Re: VALIENDO MADRE LLAMANDO al SANTO
Suben 57% denuncias por extorsiones
10 Agosto 2009
Actualizado: 11:36 PM hora de Cd. Juárez
Staff
El Diario
La Subprocuraduría General de Justicia en el Estado, Zona Norte, ha registrado un aumento de 57 por ciento en el número de denuncias de extorsión, ya que si en el primer semestre de 2008 reportaron ser víctimas de este delito 69 personas, en el mismo periodo de 2009 la estadística va en 109 casos.
De acuerdo con información proporcionada por la oficina de Comunicación Social del Ministerio Público, en varios de los casos las víctimas han reportado el mismo modus operandi: un mensaje escrito en un papel y entregado por personas que dicen pertenecer a “ciertos grupos” del crimen organizado.
Es la experiencia que vivió el dueño de un establecimiento: desde la planta alta de su discoteca norteña escuchó pasos, el movimiento de varias personas y a alguien preguntando por su nombre. Bajó por la escalera y vio a unos 20 hombres armados y a sus empleados pecho tierra.
Uno de los delincuentes lo identificó como dueño y le entregó una servilleta con un número telefónico y un mensaje: “Comuníquese con “El Piporro” antes de media hora si no quiere tener problemas”.
Al llamar, quien contestó se identificó como parte de un grupo del crimen organizado y le habló con lo que el propietario califica un total descaro: “¿Qué pasó, jefe? Mire, la cosa está así: estamos cobrando 20 mil pesos por mes, y si se niega le quemamos el negocio o entramos a rafaguear esté quien esté”.
El relato de este hombre es una experiencia sufrida por una cantidad no determinada de personas en Ciudad Juárez, como una variación de la actividad de los narcotraficantes que está detrás de las decenas de negociaciones incendiadas desde 2008, del cierre de cientos de locales comerciales y de miles de casos de familias exiliadas de manera legal o ilegal en Estados Unidos.
Los reportes periodísticos indican que en este tipo de prácticas los delincuentes se identifican como integrantes de algún cártel, como La Línea o incluso los Zetas.
Para los hombres de negocios, grandes o incluso tiendas de barrio, tampoco queda duda de que están siendo víctimas de los narcotraficantes.
Todo el operativo en el que llegan a los establecimientos, comentó el entrevistado, habla de una estructura: “Llegan en un grupo de 15 ó 20, todos armados, y no se crea que escondiendo las armas. Se bajan armados y amenazan con quemar o secuestrar al dueño o al encargado”.
Son jóvenes, de entre 18 y 34 años, sin capuchas, vestidos de manera casual, con playeras negras tipo Polo; llegan a los negocios en vehículos sin placas.
La cifra de residentes afectados podría ser multitudinaria. Sólo entre la zona Centro y el Pronaf, de acuerdo con la oficina local de la Cámara Nacional de Comercio, hay unos 50 centros nocturnos pagando una cuota de 20 mil pesos, como la referida en el testimonio.
El empresario entrevistado dice conocer de primera mano unos 30 casos similares y, en conversaciones con colegas, ha estimado que en la ciudad podrían haberse presentado unos tres mil 500 casos del mismo tipo.
Los afectados, agregó, son propietarios de locales de todos los tamaños y giros: bares, restaurantes, farmacias, ferreterías, panaderías, madererías, tiendas de abarrotes, lotes de venta de vehículos, de venta de autopartes, paleterías, papelerías...
“Todos estamos mal, tanto que creemos que los negocios han bajado en un 60 por ciento. Y hablo de gente con capacidad de tener un negocio y generar empleos, que si el gobierno pudiera hacer algo, crearíamos miles de empleos. Pero en lugar de eso hay negocios cerrados u otros que trabajan menos turnos, porque además nadie quiere trabajar ya de noche”, dijo.
El entrevistado dio su testimonio con la condición del anonimato. Ante la impunidad con la que se cometen los homicidios en Ciudad Juárez pese a todas las corporaciones que patrullan, dijo, el miedo de ser amenazado por personas armadas es indescriptible. “Yo sigo pagando, prefiero atrasarme con Hacienda que con ellos. Y podría entregarlos, hablarle al Ejército cuando vayan llegando a cobrar, pero ¿a quién se los entrego? ¿Para que los dejen libres a los dos días y me maten a mí y a toda mi familia?”, pregunta.
“Las extorsiones a los negocios empezaron desde el año pasado, pero disminuyeron cuando llegaron los elementos del Ejército. Sin embargo desde hace tres meses reiniciaron con fuerza y ahora están a la orden del día”, dijo en días pasados Carlos Escobar, integrante de la oficina local de la Canaco.
Uno de los casos más recientes es el del bar Viejo Oeste.
