Hay ocasiones en que yo quisiera ser optimista. Ocasiones en que me gustaría que el optimismo de algunos mis compañeros de foro pudiera transportarse vía ondas hertz, o catódicas, o como se llamen, y llegarme directo al corazón para ser una mujer optimista que fluya de efervecencia, que esté animada y eufórica y que crea que lo que se desea puede convertirse en realidad sólo con pensarlo. Ser tan optimista que pueda imaginar sin reservas de ningún tipo que México está a todo dar, que está blindado, que vamos en el camino correcto, que somos un país próximo a entrar al G8, que gracias a nosotros, but of course, cambiaría de nombre para ser el G9.
En fin, creo que eso me haría feliz.
Cuando veo a mis compañeros hablando de que el catarrito no nos va a dar, y que México tiene una poca de gracia y otra cosita, siento en mi fuero interno algo parecido a la envidia. En vidia de la buena, claro, ya que veo que son felices quienes así piensan.
Sin embargo, cuando estoy a punto de entrar en el mundo de Nirvana... ¡bolas!!, llegan los mugres agoreros de la "rialidad rial", los que están en el ajo, los que sí saben cómo hacerlo, los que todos los días nos conducen por el camino del éxito, y es entonces cuando recibo mis cubetadas de agua mentales.
Por ejemplo, mientras hay quien asegura que la lucha contra el narcotráfico va de peluches, y que por eso cada día hay mas muertos, mas mantas, mas asesinatos de civiles con balas perdidas, que todo lo anterior es porque los están combatiendo tan fuerte que se están aventando un tirito al retar al gobierno por puro rencor de que les van ganando.
De pronto sale un señor y nos dice: No, no, mo, la cosa no es así. La dichosa lucha era mas bien parte del escenario para la foto y el discurso político, porque... ¿qué creen?, pos que la SIEDO tenía de mandones a unos peladitos que cobraban con los Beltrán Leyva, con los Arellano, con la Familia, con los Zetas, o con los whatever. ¿Cómo se puede combatir al patrón?, pues no, no se le combatía, nomás se hacía como que sí se estaba haciendo. Pura finta, pues.
Y en el mismo día, carajo, nos informan que arrestan a funcionario mexicano de inmigración con 77 kilotes de mariguana. Insisto, y todo en el mismo día...
y yo... ¡con mi cubetada de agua!
Luego nos salen otros amigos con que la economía está de primerísima, que el catarro se convirtió en un simple estornudo, y que como México no hay dos. Que el dólar costará en breve 10 del águila, y que en Navidad todos podrán comer bacalao, romeritos y pavo.
Yo me pongo feliz, pienso que es mi oportunidad de sentir ese optimismo contagioso.
Pero... sale Javier Lozano a la palestra y nos aclara que lo peor está por venir, y que se olviden de la navidad, que el que tenga chamba todavía en diciembre le de gracias a Dios, porque no estamos para saberlo, ni él para contarlo, pero se van a perder titipuchales de empleos.
Yo, desde luego con cara de WHAT!!!!!! me dispongo a contradecirlo, ya que el Feli-Pillo nos dijo que en México habría trabajo para dar y repartir, y que nos llevaría por la senda del triunfo en cuanto a chamba, para convertir a la nación en un país, democrático, seguro y próspero, pero no puedo, porque la realidad se desploma sobre mi entusiasmo.
Ops, ahí recibo, de nuevo, otro cubetazo de agua de realidad.
Y ¿qué tal lo de las elecciones tramposas?, ¿y lo de la bronca de las aduanas?¿y lo de...
No, mejor quiero la receta, sobre todo la de Feli-Pillo, para sentir como él que estamos llegando a Jauja, y que el mundo es color de rosa. ¿Prozac?
Pero por lo pronto, la realidad del día de hoy me tiene a puras cubetadas de agua en el ánimo.
En fin, creo que eso me haría feliz.
Cuando veo a mis compañeros hablando de que el catarrito no nos va a dar, y que México tiene una poca de gracia y otra cosita, siento en mi fuero interno algo parecido a la envidia. En vidia de la buena, claro, ya que veo que son felices quienes así piensan.
Sin embargo, cuando estoy a punto de entrar en el mundo de Nirvana... ¡bolas!!, llegan los mugres agoreros de la "rialidad rial", los que están en el ajo, los que sí saben cómo hacerlo, los que todos los días nos conducen por el camino del éxito, y es entonces cuando recibo mis cubetadas de agua mentales.
Por ejemplo, mientras hay quien asegura que la lucha contra el narcotráfico va de peluches, y que por eso cada día hay mas muertos, mas mantas, mas asesinatos de civiles con balas perdidas, que todo lo anterior es porque los están combatiendo tan fuerte que se están aventando un tirito al retar al gobierno por puro rencor de que les van ganando.
De pronto sale un señor y nos dice: No, no, mo, la cosa no es así. La dichosa lucha era mas bien parte del escenario para la foto y el discurso político, porque... ¿qué creen?, pos que la SIEDO tenía de mandones a unos peladitos que cobraban con los Beltrán Leyva, con los Arellano, con la Familia, con los Zetas, o con los whatever. ¿Cómo se puede combatir al patrón?, pues no, no se le combatía, nomás se hacía como que sí se estaba haciendo. Pura finta, pues.
Y en el mismo día, carajo, nos informan que arrestan a funcionario mexicano de inmigración con 77 kilotes de mariguana. Insisto, y todo en el mismo día...
y yo... ¡con mi cubetada de agua!
Luego nos salen otros amigos con que la economía está de primerísima, que el catarro se convirtió en un simple estornudo, y que como México no hay dos. Que el dólar costará en breve 10 del águila, y que en Navidad todos podrán comer bacalao, romeritos y pavo.
Yo me pongo feliz, pienso que es mi oportunidad de sentir ese optimismo contagioso.
Pero... sale Javier Lozano a la palestra y nos aclara que lo peor está por venir, y que se olviden de la navidad, que el que tenga chamba todavía en diciembre le de gracias a Dios, porque no estamos para saberlo, ni él para contarlo, pero se van a perder titipuchales de empleos.
Yo, desde luego con cara de WHAT!!!!!! me dispongo a contradecirlo, ya que el Feli-Pillo nos dijo que en México habría trabajo para dar y repartir, y que nos llevaría por la senda del triunfo en cuanto a chamba, para convertir a la nación en un país, democrático, seguro y próspero, pero no puedo, porque la realidad se desploma sobre mi entusiasmo.
Ops, ahí recibo, de nuevo, otro cubetazo de agua de realidad.
Y ¿qué tal lo de las elecciones tramposas?, ¿y lo de la bronca de las aduanas?¿y lo de...
No, mejor quiero la receta, sobre todo la de Feli-Pillo, para sentir como él que estamos llegando a Jauja, y que el mundo es color de rosa. ¿Prozac?
Pero por lo pronto, la realidad del día de hoy me tiene a puras cubetadas de agua en el ánimo.
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