Re: ¿Cuando el ser humano adquirió conciencia de que debÃa adorar a un solo Dios?
Los historiadores no se ponen de acuerdo respecto a la muerte de Akenatón, sabemos que ocurrió en el año décimo séptimo de su reinado, y que tuvo como escenario Aketatón, donde serÃa enterrado con todos los ceremoniales que correspondÃan a un Faraón; no obstante años después seria trasladado a la tumba de su padre Amenofis III, “porque un hereje no merecÃa una sepultura propiaâ€. Donde la historia se complica es al reconocer si falleció por culpa de una enfermedad o fue envenenado. Las opiniones se hallan divididas; aunque existe una leyenda, sin datos confirmados por la arqueologÃa que dice que Akenatón volvió a desaparecer y nadie conoce lo que fue de el. La historia ha dejado registrado que el Faraón monoteÃsta falleció en el año 1358AC., cuando contaba con treinta años, y antes de expirar pronunció estas palabras:
“ El reino de lo eterno no tiene cabida en los lÃmites de lo terreno. Todo volverá a ser como antes. El terror, el odio y la injusticia se impondrán en el gobierno del mundo, y los hombres serán arrojados de nuevo al sufrimiento. Quizá hubiera sido mejor para mi no haber nacido nunca, pues asà jamás hubiese contemplado cuanta maldad hay en la Tierra.â€
Como quiera que sea, cuando murió Akenatón, en su palacio vivÃa un niño de once años al que se habÃa dado el nombre de Tutankatón (SÃmbolo viviente de Atón), y gozaba de la protección de Nefertiti; esta le habÃa hecho casarse con su tercera hija, una joven que tenÃa tres años mas que su marido. De nuevo nos tropezamos con la controversia tan corriente en muchas de las cuestiones relacionadas con el antiguo Egipto, al explicar la razón por la que fue elegido el jovencito Tutankatón para ser el nuevo Faraón. Por una parte, se ha escrito que lo seleccionó Akenatón antes de fallecer, y por otra, que lo hizo un grupo de sacerdotes-adivinos al verle muy vulnerable a sus influencias. DisponÃa de las condiciones idóneas para acceder al trono, ya que no iba a ser la primera vez que se concedÃa este honor a un jovencito.
En base a todo lo anterior, ya no asombra comprobar lo fácil que resultó convencerle para que pasara a llamarse Tutankamón (SÃmbolo viviente de Amón), esto supuesto que acababa de ser abolido el culto a Atón, el único Dios, para que el Imperio de las Dos Tierras volviera a postrarse ante el viejo panteón de dioses; pero no desapareció el Dios impuesto por Akenatón. Se cuenta con una estela del año 1346AC en la que se puede leer lo siguiente:
“El (Tutankamón) devolvió hasta los confines de la eternidad todo cuanto habÃa sido anulado bajo los monumentos. Persiguió a los pecadores por el paÃs, restituyendo la verdad. El hizo aborrecer la mentira, con lo cual el Imperio de las Dos Tierras vive como en sus tiempos primigenios. Pues Su Majestad subió como rey al trono cuando se olvidaban ya los templos de dioses y diosas, desde Elefantina hasta las marismas del Delta, y sus santuarios comenzaban a desmoronarse formando montañas de escombros cubiertos con hierbas malas, como si sus sagradas imágenes jamás hubieran existido y sus edificaciones fueran una simple vereda. De resultas de la ignominia, el paÃs sufrió una enfermedad, y los dioses abandonaron las orillas del Nilo. Cuando se enviaban soldados hasta Asiria para ensanchar las fronteras Egipcias, no se conseguÃa éxito alguno. Al rogar a algún dios para pedirle algo, él no respondÃa; y si se suplicaba a una diosa para solicitarle ayuda, ella permanecÃa callada. Sus corazones se les habÃan debilitado y todos dejaron de creer. . . .â€
El anterior texto demuestra que Tutankamón hizo algo mas que restaurar el panteón de los dioses; comenzó el proceso de anulación de la doctrina de Atón. Poco tiempo vivió en Aketatón, la ciudad de sus suegros y esposa; comenzó a hacer unas largas visitas a Menfis, y por último se trasladó definitivamente a Tebas. Al mismo tiempo comenzaba a utilizar grandes cantidades de oro para fundir estatuas de Amón; también dedicó a este dios unas enormes embarcaciones construidas con cedro del LÃbano.
