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Postrado en ese rincón de tranquilidad obligada, comencé por hacer un recuento de mis quehaceres. Si bien, hacía ya algún tiempo había tomado la decisión de cambiar mi vida, todavía no podía ajustar en toda su dimensión lo definitivo de esta decisión. Todavía no podía comprender lo “fatal” de mi destino y cada acto que realizaba en la vida cotidiana me provocaba una ansiedad enervante.
¿Por qué yo?- Pensé, ¿De donde la necesidad de quererme convertir en curandero?, ¿Por qué no un doctor si lo que quería era ayudar a la gente?, ¿Por qué no ayudarla como abogado?. Si los curanderos no son respetados porque hablan de enfermedades del alma y el alma quien sabe si exista; si su “arte” se centra en curar y no saben ni una jota de células, metástasis, papilomas o peristalsis; Si terminan siendo objeto de burla y curiosidad. Y si aparte en el proceso se pierde el amor de los más cercanos, ¿qué demonios estaba haciendo?.
¿Me había casado con una idea estúpida vendida por algún talentoso merolico?; ¿Había sobreestimado las vivencias que me habían conducido a la decisión?; ¿Esas vivencias habían sido reales?; ¿Realmente podía percibir las fuerzas vitales que sutiles nos rodean y que escapan a los espectros de luz que registra el ojo humano o era mi pura imaginación impulsada por una obsesión sin límites?; ¿Este camino me estaba conduciendo a algún lado que no fuera la soledad y la desesperación?
Después de todo había estudiado una carrera universitaria en una institución prestigiada; después de todo, conocía “personajes poderosos” que apreciaban mi talento y me podían “reincorporar” a la maquinaria productiva formal del país de un modo decoroso, pasando por alto mis devaneos con ilusorios mundos de cuentos de hadas. Pero eso tampoco lo quería. Después de todo, si Dios sabe lo que hace, ¿quién era yo para desafiar sus designios tratando de curar a los que él había enfermado en su infinita grandeza? O ¿quién era yo para cuestionarle si Él era el que me había puesto en este camino?
Hacía ya tiempo que no veía a mi maestro Tepeyolotli y las últimas veces que lo vi, me había tratado casi como a un verdadero extraño. Es un hecho que él jamás me impulsó en lo más mínimo para que tomara las decisiones tan drásticas que había tomado con respecto a mi vida. Es claro que cada quien debe hacerse responsable de sus propias decisiones de vida y que él solamente me abrió la puerta a un mundo que yo mismo había estado buscando desde hacía muchos años, pero en los momentos difíciles hubiera apreciado verdaderamente alguna palabra que reafirmara mis convicciones.
... continuará.
NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES
Mis relaciones personales se habían tornado más difíciles que de costumbre y los proyectos personales todo un desastre. Aunque en un principio mi “práctica” como curandero había sido un éxito, cada vez prestaba menos terapias y mis ejercicios o ayunos fueron suspendidos. Día a día me costaba más trabajo elevar mi frecuencia vibratoria para tratar alguna curación y después de la misma quedaba absolutamente agotado física y anímicamente.
Sin darme cuenta, mis estados de ánimo, antes escrupulosamente controlados, ahora se disparaban compulsivamente, pasando del enojo a la depresión y de regreso. Pensé en controlarlos, pero también pensé en respetarlos, dejándolos intactos, para lograr la experiencia y buscar sus orígenes, pero pasaban las semanas sin que pudiera acceder a la fuente de los mismos.
Perdía el sueño con facilidad y mis meditaciones acababan invariablemente en la conclusión de que había hecho algo mal. Que me había desviado del camino en alguna parte. Que había malentendido los mensajes de mi alma y había sucumbido a un proyecto ilusorio irrealizable. ¡Que frustración!
Desde el punto de vista objetivo, tenía dos o tres ideas claramente luminosas: La primera consistía en que mi vida anterior no me satisfacía ni me hacía feliz: Nada, nada de nada. La segunda que no quería estar el resto de mi vida esclavizado a un escritorio por unos cuantos pesos al mes, bajo el mando de algún imbécil, cuadrado, corrupto y acomplejado burócrata. porque talvez el día en que yo llegara a ocupar su puesto, sería exactamente igual a él, con los mismos compromisos con intereses bastardos y ambiciones marchitas. La tercera era que todo, absolutamente todo me estaba saliendo mal, mal, mal y no encontraba la causa de tanto desorden, si se suponía que abrazar el sueño resolvía todo de todo de un solo plumazo. Y la verdad es que las cosas iban de mal en peor, incluso llegando a pensar que si en breve no encontraba mi argumento de vida, seguramente mi alma empezaría la cuenta regresiva para despedirme –ahora si para siempre- de esta encarnación.
continuará...
NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES
Anímame en las notas
de tus campanas rojas
que empapan de alegría
desde el marco de su cause.
Salpícame de tu carmín de esquilas
cascada sonora de dicha
vida distribuida a perlas;
torrente volcado en sonrisas.
Salpícame de dicha
que si el color de tus notas me atrae,
lo que pulso es el gozo
armonizado en instantes
aprisionado sin medida
por tus labios frescos de sandía.
Salpícame de sonoros mohines
que desplacen:
taciturno rictus
silencio abrumador
y adustez amarga
Mueve tus labios
como agua cristalina
que refresca el ambiente
el día pinta de oro
y en silencio, es melodía.
Quiero ver
oír
aprisionar tu risa
para aprender de ti:
a mitigar las penas
esfumar la tristeza
quebrar la rabia
manejar la broma; la ironía;
con sonidos y mímica;
inteligencia y arte;
eternidad de dicha y alegría.
Enséñame a esbozar tu sonrisa
a reír sin partitura
a disfrutar la vida...
Salpícame...
empápame...
con la lluvia de pétalos
de la rosa de fuego
de tu risa.
En este oleaje de conmiseraciones me encontraba cuando comenzó a desfilar ante mi la cabizbaja procesión que hacía ya casi dos horas me había sacado de mi primer marasmo del día. Ahora lo volvía a hacer. Era “guiada” por una mujer menuda de aire distinguido que portaba en su mano una pequeña urna. De vez en vez soltaba un hondo suspiro al tiempo que abrazaba con más fuerza el moderno contenedor de los incinerados restos de la persona amada. Ante la visión me mordí un labio. Obviamente mi tía habría salido así transportada en los brazos de mi madre hacía algunas horas antes. Mi sentimiento de culpa se hizo perverso.
Ya casi habían dado las 9:00 de la noche, las luminarias del cementerio, ahora encendidas en su totalidad daban al paisaje el aire de una ciudad en miniatura deshabitada súbitamente. Yo seguía sin la menor intención de moverme hacia ningún lado. Estaba seguro que el mejor lugar para ejercitar la autocompasión era ese paraje donde la muerte era ama y señora. No había terminado bien de partir el doliente contingente de la señora de triste elegancia cuando en el estacionamiento del lugar se comenzó a registrar gran movimiento. Otros deudos, otro féretro; otra vez el diácono impecablemente vestido de compungimiento ajeno; otros alaridos apagados por la inmensidad de la noche; otros -“Dios sabe lo que hace”-; otras dos docenas de pares de enrojecidos ojos convergiendo en el carrito que transportaba un cuerpo hacia las llamas; otro buscar en las listas un nombre para tachar... sólo un muerto más. Después de dos procesiones frente a mi, seguramente ya había adquirido el gesto indiferente de los enterradores, los jardineros y el del párroco falsamente atribulado.
Tomé aire y perdí la vista en el horizonte de simetrías amarmoladas. Un fuego fatuo que ardió a lo lejos me hizo dar un respingo casi de espanto. jajajajaja Me reí de mi mismo al descubrirme espantándome de un resplandor luminoso en un Cementerio. Ahora si percibí la presencia de dos o tres descarnados sin rumbo paseando alrededor de su última morada. El perro que había estado al pie de la banca en la que me encontraba sentado, salió de su usual modorra y parando las orejas ladró con fuerza en dirección a las ánimas. El también se había dado cuenta, se empezó a poner muy nervioso, a gruñir, a caminar en círculos pequeños casi sin levantarse y con la cola entre las patas.
... continuará.
NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES
No me duelen ni tus eternos reproches
ni tus ausencias de noche
ni los besos que no me das
ni las veces que te vas.
No me duele tu mirada de rencores
ni los eternos sinsabores
ni me duele tu juicio rudo
ni tu celo como engrudo
No me duele ya tu indiferencia
ni tu falta de paciencia
ni la ausencia de congruencia
ni tus silencios perpétuos
Ya no duelen tus matices
ni mis tiernas cicatrices
ni el cuchillo en la mirada
ni la roca en tu quijada.
No me duelen ya tus sarcasmos
ni tus fingidos espasmos
ni tu lengua de acero
ni tu altivo desespero.
Ni esa risa socarrona
ni tu reino sin corona
y esos lastimeros chantajes
han perdido sus anclajes.
Tu poder sobre mi se ha ido
y tu dominio, perdido
y sin más armas que ese encono
haz perdido ya tu trono.
y me iré como un murmullo
y aunque rompas los cielos a gritos
y aunque por fin puedas dominar tu orgullo
ya jamás, jamás, jamás... mi destino, compartiré con el tuyo
NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES
No solamente me gusto, sino que se siente cada frase que a su vez reforza y reafirma la anterior ¡si! hay que tener muchos... jejeje valor, eh valor, para decirlo y aceptarlo.
