La llegada del ejercito a Cd. Juárez fue recibida con aplausos por la sociedad, era curioso ver como la gente abría la ventana de su carro y extendía la mano para enviar saludos al ejercito.
Hay una explicación a esta conducta en el deseo de la gente de ver limitada o anulada la acción de los narcos que convivían en un maridaje muy especial con políticos y policías.
¡Pruebas! ¡pruebas! dirían los políticos indignados.
La sociedad ha visto como repentinamente un carpintero de escasa preparación se compra una mansión de millones de pesos, su señora trae camioneta del año y derrocha dinero a manos llenas y como que esta difícil que creamos que cortando tablitas en unas semanas hace esa fortuna, también vemos como hay lugares donde la gente entra a inyectarse y el lugar sigue abierto por meses y a pesar de que periódicamente se ven patrullas de la policía municipal no se cierran esos lugares, entonces tiene uno que concluir o que son muy torpes e ineptos o que están en complicidad y si a esto le agregamos los intensos reportes de la prensa denunciando estos hechos pues la pregunta de ¡¿pruebas?! Resulta insultante.
En este marco la policía federal y el ejercito “parecen” la solución, solo que no hay nada que sustituya a los principios y valores y la solución artificial puede resultar mas grave que la enfermedad.
Hoy los soldados están sometiendo a la delincuencia, ¿mañana someterán a la población?
Y no es que sea alarmista o mal intencionado pero son hombres y en todo hombre esta la semilla del poder y esa en los militares es muy peligrosa solo hay que ver la historia de nuestro país, la revolución mexicana costó muy pocas vidas, Porfirio renunció como buen mexicano y patriota para no regar mas sangre y ascendió Madero pero las ambiciones de los generales por el poder no tuvo límite y regó los campos de sangre con el 10% de la población, mas de un millón de gentes de los cuales la mayoría eran jóvenes.
Los militares no están educados para el debate ideológico o la democracia, están educados para mandar y obedecer y su fuerza radica en las armas no en la razón, así que debemos de preguntarnos ¿que deseamos para nuestro país? la obediencia ciega a un militar o la diversidad de ideas que da la libertad, condición “sine quam non” para la democracia.
Hay una explicación a esta conducta en el deseo de la gente de ver limitada o anulada la acción de los narcos que convivían en un maridaje muy especial con políticos y policías.
¡Pruebas! ¡pruebas! dirían los políticos indignados.
La sociedad ha visto como repentinamente un carpintero de escasa preparación se compra una mansión de millones de pesos, su señora trae camioneta del año y derrocha dinero a manos llenas y como que esta difícil que creamos que cortando tablitas en unas semanas hace esa fortuna, también vemos como hay lugares donde la gente entra a inyectarse y el lugar sigue abierto por meses y a pesar de que periódicamente se ven patrullas de la policía municipal no se cierran esos lugares, entonces tiene uno que concluir o que son muy torpes e ineptos o que están en complicidad y si a esto le agregamos los intensos reportes de la prensa denunciando estos hechos pues la pregunta de ¡¿pruebas?! Resulta insultante.
En este marco la policía federal y el ejercito “parecen” la solución, solo que no hay nada que sustituya a los principios y valores y la solución artificial puede resultar mas grave que la enfermedad.
Hoy los soldados están sometiendo a la delincuencia, ¿mañana someterán a la población?
Y no es que sea alarmista o mal intencionado pero son hombres y en todo hombre esta la semilla del poder y esa en los militares es muy peligrosa solo hay que ver la historia de nuestro país, la revolución mexicana costó muy pocas vidas, Porfirio renunció como buen mexicano y patriota para no regar mas sangre y ascendió Madero pero las ambiciones de los generales por el poder no tuvo límite y regó los campos de sangre con el 10% de la población, mas de un millón de gentes de los cuales la mayoría eran jóvenes.
Los militares no están educados para el debate ideológico o la democracia, están educados para mandar y obedecer y su fuerza radica en las armas no en la razón, así que debemos de preguntarnos ¿que deseamos para nuestro país? la obediencia ciega a un militar o la diversidad de ideas que da la libertad, condición “sine quam non” para la democracia.
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