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Hace 200 años . . . . .

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  • Hace 200 años . . . . .

    .......Curiosa y digna y digna de atento y penetrante análisis es la sociedad Mexicana de aquella época churrigueresca y desorientada, y los arquetipos que se agitan en el ambiente colonial son por todo extremo interesantes como productos sociológicos: nuestro currutaco variante del español, no indígena; la pirraquita, hembra de arrestos hispanos, devota y atrevida, ignorante y presuntuosa, llena de ridícula gracia y de malas costumbres; el payo, de manga embrocada, paño de sol, botas de campana y ancho sombrero de alas rígidas, campesino malicioso, caviloso, honrado y fiel, sano de cuerpo y alma, heredero de la rusticidad castellana; el lépero, paria del arrabal, humano despojo de la civilización, arrojado a la existencia por el deseo de un macho blanco satisfecho en una india sumisa y asustada; y muy encima una aristocracia nueva, sin sangre azul, sin árbol genealógico, sin abolengo linajudo ni pergaminos apolillados, pero rica, fastuosa, derrochadora y señoril; y muy abajo, un océano obscuro de superstición y tristeza y abandono, un mar muerto, sobre el que flotaba como eco pavoroso, el último grito de angustia de la raza vencida. La división etnológica separaba también moralmente los cuatro grandes grupos demográficos: los gachupines; los criollos; los mestizos; los indios. En realidad, solo la religión católica juntaba las almas bajo las bóvedas de las iglesias coloniales. La devoción era solo el vínculo fuerte………………
    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
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  • #2
    Re: Hace 200 años . . . . .

    ……..Y así vivían, con apariencia tranquila, con aire manso, con levíticas costumbres, los habitantes de las principales ciudades de Nueva España. En la casa de un canónigo, en el sarao de una condesa, en la tertulia de un oidor, en la sacristía de una parroquia, en el locutorio de un convento, se hablaba de cosas profanas o sagradas, se rezaba, se reía, se comentaba el último sermón de la Catedral, las últimas noticias del infame Corso, las fiestas populares, las luces de los barrios, las ceremonias de pendón real; se escribían y se componían versos; se leía La Gaceta o el Diario de México……. Y sotto voce, a espaldas de la Audiencia, detrás de la Santa Inquisición, en torno al Palacio del Virrey, se hacía otra cosa de mayor trascendencia: se conspiraba.
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    • #3
      Re: Hace 200 años . . . . .

      Dos días después de que, con gran pompa y reales honores, la audiencia de México entregó en el palacio virreinal el mando de la colonia al Excelentísimo señor Virrey don Francisco Javier Venegas, en el lejano pueblo de Dolores, de la intendencia de Guanajuato, estallaba la insurrección. En la madrugada del 16 de septiembre de 1810, un viejo cura, astuto y enérgico, rompió el silencio de la conspiración, preñado de pequeños rumores. Fue un acto violento, precipitado, sin plan, sin cálculo; fue un acto de decisión, de heroísmo, de sacrificio; un acto supremo de fe en la patria que venía. Don Miguel Hidalgo y Costilla, el padre de ella, era un sacerdote ilustrado; muy afecto a la literatura francesa, que bebía en sus mismas fuentes, sin necesidad de recurrir a las malas traducciones españolas que rara vez llegaba de la Península. Se había hecho notable como estudiante en el Seminario de Valladolid. Se cuenta que, ya cura, emprendió la versión castellana de varias obras de Racine, y que en las escuelas de su curato estableció clases de lengua francesa. Hidalgo era un hijo directo de los enciclopedistas; un admirador de los trágicos oradores de La Convención, un jacobino.

      La noticia del levantamiento se recibió en la capital de Nueva España, probablemente antes de que publicase algo de ella la Gaceta del Gobierno. El periódico oficial de 25 de septiembre da a conocer un curioso documento en que el Consejo de Regencia de España e Indias se dirige a los Americanos en demanda de auxilio pecuniario. Es una proclama lacrimosa y doliente, y, al mismo tiempo, rebosante de odio contra Napoleón. Entresaco, por curiosidad, un pasaje que da idea del estado de ánimo de la nación española entonces …………….
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      • #4
        Re: Hace 200 años . . . . .