Tutankamón reinó muy pocos años, y durante este tiempo se produjo el cambio de la nueva y breve religión a la antigua sin violencia; también se trasladó la capital del Egipto a Tebas y no faltaron los sacerdotes que llamaron hereje a Akenatón, y otros que lo anatematizaron. Pero no se destruyeron los templos de Atón; el joven Faraón estaba demasiado unido al anterior, un ataque directo contra lo que habÃa representado la ciudad de Aketatón hubiera supuesto dañar la imagen de quien habÃa ofrecido la oportunidad a los sacerdotes de recuperar el poder. Estos se encargaron de hacer ostentación del mismo, no tardó en comprobarse que eran los amos del paÃs, al que se encargaron de explotar. TenÃan prisa por resarcirse de los muchos años que llevaban sin encargarse de la recaudación de impuestos.
Para cobrarlos consiguieron la ayuda del ejército, cuyos soldados azotaban a los que se negaban a pagar por considerar abusiva la cantidad que se les exigÃa o detenÃan a los que no contaban con medios suficientes. Esto trajo consigo que las cárceles se llenaran de inocentes, se extendiera la corrupción y el pueblo quedase a merced de los codiciosos. Se estaba materializando el trágico presentimiento de Akenatón: la maldad se habÃa impuesto en el Imperio de las Dos Tierras.
Otro de los múltiples enigmas que aun invaden el antiguo Egipto tiene relación con el supuesto asesinato de Tutankamón; en 1969 el investigador Ronal Harrison descubrió, por medio de un análisis radioscópico de la momia, que el joven Faraón presentaba un boquete en el occipucio “causado por una maza o la empuñadura de una espadaâ€. ¿Quién pudo matarlo? Quizá con el paso del tiempo el desenterramiento de una estela o de otro testimonio escrito permita saberlo. De momento se cree que el móvil de los homicidas fue que el joven Faraón quiso combatir la corrupción y el abuso de poder que habÃan impuesto los sacerdotes.
Los historiadores no se ponen de acuerdo respecto a la muerte de Akenatón, sabemos que ocurrió en el año décimo séptimo de su reinado, y que tuvo como escenario Aketatón, donde serÃa enterrado con todos los ceremoniales que correspondÃan a un Faraón; no obstante años después seria trasladado a la tumba de su padre Amenofis III, “porque un hereje no merecÃa una sepultura propiaâ€. Donde la historia se complica es al reconocer si falleció por culpa de una enfermedad o fue envenenado. Las opiniones se hallan divididas; aunque existe una leyenda, sin datos confirmados por la arqueologÃa que dice que Akenatón volvió a desaparecer y nadie conoce lo que fue de el. La historia ha dejado registrado que el Faraón monoteÃsta falleció en el año 1358AC., cuando contaba con treinta años, y antes de expirar pronunció estas palabras:
“ El reino de lo eterno no tiene cabida en los lÃmites de lo terreno. Todo volverá a ser como antes. El terror, el odio y la injusticia se impondrán en el gobierno del mundo, y los hombres serán arrojados de nuevo al sufrimiento. Quizá hubiera sido mejor para mi no haber nacido nunca, pues asà jamás hubiese contemplado cuanta maldad hay en la Tierra.â€
Como quiera que sea, cuando murió Akenatón, en su palacio vivÃa un niño de once años al que se habÃa dado el nombre de Tutankatón (SÃmbolo viviente de Atón), y gozaba de la protección de Nefertiti; esta le habÃa hecho casarse con su tercera hija, una joven que tenÃa tres años mas que su marido. De nuevo nos tropezamos con la controversia tan corriente en muchas de las cuestiones relacionadas con el antiguo Egipto, al explicar la razón por la que fue elegido el jovencito Tutankatón para ser el nuevo Faraón. Por una parte, se ha escrito que lo seleccionó Akenatón antes de fallecer, y por otra, que lo hizo un grupo de sacerdotes-adivinos al verle muy vulnerable a sus influencias. DisponÃa de las condiciones idóneas para acceder al trono, ya que no iba a ser la primera vez que se concedÃa este honor a un jovencito.
