Re: Taller del Alquimista...
LO QUE ME DICE TU CORAZON
Me quedo mirándote un instante
y profunda mi mirada penetra por tu pecho
lugar de ensueño y fantasía,
de mil horas,
dulce ambrosía
de mi nueva alegría detonante
sanador de mi propio corazón pertrecho.
Tú duermes a mi lado
como tantas noches de cálido insomnio
incluso en aquellas que en sobresaltos
se apoderaba de mi angustia un antiguo demonio
que me arrastraba insinuoso por el vado.
Pero no más dulce corazón encantado,
tibio amanecer de mis nuevos días,
paz que serena mi alma,
rufugio cálido de calma
que da sentido sin fin a nuevas alegrías.
Porque aún en mi profundo sueño
puedo ver como tu corazón enamorado me guiña un ojo,
como de su sangre se forma una sonrisa,
de flores son un ramo,
boca misterio de Monalisa,
que susurra sin cesar "te amo".
Y yo también amada, querida mía.
Dispuesto siempre he estado a demostrarlo,
en sin fin de veces en mis actos
y a veces en una que otra tontería.
Bien, ahora descansa,
deja que tu cuerpo caiga en manso sueño
pues con solo verte y acercar mi oído a tu pecho
puedo sentir lo que tu corazón me dice
desde su propio lecho;
¡puedo oirlo, puedo sentirlo!,
y sé que es verdad.
Me amas aunque callada.
Y yo te amo en silencio o a gritos,
con ese otro amor, que dicen los que saben,
es mejor y de los más bonitos.
RLE
29 de Julio de 2010.
1:37 A.M.
LO QUE ME DICE TU CORAZON
Me quedo mirándote un instante
y profunda mi mirada penetra por tu pecho
lugar de ensueño y fantasía,
de mil horas,
dulce ambrosía
de mi nueva alegría detonante
sanador de mi propio corazón pertrecho.
Tú duermes a mi lado
como tantas noches de cálido insomnio
incluso en aquellas que en sobresaltos
se apoderaba de mi angustia un antiguo demonio
que me arrastraba insinuoso por el vado.
Pero no más dulce corazón encantado,
tibio amanecer de mis nuevos días,
paz que serena mi alma,
rufugio cálido de calma
que da sentido sin fin a nuevas alegrías.
Porque aún en mi profundo sueño
puedo ver como tu corazón enamorado me guiña un ojo,
como de su sangre se forma una sonrisa,
de flores son un ramo,
boca misterio de Monalisa,
que susurra sin cesar "te amo".
Y yo también amada, querida mía.
Dispuesto siempre he estado a demostrarlo,
en sin fin de veces en mis actos
y a veces en una que otra tontería.
Bien, ahora descansa,
deja que tu cuerpo caiga en manso sueño
pues con solo verte y acercar mi oído a tu pecho
puedo sentir lo que tu corazón me dice
desde su propio lecho;
¡puedo oirlo, puedo sentirlo!,
y sé que es verdad.
Me amas aunque callada.
Y yo te amo en silencio o a gritos,
con ese otro amor, que dicen los que saben,
es mejor y de los más bonitos.
RLE
29 de Julio de 2010.
1:37 A.M.
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