        Pasaje del documento enviado por el Consejo de Regencia de España e Indias a la Nueva España:
        “…. Si alguna vez - ¡oh americanos! – la exageración con que llegan las noticias á tan larga distancia; si los rumores que hacen correr los malignos, si las insinuaciones pérfidas de los intrigantes y ambiciosos hacen vacilar vuestra esperanza para cansar vuestra generosidad y debilitar vuestra fe, volved los ojos al inocente Monarca que idolatráis y oíd las voces con que se dirige á vosotros y os implora: -No me desamparéis; por hallarme reducido al funesto cautiverio á que la alevosía me condujo, no dejo de ser vuestro príncipe, vuestro padre; el mismo soy á quien con tanta exaltación aclamasteis, y en cuyo nombre cifrabais la felicidad de los dos mundos. ¡Oh americanos! poned la consideración en lo que sufren mis hijos de España por su independencia y por mi nombre: ved a cuánta costa cumplen con los juramentos que desde el principio hicieron. Estos juramentos os ligan del mismo modo á vosotros que á ellos. ¡Pero que diferencia! El destino os colocó lejos de los atentados de la usurpación y el incendio no puede acercarse a vosotros. No dudo yo, no duda vuestra patria que, puestos en la misma situación que ellos, mostraríais la misma bizarría y haríais iguales sacrificios. Pero al fin la fortuna os concede á menos costa la felicidad y la gloria. Vosotros pagáis la deuda del Estado en plata y oro, ellos en sangre; vosotros, en esas regiones impenetrables á la voracidad de los tiranos, sufrís inquietudes, perplejidad, ansias por la suerte de la Metrópoli; los españoles combaten, perecen, y por todas partes sienten el destierro, la devastación y el incendio. Ellos no se cansan de resistir; ellos no desesperan de vencer: ¿y vosotros os cansareis de auxiliar? Si, Americanos, vuestros hermanos de Europa os piden y reclaman vuestra generosidad y vuestros envíos. No vienen vuestros caudales, como en otro tiempo venían, á disiparse por el capricho de una corte insensata, á sumergirse en el piélago insondable de la codicia hidrópica de un favorito; vuestro oro y vuestra plata son tan necesarios al Estado como la sangre y los brazos de los españoles; vuestro oro y vuestra plata se convierten, luego que llegan, en soldados que mantienen la libertad de la patria; preparan mi rescate y defienden mi corona: ¿podéis enviarlos á mas bellas aplicaciones, á uso mas digno?...... ¡No me desamparéis!”. . . . .
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        • #5
          Re: Hace 200 años . . . . .

          Pero si la Gaceta de 25 de Septiembre nada dice relativo al levantamiento de Hidalgo, en cambio la del 28 da a conocer el bando en el cual Venegas ofrece diez mil pesos por cada una de estas tres cabezas: la de Hidalgo; la de Allende; la de Aldama. Y en el mismo número trae, además, un suplemento que contiene el edicto de excomunión con que el Obispo electo de Valladolid, don Manuel Abad y Queipo, fustiga al cura de Dolores y a sus capitanes. Este edicto contra los insurgentes es manifestación de una pluma gallarda y briosa, dice así:

          “Omne regnum in se divisum desolabitur. – Todo reino dividido en fracciones será destruido y arruinado, dice Jesucristo nuestro bien. Capítulo XI de San Lucas, Versículo XVII. – Si, mis amados fieles: la historia de todos los siglos, de todos los pueblos y naciones, la que ha pasado por nuestros ojos de la Revolución francesa, la que pasa actualmente en la Península, en nuestra amada y desgraciada patria, confirman la verdad infalible de este divino oráculo. Pero el ejemplo mas análogo á nuestra situación lo tenemos inmediato en la parte francesa de la isla de Santo Domingo, cuyos propietarios eran los hombres mas ricos, acomodados y felices que se conocía sobre la tierra. La población era compuesta casi como la nuestra, de franceses europeos y franceses criollos, de indios naturales del país, de negros y de mulatos, y de castas resultantes de las primeras clases. Entró la división y la anarquía por efecto de la citada Revolución francesa, y todo se arruinó y se destruyó en lo absoluto. La anarquía en la Francia causó la muerte de dos millones de franceses, esto es, cerca de dos vigésimos, la porción más florida de ambos sexos que existía; arruinó su comercio y su marina y atrasó la industria y agricultura. Pero la anarquía en Santo Domingo degolló todos los blancos franceses y criollos, sin haber quedado uno siquiera; y degolló los cuatro quintos de todos los demás habitantes, dejando la quinta parte restante de negros y mulatos en odio eterno y guerra mortal en que deben destruirse eternamente. Devastó todo el país quemando y destruyendo todas las posesiones, todas las ciudades, villas y lugares, de suerte que el país mejor poblado y cultivado que había en todas las Américas es hoy un desierto albergue de tigres y leones. He aquí el cuadro horrendo, pero fiel, de los estragos de la anarquía en Santo Domingo.
          La Nueva España, que había admirado la Europa por los mas brillantes testimonios de lealtad y patriotismo a favor de la madre patria, apoyándola y sosteniéndola con sus tesoros, con su opinión y sus escritos, manteniendo la paz y la concordia á pesar de las insidias y tramas del tirano del mundo, se ve hoy amenazada con la discordia y anarquía, y con todas las desgracias que la siguen y ha sufrido la citada isla de Santo Domingo. Un ministro del Dios de la paz, un sacerdote de Jesucristo, un pastor de almas (no quisiera decirlo), el cura de Dolores, D. Miguel Hidalgo (que había merecido hasta aquí mi confianza y mi amistad), asociado de los capitanes del regimiento de la Reina, D. Ignacio Allende, D. Juan de Aldama y D. Josef Mariano Abasolo, levantó el estandarte de la rebelión y encendió la tea de la discordia y anarquía, y, seduciendo una porción de labradores inocentes, les hizo tomar las armas; y cayendo con ellos sobre el pueblo de Dolores el 16 del corriente al amanecer, arrestó los vecinos europeos, saqueó y robó sus bienes, y, pasando después a las siete de la noche a la villa de San Miguel el Grande, executó lo mismo apoderándose en una y otra parte de la autoridad y del gobierno. El viernes 21 ocupó del mismo modo a Celaya, y según noticias parece que se ha extendido ya a Salamanca é Irapuato. Lleva consigo los europeos arrestados, y entre ellos al sacristán de Dolores, al cura de Chamacuero y a varios religiosos carmelitas de Celaya, amenazando a los pueblos que los ha de degollar si le oponen alguna resistencia. E insultando a la religión y a nuestro soberano D. FERNANDO VII, pintó en su estandarte la imagen de nuestra augusta patrona, Nuestra Señora de Guadalupe, y le puso la inscripción siguiente: Viva la Religión. Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva América . Y muera el mal gobierno……..
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          • #6
            Re: Hace 200 años . . . . .

