Un crimen, que seudo expertos acaben con personajes como Hidalgo: Galeana
Una cosa es humanizar a los personajes históricos y otra trivializarlos, como están haciendo con Miguel Hidalgo y Costilla ciertos revisionistas "seudo historiadores", a quienes escuchamos en la radio o vemos en la televisión enfrascados en la discusión de si fue mal cura o si tuvo hijos.
Eso no es –sostuvo la historiadora Patricia Galeana– lo más importante que hizo en su vida: "Con toda intencionalidad política de destruir al personaje nos dicen que fue un cura sanguinario, sin proyecto de nación, que no sabía lo que era la Independencia".
Galeana, coordinadora de los festejos por los centenarios en el Senado de la República, especialista en la historia de la Iglesia en la segunda mitad del siglo XIX, afirmó que "es realmente un crimen lamentable contra el pueblo de México que en este bicentenario de la Independencia se difundan tales ideas, porque así como se deben respetar los símbolos de cualquier religión, igualmente se deben respetar los símbolos del pueblo, sus líderes sociales".
Convocada por el Círculo de Estudios de Brújula Metropolitana, la profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México dictó el miércoles la conferencia El proyecto de nación de Hidalgo, en la sala Mercurio, sede de esta agrupación ciudadana.
Ante una audiencia conformada por ciudadanos preocupados por la situación actual del país –amas de casa, trabajadores, estudiantes, activistas sociales–, Galeana hizo un repaso por la vida y obra de Hidalgo, situándolo en su contexto social y político.
Se refirió a varios de los aspectos que más le cuestionan sus detractores, como las matanzas de españoles en la Alhóndiga de Granaditas y en Guadalajara: "no hay que olvidar que estaban en guerra".
Expuso que el cura de Dolores fue sin duda un atento lector de los ilustrados franceses, aunque era algo que hacía con discreción para no exponerse a castigos o represalias de las autoridades eclesiásticas que tenían prohibida su lectura.
Hidalgo tenía claro, conceptualmente, lo que era la Independencia y un proyecto de nación; a diferencia de Allende siempre se negó a reconocer cualquier tipo de dominio de Fernando VII sobre lo que hasta entonces había sido el reino de la Nueva España.
Con justa razón –dijo Patricia Galeana– "se le ha dado el nombre de Padre de la Patria", aclarando que no lo bautizaron así ni el régimen priísta, ni el porfirista ni el santanista, "sino sus compañeros, los insurgentes, quienes admiraban su valor y lo que había hecho".
http://www.jornada.unam.mx/2010/09/0...ticle=a05n2cul
Les propongo este tema, y lo inicio con la nota de la Dra. Galeana, sin que quiera decir que estoy de acuerdo en todo con ella.
De acuerdo en que se trata de una campaña de trivialización de los personajes históricos y que se está haciendo con toda la intención política de destruirlos.
Nuestros actuales gobernantes -herederos ideológicos de los Conservadores del siglo XIX- siempre han querido desvirtuar los grandes procesos sociales de la historia de México. De Lucas Alamán a Enrique Krauze y compañía, personajes como Hidalgo, Juárez, Zapata y todos sus compañeros de lucha les provocan agruras y siempre han intentado satanizarlos.
No estoy de acuerdo con ella en que "se deben respetar los símbolos del pueblo, sus líderes sociales, como los de cualquier religión".
Ni unos ni otros deben quedar fuera de la crítica y del análisis.
Ni "ángeles ni demonios", seres humanos con virtudes y defectos, con aciertos y errores, en su contexto y su tiempo.
Ni la glorificación y los excesos de alabanza de algunos, ni la crítica absurda que llega al insulto grotesco en los que caen muchos, como don Chorianito.
Lo que muchos llaman "la historia oficial", no es tal, son solamente los mitos patrióticos que se les enseña a los niños para inculcarles valores cívicos. Y está bien... para niños.
El problema es que ellos se quedan ahí, y nunca profundizan en sus estudios históricos.
La historia de México es apasionante y llena de matices. Ojalá les interese el tema a algunos.