El pasado 27 de julio, a las 2:30 de la tarde, a este lugar ubicado en la zona centro de la ciudad llegó un grupo de seis hombres armados que despojó a los clientes de teléfonos, les pidió tirarse al suelo mientras rociaban el lugar con gasolina, luego los dejó salir y al final le prendió fuego al edificio.
Información extraoficial sobre el caso indica que el dueño estaba pagando la cuota, pero que se atrasó dos meses, que pidió oportunidad o una disminución del cobro y que los delincuentes le dijeron que mejor cerrara.
El propietario se opuso, agregan los datos extraoficiales, y fue entonces que le prendieron fuego. “Claro que ya no están en Juárez. La gente que no paga extorsión haga de cuenta que firmó sentencia de muerte, o lo secuestran, lo matan o le queman el negocio. Es terrible”, dijo la fuente consultada.
La información de la Subprocuraduría agrega que en otras denuncias de extorsión las víctimas reportan llamadas de números con claves de larga distancia de localidades de otras entidades, como Sinaloa o Jalisco, y que también existen los casos cometidos a través de directorios telefónicos y demás bases de datos personales.
Ante la situación, informó el área de comunicación social de la PGJE, la población afectada puede marcar 629-33-07, número telefónico de la oficina del Subprocurador Alejandro Pariente, que, se dijo, tomará la denuncia personalmente.
Los afectados, por mucho, han decidido no poner denuncias. El entrevistado mencionó también que el día que acudió a la Subprocuraduría de Justicia, entre la gente que como él esperaba hablar con el agente del Ministerio Público encontró a otro afectado con el que sostuvo una conversación casual.
Minutos después, un niño vendedor se acercó a su interlocutor y le entregó un papel doblado que le causó un gran impacto. “Mire, ‘síguele con tus pendejadas, y ahorita vamos a ir a quemarte tu negocio’. ¡Ahí mismo, en la Procuraduría! Se le acercó un niño, de 10 ó 12 años, y se lo dio”, contó.
El peligro latente y el miedo, ha modificado las rutinas de varios afectados, cambian a vehículos menos llamativos, y las inspecciones a sus negocios en muchos casos las hacen desde El Paso.
Además la problemática está dividiendo a las familias. “Cuando vinieron a extorsionarme a mí, renté una casa para mis hijos en El Paso. Ya estudiaban allá, pero iban y venían. Ahora ya viven allá”, dijo.
Suben 57% denuncias por extorsiones
10 Agosto 2009
Actualizado: 11:36 PM hora de Cd. Juárez
Staff
El Diario
La Subprocuraduría General de Justicia en el Estado, Zona Norte, ha registrado un aumento de 57 por ciento en el número de denuncias de extorsión, ya que si en el primer semestre de 2008 reportaron ser víctimas de este delito 69 personas, en el mismo periodo de 2009 la estadística va en 109 casos.
De acuerdo con información proporcionada por la oficina de Comunicación Social del Ministerio Público, en varios de los casos las víctimas han reportado el mismo modus operandi: un mensaje escrito en un papel y entregado por personas que dicen pertenecer a “ciertos grupos” del crimen organizado.
Es la experiencia que vivió el dueño de un establecimiento: desde la planta alta de su discoteca norteña escuchó pasos, el movimiento de varias personas y a alguien preguntando por su nombre. Bajó por la escalera y vio a unos 20 hombres armados y a sus empleados pecho tierra.
Uno de los delincuentes lo identificó como dueño y le entregó una servilleta con un número telefónico y un mensaje: “Comuníquese con “El Piporro” antes de media hora si no quiere tener problemas”.
Al llamar, quien contestó se identificó como parte de un grupo del crimen organizado y le habló con lo que el propietario califica un total descaro: “¿Qué pasó, jefe? Mire, la cosa está así: estamos cobrando 20 mil pesos por mes, y si se niega le quemamos el negocio o entramos a rafaguear esté quien esté”.
El relato de este hombre es una experiencia sufrida por una cantidad no determinada de personas en Ciudad Juárez, como una variación de la actividad de los narcotraficantes que está detrás de las decenas de negociaciones incendiadas desde 2008, del cierre de cientos de locales comerciales y de miles de casos de familias exiliadas de manera legal o ilegal en Estados Unidos.
Los reportes periodísticos indican que en este tipo de prácticas los delincuentes se identifican como integrantes de algún cártel, como La Línea o incluso los Zetas.
Para los hombres de negocios, grandes o incluso tiendas de barrio, tampoco queda duda de que están siendo víctimas de los narcotraficantes.
Todo el operativo en el que llegan a los establecimientos, comentó el entrevistado, habla de una estructura: “Llegan en un grupo de 15 ó 20, todos armados, y no se crea que escondiendo las armas. Se bajan armados y amenazan con quemar o secuestrar al dueño o al encargado”.
