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Poesias y rimas que aligeran el alma

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  • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

    POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

    LETRILLAS IV
    Anastacio de Ochoa

    Perfidia humana
    Es, á lo que entiendo
    Engañar, diciendo:
    "Vuelva usted mañana"

    Cuando me persino,
    Me voy sin tardanza
    A ver al padrino
    Que tanta esperanza
    Me dió de un destino;
    A su casa me entro
    Y él de mala gana
    Dice desde adentro:
    "Hombre, nada encuentro;
    Vuelva V. mañana."

    Si por dicha mía
    Alguno me emplea,
    Doy con alegría
    Fin á mi tarea
    El séptimo día.
    A quien me ha empleado
    Pido la semana,
    Y él dice enfadado:
    "Estoy ocupado:
    Vuelva V. mañana."

    Si voy á palacio
    mi pleito á agitar,
    Depués que en su espacio
    me canso de andar,
    Llega muy despacio
    mi procurador,
    Y á mi caravana
    Contesta el Señor:
    "Ya vamos mejor;
    Vuelva V. mañana."

    Si estoy apurado
    Y me debe alguno,
    Voyme confiado
    En tiempo oportuno
    A quien he prestado.
    Cobro al caballero
    Y él con voz insana
    Me dice grosero:
    "No tengo dinero;
    Vuelva V. mañana."

    Cuando alguna obra
    Mandar suelo hacer,
    Como se me cobra
    Voyla á recoger.
    Si tiempo ya sobra,
    la pieza demando;
    Diligencia vana,
    Pues van contestando:
    "Ya se está acabando;
    Vuelva V. mañana."

    Si al que me ha ofertado
    Su dinero y casa
    Voy, necesitado
    Por lo que me pasa,
    A pedir prestado;
    Después que mi miedo
    apenas se allana,
    El me dice acedo:
    "Amigo, hoy no puedo;
    Vuelva V. mañana."

    Si al médico ver
    Es fuerza corriendo,
    Porque mi mujer
    Se me está muriendo
    Sin saber que hacer,
    Corro como gamo
    Y grita una anciana:
    "Señor, no está ahí mi amo;
    Vuelva V. mañana."

    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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    • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

      POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD
      LETRILLAS IV
      Anastacio de Ochoa

      Así mi musa suele
      En ocasiones
      Jugar, por divertirse,
      Pares y nones.

      A la docella de trece
      Que ya de novelas gusta,
      Y el padre Parra la asusta
      Si la madre se lo ofrece;
      Y que, si el chulo aparece,
      Cortando allí la lectura,
      A cantarle se apresura
      Apasionados cantares:
      Dígole pares.

      Al jóven ocioso y tuno
      Que mimado se educó
      Y luego á estudiar lo envió
      Su padre en tiempo oportuno;
      Que al prceptor importuno
      Llama, y sin saber hablar,
      Quiere en ciencia aprovechar
      Sin aprender las lecciones:
      Dígole nones.

      A la jovencita honrada
      Que muda temperamento,
      Con maligno sentimiento
      Del jóven de quien fué amada;
      Que aunque no desahuciada
      En su mal de los doctores,
      Acabarán sus dolores
      Con su vida ó sus pesares:
      Dígole pares.

      Al que á la corte se viene,
      De su causa satisfecho,
      A litigar el derecho
      Que en algunas cosas tiene,
      Si dinero no previene
      Para untar algo en la mano
      Al decir del escribano
      Que agite sus prtenciones:
      Dígole nones.

      A la casada que gasta
      Más que gana su marido,
      Que es prudente y conocido
      Por hombre de buena pasta;
      Por más que este de su casta
      La sucesión no apetezca,
      Y estar con ella aborrezca
      En sus dares y tomares:
      Dígole pares.

      Al hombre de bien que intenta
      Entablar decente boda
      Con una pobre de moda,
      Porque es escasa su renta;
      Si tan solo representa
      Su amor y conducta honrada,
      Sin llevar a su adorada
      Un talego de doblones:
      Dígole nones.

      A la niña que halagueña
      Retoza con sus iguales,
      Aunque en sexo desiguales,
      Mostrándoseles risueña;
      Que en disimular se empeña,
      A pesar de que á hurtadillas
      Hay pellizcos y cosquillas
      Y apretones a millares:
      Dígole pares.

      Al charlatán ignorante
      Que á hablar de todo se mete,
      Sin ser en nada el pobrete
      Ni siquiera principiante:
      Si porque halla quien lo aguante
      Entre bobos insensatos
      Tambien entre los sensatos
      Piensa hallar aprobaciones:
      Dígole nones.