            Continuo con el Edicto del obispo Manuel Abad y Queipo:

            …… Como la religión condena la rebelión, el asesinato, la opresión de los inocentes, y la Madre de Dios no puede proteger los crímenes, es evidente que el cura de Dolores, pintando en su estandarte de sedición la imagen de Nuestra Señora, y poniendo en él la referida inscripción, cometió dos sacrilegios gravísimos insultando á la religión y á nuestra Señora. Insulta igualmente a nuestro soberano, despreciando y atacando el gobierno que le representa, oprimiendo sus vasallos inocentes perturbando el orden público y violando el juramento de fidelidad al Soberano y al gobierno, resultando perjuro igualmente que los referidos capitanes. Sin embargo, confundiendo la religión con el crimen y la obediencia con la rebelión, ha logrado seducir el candor de los pueblos y ha dado bastante cuerpo a la anarquía que quiere establecer. El mal haría rápidos progresos si la vigilancia y energía del gobierno y la lealtad ilustrada de los pueblos no lo detuviesen.
            Yo, que a solicitud vuestra y sin cooperación alguna de mi parte, me veo elevado á la alta dignidad de vuestro obispo, de vuestro pastor y padre, debo salir al encuentro á este enemigo, en defensa de el rebaño que me es confiado, usando de la razón y la verdad contra el engaño y del rayo terrible de la excomunión contra la pertinacia y protervia.
            Si, mis caros y muy amados fieles; yo tengo derechos incontestables á vuestro respeto, á vuestra sumisión y obediencia en la materia. Soy europeo de origen; pero soy americano de adopción por voluntad y por domicilio de más de treinta y tres años. No hay entre vosotros uno solo que tome más interés en vuestra verdadera felicidad. Quizá lo habrá otro que se afecte tan dolorosa y profundamente como yo en vuestras desgracias, porque acaso no habrá habido que se haya ocupado y ocupe tanto de ellas. Ninguno ha trabajado tanto como yo en promover el bien público, en mantener la paz y la concordia entre todos los habitantes de la América, y en prevenir la anarquía que tanto he temido desde mi regreso de la Europa. Es notorio mi carácter y me zelo. Así pues, me debéis creer.

            En este concepto y usando de la autoridad que ejerzo como obispo electo y gobernador de esta mitra: declaro que el referido D. Miguel Hidalgo, cura de Dolores, y sus secuaces los tres citados capitanes , son perturbadores del orden público, seductores del pueblo, sacrílegos, perjuros, y que han incurrido en la excomunión mayor del Canon: Siquis suadente Diabolo, por haber atentado á la persona y libertad del sacristán de Dolores, del cura de Chamacuero y de varios religiosos del convento del Carmen de Celaya, aprisionándolos y manteniéndolos arrestados. Los declaro excomulgados vitandos, prohibiendo, como prohíbo, el que ninguno les de socorro, auxilio y favor, bajo la pena de excomunión mayor, ipso facto incurrenda, sirviendo de monición este edicto, en que desde ahora para entonces declaro incursos a los contraventores. Así mismo exhorto y requiero á la porción del pueblo que trae seducido con títulos de soldados y compañeros de armas, que se restituyan á sus hogares y lo desamparen dentro del tercer día siguiente inmediato al que tuvieren noticia de este edicto, bajo la misma pena de excomunión mayor en que desde ahora para entonces los declaro incursos y á todos los que voluntariamente se alisten en sus bandas, ó que de cualquier forma le dieren favor y auxilio……………

            …………. Y para que llegue á noticia de todos y ninguno alegue ignorancia, he mandado que este edicto se publique en esta santa Iglesia Catedral y se fije en sus puertas, según estilo, y que lo mismo se ejecute en todas las parroquias del obispado, dirigiéndose al efecto los ejemplares correspondientes. Dado en Valladolid á veinte y cuatro días del mes de septiembre de mil ochocientos diez. Sellado con el sello de mis armas y refrendado por el infrascripto secretario. – Manuel Abad Queipo, obispo electo de Michoacán. – Por mandato de S.S. el obispo mi Sr.- Santiago Camiña, secretario.
            kabrakan
            Forista Esmeralda
            Last edited by kabrakan; 31-mayo-2010, 01:52.
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            • #7
              Re: Hace 200 años . . . . .

