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Poesias y rimas que aligeran el alma

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  • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

    Muchos somos

    De tantos hombres que soy, que somos,
    no puedo encontrar a ninguno:
    se me pierden bajo la ropa,
    se fueron a otra ciudad.

    Cuando todo está preparado
    para mostrarme inteligente
    el tonto que llevo escondido
    se toma la palabra en mi boca.

    Otras veces me duermo en medio
    de la sociedad distinguida
    y cuando busco en mí al valiente,
    un cobarde que no conozco
    corre a tomar con mi esqueleto
    mil deliciosas precauciones.

    Cuando arde una casa estimada
    en vez del bombero que llamo
    se precipita el incendiario
    y ése soy yo. No tengo arreglo.
    Qué debo hacer para escogerme?

    Cómo puedo rehabilitarme?
    Todos los libros que leo
    celebran héroes refulgentes
    siempre seguros de sí mismos:
    me muero de envidia por ellos,
    en los filmes de vientos y balas
    me quedo envidiando al jinete,
    me quedo admirando al caballo.

    Pero cuando pido al intrépido
    me sale el viejo perezoso,
    y así yo no sé quién soy,
    no sé cuántos soy o seremos.
    Me gustaría tocar un timbre
    y sacar el mí verdadero
    porque si yo me necesito
    no debo desaparecerme.

    Mientras escribo estoy ausente
    y cuando vuelvo ya he partido:
    voy a ver si a las otras gentes
    les pasa lo que a mí me pasa,
    si son tantos como soy yo,
    si se parecen a sí mismos
    y cuando lo haya averiguado
    voy a aprender tan bien las cosas
    que para explicar mis problemas
    les hablaré de geografía.


    Pablo Neruda
    Tatiana
    Forista Opalo
    Last edited by Tatiana; 18-junio-2010, 10:19.

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    • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

      EL CUENTO

      Érase, una vez,
      un lobito bueno,
      al que maltrataban
      todos los corderos,

      y había, también,
      un príncipe malo,
      una bruja hermosa
      y un ladrón honrado.

      Todas estas cosas
      había, una vez.
      Cuando yo soñaba
      un mundo al revés.


      José Agustín Goytizolo
      Tatiana
      Forista Opalo
      Last edited by Tatiana; 18-junio-2010, 10:25.

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      • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

        POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD
        LA MAÑANA
        Fray Manuel de Navarrete

        Ya se asoma la cándida mañana
        Con su rostro apacible: el horizonte
        Se baña de una luz resplandeciente,
        Que hace brillar la cara de los cielos.

        Huyen como azoradas las tinieblas
        A la parte contraria. Nuestro globo,
        Que estaba al parecer como suspenso
        Por la pesada mano de la noche,
        Sobre sus firmes ejes se parece
        Que le siento rodar. En un instante
        Se derrama el placer por todo el mundo.

