La gente (común y corriente) siempre ha censurado o aplaudido las acciones de los políticos. Pero ahora, esa gente, amparada por el anonimato que le brinda el Internet, se ha convertido en un monstruo de mil voces que “critica” públicamente (como si estuviera capacitada para ello) y hasta la ignominia, a la clase política. Esa “crítica”, ¿es legítima o bastarda?
El que critica una materia sin conocerla es un crítico con carencias, con vicios, con defectos. Es como los perros que no son de raza pura: se les llama perros bastardos.
Por aquí abunda la gente común y corriente (ciertamente más corriente que común), que se pasa la vida (y vive pegada al teclado), criticando a los políticos sin conocimiento de causa. Cuando los estrategas de la manipulación masiva echan a andar sus campañas para atacar brutalmente a un político o partido determinado o a la clase política en general, por el elemento brutal no se preocupan, aquí se allegan el número de brutos necesario para emprender el ataque.
Una folklórica muestra de esta situación la representa una venerable viejecita que, con motivo de las elecciones, acaba de hacer su triunfal reaparición en los debates. Por si la escuchan proferir mentadas y otra clase de majaderías, no se alarmen, pertenece a un estrato social que la marcó desde los veintes del siglo pasado. Acá entre nos, el Verdugo la respeta mucho; pero ella no quiere al Verdugo. El origen de este odio es circunstancial, nada serio. Sucede que hace unos años, no recuerdo si en éste o en otro foro, apareció una fotografía de un grupo de foristas, hombres y mujeres. Entre las damas estaba acomodado un camello calvo. La foto, como se comprenderá, causó asombro entre la comunidad foril. Pero el asombro se convirtió en terror cuando se informó que el camello no era camello. ¡Era la señito! La que acaba de reingresar al foro.
El Verdugo, como siempre, guardó la compostura y se prohibió, él mismo, externar cualquier comentario acerca del fenomenal acontecimiento. Pero en aquella viejecita surgió un odio descomunal contra todos los que vieron la espantosa, bueno, la rara fotografía. Y la venerable señora sabe que el Verdugo vio su rostro. Ese es el “delito” que, según ella, cometió el Verdugo.
Pero, dejémonos de chismes y regresemos a nuestro tema:
Conque, mis queridos foreros, especialistas en debatir sobre temas políticos: ¿ejercen su labor “crítica”, sobre la política y los políticos, con fundamento y conocimiento de causa, o son críticos impuros?
¡Analícensen!
El que critica una materia sin conocerla es un crítico con carencias, con vicios, con defectos. Es como los perros que no son de raza pura: se les llama perros bastardos.
Por aquí abunda la gente común y corriente (ciertamente más corriente que común), que se pasa la vida (y vive pegada al teclado), criticando a los políticos sin conocimiento de causa. Cuando los estrategas de la manipulación masiva echan a andar sus campañas para atacar brutalmente a un político o partido determinado o a la clase política en general, por el elemento brutal no se preocupan, aquí se allegan el número de brutos necesario para emprender el ataque.
Una folklórica muestra de esta situación la representa una venerable viejecita que, con motivo de las elecciones, acaba de hacer su triunfal reaparición en los debates. Por si la escuchan proferir mentadas y otra clase de majaderías, no se alarmen, pertenece a un estrato social que la marcó desde los veintes del siglo pasado. Acá entre nos, el Verdugo la respeta mucho; pero ella no quiere al Verdugo. El origen de este odio es circunstancial, nada serio. Sucede que hace unos años, no recuerdo si en éste o en otro foro, apareció una fotografía de un grupo de foristas, hombres y mujeres. Entre las damas estaba acomodado un camello calvo. La foto, como se comprenderá, causó asombro entre la comunidad foril. Pero el asombro se convirtió en terror cuando se informó que el camello no era camello. ¡Era la señito! La que acaba de reingresar al foro.
El Verdugo, como siempre, guardó la compostura y se prohibió, él mismo, externar cualquier comentario acerca del fenomenal acontecimiento. Pero en aquella viejecita surgió un odio descomunal contra todos los que vieron la espantosa, bueno, la rara fotografía. Y la venerable señora sabe que el Verdugo vio su rostro. Ese es el “delito” que, según ella, cometió el Verdugo.
Pero, dejémonos de chismes y regresemos a nuestro tema:
Conque, mis queridos foreros, especialistas en debatir sobre temas políticos: ¿ejercen su labor “crítica”, sobre la política y los políticos, con fundamento y conocimiento de causa, o son críticos impuros?
¡Analícensen!
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