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Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

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  • #31
    Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

    A VECES UNA HOJA DESPRENDIDA...
    Enrique Gonzalez Martinez

    A veces, una hoja desprendida
    de lo alto de los árboles, un lloro
    de las linfas que pasan, un sonoro
    trino de ruiseñor, turban mi vida.

    Vuelven a mí medrosos y lejanos
    suaves deliquios, éxtasis supremos;
    aquella estrella y yo nos conocemos,
    ese árbol, esa flor son mis hermanos.

    En el abismo del dolor penetra
    mi espíritu, bucea, va hasta el fondo,
    y es como un libro misterioso y hondo
    en que puedo leer letra por letra.

    Un ambiente sutil un aura triste
    hacen correr mi silencioso llanto,
    y soy como una nota de ese canto
    doloroso de todo lo que existe.

    Me cercan en bandada los delirios...
    (¿Es alucinación..., locura acaso?)
    Me saludan las nubes a su paso
    y me besan las almas de los lirios.

    ¡Divina comunión!... Por un instante
    son mis sentidos de agudeza rara...
    Ya sé lo que murmuras, fuente clara;
    ya sé lo que me dices, brisa errante.

    De todo me liberto y me desligo
    a vivir nueva vida, de tal modo,
    que yo no sé si me difundo en todo
    o todo me penetra y va conmigo.

    Mas todo huye de mí y el alma vuela
    con torpes alas por un aura fría,
    en una inconsolable lejanía,
    por una soledad que espanta y hiela.

    Por eso en mis ahogos de tristeza,
    mientras duermen en calma mis sentidos,
    tendiendo a tus palabras mis oídos
    tiemblo a cada rumor, naturaleza;

    y a veces una hoja desprendida
    de lo alto de los árboles, un lloro
    de las linfas que pasan, un sonoro
    trino de ruiseñor, turban mi vida.

    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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    • #32
      Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

      CUANDO SEPAS HALLAR UNA SONRISA...
      Enrique Gonzalez Martinez

      A Ricardo Arenales

      Cuando sepas hallar una sonrisa
      en la gota sutil que se rezuma
      de las porosas piedras, en la bruma,
      en el sol, en el ave y en la brisa;
      cuando nada a tus ojos quede inerte,
      ni informe, ni incoloro, ni lejano,
      y penetres la vida y el arcano
      del silencio, las sombras y la muerte;

      cuando tiendas la vista a los diversos
      rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio
      sea como potente microscopio
      que va hallando invisibles universos,

      entonces en las flamas de la hoguera
      de un amor infinito y sobrehumano,
      como el santo de Asís, dirás hermano
      al árbol, al celaje y a la fiera.

      Sentirás en la inmensa muchedumbre
      de seres y cosas tu ser mismo;
      serás todo pavor con el abismo
      y serás todo orgullo con la cumbre.

      Sacudirá tu amor el polvo infecto
      que macula el blancor de la azucena,
      bendecirás las imágenes de arena
      y adorarás el vuelo del insecto;

      y besarás el garfio del espino
      y el sedeño ropaje de las dalias...
      Y quitarás piadoso tus sandalias
      por no herir las piedras del camino.

      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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      • #33
        Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

        MONÓLOGO DEL VIUDO
        Alí Chumacero (1918)


        Abro la puerta, vuelvo a la misericordia
        de mi casa donde el rumor defiende
        la penumbra y el hijo que no fue
        sabe a naufragio, a ola o fervoroso lienzo
        que en ácidos estíos
        el rostro desvanece. Arcaico reposar
        de dioses muertos llena las estancias,
        y bajo el aire aspira la conciencia
        la ráfaga que ayer mi frente aún buscaba
        en el descenso turbio.

        No podría nombrar sábanas, cirios, humo
        ni la humildad y compasión y calma
        a orillas de la tarde, no podría
        decir "sus manos", "mi tristeza", "nuestra tierra"
        porque todo en su nombre
        de heridas se ilumina. Como señal de espuma
        o epitafio, cortinas, lecho, alfombras
        y destrucción hacia el desdén transcurren
        mientras vence la cal que a su desnudo niega
        la sombra del espacio.

        Ahora empieza el tiempo, el agrio sonreír
        del huésped que en insomnio, al desvelar
        su ira, canta en la ciudad impura
        el calcinado són y al labio purifican
        fuegos de incertidumbre
        que fluyen sin respuesta. Astro o delfín, allá
        bajo la onda el pie desaparece,
        y túnicas tornadas en emblemas
        hunden su ardiente procesión y con ceniza
        la frente me señalan.