        ¡Agradable espectáculo! ¿Qué pecho
        No se siente agitado, si contempla
        La milagrosa luz del almo día?
        Ya comienza á volar el aire fresco,
        Ya á sus vitales soplos se restauran
        Todos los seres que hermosean la tierra.
        El ámbar de las flores ya se exhala
        Y suaviza la atmósfera: las plantas
        Reviven todas en el verde valle
        Con el jugo sutil que les discurre
        Por sus secretas delicadas venas.
        Alegre la feraz naturaleza
        Se levanta risueña y agradable:
        Parece, cuando empieza su ejercicio,
        Que una mano invisible la despierta.
        Retumban los collados con las voces
        De las cantoras inocentes aves:
        Susurran las frondosas arboledas,
        Y el arroyo brinca, y mueve un tronco
        Pero alegre murmullo entre las piedras.
        ¡Qué horas tan saludables en el campo
        Son éstas de la luz madrugadora,
        Que los lánguidos miembros vigoriza,
        Y que malogran en mullidos lechos
        Los pálidos y entecos ciudadanos!
        Todo exita en el alma un placer vivo,
        Que con secreto impulso la levanta
        A grandes y sublimes pensamientos.
        Todo lleva el carácter estampado
        De su hacedor eterno. Alla á su modo
        Parecen alabar todos los entes
        La mano liberal que los produce.
        Todo se pone en pronto movimiento:
        Cada cual de los simples habitantes
        Comienza su ejercicio con el día.
        Tras su manada de corderas blancas
        Leda la pastorcilla se entretiene,
        Tejiendo una guirnalda, que matiza
        De varias flores para su alba frente.
        El vaquero gobierna su ganado,
        Que se dilata en el hermoso ejido.
        El labrador robusto se dispone
        Para el cultivo del terreno fértil.
        Voime al sembrado que la providencia
        Con su invisible diestra me señala:
        Sufriré el sol ardiente; pero alegre
        Con los frutos sazones y abundantes
        Que los surcos me dan que beneficio,
        Apagado el bochorno de la tarde,
        Me volveré a mi choza apetecible,
        Morada de la paz y de los gustos,
        Donde mi esposa dulce ya me espera
        Con sus brazos abiertos: mis hijitos,
        Después de recibirme con mil fiestas,
        Penderán de mi cuello: ciertamente
        Que vendré á ser entonces como el árbol
        De que cuelgan racimos los más dulces.
        ¿Y he de trocan entonces mi cabaña
        Aunque estrecha y humilde, por el grande
        Y soberbio palacio, donde brilla
        Como el sol en su esfera un señor rico,
        Pisando alfombra con relieves de oro?
        Nada menos. Tampoco este instrumento,
        Este instrumento rústico y grosero,
        Bienhechor, que me dá lo necesario
        En todas las urgencias de mi vida,
        Por el cetro brillante que un monarca
        Empuña con su diestra poderosa.
        No cabe el gozo dentro de mi pecho;
        Ni de alabar me canso en la mañana
        Al padre universal de las criaturas,
        Que miro en esa luz madrugadora,
        Sin dejarlo de ver en las restantes
        Producciones tan grandes de su seno.
        ¡Oh cuántas! ¡cuales son! ¡y que admirables!
        Pero ninguna como el alba hermosa,
        Que parece que á todas les dá vida,
        Enviándoles la luz de su semblante.
        ¡Oh risa de los cielos y alegría
        De estos campos felices! Precursora
        De los rayos del sol, yo te saludo.
        Las frescas sombras, las campiñas verdes,
        Las fuentes claras, los favonios blandos,
        Las aves dulces y las flores tiernas
        Te saludan también allá á su modo.
        Su faz hermosa la naturaleza
        Sacar parece del sepulcro ahora.
        Todos sus entes cobran nueva vida
        A tu presencia dulce y agradable.
        Corren las fieras á sus cuevas hondas,
        Brincan las cabras, los corderos balan,
        Llaman las vacas a sus becerrillos,
        Mujen los toros, responde el eco
        Que sale de los montes retumbando.
        Los pastorcillos, y las zagalejas,
        Sonoros himnos cantan al eterno
        Autor que baña tu semblante hermoso
        De tan alegre luz por la mañana.
        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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        • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

          POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

          SONETO XI

          A CLORI EN EL CAMPO
          Fray Manuel de Navarrete

          A doquiera que vuelva el rostro hermoso,
          El rostro celestia, la Clori mía,
          Esparce con sus ojos la alegría:
          Tal es de alegre su mirar gracioso.

          Un caso parecíame tenebroso
          El campo, cuando á verme aún no salía;
          Mas después que asomó su claro día,
          Me parece un oriente luminoso.

          ¡Ay! mírame, zagala; y tus ojuelos,
          Con cuyas blandas luces resplandeces,
          No los cubra la ausencia con sus velos:

          ¡Ay! mírame otra vez, y otras mil veces,
          Que el sol no es tan alegre por los cielos,
          Como tú por los campos me pareces.



          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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          • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

            POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

            CUATRO JUGUETILLOS A CLORILA
            Fray Manuel de Navarrete


            JUGUETILLO I.

            Arroyuelo
            Que caminas
            A la aldea de
            De Clorila:

            Corre, corre,
            Dila, dila,
            Que la adora
            La alma mía.

            Esté ahora
            En su orilla,
            Tras sus blancas
            Coderitas.

            O cortando
            Clavellinas
            Con las otras
            Pastorcillas,

            O asomando
            Sus mejillas
            En tus aguas
            Cristalinas:

            Corre, corre,
            Dila, dila,
            Que la adora
            La alma mía.


            JUGUETILLO II.

            ¡Ay Clorila!
            Tus ojuelos
            Son imanes
            De mi afecto:

            Son estrellas
            De tu cielo,
            Que me envían
            Dulce fuego:

            Son antorchas
            De amor tierno,
            Que se ceban
            En mi pecho:

            Son divinos
            Tus ojuelos:
            Son imanes
            De mi afecto.

