculo, por donde quiera que se le viera. Triste tristeza, triste pobreza de espíritu. Pensar que la gloria y el dinero ajenos le pertenecen a uno nomás por emparentar. En veces si, en veces no, y casi siempre no. Y si si, más valiera que no. Ese tipo de dinero como casi cualquier tipo, encadena de por vida, encadena las voluntades y más que otra cosa, quita la dignidad, aunque uno no se de cuenta. Aunque uno crea que se está sirviendo y vistiendo de un golpe de suerte, la verdad es que ese tipo de espejismos hacen caminar a la gente al desierto para beber arena, pensando que se nada en ríos de miel. Y de esta circunstancia, que acabaría en una gran tragedia, nadie, absolutamente nadie, ni siquiera el General con su agudeza, se hubiera podido imaginar en lo que acabaría….

                    ... continuará
                    NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES

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                    • Re: Taller del Alquimista...

                      Qué bueno que te gustó Alqui, quería encontrar algo especial y creo que le atiné, y con tu comentario me doy cuenta que asi fue.
                      Espero ese correo, yo tengo cosas que platicarte, tambien, porque espero que me platiques tú Ok.
                      Saludos y va el abrazo tambien

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                      • Re: Taller del Alquimista...

                        ¡Pinche compadre!

                        Y luego dices que este oficio no está impregnado de vanidad, jajajajajajaja!

                        No mira, lo reconozco, talento es talento; pero luego viene la necesidad, de escribir, de darle a las letras. Como tú dices, compa, primero para satisafacerse a uno mismo, y luego, a los demás.

                        Y no creo que tenga nada de malo. Si no, ¿para que escribimos? ¿Para que nadie nos lea?

                        Si quieres reconocer o no que se siente chido que te levanten el ego, es cosa vuestra, querido y aclamado Alquimista.

                        Yo solo lo pongo como lo veo (¿y porque no decirlo?), como a veces también lo siento.

                        Ande, que ahi lo aclaman!

                        Saludos!!!!!!!
                        Sidartha
                        Forista Místico
                        Last edited by Sidartha; 11-enero-2011, 18:45.
                        ♫ Yo he rodado de acá para allá, fui de todo y sin medida, pero te juro por Dios que nunca llorarás por lo que fue mi viiiiiiiiidaaaaaa ♫

                        Comment


                        • Re: Taller del Alquimista...

                          Alquimi mmmm qué sigue!?
                          A través del tiempo y espacio,apareces cuando ha sido necesario,no importa la exactitud,ni las palabras innecesarias,sólo importa el hecho de ser y estar ahí...frente a frenteKlar

                          Comment


                          • Re: Taller del Alquimista...

                            Entrega 10.5

                            Tras la fiesta, la luna de miel y tras la luna de miel el regreso. El trato con el General se había suavizado hasta niveles increíbles, al grado que todo lo que tuvo que ver con la boda fue sufragado generosamente por él, como ya lo habíamos mencionado, igualmente el viaje de bodas y una casa modesta en la periferia de la Ciudad. A su hija la dotó de una camioneta que sin ser ostentosa, estaba muy por encima de los que ganan hasta una decena de salarios mínimos. Y al Carlitos le consiguió un trabajo “decente”. Como muchos otros negocios, el General participaba en sociedad como accionista casi mayoritario de una empresa que le hacía software o le compraba software al ejército. Casi nada, unos cuarenta empleados y contratos multimillonarios asegurados por años.

                            Así que como muchas otras cosas, le bastó al General levantar el teléfono y pedirle a su socio que colocara a su yerno en un puesto. Ni mucho ni poco. -Trátalo al cabrón como a cualquier otro empleado y que empiece con funciones muy simples. –Ahí te iré diciendo cuando y cómo lo vayas promoviendo. Sentenció.