      A la joven que es juiciosa
      Porque es pobre solamente
      Y no ha habido quien la tiente,
      Aunque tiene algo de hermosa;
      Mas que en la ocasión gustosa
      Retoza, baila y pasea,
      Y oye al que la lisonjea
      Sin reparar en azares:
      Dígole pares.

      A mi musa chocarrera
      Que deja el tintero enjuto
      (No de materia) y que fruto
      No sacará aunque se muera;
      Si, poco advertida, espera
      Agradar con sequedades,
      Solo escribiebdo verdades,
      Y jamás adulaciones:
      Dígole nones.




      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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      • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

        POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

        DIECISEIS DE SEPTIEMBRE
        Andrés Quinta Roo

        Renueva ¡oh musa! el victorioso aliento
        Con que, fiel de la patria al amor santo,
        El fin glorioso de su acerbo llanto
        Audaz predije en inspirado acento:
        Cuando más orgulloso
        Y con mentidos triunfos más ufano,
        El ibero sañoso
        Tanto ¡ay! en la opresión cargó la mano,
        Que al Anáhuac vencido
        Contó por siempre á su coyunda unido:

        "Al miserable esclavo (cruel decía)
        Que independencia ciego apellidando,
        De rebelión el pabellón nefando
        Alzó una vez en algaraza impía,
        De nuevo en las cadenas
        Con más rigor á su cerviz atadas,
        Aumentemos las penas,
        Que á su última progenie prolongadas,
        En digno cautiverio
        Por siglos aseguren nuestro imperio."

        "¿Qué sirvió en los Dolores vil cortijo
        Que el aleve pastor el grito diera
        De libertad, que docil repitiera
        La insana chusma con afán prolijo?
        Su valor inexperto
        De sacrílega audacia estimado,
        A nuestra vista yerto
        En el campo quedó y escarmentado;
        Su criminal caudillo
        Rindió ya el cuello al vengador cuchillo."

        "Cual al romper las Pléyades lluviosas
        El seno de las nubes encendidas,
        Del mar las olas antes adormidas
        Súbito el austro altera tempestuosas;
        De la caterva osada
        Así los restos nuestra voz espanta,
        Que resuena indignada
        Y recuerda, si altiva se levanta,
        El respeto profundo
        Que inspiró de Vespucio al mundo rico."

        "¡Ay del que hoy más los sediciosos labios
        De libertad al nombre lisonjero,
        Abriese, pretextando novelero
        Mentidos males, fútiles agravios!
        Del cadalso oprobioso
        Veloz decendrá á la tumba fría,
        Y ejemplar provechoso
        Al rebelde será, que en su porfía
        Desconociere el yugo
        Que el invicto español echarle plugo."


        Así los hijos de Vandalia ruda
        Fieros clamaron cuando el héroe augusto
        Cedió de la fortuna al golpe injusto;
        Y el brazo fuerte que la empresa escuda,
        Faltando á sus campeones,
        Del terror y la muerte precedidos,
        Feroces escuadrones
        Talan impunes campos florecidos,
        Y al desierto sombrío
        Consagran de la paz el nombre pío.

        No será empero que le benigno cielo,
        Cómplice facil de opresión sangrienta,
        Niegue á la patria en tan cruel tormenta
        Una tierna mirada de consuelo.
        Antes el trono clemente
        Sin cesar sube al encendido ruego,
        El quejido doliente
        De aquel prelado, que inflamado en fuego
        De caridad divina,
        La América indefensa patrocina.

        "Padre amoroso, dice, que á tu hechura,
        Como el dón mas sublime concediste,
        La noble libertad con que quisiste
        De tu gloria ensalzarla hasta la altura,
        ¿No ves á un orbe entero
        Gemir, privado de excelencia tanta,
        Bajo el dominio fiero
        Del excecrable pueblo que decanta,
        Asesinando al hombre,
        Dar honor á tu excelso y dulce nombre?"

        "¡Cuanto ¡ay! en su maldad ya se gozara
        Cuando por permisión inexcrutable
        De tu justo decreto y adorable,
        De sangre en la conquista se bañara,
        Sacrílego arbolando
        La enseñanza de tu cruz en burla impía,
        Cuando más profanando
        Su religión con negra hipocrecía,
        Para gloria del cielo
        Cubrió de excesos el indiano suelo!"

        "De entonces su poder ¡cómo ha pesado
        Sobre el inerme pueblo! ¡Que de horrores,
        Creciendo siempre en crímenes mayores,
        El primero á tu vista han aumentado!
        La astucia seductora
        En auxilio han unido a sus violencias:
        Moral corrompedora
        Predican con su bárbara insolencia,
        Y por diversas leyes
        Proclaman los caprichos de sus reyes."

