Re: "Señor poeta, me ha conmovido su marcha... por ello le prometo retirarme del narc
http://blogs.elpais.com/america-df/2...residente.html
Pero, por supuesto, el asunto va más allá del simple hecho de marchar o no: en este caso es un asunto de congruencia.
Originalmente publicado por mc_kappa
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Este post apenas necesita palabras. Solo algunas para situarles la fotografía que acaba de distribuir el diario mexicano Reforma. Se ve a Felipe Calderón, el hoy presidente de la República, con 14 años menos, exactamente en noviembre de 1997. Junto a él, su esposa, Margarita Zavala, la hoy Primera Dama, que consulta un papel y lleva una banderita azul con letras blancas en la que se puede leer: “Ya Basta!! Presidente ¡Exigimos seguridad!”. El por aquel entonces dirigente del PAN y su esposa participaban en un acto de protesta –convocado por Alianza Cívica, Causa Ciudadana y Mujeres en Defensa de los Derechos Civiles— para reclamar más seguridad al entonces presidente de México, Ernesto Zedillo.
A modo de contraste, Reforma inserta junto a la fotografía del joven y oposior matrimonio otra, tomada hace unas horas, del poeta Javier Sicilia con gesto de dolor. A Sicilia le mataron a un hijo en Cuernavaca hace 40 días y, justo durante este fin de semana, lidera una marcha silenciosa desde la capital de Morelos hasta el Distrito Federal para pedirle a los políticos –a todos, al presidente Calderón, pero también a los viejos dinosaurios del PRI— que se dejen de politiquerías, que escuchen el hartazgo de los ciudadanos, que arreglen México de una vez. Ante esta proclama, Calderón emitió un mensaje a la nación en la que pidió comprensión hacia su política. Comprensión a los que, como él en 1997, salen a la calle a pecho descubierto, con la memoria de sus hijos en brazos, para mostrar su hartazgo. Solo han pasado 14 años.
Pero hay más.
Otra visita a la hemeroteca, esta vez realizada por el analista Rogelio Campos, nos descubre a un Felipe Calderón que, el 19 de abril de 1997, ya como presidente del PAN, criticaba duramente la utilización del Ejército como fuerza de choque contra el narcotráfico. Fíjense en estas frases de Calderón, auténticas perlas cultivadas:
--“Se ha puesto en riesgo a la Nación con el abuso de la institución militar en acciones contra grupos armados”.
--“La fuerte presencia militar implica un riesgo en materia de derechos humanos”.
--“Que sean las instituciones civiles las encargadas de las acciones en contra del narcotráfico y que el Ejército se retrotraiga a las labores que constitucionalmente se les tienen encomendadas con mayor claridad...”.
A modo de contraste, Reforma inserta junto a la fotografía del joven y oposior matrimonio otra, tomada hace unas horas, del poeta Javier Sicilia con gesto de dolor. A Sicilia le mataron a un hijo en Cuernavaca hace 40 días y, justo durante este fin de semana, lidera una marcha silenciosa desde la capital de Morelos hasta el Distrito Federal para pedirle a los políticos –a todos, al presidente Calderón, pero también a los viejos dinosaurios del PRI— que se dejen de politiquerías, que escuchen el hartazgo de los ciudadanos, que arreglen México de una vez. Ante esta proclama, Calderón emitió un mensaje a la nación en la que pidió comprensión hacia su política. Comprensión a los que, como él en 1997, salen a la calle a pecho descubierto, con la memoria de sus hijos en brazos, para mostrar su hartazgo. Solo han pasado 14 años.
Pero hay más.
Otra visita a la hemeroteca, esta vez realizada por el analista Rogelio Campos, nos descubre a un Felipe Calderón que, el 19 de abril de 1997, ya como presidente del PAN, criticaba duramente la utilización del Ejército como fuerza de choque contra el narcotráfico. Fíjense en estas frases de Calderón, auténticas perlas cultivadas:
--“Se ha puesto en riesgo a la Nación con el abuso de la institución militar en acciones contra grupos armados”.
--“La fuerte presencia militar implica un riesgo en materia de derechos humanos”.
--“Que sean las instituciones civiles las encargadas de las acciones en contra del narcotráfico y que el Ejército se retrotraiga a las labores que constitucionalmente se les tienen encomendadas con mayor claridad...”.
Pero, por supuesto, el asunto va más allá del simple hecho de marchar o no: en este caso es un asunto de congruencia.
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