            Si están tristes
            Son muy tiernos;
            Y si alegres
            Muy risueños:

            Si se enojan
            son severos:
            Si acarician,
            Halagüeños.

            Son graciosos:
            Son parleros;
            Son imanes
            De mi afecto.


            JUGUETILLO III.

            Mira, Clori,
            Dos amantes
            Inocentes
            Tiernas aves:

            En la copa
            De aquel sauce
            Mil cariños
            ya se hacen.

            Con piquillos
            Muy süaves
            Ya se inclinan
            A besarse.

            Mas ¡ay, Clori!
            Que esta imagen
            A los ojos
            Agradable,

            El veneno
            Nos persuade
            Con instancias
            Amigables.

            ¡Ay! Huyamos
            De este valle,
            No su incendio
            Nos alcance,

            Y en nosotros
            Sea culpable
            La inocencia
            De las aves.

            . . . . . . .

            De esto, Clori,
            No se hable,
            Que eres niña,
            Y esto baste.

            Adiós, Clori,
            Que la tarde
            Ya me obliga
            A dejarte.


            JUGUETILLO IV.

            EL ZENTZONTLI

            Pajarillo
            Que süave,
            Con mil voces
            Variantes,

            Sabio riges
            El volante
            Coro alegre
            De las aves:

            Junta á todas,
            Y que alaben,
            En capilla
            Resonante,

            A Clorila
            Que ya sale
            Al paseo
            De los sauces.

            Con mil himnos
            Agradables,
            Que le digan
            Estas salves:

            Salud, Ninfa
            Deseable,
            Primavera
            De estos valles.

            El arroyo
            Al mirarte
            Entre peñas
            brinque y salte.

            La floresta
            Se engalane,
            Y su aroma
            Te regale.

            El favonio
            Que te halague
            Con su aliento
            Saludable.

            Las pastoras
            Y zagales,
            Ni te envidien,
            Ni te manchen.

            Y de Silvio
            Los cantares
            Te repitan
            Incesantes:

            Salud, Ninfa
            Deseable,
            Primavera
            De estos valles.

            kabrakan
            Forista Esmeralda
            Last edited by kabrakan; 21-junio-2010, 01:46.
            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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            • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

              POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

              LAS FLORES DE CLORILA.
              DEDICADAS A FILENO (Fr. Vicente Vicotria)
              Fray Manuel de Navarrete

              De su guirnalda misma,
              Y con su misma mano,
              Clorila en mi sombrero
              Puso el mas bello ramo.

              Traía a caso entonces
              Un hermoso durazno,
              Agradable primicia
              Del huerto que yo labro.

              Diselo; y ella luego
              Lo echó en su seno blando,
              En señal cariñosa
              De merecer su agrado.

              De este modo Clorila
              Advierte que su mano
              No cultiva la tierra
              De algún estéril campo.

              No faltó quien dijera
              Que los lances trocamos
              Pero si bien lo dijo,
              No lo sé, ni lo indago.

              Sólo sé que en mi pecho
              Sentí un placer extraño;
              Pero tan dulce y vivo
              Que.... no podré explicarlo.

              Por esto á mi Clorila
              Le digo cada rato:
              Dame flores, Clorila,
              Y te daré duraznos.


              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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              • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                ODA XIII
                Fray Manuel de Navarrete

                Un ramillo de flores
                Lleva en su pecho blanco
                La zagala que adoro,
                Muchacha de quince años.

                Al olor que despiden
                Las joyuelas de mayo,
                Síguenla los pastores
                Que encuentra por el campo.

                Cércanla como abejas,
                Pero, vamos al caso,
                Todos huelen las flores;
                Mas nadie lleva el ramo.

                Yo, que detrás de todos
                Me divierto mirando
                Al enjambre inexperto,
                Este versillo canto:

                "Apartaos, zagalejos;
                Clorila me ha contado,
                Que á sus flores no llegan
                Insolentes muchachos."

                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                  POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                  LA INOCENCIA
                  - - -
                  ODA IV.
                  - - -
                  LA CORDERITA.
                  Fray Manuel de Navarrete.

                  Una mansa cordera
                  Tiene la dulce Anarda,
                  Que yo le dí obsequiso
                  De mi corta manada.

                  Sonoros cascabeles
                  Le cuelga en la garganta,
                  Y un penacho le forma
                  De cintas coloradas.

                  Érase la ovejita
                  En la verde campaña
                  Envidia de las otras
                  Y hechizo de su ama.