              El edicto de Abad y Queipo fue comentado, exaltado, amplificado en el púlpito de casi todos los templos de Nueva España, que se habían convertido en una especie de clubs políticos. La iglesia entraba en el combate con un vigor extraordinario. Las imprecaciones sagradas eran una mezcla de grito y de sollozo como los trenos de Jeremías. La cátedra del Espíritu Santo fulminaba tremendos anatemas, que relampagueaban en las nubes de incienso sobre las cabezas de los fieles.

              Por su parte, el Ejército ensayaba en sus proclamas una forma literaria más concisa y pujante. El 2 de octubre de 1810, el General Don Félix María Calleja del Rey, desde San Luis Potosí dirigía a las tribus de campesinos ignorantes, que oían este extraño lenguaje sin entenderlo, la siguiente proclama que es una arenga militar impresa:
              “Soldados de mis tropas: os han reunido en esta capital los objetos mas sagrados del hombre: religión, ley y patria. Todos hemos hecho el juramento de defenderlos y de conservarnos fieles á nuestro legítimo y justificado gobierno. El que falte á cualquiera de estos juramentos no puede dejar de ser perjuro, y de hacerse reo delante de Dios y de los hombres. No tenemos más que una religión que es la católica, un soberano que es el amado y desgraciado Fernando VII, y una patria que es el país que habitamos y á cuya prosperidad contribuimos todos con nuestros sudores, con nuestra industria y con nuestras fuerzas. No puede haber, pues, motivo de división entre los hijos de una propia madre. Lejos de nosotros semejantes ideas que abriga la ignorancia y la malicia. Sólo Bonaparte y sus satélites han podido introducir la desconfianza en un pueblo de hermanos. Sabed que no es otro su fin que dividirnos, y hacerse después dueño de estos ricos países que son, tanto tiempo ha, el objeto de sus ambiciones. No podéis dudarlo: sabéis los emisarios que ha despachado, las intrigas de que se ha valido, y los medios que emplea para llevar a cabo este proyecto.

              ¿Y permitiremos nosotros que logre sus fines? ¿Qué venga a dominarnos un tirano y que nuestros altares, esposas, hijos y cuantos bienes poseemos, caigan en manos de aquel monstruo por el medio que se ha propuesto de introducir la discordia en nuestro suelo? A esto conspira la sedición que han promovido el cura de Dolores y sus secuaces: no hay otro camino de evitarlo que destruyendo antes esas cuadrillas de rebeldes que trabajan a favor de Bonaparte, y que con máscara de religión y de la independencia sólo tratan de apoderarse de los bienes de sus conciudadanos, cometiendo toda clase de robos, de asesinatos y extorciones que reprueba la religión, como lo han hecho en Dolores, San Miguel el Grande, Celaya y otros lugares donde han llegado. No lo dudéis soldados: del mismo modo veréis robar y saquear la casa del europeo que la del americano; la aniquilación de los primeros es sólo un pretexto para principiar sus atrocidades, y el peligro en que suponen la patria por parte de aquellos que tantas prueba tienen dadas de su religiosidad y patriotismo, es un artificio de que se valen para engañarnos y hacernos caer en el lazo que nos ha preparado el tirano.

              Vamos, pues, á disipar esa porción de bandidos que como una nube destructora asolan nuestro país, porque no han encontrado oposición. Si ha habido, por desgracia, en este reino gentes alucinadas y perdidas, que de acuerdo con las ideas de Bonaparte se hayan atrevido a levantar el estandarte de la rebelión, y que, al mismo tiempo que protestan reconocen á nuestro legítimo y adorado monarca, niegan la obediencia á las autoridades que nos gobiernan en su nombre, seamos nosotros los primeros que a imitación de nuestros hermanos de la Península defendamos y conservemos los derechos del trono, y limpiemos el país de esos perturbadores del orden público que procuran derramar en él los horrores de la anarquía.

              El superior gobierno quiere que tengáis parte en esta empresa, y, usando de os grandes medios que están á su disposición, os invita a castigar y sujetar a los rebeldes con el ejército que ha salido ya de México y marcha para su exterminio. Yo estaré a vuestra cabeza y partiré con vosotros la fatiga y los trabajos: solo exijo de vosotros unión, confianza y hermandad. Contentos y gloriosos con haber restituido á nuestra patria la paz y el sosiego, volveremos á nuestros hogares á disfrutar el honor que sólo está reservado á los valientes y leales. – San Luis Potosí, 2 de octubre de 1810.- Félix Calleja.
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              • #8
                Re: Hace 200 años . . . . .