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Una cosa es humanizar a los personajes históricos y otra trivializarlos, como están haciendo con Miguel Hidalgo y Costilla ciertos revisionistas "seudo historiadores", a quienes escuchamos en la radio o vemos en la televisión enfrascados en la discusión de si fue mal cura o si tuvo hijos.
Eso no es –sostuvo la historiadora Patricia Galeana– lo más importante que hizo en su vida: "Con toda intencionalidad política de destruir al personaje nos dicen que fue un cura sanguinario, sin proyecto de nación, que no sabía lo que era la Independencia".
Galeana, coordinadora de los festejos por los centenarios en el Senado de la República, especialista en la historia de la Iglesia en la segunda mitad del siglo XIX, afirmó que "es realmente un crimen lamentable contra el pueblo de México que en este bicentenario de la Independencia se difundan tales ideas, porque así como se deben respetar los símbolos de cualquier religión, igualmente se deben respetar los símbolos del pueblo, sus líderes sociales".
Convocada por el Círculo de Estudios de Brújula Metropolitana, la profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México dictó el miércoles la conferencia El proyecto de nación de Hidalgo, en la sala Mercurio, sede de esta agrupación ciudadana.
Ante una audiencia conformada por ciudadanos preocupados por la situación actual del país –amas de casa, trabajadores, estudiantes, activistas sociales–, Galeana hizo un repaso por la vida y obra de Hidalgo, situándolo en su contexto social y político.
Se refirió a varios de los aspectos que más le cuestionan sus detractores, como las matanzas de españoles en la Alhóndiga de Granaditas y en Guadalajara: "no hay que olvidar que estaban en guerra".
Expuso que el cura de Dolores fue sin duda un atento lector de los ilustrados franceses, aunque era algo que hacía con discreción para no exponerse a castigos o represalias de las autoridades eclesiásticas que tenían prohibida su lectura.
Hidalgo tenía claro, conceptualmente, lo que era la Independencia y un proyecto de nación; a diferencia de Allende siempre se negó a reconocer cualquier tipo de dominio de Fernando VII sobre lo que hasta entonces había sido el reino de la Nueva España.
Con justa razón –dijo Patricia Galeana– "se le ha dado el nombre de Padre de la Patria", aclarando que no lo bautizaron así ni el régimen priísta, ni el porfirista ni el santanista, "sino sus compañeros, los insurgentes, quienes admiraban su valor y lo que había hecho".
http://www.jornada.unam.mx/2010/09/0...ticle=a05n2cul
Les propongo este tema, y lo inicio con la nota de la Dra. Galeana, sin que quiera decir que estoy de acuerdo en todo con ella.
De acuerdo en que se trata de una campaña de trivialización de los personajes históricos y que se está haciendo con toda la intención política de destruirlos.
Nuestros actuales gobernantes -herederos ideológicos de los Conservadores del siglo XIX- siempre han querido desvirtuar los grandes procesos sociales de la historia de México. De Lucas Alamán a Enrique Krauze y compañía, personajes como Hidalgo, Juárez, Zapata y todos sus compañeros de lucha les provocan agruras y siempre han intentado satanizarlos.
No estoy de acuerdo con ella en que "se deben respetar los símbolos del pueblo, sus líderes sociales, como los de cualquier religión".
Ni unos ni otros deben quedar fuera de la crítica y del análisis.
Ni "ángeles ni demonios", seres humanos con virtudes y defectos, con aciertos y errores, en su contexto y su tiempo.
Ni la glorificación y los excesos de alabanza de algunos, ni la crítica absurda que llega al insulto grotesco en los que caen muchos, como don Chorianito.
Lo que muchos llaman "la historia oficial", no es tal, son solamente los mitos patrióticos que se les enseña a los niños para inculcarles valores cívicos. Y está bien... para niños.
El problema es que ellos se quedan ahí, y nunca profundizan en sus estudios históricos.
La historia de México es apasionante y llena de matices. Ojalá les interese el tema a algunos.
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