                  Mas ¡ay! un lobo fiero
                  Que en la noche callada
                  Bajó, cuando yacía
                  En sueño la cabaña.

                  Del hambre que le roe
                  El corazón y entrañas
                  Agitado, la embiste,
                  Y su sangre derrama.

                  ¿Do, Pan, estás dormido?
                  ¿Por qué tu ronca flauta
                  Con siete horribles voces
                  A las fieras no espanta?

                  Y no que Anarda triste
                  Hoy llora por tu causa,
                  Sin admitir consuelo,
                  Mil lágrimas amargas.

                  Pero tu llanto enjuga,
                  Tiernísima zagala,
                  Que si la oveja ha muerto
                  Aquí tienes mi alma.

                  Mi alma que te quiere
                  Con un amor sin mancha,
                  Como otra corderita
                  Que te traeré mañana.

                  Pero, cuidado, mira
                  Que de otros montes bajan
                  Otros lobos, hambrientos
                  De otras corderas mansas.

                  Guárdate siempre de ellos....
                  De los hombres te guarda,
                  Que carnívoros buscan
                  A las simples muchachas.



                  Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                  Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                  • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                    POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS CIEN AÑOS DE LIBERTAD.

                    EN LA DESTRUCCIÓN DE UNOS PAPELES AMATORIOS
                    Fray Manuel de Navarrete.

                    ¿De que me sirve, papeles,
                    hijos de un bastardo amor,
                    veros con tanto favor,
                    si vosotros sóis crueles?
                    Ingratos sóis, sóis infieles,
                    heredando el ser tiranos;
                    mas yo haré que vuestros vanos
                    y falsos prometimientos
                    sean en menudos fragmentos
                    el despojo de mis manos.

                    Confieso fuisteis amigos
                    en amorosos cuidados,
                    mas ya del todo volteados
                    sois tenaces enemigos.
                    De mi deshonra testigos,
                    vergüenza me da teneros,
                    pues mirándome severos,
                    sin que el corazón resista;
                    me hacéis gustar por la vista
                    los acíbares mas fieros.

                    Así pues, os he de hacer
                    pedazos, porque a mis ojos
                    no sois más que despojos
                    de un ingrato proceder....
                    mas no esto solo ha de ser:
                    aún más teneís que sufrir....:
                    al fuego, al fuego habéis de ir,
                    que pues fuego el ser os dió,
                    fuego ha de ser, y no yo,
                    el que os ha de consumir.

                    Ya ardéis, y al punto, ¡que horror!
                    de vuestras llamas las lenguas
                    al padecer tantas menguas
                    dicen ser fuego de amor,
                    cuyo escaso resplandor
                    como un día viene a ser,
                    con que yo consigo ver
                    mi oscuridad disipada,
                    y que en breve instante es nada
                    el amor de una mujer.

                    Ceniza os contemplo ya,
                    y aunque tan yerta y tan fria,
                    mañana o en otro día,
                    tal vez resucitará
                    mas no, que el viento será
                    vuestra total destrucción....
                    En alas del aquilón
                    volad, pues, y que él os lleve
                    a cubriros con la nieve
                    de la mas cruda región.

                    Y mientras de mi presencia
                    su furor os arrebata,
                    la memoria que os combata
                    con golpes de la experiencia.
                    Que aún en tan frágil potencia
                    teneros no es permitido,
                    y es remedio conocido
                    para un amoroso daño,
                    que los lleve el desengaño
                    al sepulcro del olvido.


                    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                    • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                      POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS CIEN AÑOS DE LIBERTAD

                      DUDA AMOROSA
                      Fray Manuel de Navarrete

                      Si por una cosa rara
                      dos corazones tuviera,
                      en uno Filis entrara,
                      en otro a Doris pusiera,
                      y así a las dos contentara.

                      Pero si uno sólo tengo
                      no podré darlo a ninguna,
                      porque luego me detengo
                      en que si lo doy a una,
                      al rigor de la otra vengo.

                      Darlo a las dos es buscar,
                      si se examina despacio,
                      guerra en que siempre han de estar;
                      porque en un solo palacio
                      dos no pueden gobernar.

                      Que hacer en tal confusión
                      no alcanzo; mas si supiera,
                      que no había de haber cuestión,
                      sin duda a cada una diera
                      la mitad del corazón.

                      Así una vez discurría,
                      y amor, que en mi pecho estaba,
                      en lo interior me decía
                      que si a dos darlo pensaba,
                      a ninguna lo daría.