                            Para la gente era un secreto a voces que la hija del General tuvo que casarse con el imbécil del Carlitos y todo mundo lo tomaba como otro capricho más de la Princesita. Y su socio no era la excepción, así que tomó muy a pecho, casi como una venganza personal solidaria con la de su amigo, el asunto ese de “tratarlo al cabrón como a cualquier otro”. Pensó así que el mal trato al yerno complacería al General. Así que le asignó un pequeño escritorio, tareas inútiles y lo confinó por meses a estar sentado sin hacer nada. Ni siquiera con una computadora con la que se pudiera entretener y un sueldo de miseria.

                            El cochecito rojo volvió a circular contrastando en el garage con la camioneta de su esposa y así las cosas. Después de la luna de miel, Adrianita se volvió insufrible. Parte por saberse dueña de aquél imbécil que nada le prometía y parte por el exceso de hormonas en su sangre. Se volvió un hielo con Carlitos y como hija de cualquier potentado, sus exigencias eran inalcanzables para un asalariado común y corriente. Las peleas eran interminables, extendiéndose hasta casi el otro día en la mañana. Carlos llegaba 4 de 5 días de la semana con sombras de mapache alrededor de los ojos, el genio de la chingada y la voluntad quebrantada. Llegaba y se sentaba en su lugar de rechazado a esperar que el mundo cambiara, que un milagro lo sustrajera de aquella pesadilla o que sus héroes de historieta se escaparan de su prisión de papel para irlo a salvar de las garras de ese destino tan gacho. Sus dientes se empezaron a desgastar por la eterna presión que le suponía su lugar de trabajo, su esposa acaudalada y su sueldo de miseria.

                            Los fines de semana se reunían con el General que extrañamente adquirió una facha juvenil después de la boda. Incluso enflacó un poco y recuperó el porte imponente de hacía años. Se recortó el pelo y se dejó el bigote que igualmente recortaba de manera muy juvenil. Y así, cuando podía pasarse algunos momentos del fin de semana con su hija, lo hacía de manera muy amable. Hacían carnes asadas en el jardín. Chapoteaban en la alberca y se arrellanaba en un sillón mullido para ver interminablemente cómo iba cambiando la anatomía de su hija. En una de esas visitas, la hija se quejó amargamente con el papá, de que el Carlitos la tenía a pan y agua. Que no le alcanzaba ni para el salón, ni para los cosméticos, ni para la ropa de embarazada que iba necesitando ni para salir a comer a los restaurantes de la zona.

                            En General entre preocupado y enojado, recriminó a Carlos la situación y éste le respondió que no era su culpa, que en el trabajo que le había conseguido, lo tenían sin hacer nada y le pagaban una mierda. Entonces el General, habló por teléfono con su socio y a partir de la semana siguiente, su sueldo casi sería triplicado, pero ni aunque hubiese sido quintuplicado hubiera alcanzado para los caprichos de la niña.

                            La vida se hizo insoportable. Pleito en la mañana, pleito en la noche. Pleito por el cepillo de dientes, pleito por la cena de cumpleaños. Pleito y pleito y pleito. La niña se sentía frustrada por la clase de verdadero pendejo con el que se había casado, muy por debajo de lo que era su Padre. Él se sentía rebasado por la situación. Sabía que de ningún modo, él, podría llegar al nivel de expectativa de su esposa. Y optó por ensimismarse. Ya con su computadora habitual, se perdía en algoritmos interminables. Incluso sus tiempos libres eran destinados a “trabajar” en los programas que le asignaban a desarrollar o en sus juegos. A decir verdad, era bueno programando. De hecho era demasiado bueno, pero por todo el entorno, era difícil o a decir verdad, imposible, que alguien se lo reconociese. Mucho menos su esposa. Se sentía asfixiado, frustrado, estresado. Lleno de deudas que no eran suyas, conduciendo el viejo coche que le regalara su mamá con tanto esfuerzo, mientras que su esposa se gastaba en una semana lo que valía el cochecillo rojo.