        "Allí se ve con asombroso espanto
        Cual traición castigado el patriotismo
        En delito erguido el heroísmo
        Que al hombre eleva y engrandece tanto,
        ¿Que mas? En duda horrenda
        Se consulta el oráculo sagrado
        Por saber si la prenda
        De la razón al indio se ha otorgado,
        Y, mientras Roma calla,
        Entre las bestias confundido se halla."

        "¿Y que cuando llegado se creía
        De redenciones el suspirado instante,
        Permites, justo Dios, que ufana cante
        Nuevos triunfos la odiosa tiranía?
        El adalid primero,
        El generoso Hidalgo, ha perecido;
        El término postrero
        ver no le fue de la obra concedido;
        Mas otros campeones
        Suscita que rediman las naciones."

        Dijo, y Morelos siente enardecido
        El noble pecho en belicoso aliento;
        La victoria en su enseña toma asiento
        Y su ejemplo de mil se ve seguido.
        La sangre difundida
        De los héroes su número recrece,
        Como tal vez herida
        De la segur, la encina reverdece,
        Y más vigor recibe,
        Y con más pompa y más vigor revive.

        Más ¿quién de la alabanza el premio digno
        Con títulos supremos arrebata,
        Y el laurel más glorioso á su sien ata,
        Guerrero, invicto, vencedor benigno?
        El que en Iguala dijo:
        Libre la patria sea, y fuélo luego
        Que el estrago prolijo
        Atajó, y de la guerra el voraz fuego,
        Y con dulce clemencia
        En el trono asentó la Indpendencia!

        ¡Himnos sin fin a su indeleble gloria!
        Honor eterno á los varones claros
        Que en el camino supieron prepararos
        ¡Oh Iturbide inmortal! á la victoria,
        Sus nombres antes fueron
        Cubiertos de luz pura, esplendorosa;
        Mas nuestro ojos vieron
        Brillar el tuyo como en noche hermosa
        Entre estrellas sin cuento
        A la luna en el alto firmamento.

        ¡Sombras ilustres, que con cruento riego
        De libertad la planta fecundásteis,
        Y sus frutos dulcísimos legásteis
        Al suelo patrio, ardiente en sacro fuego!
        Recibid hoy, benignas,
        De su fiel gratitud prendas sinceras
        En alabanzas dignas,
        Más que el marmol el bronce y duraderas,
        Con que vuestra memoria
        Coloca en el alcázar de la gloria.




        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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        • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

          POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

          HIMNO AL SER SUPREMO
          Juan Wenceslao Barquera

          ¡Oh Adonai soberano!
          ¡Oh Dios del tiempo, en cuya augusta mano
          se encuentra la medida,
          el número, la vida,
          el peso de los seres, la existencia
          que á cada uno dió tu omnipotencia!

          ¿En dónde tu morada
          encontrará el abismo de mi nada?
          ¿Del sol los resplandores,
          los vientos rugidores
          en huracán fueron tempestuosos
          me dirán tus senderos majestuosos?

          ¿Será tu voz el trueno
          que en negra obscuridad se oye en el seno
          de tempestuosa nube,
          cuando la luz se sube
          cual llama vengadora, haciendo ensayos,
          tu diestra armando de vibrantes rayos?

          ¿A caso.... ? Mas ¡que digo!
          Venid, mortales, prosternaos conmigo....
          Mi Dios está presente,
          y el alma reverente
          sus elogios sagrados venturosa
          entona á la bondad en quien reposa.

          Su sonrisa es el día....
          Brillantes astros de la noche fría
          caen de sus bellos ojos,
          cual de su luz despojos,
          Sostiénense a la sombra de su brazo
          cuanto existe de oriente hasta el ocaso.

          En todo brilla ufana
          su inmensidad, su ciencia soberana
          y estupenda hermosura:
          y así toda criatura,
          desde do nace el sol hasta el poniente,
          engrandece su nombre omnipotente.


          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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          • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

            POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

            FÁBULAS POLÍTICAS Y MILITARES
            DE LUDOVICO LATO-MONTE
            I
            Luis de Mendizabal

            De muchos animales
            quejas sin fin y largos memoriales
            llegan al León, pidiéndole que forme
            leyes nuevas, y el código reforme;
            y el, de justicia lleno,
            á cortes convoca en sitio ameno,
            donde tres diputados
            por cada especie llegarían nombrados.