Felicidades.
Te extrañaría aunque no nos hubiéramos conocido...
Y te amé
en cada respiro
y suspiro
en cada mirada
y beso
en cada suspiro
y caricia...
Te amé en silencio
disfrutando tus sonrisas,
soñando con tus miradas
y queriendote día a día
Te amé en mi mundo
en ese espacio irreal
en el devenir cotidiano
de cada palabra y sentido
de ilusiones y lindezas
de admiración en pavezas
Te amé en el no existe
en la interpretación a mi modo
en el desear existiera
y en el suspiro en arrobo
Y después de despertar
del sueño tan acariciado
las manos no estan vacias
ni el corazón lastimado
Sólo un anhelo en capullo
próximo a florecer
de un ensueño pasado
que dejado en libertad
continua de obsecado...
No tiene título se aceptan sugerencias.
Te extrañaría aunque no nos hubiéramos conocido...
Como te ha ido mi querida asidua???? Que lindo que vengas a desparramar talento por acá... Muy lindo deveritas deveritas. Te mando un gran y fuerte abrazote. Gracias a ti este tema no se va a los rincones del olvido...
NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES
Mi estimado Alqui, gracias a ti por tener este espacio y por darme chance de compartir lo traigo muy dentro y que es tan dificil sacar y borrar de una vez... tú me entiendes, estoy segura.
Son resquicios, palabras que quedaron escondidas en algún hueco y más vale expresar o gritar antes de que sacudan la casa de nuevo... Oye no estoy para sismos eh...
Te mando un abrazote y un beso de esos que nunca te he querido dar y que ahora... pueda que me anime... jajajajaja.
Te extrañaría aunque no nos hubiéramos conocido...
Suenas como un gato que aulla, que maulla, que murmulla... que me arrulla
suenas como lluvia de esa finita, de esa última lluvia que murmulla y... que me arrulla.
Suenas a aerosol con dientes de sol que me lija los rincones del terror dejándolos filositos, listos para destazarme en mil trozitos, de adentro hacia afuera como una mortalísima bacteria que come, que destruye, que lacera.
Suenas a viento artificial de ventilador de hotel barato y suenas como a un gato... que me arrulla.
Hueles a cien olvidos no logrados, a robles derechitos y bien parados... hueles a días pardos, a cardos, a un buñuelo de crujir sonoro y mucha azucar que salta en la mordida.
Hueles a suela de zapatos, a piedras deslavadas por llantas y por pasos extraviados.
Hueles a ropa lavada y vuelta a lavar, a mares y a rios, a sueños escoriados vueltos a soñar. Que no importa cuanto soñados al ser vueltos a soñar, persisten en su vocación de dejar en la cara esa mueca dificil de ocultar.
Hueles al mismo canal de televisión de siempre, a lava hirviente, a palabra hiriente que rebota en mi conciente y me malogra los olvidos.
Sabes a sal de sabor a sudor, de sabor a mi vieja y arrugada revista de mujeres desnudas, de sábanas manchadas, de pudores decantados por un ansia primitiva.
Sabes a los engranes quemados de mi imaginación cuando trata de convencer a un imaginario pecho tuyo a rozar mi boca y así toda la noche.
Sabes a almidón rayado por labiales de colores marrón, tan acortonado como un apretón de manos y tan lejano... tan lejano a mi corazón.
Sabes a tus últimos gritos y aullidos contenidos tras tus cascadas de resignación, tras tu príncipe robado, tras una manada de candados enmuecados... perturbados. Candados sin llave, candados autoimpuestos y puestos por ti, para mi mucho tiempo antes de que te conociera. Que te hacen mi esclava sin y quererlo. Que me hacen tu amo, aunque yo odie serlo.
Y sabes que se que sabes que tus grutas me parecen sabias y son la casa de todas mis ansias aunque en tu cuento te sorprendas loca y pequeñita y alejada de tu alma de hada y desterrada del vestido de princesa y por mil insultos espinada... y aunque me odies, sabes que se que sabes que nada escondes de mis hambres y a mis involuntarias garras y aunque finges que todo esperas, en realidad no esperas nada y tan sólo con un desprecio mal actuado, recobras la justificación de todo lo que siempre amaste.
El hado nos hizo mutuos perros para cuidarnos de nos ser lastimados más que por nosotros mismos y escondiendo el terror entre los mimos que ser torturadores de nosotros mismos. Y torcidos tanto en el conciente que imaginamos que somos Dioses compartiendo el Paraiso.
Me voy a repostear en este porque me cala duro... Dispense usté, amable lector!!! Recomiendo leerlo despacito.
NADA DE LO HUMANO ME ES AJENO, SOLO ME HAGO MEDIO PENDEJO EN VECES PA DESPISTAR A LOS OJETES
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