        Palabras en reposo, 1956
        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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        • #34
          Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

          PAQUITO

          Salvador Díaz Mirón


          Cubierto de jiras,
          al ábrego hirsutas
          al par que las mechas
          crecidas y rubias,
          el pobre chiquillo
          se postra en la tumba,
          y en voz de sollozos
          revienta y murmura:
          «Mamá, soy Paquito;
          no haré travesuras».

          Y un cielo impasible
          despliega su curva.

          «¡Qué bien que me acuerdo!
          La tarde de lluvia;
          las velas grandotas
          que olían a curas;
          y tú en aquel catre
          tan tiesa, tan muda,
          tan fría, tan seria,
          y así tan rechula!
          Mamá, soy Paquito;
          no haré travesuras».

          Y un cielo impasible
          despliega su curva.

          «Buscando comida,
          revuelvo basura.
          Si pido limosna,
          la gente me insulta,
          me agarra la oreja,
          me dice granuja,
          y escapo con miedo
          de que haya denuncia.
          Mamá, soy Paquito;
          no haré travesuras».

          Y un cielo impasible
          despliega su curva.

          «Los otros muchachos
          se ríen, se burlan,
          se meten conmigo,
          y a poco me acusan
          de pleito al gendarme
          que viene a la bulla;
          y todo, porque ando
          con tiras y sucias.
          Mamá, soy Paquito;
          no haré travesuras».

          Y un cielo impasible
          despliega su curva.

          «Me acuesto en rincones
          solito y a obscuras.
          De noche, ya sabes,
          los ruidos me asustan.
          Los perros divisan
          espantos y aúllan.
          Las ratas me muerden,
          las piedras me punzan...
          Mamá, soy Paquito;
          no haré travesuras».

          Y un cielo impasible
          despliega su curva.

          «Papá no me quiere.
          Está donde juzga
          y riñe a los hombres
          que tienen la culpa.
          Si voy a buscarlo,
          él bota la pluma,
          se pone muy bravo,
          me ofrece una tunda.
          Mamá, soy Paquito;
          no haré travesuras».

          Y un cielo impasible
          despliega su curva.
          ¡Qué pequeñas son mis manos en relación con todo lo que la vida ha querido darme!

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          • #35
            Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

            La Muñeca
            de Vital Aza


            En una noche de invierno
            Una niña pordiosera
            Con los pies casi desnudos
            Y las manecitas yertas,
            Cubriendo a modo de manto
            Con su falda la cabeza,
            Y sin temor a la lluvia
            Que cada vez más arrecia,
            Contempla extasiada y triste
            El interior de una tienda,
            Que por su gusto en juguetes
            Es de todas la primera.



            ¿Qué haces ahí? Le pregunta con voz desabrida y seca un dependiente,
            empujando a la niña hacia la acera,
            déjeme usted, es que estaba mirando esa muñeca.
            Ah, ya, retírate pronto Y deja libre la puerta.
            ¿Dígame usted... ¿cuesta mucho?
            ¿Quiéres marcharte chicuela?
            Será muy cara, ¿verdad?
            ¡Lo que es que si yo pudiera! Los demonios con la chica
            Pues no puede comprarla ella.
            ¡lárgate a pedir limosna!
            La muñeca que te gusta cuesta un duro, conque fuera!
            Marchóse la pobrecita
            Ocultando su tristeza.
            En vano pide limosna,
            Ninguno escucha sus quejas
            Y desfallecida y triste,
            Cruza calles y plazuelas
            Recordando en su amargura
            La tentadora muñeca.

            Caballero, una limosna
            A esta pobrecita huérfana,
            ¡Quítate que voy de prisa!
            ¡por Dios, señor, aunque sea un céntimo tengo hambre...
            ¡Pobre niña! ¡Me das pena! ¡Toma!
            pero señor, si es un duro!
            no le hace, te lo doy para que tengas
            esta noche buena cama y buena cena!
            deje usted que le bese la mano!
            quita chicuela,
            un duro, estoy contenta, ¡No Será falso! ¿verdad?
            ¿Cómo muchacha, tú piensas?
            No señor, dispense usted!
            Pero, vamos, la sorpresa...
            ¡Si me vuelvo loca de alegría!
            Que dios le premie en el mundo
            Y le dé la gloria eterna

            Y apretando entre sus manos
            Convulsiva la moneda,
            Corrió por las calles abajo
            Veloz como una saeta.
            Otro día se comentaba en la prensa
            El hecho de haber hallado
            En el quicio de una puerta,
            El cadáver de una niña
            Abrazada a una muñeca.
            NTER]
            ¡Qué pequeñas son mis manos en relación con todo lo que la vida ha querido darme!