            Apenas publicado el útil bando,
            fueron estos llegando:
            el Toro ardiente, el Jaco belicoso,
            el fiero Tigre, la Pantera y Oso,
            la Liebre, el Ciervo, el Gamo, el Perdiguero,
            la Oveja y el Carnero,
            el Marrano, el Coyote,
            y detrás el Pollino a medio trote:
            en fin, sin excepción, de varios modos
            fueron llegando todos,
            uniéndose por su orden el efecto
            desde el noble Elefante al vil insecto.

            ¡Con qué elocuencia grave, con qué seso
            desplegó sus talentos el congreso!
            Del valor militar habló el Caballo,
            de vigilancia el Gallo,
            alaba el Perro la lealtad constante,
            la castidad la ensalza el Elefante,
            y aun el Asno, atenido á su experiencia,
            encomia la virtud de la paciencia.

            Contra el ocio perora
            la Hormiga afanadora;
            el paseo libre y el mundano trato
            censura el mustio gato;
            y hasta un Lobo político, aunque Lobo,
            dijo mil maravillas contra el robo.

            El Venado, el Conejo bullicioso,
            la Ardilla, y Ratonzuelo quisquilloso,
            en la junta despliegan con presteza
            su natural viveza,
            brillando más aun con su maligno tono
            el Zorro astuto y el picante Mono.

            Después de mil debates
            en que hubo sus cuestiones de tomates,
            se trató de plantear el ejercicio
            de la virtud, y sofocar el vicio,
            discurriéndose medio muy diversos
            para que los infames y perversos
            del reino desterrados
            fuesen en las campiñas y poblados.

            Y aunque a cada proyecto
            se le encontraba siempre algún defecto,
            el Gallo al fin propuso con instancia
            que la preponderancia
            de algunos animales se quitara
            y la Ley de igualdad se decretara.

            La propuesta causó grande susurro,
            y aun se llegó a sonreír el mismo Burro;
            mas como un extranjero
            pasa en cualquier junta por primero,
            distintos oradores,
            agotando de su arte los primores,
            sostuvieron al Gallo de tal modo
            que inclinado quedó el congreso todo;
            por interés los unos,
            por zánganos los otros y por tunos,
            de la igualdad sancionan el decreto,
            y luego al Rey lo llevan con respeto.

            Firmó Su Majestad, en la asamblea
            resuenan los aplausos de la idea,
            llamándola un portento,
            y apostrofando al Gallo por su invento.

            Salíanse ya cuando un Ratón casero
            vió junto a sí con ademan severo
            al Gato su enemigo,
            y poniendo al congreso por testigo,
            vedlo, señores, dijo:
            vuestro decreto es vano, aunque prolijo,
            pues mi señor el Gato aun uñas tiene,
            y predominio sobre mi mantiene.

            Amigo, exclamó el León: mis animales
            se han declarado iguales;
            mas no es fácil quitarles con presteza
            lo que al nacer les dio naturaleza
            con decretos eternos:
            por hoy mantenga el Toro sus dos cuernos,
            el Mulo sus pezuñas,
            el Tigre y el Gato sus filosas uñas,
            guarde el Lobo sus dientes
            y cada uno sus armas diferentes,
            hasta que sea pensado
            el negocio, y mi reino nivelado.

            Nunca se llegó a ver por experiencia;
            pero salió por fruto esta sentencia:
            ningún legislador, aunque profundo,
            podrá igualar al Mundo,
            donde á cada creatura
            dio carácter distinto la natura.

            Siempre al cobarde mandará el valiente
            y el que es trabajador al indolente;
            siempre la palma cederá rendido
            el pobre al rico, el necio al entendido.
            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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            • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

              POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

              FÁBULAS POLÍTICAS Y MILITARES
              DE LUDOVICO LATO-MONTE
              VII
              Los Conejos y las liebres
              Luis de Mendizabal

              Los mozos y los viejos
              del pueblo de las Liebres y Conejos,
              para determinar un grave asunto
              se unieron en un punto;
              (que aun de casta diversas y enemigas
              el común interés forma las ligas,
              haciendo que se junten en un trato
              el español, el indio, y el mulato).
              -¡Cuando se aplacará la ira del cielo!
              exclama con ardor cierto mozuelo.
              Atraídos por la carne tan sabrosa
              de nuestra especie rica y abundosa,
              conjurados están el aire y la tierra
              á darnos cruda guerra.

              Ya veis que para hacerles resistencia
              las armas nos negó la Providencia,
              y que á correr por valles y collados
              nos vemos condenados,
              llegando cuando más nuestras fazañas
              á los riscos trepar y a las montañas.
              Sin duda es imposible
              todo el mal evitar duro y terrible,
              pues que tanto contrario se ha reunido;
              pero yo he discurrido,
              señores míos, que al menos acabemos
              con aquel que más aborrecemos.
              Al Galgo, pues, al Zorro traicionero,
              al vil Hurón, y al Lobo carnicero
              déjeseles mandar, aunque tiranos,
              que al fin terrestres son, y son paisanos.