Son jóvenes, de entre 18 y 34 años, sin capuchas, vestidos de manera casual, con playeras negras tipo Polo; llegan a los negocios en vehículos sin placas.
La cifra de residentes afectados podría ser multitudinaria. Sólo entre la zona Centro y el Pronaf, de acuerdo con la oficina local de la Cámara Nacional de Comercio, hay unos 50 centros nocturnos pagando una cuota de 20 mil pesos, como la referida en el testimonio.
El empresario entrevistado dice conocer de primera mano unos 30 casos similares y, en conversaciones con colegas, ha estimado que en la ciudad podrían haberse presentado unos tres mil 500 casos del mismo tipo.
Los afectados, agregó, son propietarios de locales de todos los tamaños y giros: bares, restaurantes, farmacias, ferreterías, panaderías, madererías, tiendas de abarrotes, lotes de venta de vehículos, de venta de autopartes, paleterías, papelerías...
“Todos estamos mal, tanto que creemos que los negocios han bajado en un 60 por ciento. Y hablo de gente con capacidad de tener un negocio y generar empleos, que si el gobierno pudiera hacer algo, crearíamos miles de empleos. Pero en lugar de eso hay negocios cerrados u otros que trabajan menos turnos, porque además nadie quiere trabajar ya de noche”, dijo.
El entrevistado dio su testimonio con la condición del anonimato. Ante la impunidad con la que se cometen los homicidios en Ciudad Juárez pese a todas las corporaciones que patrullan, dijo, el miedo de ser amenazado por personas armadas es indescriptible. “Yo sigo pagando, prefiero atrasarme con Hacienda que con ellos. Y podría entregarlos, hablarle al Ejército cuando vayan llegando a cobrar, pero ¿a quién se los entrego? ¿Para que los dejen libres a los dos días y me maten a mí y a toda mi familia?”, pregunta.
“Las extorsiones a los negocios empezaron desde el año pasado, pero disminuyeron cuando llegaron los elementos del Ejército. Sin embargo desde hace tres meses reiniciaron con fuerza y ahora están a la orden del día”, dijo en días pasados Carlos Escobar, integrante de la oficina local de la Canaco.
Uno de los casos más recientes es el del bar Viejo Oeste.
El pasado 27 de julio, a las 2:30 de la tarde, a este lugar ubicado en la zona centro de la ciudad llegó un grupo de seis hombres armados que despojó a los clientes de teléfonos, les pidió tirarse al suelo mientras rociaban el lugar con gasolina, luego los dejó salir y al final le prendió fuego al edificio.
Información extraoficial sobre el caso indica que el dueño estaba pagando la cuota, pero que se atrasó dos meses, que pidió oportunidad o una disminución del cobro y que los delincuentes le dijeron que mejor cerrara.
El propietario se opuso, agregan los datos extraoficiales, y fue entonces que le prendieron fuego. “Claro que ya no están en Juárez. La gente que no paga extorsión haga de cuenta que firmó sentencia de muerte, o lo secuestran, lo matan o le queman el negocio. Es terrible”, dijo la fuente consultada.
La información de la Subprocuraduría agrega que en otras denuncias de extorsión las víctimas reportan llamadas de números con claves de larga distancia de localidades de otras entidades, como Sinaloa o Jalisco, y que también existen los casos cometidos a través de directorios telefónicos y demás bases de datos personales.
Ante la situación, informó el área de comunicación social de la PGJE, la población afectada puede marcar 629-33-07, número telefónico de la oficina del Subprocurador Alejandro Pariente, que, se dijo, tomará la denuncia personalmente.
Los afectados, por mucho, han decidido no poner denuncias. El entrevistado mencionó también que el día que acudió a la Subprocuraduría de Justicia, entre la gente que como él esperaba hablar con el agente del Ministerio Público encontró a otro afectado con el que sostuvo una conversación casual.
Minutos después, un niño vendedor se acercó a su interlocutor y le entregó un papel doblado que le causó un gran impacto. “Mire, ‘síguele con tus pendejadas, y ahorita vamos a ir a quemarte tu negocio’. ¡Ahí mismo, en la Procuraduría! Se le acercó un niño, de 10 ó 12 años, y se lo dio”, contó.
El peligro latente y el miedo, ha modificado las rutinas de varios afectados, cambian a vehículos menos llamativos, y las inspecciones a sus negocios en muchos casos las hacen desde El Paso.
Además la problemática está dividiendo a las familias. “Cuando vinieron a extorsionarme a mí, renté una casa para mis hijos en El Paso. Ya estudiaban allá, pero iban y venían. Ahora ya viven allá”, dijo.
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