                      Que es ley la más oportuna,
                      aunque de un tan ciego dios,
                      que se quiera solo a una;
                      porque aquel que quiere a dos
                      no quiere bien a ninguna.

                      Luego el corazón le dí
                      a Doris; y mal pagado,
                      al punto me arrepentí,
                      de que no lo hubiera dado
                      a Filis: ¡triste de mi!



                      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                      • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                        DÉCIMAS DE UN SOLTERITO
                        Vox Populi

                        Señores, quién lo ha de creer:
                        mi mujer buscó marido;
                        razón no encuenro a mi vez
                        que suficiente haya sido.
                        Con ella fuí muy cumplido;
                        gusto el que quería le daba,
                        la tenía muy bien tratada;
                        parecía una palomita,
                        conmigo nada deseaba.
                        ¡Ah, qué ingrata fue Juanita!


                        Ella bien desayunaba,
                        de regalos, no se diga;
                        todos los dias bien planchada
                        y su media muy lucida.
                        Fuiste mal agradecida,
                        mujer, con quien te adoraba.
                        ¿Aquel membrillito vara
                        tan mal te correspondió?
                        No más porque le pegaba
                        sin motivo se largó.

                        Algún dia te acordarás
                        de todos mis cariñitos;
                        entonces recordarás
                        cuando éramos amorcitos;
                        eso si, que hombres sueltitos
                        como yo, nunca has de hallar;
                        gustaba, al irte a pasear
                        a veces, mi cuartillita.
                        ¡Que suspiros ha de dar!
                        Se pronunció mi güerita.


                        Nadie lo podrá negar,
                        muy hombrote fui con ella;
                        la verdad, me hacía gran mella
                        cuando se ponía a cenar;
                        un grano de nixtamal
                        se comía la muy tirana;
                        uno y medio en la mañana,
                        un dineral me costó;
                        se mostró orgullosa Juana
                        por tres dias que no comió.


                        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                        • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                          ALABADO DE LA PRECIOSA SANGRE
                          Vox Populi

                          Alabámoste, ¡oh sagrada
                          sangre de mi redentor!,
                          pues por ella quedó libre
                          de culpas el pecador.

                          Alabado y ensalzado
                          sea nuestro Jesús amante,
                          que vertió por nuestro bien
                          su preciosísima sangre.

                          Alabemos para siempre
                          aquella sangre admirable
                          que dió en la Circuncisión,
                          por nosotros, tierno infante.

                          Alabada sea por siempre
                          la que en el huerto, a raudales,
                          a impulso de la congoja,
                          derramó en bellos corales.

                          Y la que sus sacras venas
                          con dolor inexplicable,
                          a impulso de los azotes
                          vertiéron por rescatarme.

                          Bendita la que vertió,
                          mi Jesus, al coronarle:
                          cuyos rubíes esmaltaron
                          el jazmín de su semblante.

                          Bendita la que dejó
                          en el mundo, al ocultarse,
                          bajo de los accidentes
                          en testamento admirable.

                          Sea bendita para siempre
                          la que derramó al clavarle,
                          y toda la que en la cruz
                          dio para nuestro rescate.

                          Bendita la que del pecho,
                          por último resto, sale
                          a fundar los sacramentos
                          para que todos e salven.

                          Alaben ángeles y hombres,
                          dulce Jesus, vuestra sangre;
                          todos juntos y por siempre
                          eternamente os alaben,
                          sangre de mi Redentor
                          que nuestras manchas lavaste;
                          bendita seas por siempre,
                          eternamente os alaben.

                          ¡Oh sangre de mi Jesus!
                          ¡Oh beneficio admirable!,
                          océano de nuestras culpas
                          en tu corriente anegaste.

                          Todos estos beneficios
                          los cielos y la tierra alaben
                          por toda la eternidad,
                          sagrada preciosa sangre.

                          Amén, Jesus mío,
                          por los siglos de los siglos
                          seas para siempre alabado.

                          ¡Oh, remedio universal!
                          ¡Oh, sangre de mi Jesús!,
                          líbranos de todo mal,
                          pues te vertiste en la cruz.

                          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                          • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                            Este Era Un Rey...

                            Ven mi Juan, y toma asiento
                            en la mejor de tus sillas;
                            siéntate aquí, en mis rodillas,
                            y presta atención a un cuento.