              Pero el nocturno Buho y Águila fuerte
              hallen pronto la muerte,
              y aún más ese falcón que nos domina
              astuto y cruel jurando nuestra ruina.
              Véanse ya perseguidos
              los que en otra región fueron nacidos,
              muera el pico y la pluma,
              los que tengan dos pies mueran en suma,
              y entre desde hoy a nuestro imperio rico
              el cuadrúpedo solo y el de hocico.

              Ya se ve, como el diablo nunca duerme
              y hace atrevido al pueblo mas inerme,
              la arenga lisonjera
              tuvo el desado efecto, de manera
              que en grandes pelotones,
              con solemnes, horribles maldiciones,
              y juramentos graves,
              votan destruir las enemigas Aves.

              Un anciano conejo,
              ilustre senador de aquel consejo,
              en medio de los gritos maldicientes
              pudo al fin exclamar: Míseras gentes,
              pobre nación, hasta hoy modesta y sabia:
              ¡adónde os precipita vuestra rabia!
              ¿Pues que, sin tener alas
              subir quereís á las etereas salas?
              ¿Faltos también de jefe y disciplina,
              no haceís más indudable vuestra ruina?
              ¡Como atacar á un pueblo bien situado,
              de pico y garras y de astucia armado!
              Sabed que si las Aves hacen guerra
              desde el viento á la tierra,
              no son mas que instrumento
              del Hombre que es Señor de tierra y viento.

              Sabed que provocando al santo cielo
              perdéis la posesión acá en el suelo,
              sabed.... Otras razones
              quiso añadir con sabias reflexiones;
              pero en las Liebres con calor ignoto
              crece el desorden, crece el alboroto,
              tremolándose al punto las banderas
              de estas nuevas guerreras,
              que esperaban hallarse con presteza
              victoria, libertad, y gran riqueza.

              Este ya es el quinto año
              del figurado bien y cierto daño.
              ¡Grave dolor, tristísima memoria!
              Otros apliquen la fingida historia.
              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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              • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                FÁBULAS POLÍTICAS Y MILITARES
                DE LUDOVICO LATO-MONTE
                XI
                Las dos gallinas
                Luis de Mendizabal

                Dos gallinas cluecas
                en menuda paja
                miran doce huevos
                y hacia ellos avanzan.

                - Fuera, -gritó una-
                quita, adelantada.
                para mí se han puesto,
                que lo dijo el Ama.

                -Qué había de decirlo;
                cállate, malvada:
                yo soy la querida
                de toda la casa.

                - Já, já ¿no te digo?
                ¡por tu linda cara!
                Yo si, que en la mesa
                me dan las migajas.

                - Por entrometida
                barbera y taimada.
                ¡perra! que a picones
                los huevos acabas.

                -¿Y tu que te vives
                los meses echada,
                y después de todo
                ni un pollito sacas?

                -¿Y tu que por floja
                los descrías y matas?
                Eres una puerca.
                -Eres una maula.
                -Embustera, loca.
                mayhaya tu estampa.
                - Milanos te lleven.
                -Mal rayo te parta.

                Después de los dichos,
                el pico se agarran,
                se dan, se despluman,
                y al fin se desangran.

                Mas cuando aturdidas
                reculan y saltan,
                los huevos se quiebran
                y el pleito se acaba.

                Para otros que vemos
                acá en nuestra Patria,
                igual desenlace
                parece que aguardan.



                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                  POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                  FABULAS
                  IV
                  La araña y el gusano
                  José Joaquín Fernandez de Lizardi

                  A un gusano de seda que vivía
                  dentro de una morera muy hermosa
                  una araña decia:
                  Soy una tejedora primorosa,
                  hago ruedas, florones,
                  y otros bellos dibujos á millones,
                  y no te cansarías
                  de alabar que en solo cuatro días
                  con mis industrias raras
                  tejo una tela de catorce varas.
                  -De tal trabajo, respondió el gusano,
                  la corta duración no me acomoda.
                  -Ese es un miedo vano,
                  ¿No ves que yo trabajo de la moda?
                  (la araña contestaba)
                  Y aunque es verdad que en un instante acaba
                  mi afán, á otro infructuoso,
                  yo buena vida gozo´
                  á costa de mis telas;
                  y no tú, que te afanas y desvelas
                  hilando con constancia,
                  sin esperar mas premio que la muerte.
                  -Parece una ignorancia,
                  -dijo el gusano- pero si se advierte,
                  en general los hombres aprovechan
                  lo que mis fauces echan.
                  -Cierto; mas ¿que dijeras,
                  -decía la araña- si á tus ojos vieras
                  hacer de sus entrañas
                  á esos hombres que citas, telarañas,
                  que llaman ellos, puntos, muselinas,
                  encajes ó velillos
                  y otras mil telas finas,
                  firmes cuales ya ves son mis hilillos?
                  Pues así lo hacen -dijo- y te aconsejo,
                  si tienes ganas de llegar a viejo,
                  que trabajes para hoy, asegurando
                  que ya tendrás el premio de contado,
                  pues este mundo loco
                  la moda aprecia mas que dure poco.