                Napoleón era en México, al comenzar la insurrección, un nombre milagroso. Sonaba como un toque de clarín. Realistas e Insurgentes lo pronunciaban, con odio igual, con la misma cólera; lo invocaban para enardecer los ánimos, para amedrentar a los timoratos.

                Y lo que decía Calleja de los Insurgentes, estos lo afirmaban de los realistas. Estas fueron, según Fray Servando Teresa de Mier, las primeras palabras de Hidalgo, en la madrugada del 16 de septiembre:

                "......... No hay remedio; está visto que los europeos nos entregarán a los franceses; veis premiados a los que prendieron al Virrey y relevaron al Arzobispo porque nos defendía; el Corregidor, porque es criollo, está preso. ¡Adiós religión! Sereís Jacobinos; sereís impios; adiós Fernando Séptimo! Sereís de Napoleón.

                El emperador francés representaba dos papeles contradictorios: por un lado era la opresión, la tiranía, por el otro era la rebelión, la libertad. Unos y otros pretendían engañarse. Napoleón era solo una máscara de tragedia que ocultaba los rostros verdaderos. Napoleón era un ardid de los españoles contra los criollos; de estos contra aquellos. Napoleón era como un canto de reclamo para fascinar a la ignorancia. Queríase a todo trances, desviar y debilitar a todo trance un aborrecimiento real, transformándolo en otro de mero artificio y engaño.

                Y mientras la revolución crecía, con voracidad de llama estimulada por el viento, mientras se ponían en acción hombres de un vigor y de una voluntad prodigiosos, mientras las multitudes ciegas y famélicas se desbordaban como una inundación sobre campos labrados, sobre ciudades del Bajío, la literatura tomaba su parte en la agitación, los hombres de letras pugnaban por hacer triunfar sus ideas, revistiéndolas de los más coruscantes y ruidoso ropajes. Los realistas, mas poderosos, con mayores elementos, extendieron sus ardorosas prédicas por el reino entero. hicieron circular a millares de folletos escritos, ya con un estilo peinado y académico, para convencer a los cultos; ya en lenguaje burdo y popular para penetrar en la caótica conciencia de la masa. El nombre de estos pequeños opúsculos indicaba desde luego su caracter: "Centinela contra los seductores", "Cartas patrióticas de un padre a su hijo sobre la conducta que debe observar contra los seductores insurgentes", " El Militar Cristano", "La erudita contra los insurgentes, diálogo entre una currutaca y Don Felipe", etc.

                Llama la atención una pieza de oratoria sagrada que se apresuraron a publicar ampliamnte los realistas: el Sermón de la Reconquista de Guanajuato, pronunciado el 7 de diciembre de 1810, en la iglesia parroquila de esa ciudad, Fray Diego Miguel Bringas y Encinas, criollo natural de Sonora, apasionado enemigo de la insurreccción, severo, áspero, rectilineo, seco, leal y fiel como el que mas a la causa. . . . . .
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                • #9
                  Re: Hace 200 años . . . . .

