A lo mejor Usted se enteró de que el presidente Felipe, pidió a la sociedad Juarense que se reuniera en mesas de trabajo para plantear soluciones al grave problema por el que atraviesa Juárez.
Entusiasmado con la idea dediqué el fin de semana a preparar una propuesta y muy obediente me presenté hoy a la mesa del trabajo que presidía, valga la redundancia, el secretario de trabajo.
Iniciaron las presentaciones la gente importante, los presidentes de las cámaras, los grandes comerciantes, los rectores de las universidades y al paso de las horas me entró la sensación de que estaba en el lugar equivocado.
Me habían dicho que era una mesa de trabajo para ofrecer soluciones y más bien me parecía una mesa de regalos de bodas donde todos ponían una lista de lo que les debía de dar el gobierno, pero no veía a los novios.
Busqué cuidadosamente un árbol de navidad, a lo mejor se trataba de cartitas extemporáneas a Santa Claus y yo ni cuenta me había dado.
Pasaron las horas y de vez en cuando me acercaba a la flaquita que llevaba el control de los exponentes, ahorita le toca, me decía amablemente, anunciaron el fin de la reunión y la flaquita con una linda sonrisa me dijo que lamentablemente se había acabado el tiempo, le iba a preguntar si había alguna mesa donde se ofrecieran soluciones en lugar de pedir Korima (limosna en Raramuri), pero la vi con cara de hambre y la dejé seguir su camino.
Los comerciantes pedían que les quitaran al aduana y los impuestos de importación para poder competir con sus homólogos del Paso, creo que piensan que la gente compra en El Paso solamente por el precio, otros pedían que les quitaran el pago del Seguro Social, los loteros que se diera de nuevo el decreto para pagar poco por importar carros, otros que les regalaran placas a los carros chocolates, también se pedían créditos a la palabra, ampliar el fondo PYME, crear una zona franca etc etc
La cereza en el pastel, directamente desde “joligud”, 15 campesinos que en fila india se fueron al fondo de la sala y ahí con los pies juntos, el sombrero en el pecho sostenido con las dos manos y la cara de puchero escucharon pacientemente las ponencias hasta que su líder con lágrimas en los ojos le pidió ayuda al Secretario de Trabajo, los malosos los quieren sacar de las tierras que invadieron.
¿Y la cheyenne apá? ¿Y los 80,000 vagos que tenemos? ¡AY! Barraza no aprendes, no son vagos, son angelitos que no van a la escuela, ni trabajan se la pasan en casa rezando el rosario y no salgas con tus mojigaterías de las familias disfuncionales, las madres solteras y todas esas burradas que luego escribes, ve en los videojuegos, cuando uno gana, levanta la cabeza sangrante del perdedor, “pos” acá es lo mismo solo que mas “chévere” porque es de a devis, eso no lo entiendes porque eres un mocho retrógrado.
De todos los “brillantes” discursos me quedo con una frase que alguien dijo y que se atribuye a Einstein que califica correctamente la sesión.
“La imbecilidad es creer que se van a tener diferentes resultados haciendo lo mismo”
Entusiasmado con la idea dediqué el fin de semana a preparar una propuesta y muy obediente me presenté hoy a la mesa del trabajo que presidía, valga la redundancia, el secretario de trabajo.
Iniciaron las presentaciones la gente importante, los presidentes de las cámaras, los grandes comerciantes, los rectores de las universidades y al paso de las horas me entró la sensación de que estaba en el lugar equivocado.
Me habían dicho que era una mesa de trabajo para ofrecer soluciones y más bien me parecía una mesa de regalos de bodas donde todos ponían una lista de lo que les debía de dar el gobierno, pero no veía a los novios.
Busqué cuidadosamente un árbol de navidad, a lo mejor se trataba de cartitas extemporáneas a Santa Claus y yo ni cuenta me había dado.
Pasaron las horas y de vez en cuando me acercaba a la flaquita que llevaba el control de los exponentes, ahorita le toca, me decía amablemente, anunciaron el fin de la reunión y la flaquita con una linda sonrisa me dijo que lamentablemente se había acabado el tiempo, le iba a preguntar si había alguna mesa donde se ofrecieran soluciones en lugar de pedir Korima (limosna en Raramuri), pero la vi con cara de hambre y la dejé seguir su camino.
Los comerciantes pedían que les quitaran al aduana y los impuestos de importación para poder competir con sus homólogos del Paso, creo que piensan que la gente compra en El Paso solamente por el precio, otros pedían que les quitaran el pago del Seguro Social, los loteros que se diera de nuevo el decreto para pagar poco por importar carros, otros que les regalaran placas a los carros chocolates, también se pedían créditos a la palabra, ampliar el fondo PYME, crear una zona franca etc etc
La cereza en el pastel, directamente desde “joligud”, 15 campesinos que en fila india se fueron al fondo de la sala y ahí con los pies juntos, el sombrero en el pecho sostenido con las dos manos y la cara de puchero escucharon pacientemente las ponencias hasta que su líder con lágrimas en los ojos le pidió ayuda al Secretario de Trabajo, los malosos los quieren sacar de las tierras que invadieron.
¿Y la cheyenne apá? ¿Y los 80,000 vagos que tenemos? ¡AY! Barraza no aprendes, no son vagos, son angelitos que no van a la escuela, ni trabajan se la pasan en casa rezando el rosario y no salgas con tus mojigaterías de las familias disfuncionales, las madres solteras y todas esas burradas que luego escribes, ve en los videojuegos, cuando uno gana, levanta la cabeza sangrante del perdedor, “pos” acá es lo mismo solo que mas “chévere” porque es de a devis, eso no lo entiendes porque eres un mocho retrógrado.
De todos los “brillantes” discursos me quedo con una frase que alguien dijo y que se atribuye a Einstein que califica correctamente la sesión.
“La imbecilidad es creer que se van a tener diferentes resultados haciendo lo mismo”
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