                  Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                  Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                  • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                    POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                    FABULAS
                    VII
                    HIPÓCRATES Y LA MUERTE
                    José Joaquín Fernandez de Lizardi

                    Viejo loco, insolente,
                    que quieres prolongar eternamente
                    de los hombres la vida
                    en virtud de tu ciencia encarecida.
                    ¿Como te atreves, dí, so mentecato,
                    sin juicio ni recato
                    á usurpar mi dominio
                    pretendiendo librar del exterminio
                    á todos los mortales
                    curándoles sus lacras y sus males?
                    ¿No adviertes, necio, que por varios modos
                    morirán los humanos, todos, todos,
                    cuantos la luz miraren
                    y el aire que respiras respiraren?
                    Sábete que no hay ciencia
                    que los pueda eximir de esta sentencia.

                    Así reconvenía
                    á Hipócrates la muerte cierto día,
                    y este apreciable griego,
                    temblando desde luego,
                    á vista de la muerte,
                    así le dice: - Gran señora, advierte
                    que jamás he intentado
                    lo que has imaginado.
                    Sé que es justo y debido
                    que mueran todos pues que ya han nacido;
                    pero es mi corazón harto sensible,
                    y así me es insufrible
                    ver padecer, señora,
                    al mísero mortal, que á un tiempo ignora
                    el mal que le adolece
                    y el remedio oportuno; aunque apetece
                    tal vez lo que le daña y perjudica,
                    con lo que más y mas se mortifica.
                    Tratando de curarles sus dolencias
                    apliqué mis desvelos y experiencias,
                    mis estudios, mis años,
                    para proporcionarles desengaños
                    con que alivien sus males,
                    sin pretender hacerlos inmortales.
                    Esta, señora, mi intención ha sido
                    y ya veréis que en nada os he ofendido.

                    -Es muy verdad que no - la muerte dijo:-
                    el estudio prolijo
                    que por ellos has hecho
                    porque hoy les servirá de algún provecho;
                    pero mil ignorantes
                    vendrán sin duda en siglos muy distantes,
                    que armados de sistemas y opiniones,
                    torcerán tus renglones
                    y harán mil barbarismos
                    interpretando mal tus aforismos,
                    cuyos yerros fatales
                    de los enfermos crecerán los males,
                    pues en vez de curarlos
                    me ahorrarán el trabajo de matarlos.
                    El gozo me resalta
                    al pensar que do estén yo no haré falta;
                    de suerte que, en mi juicio,
                    tú me acabas de hacer un gran servicio,
                    pues con lo que has escrito y estudiado
                    creo que me has reclutado
                    á tu pesar, millones
                    de necios y matones,
                    los que se llamarán, si bien se advierte,
                    queridos apéndices de la muerte.

                    Dijo ésta, fuése, y el vejete griego
                    escribió con su llanto el cuento luego;
                    bien que en él no comprende
                    al habil profesor, ni al que lo entiende.





                    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                    • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                      POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                      EL GATO Y EL RATÓN
                      José Joaquín Fernandez de Lizardi