                            Así estás bien, eso es,
                            muy cómodo, muy ufano,
                            pero ten quieta esa mano;
                            vamos, sosiega esos pies.

                            Este era un rey... me maltrata
                            el bigote ese cariño,
                            Este era un rey... vamos niño,
                            que me rompes la corbata.

                            Si vieras con qué placer
                            ese rey... ¡Jesús! ¡qué has hecho!
                            ¿Lo ves? en medio del pecho
                            ¡me has clavado un alfiler!

                            ¿Y mi dolor te da risa?
                            escucha y tenme respeto:
                            éste era un rey... deja quieto
                            el cuello de mi camisa.

                            Oír atento es la ley
                            que a cumplir aquí te obligo...
                            Deja mi reloj... prosigo.
                            Atención: Este era un rey...

                            Me da tormentos crueles
                            tu movilidad chicuelo,
                            ¿ves? has regado en el suelo
                            mi dinero y mis papeles.

                            Responde: ¿me has de escuchar?
                            Este era un rey... ¡qué locura!
                            me tiene en grande tortura
                            que te muevas sin parar.

                            Mas ¿ya estás quieto? Sí, sí
                            al fin cesa mi tormento...
                            Este era un rey, oye el cuento
                            inventado para ti.

                            Y agrega el niño, que es ducho
                            en tramar cuentos a fe:
                            "Este era un rey..." ya lo sé
                            porque lo repites mucho.

                            Y me gusta el cuentecito
                            y mira ya lo aprendí:
                            "Este era un rey", ¿no es así?
                            "¡Qué bonito! ¡Qué bonito!"

                            Y de besos me da un ciento,
                            y pienso al ver sus cariños:
                            los cuentos para los niños,
                            no requieren argumento.

                            Basta con entender
                            su espíritu de tal modo
                            que nos puedan hacer todo
                            lo que nos quieran hacer.

                            Con lenguaje grato o rudo
                            un niño, sin hacer caso,
                            va dejando paso a paso
                            a su narrador desnudo.

                            Infeliz del que se escama
                            con esas dulces locuras:
                            ¡si estriba en sus travesuras
                            el argumento del drama!

                            ¡Oh Juan! me alegra y me agrada
                            tu movilidad tan terca;
                            te cuento por verte cerca
                            y no por contarte nada.

                            Y bendigo mi fortuna,
                            y oye el cuento y lo sabrás;
                            "Era un rey a quien jamás
                            le sucedió cosa alguna".





                            Juan de Dios Peza

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                            • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                              POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD.

                              ALABANZAS DE PARTENIO
                              José Manuel Sartorio

                              I

                              Busca Partenio entre las flores una imagen de su adorada, y llora su ausencia.

                              Enfermo de amor me miro
                              en este funesto valle
                              desde que tú, dulce dueño,
                              el corazón me flechaste.

                              Me lo has herido, y yo siento
                              la saeta, que me hace
                              que tu dulce amor me queme,
                              que tu suave ardor me abrace.

                              Sé bien que eres quien me ha herido,
                              aunque el arpón disparaste
                              sin que mis ojos pudieran,
                              bella saeta, mirarte.

                              El dardo triste; pero
                              no solamente ocultaste
                              la mano con que me heriste,
                              sino todo tu semblante.

                              No porque yo no supiese
                              que tú me herías, pues sabes
                              que todos sabemos que eres
                              la que de esto hace alardes.

                              Sí, porque así tu hermosura
                              se me hiciese más deseable,
                              y mientras más escondida,
                              más por ella suspirase.

                              Dulce es la herida; mas mira
                              que es también pena á un amante
                              que estando de amor herido
                              á ver quién lo hirió no alcance.

                              Allá escondida en el cielo
                              te estás tú, flechera amable,
                              y no sé como sin verte
                              puedo vivir un instante.

                              Herido de amor estoy,
                              y la ausencia lamentable
                              me hace penosa la herida,
                              me hace la llaga mas grande.

                              Consuélame, pues me heriste;
                              y pues me enfermaste, dame
                              el alivio de la pena
                              que me consume y deshace.

                              Háblame, dulzura mía,
                              suene á mis oidos tu voz suave,
                              tu hermosura vean mis ojos,
                              tu bello rostro me encante.

                              Vuelve, hermosa Sulamita,
                              y no mis ruegos te enfaden;
                              vuelve, Sulamita bella,
                              á ver tu rostro agradable.

                              Mas ¡ay! que por más que ruegue,
                              mas ¡ay! que por mas que clame,
                              oigo una voz que me dice
                              que aún no es tiempo y que aguarde.