En base a todo lo anterior, ya no asombra comprobar lo fácil que resultó convencerle para que pasara a llamarse Tutankamón (SÃmbolo viviente de Amón), esto supuesto que acababa de ser abolido el culto a Atón, el único Dios, para que el Imperio de las Dos Tierras volviera a postrarse ante el viejo panteón de dioses; pero no desapareció el Dios impuesto por Akenatón. Se cuenta con una estela del año 1346AC en la que se puede leer lo siguiente:
“El (Tutankamón) devolvió hasta los confines de la eternidad todo cuanto habÃa sido anulado bajo los monumentos. Persiguió a los pecadores por el paÃs, restituyendo la verdad. El hizo aborrecer la mentira, con lo cual el Imperio de las Dos Tierras vive como en sus tiempos primigenios. Pues Su Majestad subió como rey al trono cuando se olvidaban ya los templos de dioses y diosas, desde Elefantina hasta las marismas del Delta, y sus santuarios comenzaban a desmoronarse formando montañas de escombros cubiertos con hierbas malas, como si sus sagradas imágenes jamás hubieran existido y sus edificaciones fueran una simple vereda. De resultas de la ignominia, el paÃs sufrió una enfermedad, y los dioses abandonaron las orillas del Nilo. Cuando se enviaban soldados hasta Asiria para ensanchar las fronteras Egipcias, no se conseguÃa éxito alguno. Al rogar a algún dios para pedirle algo, él no respondÃa; y si se suplicaba a una diosa para solicitarle ayuda, ella permanecÃa callada. Sus corazones se les habÃan debilitado y todos dejaron de creer. . . .â€
El anterior texto demuestra que Tutankamón hizo algo mas que restaurar el panteón de los dioses; comenzó el proceso de anulación de la doctrina de Atón. Poco tiempo vivió en Aketatón, la ciudad de sus suegros y esposa; comenzó a hacer unas largas visitas a Menfis, y por último se trasladó definitivamente a Tebas. Al mismo tiempo comenzaba a utilizar grandes cantidades de oro para fundir estatuas de Amón; también dedicó a este dios unas enormes embarcaciones construidas con cedro del LÃbano.
Tutankamón reinó muy pocos años, y durante este tiempo se produjo el cambio de la nueva y breve religión a la antigua sin violencia; también se trasladó la capital del Egipto a Tebas y no faltaron los sacerdotes que llamaron hereje a Akenatón, y otros que lo anatematizaron. Pero no se destruyeron los templos de Atón; el joven Faraón estaba demasiado unido al anterior, un ataque directo contra lo que habÃa representado la ciudad de Aketatón hubiera supuesto dañar la imagen de quien habÃa ofrecido la oportunidad a los sacerdotes de recuperar el poder. Estos se encargaron de hacer ostentación del mismo, no tardó en comprobarse que eran los amos del paÃs, al que se encargaron de explotar. TenÃan prisa por resarcirse de los muchos años que llevaban sin encargarse de la recaudación de impuestos.
Para cobrarlos consiguieron la ayuda del ejército, cuyos soldados azotaban a los que se negaban a pagar por considerar abusiva la cantidad que se les exigÃa o detenÃan a los que no contaban con medios suficientes. Esto trajo consigo que las cárceles se llenaran de inocentes, se extendiera la corrupción y el pueblo quedase a merced de los codiciosos. Se estaba materializando el trágico presentimiento de Akenatón: la maldad se habÃa impuesto en el Imperio de las Dos Tierras.
Otro de los múltiples enigmas que aun invaden el antiguo Egipto tiene relación con el supuesto asesinato de Tutankamón; en 1969 el investigador Ronal Harrison descubrió, por medio de un análisis radioscópico de la momia, que el joven Faraón presentaba un boquete en el occipucio “causado por una maza o la empuñadura de una espadaâ€. ¿Quién pudo matarlo? Quizá con el paso del tiempo el desenterramiento de una estela o de otro testimonio escrito permita saberlo. De momento se cree que el móvil de los homicidas fue que el joven Faraón quiso combatir la corrupción y el abuso de poder que habÃan impuesto los sacerdotes.
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