                  ……….. Los revolucionarios carecían de recursos de propaganda literaria. Difícil debe haber sido al Cura Hidalgo imprimir y hacer circular su Manifiesto:
                  “Me veo en la triste necesidad de satisfacer á las gentes sobre un punto en que nunca creí se me pudiese tildar, ni menos declarárseme sospechoso para mis compatriotas. Hablo de la cosa más interesante, mas sagrada, y para mi la mas amable: de la Religión Santa, de la fe sobrenatural que recibí en el bautismo.
                  Os juro desde luego, amados conciudadanos míos, que jamás me he apartado, ni en un ápice de las creencias de la Santa Iglesia Católica; jamás he dudado de ninguna de sus verdades; siempre he estado íntimamente convencido de la infalibilidad de sus dogmas, y estoy pronto á derramar mi sangre en defensa de todos y cada uno de ellos.
                  Testigos de esta protesta son los feligreses de Dolores y de San Felipe, á quienes continuamente explicaba las penas que sufren los condenados al infierno, y á quienes procuraba inspirar horror á los vicios y amor á la virtud, para que no quedaran envueltos en la desgraciada suerte de los que mueren en pecado. Testigos las gentes todas que me han tratado, los pueblos donde he vivido, y el Ejército todo que comando.
                  ¿Pero para qué testigos sobre un hecho é imputación que ella misma manifiesta su falsedad? Se me acusa de que niego la existencia del Infierno, y un poco antes se me hace cargo de haber asentado que algún Pontífice de los canonizados por santo está en este lugar. ¿Cómo, pues, concordar que un Pontífice está en el Infierno negando la existencia de este?
                  Se me imputa también el haber negado la autenticidad de los Sagrados Libros, y se me acusa de seguir los perversos dogmas de Lutero. Si Lutero deduce sus errores de los libros que cree inspirados por Dios ¿cómo el que niega esta inspiración sostendrá los suyos deducidos de los mismos libros que tiene por fabulosos? Del mismo modo son todas las acusaciones.
                  ¿Os persuadiríais, americanos, que un Tribunal tan respetable, y cuyo instituto es el más santo, se dejase arrastrar del amor del paisanaje hasta prostituir su honor y su reputación? Estad ciertos, amados conciudadanos míos, que si no hubiese emprendido libertar nuestro Reino de los grandes males que le oprimían, y de los muchos mayores que le amenazaban y que por instantes iban a caer sobre él, jamás hubiera sido yo acusado de hereje.
                  Todos mis delitos traen su origen del deseo de vuestra felicidad; si éste no me hubiese hecho tomar las armas, yo disfrutaría de una vida dulce, suave, tranquila, yo pasaría por verdadero Católico, como lo soy y me lisonjeo de serlo; jamás habría quien se atreviese á denígrame con la infame nota de la herejía.
                  ¿Pero de qué medio se habían de valer los españoles europeos, en cuyas opresoras manos estaba nuestra suerte? La empresa era demasiado ardua: la nación que tanto tiempo estuvo aletargada, despierta repentinamente de su sueño á la dulce voz de la libertad; corren apresurados los pueblos, y toman las armas para sostenerla á toda costa.
                  Los opresores no tienen armas, ni gentes, para obligarnos con la fuerza á seguir en la horrorosa esclavitud á que nos tenían condenados. ¿Pues qué recurso les quedaba? Valerse de toda especie de medios, por injustos, ilícitos y torpes que fuesen, con tal que condujeran á sostener su despotismo y la opresión de la América: abandonan hasta la última reliquia de honradez y hombría de bien, se prostituyen las autoridades más recomendables, fulminan excomuniones que nadie mejor que ellas saben no tienen fuerza alguna; procuran amedrentar á los incautos y aterrorizan á los ignorantes, para que, espantados con el nombre de anatema, teman donde no hay motivo de temer.
                  ¿Quién creería amados conciudadanos, que llegase hasta este punto el descaro y atrevimiento de los gachupines? ¿Profanar las cosas más sagradas para asegurar su intolerable dominación? ¿Valerse de la misma Religión Santa para abatirla y destruirla? ¿Usar de excomuniones contra toda la mente de la Iglesia, fulminarlas sin que intervenga motivo de religión?
                  Abrid los ojos, americanos, no os dejéis seducir de nuestros enemigos; ellos no son Católicos sino por política; su Dios es el dinero y las conminaciones sólo tienen por objeto la opresión. ¿Creéis acaso, que no puede ser verdadero católico el que no esté sujeto al déspota español? ¿De donde nos ha venido este nuevo dogma, este nuevo artículo de fe? Abrid los ojos, vuelvo á decir; meditad sobre vuestros verdaderos intereses; de este precioso momento depende la felicidad ó la infelicidad de vuestros hijos y de vuestra numerosa posteridad. Son ciertamente incalculables, amados conciudadanos míos, los males á que quedáis expuestos, si no aprovecháis este momento feliz que la Divina Providencia os ha puesto en las manos; no escuchéis las seductoras voces de nuestros enemigos, que bajo el velo de la religión y de la amistad os quieren hacer víctimas de su insaciable codicia.
                  ¿Os persuadís, amados conciudadanos, que los gachupines, hombres desnaturalizados, que han roto los más estrechos vínculos de la sangre -¡se estremece la naturaleza!-, abandonando á sus padres, á sus hermanos, á sus mujeres y á sus propios hijos, sean capaces de tener afectos de humanidad á otra persona? ¿Podéis tener con ellos algún enlace superior á los que la misma naturaleza puso en las relaciones de su familia? ¿No los atropellan todo por sólo el interés de hacerse ricos en la América? Pues no creáis que unos hombres nutridos de estos sentimientos puedan mantener amistad sincera con nosotros; siempre que se les presente el vil interés, os sacrificarán con la misma frescura que han abandonado á sus propios padres.
                  ¿Creéis que al atravesar inmensos mares exponerse al hambre, á la desnudez, á los peligros de la vida inseparables de la navegación, lo han emprendido por venir a hacernos felices? Os engañáis americanos. ¿Abrazarían ellos ese cúmulo de trabajos por hacer dichosos a unos hombres que no conocen? El móvil de todas esas fatigas no es sino su sórdida avaricia; ellos no han venido sino por despojarnos de nuestros bienes, por quitarnos nuestras tierras, por tenernos siempre avasallados bajo sus pies.
                  Rompamos, americanos, estos lazos de ignominia con que nos han tenido ligados tanto tiempo; para conseguirlo, no necesitamos sino unirnos. Si nosotros no peleamos contra nosotros mismos, la guerra está concluida, y nuestros derechos á salvo. Unámonos, pues, todos los que hemos nacido en este dichoso suelo; veamos desde hoy como extranjeros y enemigos de nuestras prerrogativas á todos lo que no son americanos.
                  Establezcamos un congreso que se componga de representantes de todas las ciudades, villas y lugares de este reino, que, teniendo por objeto principal mantener nuestra Santa Religión, dicte leyes suaves, benéficas y acomodadas á las circunstancias de este pueblo; ellos entonces gobernarán con la dulzura de padres, nos tratarán como a sus hermanos, desterrarán la pobreza, moderando la devastación del reino y la extracción de su dinero, fomentarán las artes, se avisará la industria, haremos uso libre de las riquísimas producciones de nuestros feraces países, y á la vuelta de pocos años disfrutarán sus habitantes de todas las delicias que el Soberano Autor de la naturaleza ha derramado sobre este basto continente.
                  Nota,- Entre las resmas de proclamas que nos han venido de la Península desde la irrupción en ella de los franceses, no se leerá una cuartilla de papel que contenga, ni aun indicada, excomunión de algún Prelado de aquellas partes contra los que abrazasen la causa de Pepe Botellas, sin que nadie dude que sus ejércitos y constitución venían a destruir el Cristianismo en España".