                              Seguiré, pues, con la pena,
                              mi bien, de no divisarte,
                              aunque algún ligero alivio
                              veré si me dá tu imagen.

                              Iré a buscarla, mi vida,
                              confiado de que la halle;
                              pues sé que un amante tuyo
                              muchas dejó en todas partes.

                              Y es que como te quería,
                              se ocupaba en retratarte
                              en cuantas obras salieron
                              de sus manos admirables.

                              Mas, pues de amores enferma
                              y lánguida mi alama yace,
                              y son las flores muy buenas
                              en enfermedades tales.

                              Me iré á tender entre flores,
                              las llamaré á rodearme;
                              que puede ser venga entre ellas
                              alguna que te retrate.

                              Allí diviso un jardín,
                              de Flora mansión brillante,
                              do campean flores bellas,
                              do gorgean dulces aves.

                              Voy caminando hacia él:
                              apresúrome, que ya abre
                              sus puertas el jardinero
                              como si á mí me aguardase.

                              Entro, siéntome a la sombra
                              de este árbol, cuyo ropaje
                              ofrece á los pajarillos
                              domicilio, sombra y catre.

                              Su sombra tomo: ¡que fresco
                              siento al acostarme! aunque
                              me es más consuelo y delicia
                              la sombra que tú me haces.

                              Desde aquí llamado iré
                              á esas flores rozagantes,
                              por ver si entre ellas encuentro
                              de tu beldad una imagen.

                              Flores galantes,
                              pues de amores enfermo,
                              venid, rodeadme.


                              Vén, hermosa granadilla,
                              enséñame tu follaje;
                              á ver si hallo de mi bien
                              en tí huellas y señales.

                              ¡Ah! ya miro esa corona
                              como de espinas punzantes;
                              veo los clavos, veo la cruz,
                              veo la columna y ramales.

                              Una imagen pienso veo
                              (Dios, florecita, ta aguarde)
                              que su corazón me pinta
                              en cierto lúgubre lance.

                              Cuando á su Doncel hermoso,
                              llenas de horrible coraje,
                              hirieron manos aleves
                              con instrumentos infames,

                              Así estaba su piadoso
                              tierno corazón amante
                              recibiendo golpes crueles
                              de ciertas manos salvajes.

                              Al rededor lo ceñían
                              cambrones muy penetrantes,
                              y en la cruz con clavos tres
                              lo vió el Esposo de sangre.

                              Tal su corazón estaba:
                              tú algo me lo retrataste;
                              mas ya la azucena viene;
                              lugar, granadilla, dale.

                              Flores galantes,
                              pues de amores enfermo,
                              venid, rodeadme.




                              continua...........
                              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                              • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                                POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD.

                                Continuación .......

                                ALABANZAS DE PARTENIO
                                José Manuel Sartorio

                                ¡Que blancura tan hermosa!
                                ¡Que candor tan deleitable!
                                Seas, lirio, bien venido,
                                tirando las nieves gajes.

                                Descríbeme en hora buena
                                de su pureza radiante
                                la blancura y los candores
                                siempre puros é inviolables.

                                Yo al verte, blanca azucena,
                                me acuerdo de que un su amante
                                á la azucena entre espinas
                                comparó á mi dulce Madre.

                                Como de espinas nació
                                de inficionado linaje,
                                sin que la culpa la ofenda,
                                sin que la espina la agravie.

                                Antes de su parto pura,
                                en su parto más brillante,
                                después del parto luciente,
                                ¿quien no al lirio compare?

                                Parece que imagen eres
                                de mi dueño; pero baste:
                                retírate aqui, azucena,
                                que ya amante Clicie sale.

                                Flores galantes,
                                pues de amores enfermo,
                                venid, rodeadme.


                                El girasol ha venido,
                                que es del abril el gigante,
                                y el seguidor del planeta
                                por la mañana y la tarde.

                                Pues si en brazos de la Aurora
                                se levanta el sol infante,
                                si corre hacia su zenit,
                                si se sepulta en los mares,

                                siempre el girasol siguiendo
                                va su carrera constante:
                                cuando nace se le empina,
                                cuando muere se le abate.

                                No de otra suerte mi dueño
                                siguió a su árbol admirable,
                                sin perder de vista un punto
                                sus bellos pasos solares.