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            • #36
              Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

              La Caricia perdida

              Se me va de los dedos la caricia sin causa,
              se me va de los dedos... En el viento, al pasar,
              la caricia que vaga sin destino ni objeto,
              la caricia perdida ¿quién la recogerá?

              Pude amar esta noche con piedad infinita,
              pude amar al primero que acertara a llegar.
              Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
              La caricia perdida, rodará... rodará...

              Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
              si estremece las ramas un dulce suspirar,
              si te oprime los dedos una mano pequeña
              que te toma y te deja, que te logra y se va.

              Si no ves esa mano, ni esa boca que besa,
              si es el aire quien teje la ilusión de besar,
              oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
              en el viento fundida, ¿me reconocerás?

              Alfonsina Estorni
              No desees y serás el hombre más rico del mundo.

              Comment


              • #37
                Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                ¡Lluvia y silavialicia! que deliciosa sorpresa es el contar con su participación, ojalá se animen y realicen mas aportaciones a este no tan facil tema y enfoque de poesias y rimas.
                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                • #38
                  Montaigne

                  Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
                  como las leves briznas al viento y al azar.
                  Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
                  La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.

                  Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
                  como en abril el campo, que tiembla de pasión:
                  bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
                  el alma está brotando florestas de ilusión.

                  Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
                  como la entraña obscura de oscuro pedernal:
                  la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
                  en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal.

                  Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
                  (¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!)
                  que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
                  y hasta las propias penas nos hacen sonreír.

                  Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
                  que nos depara en vano su carne la mujer:
                  tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
                  la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

                  Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
                  como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
                  El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
                  y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.

                  Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día...
                  en que levamos anclas para jamás volver...
                  Un día en que discurren vientos ineluctables
                  ¡un día en que ya nadie nos puede retener!

                  Comment


                  • #39
                    Re: Montaigne

                    Originalmente publicado por Joy Ver post
                    Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
                    como las leves briznas al viento y al azar.
                    Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
                    La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.

                    Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
                    como en abril el campo, que tiembla de pasión:
                    bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
                    el alma está brotando florestas de ilusión.

                    Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
                    como la entraña obscura de oscuro pedernal:
                    la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
                    en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal.

                    Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
                    (¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!)
                    que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
                    y hasta las propias penas nos hacen sonreír.

                    Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
                    que nos depara en vano su carne la mujer:
                    tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
                    la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

                    Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
                    como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
                    El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
                    y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.

                    Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día...
                    en que levamos anclas para jamás volver...
                    Un día en que discurren vientos ineluctables
                    ¡un día en que ya nadie nos puede retener!



                    Autor ?
                    Me gustó.

                    Saludos.

                    Comment


                    • #40
                      Re: Montaigne

                      Originalmente publicado por Pepis Ver post
                      Autor ?
                      Me gustó.

                      Saludos.

                      El nombre del autor está en el título:

                      Montaigne

                      Comment


                      • #41
                        Re: Montaigne

                        Originalmente publicado por Joy Ver post
                        El nombre del autor está en el título:

                        Montaigne
                        Mi estimada Joy, es tu participación otra inapreciable y maravillosa sorpresa.

                        Mi estimada Pepis: ¿ y usted que........... ?
                        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

                        Comment


                        • #42
                          Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                          Yo '? en la luna...como siempre !!! ni ví el titulo.. con razón me gustó.
                          Saludos a los dos.

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                          • #43
                            De Matilde Alba Swann

                            Originalmente publicado por kabrakan Ver post
                            Mi estimada Joy, es tu participación otra inapreciable y maravillosa sorpresa.
                            Mi estimada Pepis: ¿ y usted que........... ?
                            Un honor estar en su espacio. Gracias por sus comentarios, amo la poesía y mientras disfrute de su hospitalidad me permito compartir mis poemas mas preciados.

                            El Mar

                            El mar soñó en voz alta
                            que tu me besarías.

                            Libérame un instante los labios,
                            necesito contarte sobre el filo
                            de aurora en que amaneces conmigo,
                            que fue cierto, que sí, que nos amamos.

                            Y ya antes
                            que deshaga de espumas,
                            - el mar sueña que muero a tu costado-
                            reanúdate, yo quedo.

                            Y déjame tus manos.

                            O llévate apretados contigo
                            estos dos gozos y miedos y gemidos.