                  Valladolid. Diciembre 15 de 1810.
                  Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                  Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                  • #10
                    Re: Hace 200 años . . . . .

                    El primer órgano que tuvo la Revolución fue, probablemente El Despertador Americano, que fundó en Guadalajara don Francisco Severo Maldonado, de Tepic, doctor en Teología y Cánones, talento penetrante y diáfano, dialéctico, elocuente y bizarro. El carácter perjudicaba mucho a Maldonado: era excesivamente extravagante y de una arrogancia y presunción inauditas. Era, tal vez, un degenerado superior.
                    El Despertador Americano tuvo vida efímera: cinco números se publicaron solamente. En el inicial, el ilustrado hijo de Tepic da a la estampa la primera proclama verdaderamente literaria de la revolución. La dirige a todos los habitantes de América. Está escrita con gran verbosidad y ardimiento:
                    “¡Nobles Americanos! ¡Virtuosos criollos, celebrados de cuantos os conocen a fondo por la dulzura de vuestro carácter moral y por vuestra religión acendrada! Despertad al ruido de las cadenas que arrastráis ha tres siglos; abrid los ojos a vuestros verdaderos intereses, no os acobarden los sacrificios y privaciones que forzosamente acarrea toda revolución en su principio; volad al campo del honor; cubríos de gloria bajo la conducta del nuevo Washigton que nos ha suscitado el cielo en su misericordia, de esa alma grande, llena de sabiduría y de bondad, que tiene encantados nuestros corazones con el admirable conjunto de sus virtudes populares y republicanas. Coronaos de nuevos laureles, acabando de destrozar al enemigo o forzándole á adoptar nuestros designios saludables y patrióticos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . “
                    “Hermanos errantes! ¡Compatriotas seducidos! No fomentéis una irrupción de los españoles afrancesados en vuestra Patria, que la inundarían de todos los horrores del vandalismo y de la irreligión: los mismos europeos que entre nosotros habitan, por sus enlaces de todo género con los renegados, favorecen abiertamente esta irrupción y aspiran á ella con descaro manteniendo al reino indefenso. ¡Ciegos! Al resistir á nuestros hermanos libertadores, resistís a vuestro propio bien: os remacháis vosotros mismos la cadena de la servidumbre ……. “

                    Dos meses después de editar El Despertador Americano, en mayo de 1811, el Doctor Maldonado se separó del Cura Hidalgo, pidió indulto, que le fue concedido, y comenzó a redactar un semanario, El Telégrafo de Guadalaxara, en defensa de la causa realista. El lenguaje que usó en esta publicación es de una virulencia inusitada. Su primer artículo titulado Discurso á los habitantes de América, comienza así.. . . . . . . .
                    Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
                    Por la calle voy volando como vuela el ruiseñor ....

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                    • #11
                      Re: Hace 200 años . . . . .

                      excelentisimo......... por favor continue

                      que aprender del pasado nos lleva a ver

                      con mas claridad el futuro
                      ARMAOS LOS UNOS A LOS OTROS...

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                      • #12
                        Re: Hace 200 años . . . . .

                        Originalmente publicado por carl miller Ver post
                        excelentisimo......... por favor continue

                        que aprender del pasado nos lleva a ver

                        con mas claridad el futuro
                        Mi muy estimado Carl:

                        Para mi la historia "mas" verídica es la que se encuentra en los documentos generados en un momento que se hizo histórico, por eso prefiero remitirme a esos documentos y que cada quien saque sus propias conclusiones, sin la influencia de la opinión o visión de un historiador.

                        Por ejemplo, me sorprendió saber que no fue un Papa quien excomulgó a Hidalgo, a sus Generales y a TODOS los Mexicanos que lo apoyaron en la guerra de Independencia y lo sigueron hasta el final.