                      Michirrimau, un gato marrullero,
                      espiaba un ratón en su agujero;
                      el que, como seguro se miraba,
                      de hito en hito al gatazo contemplaba;
                      metía este la mano de repente
                      por si acaso pillaba buenamente
                      al ratón infelice,
                      y viendo que no puede, así le dice:
                      -Vaya, dame la mano:
                      te sacaré a pasear, querido hermano,
                      en tí ninguno piensa;
                      te llevaré á visita á la despensa,
                      y allí te pondrás liso
                      de queso, de jamones, de chorizo,
                      de dulces, de cecinas,
                      y de otras infinitas golosinas.
                      Ya tú verás, amigo, que te quiero,
                      y que me pesa verte en tu agujero,
                      tan mozo, tan hermitaño.
                      ¡Eh! vamos: saca el vientre de mal año
                      ahora que la fortuna te convida
                      con una mesa rica y bien servida.
                      -Señor don gato, estimo sus favores;
                      pero tengo indispuestos los humores,
                      y el médico me dice coma poco.
                      -Ese médico es loco:
                      si pensara con juicio,
                      á fé que te ordenara el ejercicio,
                      que, cuando bien se aplica,
                      él solo cura más que la botica.
                      ¡Eh! vamos, sal, no vivas encerrado,
                      y verás cómo vuelves aliviado.
                      -Pues la verdad no puedo,
                      le responde el ratón.-Me tienes miedo.
                      Se te conoce, y tienes mil razones;
                      pero á mí no me gustan los ratones.
                      Cuando era mozo me empaché con ellos,
                      y de entonces acá no puedo vellos.
                      Cree, pues, lo que te digo,
                      y sal, seguro de que soy tu amigo,
                      que aunque me ves con uñas bien armado,
                      no soy yo gato mal intencionado.
                      Sal, pues, hijo, seguro
                      de que te quiero bien y te lo juro.
                      -Si no te conociera,
                      dijo el ratón, saliera;
                      pero ya te conozco, mentecato.
                      ¿Como no has de ser malo, si eres gato?
                      Te comiste á mi padre;
                      lo mismo hiciste con mi pobre madre,
                      y á manotazos crueles é inhumanos
                      te almorzaste una vez mis dos hermanos,
                      al mayor y al mas chico;
                      mas yo no te daré por el hocico.
                      Que si de mi familia yo he quedado
                      solo, por tí, ya estoy escarmentado.
                      Siempre habré de tener por muy dichoso
                      al que hace el mal ajeno cuateloso.
                      Esto dijo un ratón que era prudente.
                      ¡Oh, si pensara así toda la gente!





                      Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                      Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                      • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                        POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                        EL PERRO GRANDE Y EL CHICO
                        José Joaquín Fernandez de Lizardi

                        Una amistad, una confianza estrecha
                        el lícita entre iguales, y con tiento;
                        mas nunca con los grandes aprovecha:
                        con ellos pierde el chico. Va de cuento.

                        Un perro grande jugaba
                        con un chico cierto día,
                        y éste al perrazo mordía
                        seguro de que chanceaba.

                        Lo desigual olvidaba,
                        y en una de estas mordió
                        recio al mastín; le dolió
                        á este acción tan atrevida,
                        y le dió una sacudida
                        que la vida le costó.



                        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                        Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                        • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                          POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                          EL HERRADOR Y EL ZAPATERO
                          José Joaquín Fernandez de Lizardi

                          ¡Ah, Señor herrador! -So zapatero,
                          indecente y grosero,
                          tenga más cortesía;
                          señor don herrador para otro día.
                          ¿No echa de ver el mísero malcriado,
                          que su oficio es tan vil, como el mío honrado?
                          -Señor, en mi conciencia
                          no encuentro yo ninguna diferencia,
                          salvo sólo los nombres,
                          entre ser zapatero de los hombres
                          ó calzador de bestias.-Mentecato;
                          ¿Que va que la nariz te desbarato?
                          ¡Que! ¿Piensas, insolente,
                          que se puede con sólidas razones
                          esta destruir y mil preocupaciones
                          que los hombres abrazan tenazmente?
                          -Cierto que es disparate, no replico,
                          respondió el zapatero, y calló el pico.

                          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                          Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                          • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                            POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                            EL MARTILLO Y EL YUNQUE
                            José Joaquín Fernandez de Lizardi

                            ¿Por qué yo he de sufrir constantemente
                            los golpes que me das sin miramiento,
                            cuando nacimos hijos de una madre,
                            y á tí y á mí de un fierro nos hicieron?
                            Así el yunque al martillo se quejaba;
                            pero éste le responde con talento:
                            -Ni tu debes quejarte de tu suerte,
                            ni yo debo jactarme de mi empleo;
                            de una materia somos, es muy claro,
                            y ambos á dos hechuras de un herrero:
                            sabe más que nosotros sin disputa
                            y respetar debemos sus aciertos.
                            Tú para mazo fueras muy pesado,
                            yo para yunque fuera muy pequeño;
                            y él, á más de otras causas que yo ignoro,
                            nos ha dado la forma que tenemos,
                            para que le sirvamos igualmente
                            en los destinos que ocupar podemos.
                            -Así es, y convencido me ha dejado,
                            hermano, tu discurso. No me quejo
                            ni me quejaré más de mi destino,
                            antes lo serviré siempre contento,
                            pues soy útil en el, y como dices,
                            ambos somos hechura de un herrero.
                            ¡Oh, qué yunque tan docil! ¡Que martillo
                            tan justo en sus palabras y discreto!
                            Yo os elogiaría mas si contemplara
                            que los hombres siguieran vuestro ejemplo,
                            conformándose todos con su suerte
                            y adorando del cielo los decretos.
                            Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                            Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                            • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                              POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                              LA HORMIGA Y EL ELEFANTE
                              José Joaquín Fernandez de Lizardi