                            Mis dos gritos a un tiempo;
                            Dos tigres, dos palomas;
                            Dos himnos, dos sollozos;
                            Dos triunfos, dos nostalgias;
                            Dos culpas, una sola locura
                            y un milagro.

                            O déjame tus manos.

                            Dos potros, dos tormentos
                            dos blancos dulces perros lamiéndome
                            los pasos; dos náufragos, dos puertos;
                            dos fuerzas, dos desmayos;
                            dos gotas de una lluvia de estío;
                            dos blasfemias, dos templos, dos guaridas;
                            dos cielos dos infiernos, dos dioses,
                            y una génesis sola sobre el caos.

                            La sal ancla en el fondo del mar
                            castillos blancos.

                            Desátame los brazos
                            o apaga estos caminos de viento
                            que me llaman.

                            O vuélveme a la hoguera de beso
                            hasta que queden cenizas.

                            Desde el nácar profundo
                            sueña un niño celeste, que amanece.

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                            • #44
                              Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                              ADIOS!!

                              Las cosas que mueren jamás resucitan,
                              las cosas que mueren no tornan jamás.
                              ¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
                              es polvo por siempre y por siempre será!

                              Cuando los capullos caen de la rama
                              dos veces seguidas no florecerán...
                              ¡Las flores tronchadas por el viento impío
                              se agotan por siempre, por siempre jamás!

                              ¡Los días que fueron, los días perdidos,
                              los días inertes ya no volverán!
                              ¡Qué tristes las horas que se desgranaron
                              bajo el aletazo de la soledad!

                              ¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
                              las sombras creadas por nuestra maldad!
                              ¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
                              las cosas celestes que así se nos van!

                              ¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
                              ?de llagas infectas? ¡cúbrete de mal!...
                              ¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
                              corazón maldito que inquietas mi afán!

                              ¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
                              ¡Adiós mi alegría llena de bondad!
                              ¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
                              las cosas celestes que no vuelven más! ...




                              Alfonsina Storni
                              No desees y serás el hombre más rico del mundo.

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                              • #45
                                Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma

                                A MI HIJO




                                Te has negado a cerrar los ojos, muerto mío,
                                abiertos ante el cielo como dos golondrinas:
                                su color coronado de junios, ya es rocío
                                alejándose a ciertas regiones matutinas.

                                Hoy, que es un día como bajo la tierra, oscuro,
                                como bajo la tierra, lluvioso, despoblado,
                                con la humedad sin sol de mi cuerpo futuro,
                                como bajo la tierra quiero haberte enterrado.

                                Desde que tú eres muerto no alientan las mañanas,
                                al fuego arrebatadas de tus ojos solares:
                                precipitado octubre contra nuestras ventanas,
                                diste paso al otoño y anocheció los mares.

                                Te ha devorado el sol, rival único y hondo
                                y la remota sombra que te lanzó encendido;
                                te empuja luz abajo llevándote hasta el fondo,
                                tragándote; y es como si no hubieras nacido.

                                Diez meses en la luz, redondeando el cielo,
                                sol muerto, anochecido, sepultado, eclipsado.
                                Sin pasar por el día se marchitó tu pelo;
                                atardeció tu carne con el alba en un lado.

                                El pájaro pregunta por ti, cuerpo al oriente,
                                carne naciente al alba y al júbilo precisa;
                                niño que sólo supo reir, tan largamente,
                                que sólo ciertas flores mueren con tu sonrisa.

                                Ausente, ausente, ausente como la golondrina,
                                ave estival que esquiva vivir al pie del hielo:
                                golondrina que a poco de abrir la pluma fina,
                                naufraga en las tijeras enemigas del vuelo.

                                Flor que no fue capaz de endurecer los dientes,
                                de llegar al más leve signo de la fiereza.
                                Vida como una hoja de labios incipientes,
                                hoja que se desliza cuando a sonar empieza.

                                Los consejos del mar de nada te han valido...
                                Vengo de dar a un tierno sol una puñalada,
                                de enterrar un pedazo de pan en el olvido,
                                de echar sobre unos ojos un puñado de nada.

                                Verde, rojo, moreno: verde, azul y dorado;
                                los latentes colores de la vida, los huertos,
                                el centro de las flores a tus pies destinado,
                                de oscuros negros tristes, de graves blancos yertos.

                                Mujer arrinconada: mira que ya es de día.
                                (¡Ay, ojos sin poniente por siempre en la alborada!)
                                Pero en tu vientre, pero en tus ojos, mujer mía,
                                la noche continúa cayendo desolada.


                                Miguel Hernandez
                                No desees y serás el hombre más rico del mundo.

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