                            Nació el primero de los hijos. Un pelirrojo de ojos almendrados que se parecía tanto a su mamá. La pusieron Jeremías y por algún tiempo regresó la calma a la casa. Adriana se volcó sobre el pequeño Jeremías, así como los padres de ambos. De hecho, por primera vez desde que se casaron, Adriana se ausentaría de la casa para irse a refugiar a casa de sus papás con pretexto de la cuarentena. En el dormitorio que le había preparado Adriana Mamá a Adriana Hija y al pequeño Jeremías, se había dispuesto lo “necesario” para el cuidado del niño. Era un anaquel lleno de pañales, pomadas, líquidos, perfumes, cremas, ungüentos, material de primeros auxilios, un monitor de TV y hasta una cama contigua a la cuna y a la cama principal en la que se dormía una enfermera que tenía como misión cuidar el pequeñito. Otra cuestión es que al primer alarido del infante, sin importar la hora o la situación, entraba al cuarto para ver que estaba pasando, ya fuera el General, Adriana Mamá o ambos. Era cuestión habitual que a las cuatro de la mañana hubiera un pequeño tumulto en el cuarto de Adrianita y claro está que Carlos no se sentía bien andando en calzones ante esa turbamulta.

                            Uno de esos días, de manera silenciosa, casi como un murmullo, Carlos le dijo a Adriana que no lo tomara a mal y que no se fuera a enojar, pero que ya no tenía ropa limpia y que tenía en la computadora de la casa mutua trabajo que tenía que desarrollar y tomando un tono de moralidad superior, le confió como si fuera un secreto al oído, que no era muy conveniente que él compartiera techo y espacio para dormir con otra mujer que no fuese ella. Y que la enfermera por más enfermera que fuera, era una mujer y que él no se podía permitir pernoctar con una extraña.

                            Adriana asintió con la cabeza. Ella estaba en su casa de toda la vida, con las comodidades de toda la vida, gozando del poder y seguridad de su Padre y con el apoyo de su Madre. La verdad es que desde hacía tiempo que eran un par de extraños y si bien, el nacimiento del niño los había unido temporalmente en una alegría mutua, ella en realidad no le prestaba la mínima atención. Así que no prestó resistencia y accedió con tanta naturalidad que hizo arrepentir, por un momento, a Carlos. Pero ya afuera del bunker, aceleró el cochecillo rojo como nunca lo había hecho. Se dio varias vueltas por la ciudad, fue a visitar a su mamá, a sus antiguos amigos y arribó a una oscura casa casi suburbana que tenía el silencio a todo volumen.

                            Con el tiempo ambos se acostumbraron a sus mutuas ausencias y aunque él iba todos los días a ver a su hijo después de la chamba, el hecho es que realmente pasaba desapercibido. Tal vez saludos corteses y convivencia forzada pero no un real interés. Así que regresaba a su casa todos los días y verdaderamente feliz. Adriana se quedó en aquella ocasión cerca de 3 meses y parecía que ya nunca regresaría. Pero el General era una persona noble. En una de las visitas nocturnas, vio a su yerno con otros ojos. Lo vio ahí, desolado, con su triste facha desparramada en un sillón. Un hombre sin ambiciones, sin emociones, sin testosterona. Se sintió responsable de él y se le acercó. Le dijo que lo esperaba al otro día en el cuartel y le comentó que le enseñaría un par de cosas.

                            Entre ellos surgió una especie de relación papá-hijo. Lo metió al curso básico de las fuerzas armadas y lo puso a ejercitarse. Le pagó una operación en los ojos y dejó de usar esos horrendos lentes de medio metro de espesor. Le enseñó a tirar con varios calibres y a la vuelta de algunos meses el flacucho estaba para dar miedo.

                            ...
                            NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES

                            Comment


                            • Re: Taller del Alquimista...

                              Genial!! me ha encanto el giro que ah dado la historia... quiero saber que paso con el flacucho después de tantos meses... ah a ese general, bueno ya me cae bien jajaja.
                              Te extrañaría aunque no nos hubiéramos conocido...

                              Comment


                              • Re: Taller del Alquimista...

                                Mmmm ???
                                A través del tiempo y espacio,apareces cuando ha sido necesario,no importa la exactitud,ni las palabras innecesarias,sólo importa el hecho de ser y estar ahí...frente a frenteKlar

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                                Working...
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