                              Que á un elefante fuerte
                              un bravo león matase
                              ó algún tigre feroz despedazase,
                              fácil es, se se advierte;
                              mas que se diera traza
                              de privar de la vida a tal bestiaza
                              uns débil hormiga,
                              esto no se ha de creer aunque se diga;
                              parecerá quimera,
                              pero ello es que pasó de esta manera:
                              no sé si de pensado ó de accidente
                              un elefante un día
                              á una infeliz hormiga pisaría;
                              ello la lastimó muy gravemente;
                              la pobres se quejaba
                              y el elefante entonces la insultaba
                              con picantes razones
                              diciéndola denuestos a millones;
                              y fuese al fin dejando
                              á la infeliz hormiga renegando
                              y ofreciendo colérica y sangrienta
                              vengarse de la bestia corpulenta,
                              la que sólo reía
                              de cuanto el insecto le decía;
                              pero este, adolorido,
                              lo siguió con paciencia
                              el elefante se acostó rendido
                              de un sueño tan profundo
                              cual si no hubiera hormigas en el mundo.

                              La trompa, sin recelo,
                              la desarruga, tiende por el suelo,
                              y duerme alegremente.

                              Entonces la hormiga sutilmente
                              por la nariz nerviosa
                              corriendo se introduce
                              hasta do la conduce
                              su venganza cruel, y allí furiosa
                              con su débil tenaza
                              muerde, le aguija, hiere y despedaza
                              la ternilla sencible
                              de aquel monte animado tan temible,
                              quien al sentirse herido
                              despierta, da un bramido,
                              se levanta, despliega
                              la trompa y la refriega
                              por doquiera que andaba.

                              Entre tanto, la hormiga no cesaba
                              de su intento primero
                              de hacerle en la nariz un agujero.

                              Toda su fuerza aplica
                              con un tesón constante
                              contra el pobre elefante
                              á quien hiere, maltrata y mortifica
                              con ahinco tan cruel y desusado
                              que ya desesperado
                              el elefante triste
                              á trompazos los árboles embiste,
                              dándose golpes tales
                              que en breve tiempo se hizo dos canales´
                              por donde le salía
                              en arroyos la sangre; ni podía
                              más golpes sacudirse
                              el infeliz herido,
                              y ya desfallecido
                              hubo al fin á la muerte de rendirse.
                              Exagüe cayó al suelo.

                              Entonces la hormiga sin recelo
                              salió de la nariz ensangrentada,
                              y viéndose vengada,
                              le decía: A ninguno
                              debemos agraviar de modo alguno,
                              y á los hombres en ti yo bien enseño,
                              que ningún enemigo es tan pequeño
                              como una hormiga coja
                              para tomar venganza si se enoja.


                              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                              Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                              • Re: Poesias y rimas que aligeran el alma

                                POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD

                                EL MONO VANO
                                José Joaquín Fernandez de Lizardi

                                Un mono presumido
                                que en gran casa se crió
                                para la sierra huyó
                                de todos sus trapillos prevenido.

                                Se presentó a los monos
                                haciendo cortesías,
                                con dos mil monerías
                                y hablando con ridículos entonos.

                                A la primera vista
                                los monos se aturdieron.
                                ¿Quién será éste? dijeron:
                                ¡Júpiter con sus rayos nos asista!

                                Mas poco a poco el susto
                                se les fue disipando,
                                se fueron acercando
                                y lo reconocieron á su gusto.

                                ¿Que es esto, compañeros?
                                un mono le decía,
                                y el vano respondía:
                                Tratarásme otra vez de caballero.

                                Advierte, desdichado,
                                que de la mona gente
                                soy yo muy diferente
                                porque soy habil, rico y bien plantado.

                                En medio de ese entono
                                hizo cierta cabriola,
                                se le salió la cola,
                                y todos le dijeron; Eres mono.

                                Eres mono, aturdido,
                                y mono como todos,
                                aunque por raros modos
                                te quieres disfrazar con el vestido.

                                Con este desenfado
                                lo mismo diría yo
                                al rico que creyó
                                que no es igual al pobre desdichado.

                                De un padre descendemos,
                                mil pasiones sentimos,
                                enfermamos, morimos
                                todos, y ser iguales no queremos.

                                Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                                Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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