                                Tras él sus afectos iban;
                                tras él sus ansias amantes,
                                ya cuando nació entre fiestas,
                                ya cuando murió entre ultrajes.

                                Mas ya mira el girasol
                                al jacinto apresurarse
                                por llegar; y al que ver llega
                                le hace señas de que pase.

                                Flores galantes,
                                pues de amores enfermo,
                                venid, rodeadme.


                                ¿Qué me traes, bello Jacinto?
                                ¿Qué vienes a demostrarme?
                                despelga él sus tiernas hojas,
                                y muestra el ¡ay! con que nace.

                                Quizá de mi corazón
                                un retrato viene á darme
                                mostrándome en su ¡ay! nativo
                                mis tristes lúgubres ayes.

                                Pero no; que es de mi dueño
                                de quien el retrato me hace,
                                diciéndome que hay en ella
                                cuanto puede desearse.

                                Que hay delicias y dulzuras:
                                que hay recreos y solaces:
                                que hay perfecciones y prendas:
                                que hay clemencia y piedades:

                                Que hay cuanto el alma apetece:
                                cuanto honesto y útil place;
                                y que hay, junto en ella sola,
                                cuanto en todo se reparte.

                                A este punto ya la rosa
                                se acerca con pasos reales,
                                trayendo de grana y nieve
                                bello pomposo ropaje.

                                Como á reina del jardín
                                hombres ví tributarle,
                                inclinándose las flores
                                para que entre ellas pasase.

                                Flores galantes,
                                pues de amores enfermo,
                                venid, rodeadme.


                                Mil bellezas luego ostenta:
                                ¿mas para qué es dilatarme?
                                Le digo: sí de las flores
                                eres reina, no te canses.

                                Con decirme que eres reina,
                                bastará para acordarme
                                de mejor reina los timbres,
                                las glorias y majestades.

                                Reina es mi adorado dueño,
                                á quien rinden homenajes
                                cielos, sol, luna y estrellas,
                                tierra, flores, plantas y aves.

                                A quien sujetos se rinden,
                                perlas, rubies, diamantes,
                                cornetinas y amatistas,
                                esmeraldas y granates.

                                A quien rendidos se inclinan
                                ya los brutos montaraces,
                                ya los nadadores peces,
                                ya los pájaros volantes.

                                A quien Señora apellidan,
                                á quien Soberana aplauden
                                los jóvenes y doncellas,
                                los pequeños y los grandes.

                                A quien por fin reverencian
                                en los coros celestiales
                                por Emperatiriz los tronos,
                                por Reina las potestades.

                                Celébrenla enhorabuena,
                                y hagan salvas imperiales
                                las flores del paraíso
                                á esta rosa incomparable.

                                Mas cuando pensaba yo
                                haber hallado su imagen,
                                advierto ya que no encuentro
                                cosa alguna que le iguale.

                                Sois bosquejos, tiernas flores,
                                es verdad: mas muy distantes,
                                que no llegáis ni de lejos
                                á su belleza inefable.

                                No haría mas, si con vosotras
                                yo compararla pensase,
                                que comparar con la escoria
                                el oro de más quilates.

                                Con que ya baste
                                de venir, bellas flores,
                                para rodearme.


                                Estaos quietos, alelíes,
                                ya no vengais, tulipanes,
                                campanillas y violetas;
                                que no podéis consolarme.

                                Pero venid, si, en buena hora,
                                que aunque en vosotras no halle
                                su imagen, podréis servirme
                                de dón para sus altares.

                                Tejeré curiosamente
                                con primorosos enlaces
                                ramilletes olorosos
                                que ofrecerle y presentarle.

                                De esto sí podréis servirme;
                                más no podréis alegrarme
                                mientras que yo rostro a rostro
                                no llegue á ver su semblante.

                                Solo sois cortos diseños;
                                y una vez que yo no alcance
                                á ver á la que me ha herido,
                                nada es capaz de alegrarme.

                                Con que, pues entre vosotras
                                no he hallado al menos su imagen,
                                dejadme ir con mi pena
                                a llorar mis soledades.

                                Pero cuando me despido
                                de aqueste pencil fragante,
                                os dejaré aquí una letra
                                escrita en estos umbrales:

                                Sabeos, flores, su belleza
                                eterna es, la vuestra fragil,
                                adiós, pues, jardín ameno;
                                adiós, florecitas suaves.




                                Continua......
                                kabrakan
                                Forista Esmeralda
                                Last edited by kabrakan; 05-julio-2010, 14:47.
                                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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