                        Tambien me sorprendió saber que la excomunion NO fue por iniciar esa guerra contra los españoles, oficialmente fue por arrestar y encarcelar a otros curas y monjas.

                        Así se entresaca poco a poco la verdad.
                        Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
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                        • #13
                          Re: Hace 200 años . . . . .

                          ……“Americanos: Libres ya de las cadenas de la violencia que nos impuso el apóstata más rapaz y sanguinario que jamás se ha visto, puede nuestra pluma en lo sucesivo ser el órgano de la verdad é intérprete de la justicia agraviada; ya podemos hablaros en la efusión de nuestro corazón, y descubriros nuestros más íntimos y verdaderos sentimientos. En esta época venturosa, en que los ejércitos del Rey triunfan por todas partes, en que la insurrección declina con rapidez, convirtiéndose, como previnieron los sensatos, en unas meras cuadrillas de bandoleros, y en que podemos respirar de los horrores de ocho meses, es preciso aprovechar momentos tan preciosos, y levantar con fuerza la voz para desengañar á los pueblos miserablemente seducidos que corren precipitados á su ruina y la del reino entero. Ya hasta aquí hay materia de llanto para todo el siglo. ¿Qué corazón sensible, no digo á la voz del evangelio, sino á los gritos de la naturaleza, podrá recordar sin dolor lo acaecido en este periodo de tribulación? Tened la vista, si tenéis valor para hacerlo, sin experimentar las convulsiones del espanto mirad todos los países invadidos por los enemigos de nuestro sosiego. ¿Qué descubrís sino los recientes y deplorables estragos que han arrastrado consigo la anarquía, la confusión y el desorden, robos, saqueos, depredaciones, asesinatos, frutos aciagos y amargos de lo proscripción más atroz y más injusta que el rencor, la irreligión, la ignorancia y la barbarie fulminaron contra millares de inocentes, unidos con nosotros por medio de los lazos más estrechos de la religión, la naturaleza y la política?......”

                          Hay, en todo el discurso, un tono vengativo y colérico, que deja sospechar alguna rencilla personal entre don Miguel Hidalgo y Costilla y don Francisco Severo Maldonado. ¿Cuál fue esta? ¿Qué viento de pasión hizo girar hacia rumbo contrario las del cura de Mascota? Hidalgo es insultado, denigrado, maldecido, por su voluble correligionario, quien le llama “infame y descarado sibarita, Sardanápalo sin honor y sin pudor, hidra abominable que el infierno ha abortado”

                          Pero Maldonado, ya enemigo mortal del cura Hidalgo y sus huestes, también ataca a sus tropas en un discurso publicado el 1o. de julio de 1811:

                          “ …. Si, indios ingratos é injustos; los españoles establecieron desde luego entre vosotros escuelas gratuitas de primeras letras, para que aprendieseis a leer y escribir. Ellos fundaron colegios en que os instruyeseis en todo género de conocimientos científicos. Ellos os comunicaron, entre otros, los de la Mineralogía, Docimástica, Química, Metalurgia, ciencias importantísimas cual otra alguna, sin cuyo auxilio permanecerían aún sepultados en el seno de la tierra, los inmensos tesoros que antes poseíais inútilmente y que la naturaleza depositó en vuestros opulentísimos cerros. Ellos hicieron florecer en vuestro suelo la Agricultura, la industria y el Comercio. Ellos se trajeron de la España los ganados caballar, vacuno, lanar y de cerda, absolutamente desconocidos en las Américas, y que os han servido de un socorro incomparable para vuestro alimento, vestido y penosas tareas de labranza. Ellos trajeron consigo y os participaron semillas apreciables, capaces de reemplazar la falta ó escasez de maíz, ensanchando increíblemente todos los ramos de cultivo, ceñido antes a la siembra y cosecha de este grano. A tamaños y tan apreciables bienes han puesto los españoles el sello, manteniéndoos por trescientos años en el regazo y dulzura de la más profunda paz.”

                          Nota: Cuando la Independencia fue un hecho, el Doctor Maldonado reapareció como partidario de ella.
                          Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
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                          • #14
                            Re: Hace 200 años . . . . .

                            me tiene a puras cucharadas

                            continue por favor.............

                            esto esta muy bien
                            ARMAOS LOS UNOS A LOS OTROS...

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                            • #15
                              Re: Hace 200 años . . . . .

                              Estimado Sr. Miller, está usted atendido.

                              A principios del siglo XIX, la Nueva España era la porción más importante de los dominios que los reyes Españoles poseían en el continente Americano; la vasta superficie pudiera calcularse en cerca de doscientas mil leguas cuadradas. Una población que apenas ascendía a seis millones de habitantes ocupaba este inmenso territorio. Esta población se componía de varios elementos que es indispensable conocer para comprender mejor el relato histórico que nos conduzca a la época en que hubo de agitarse aquella al poderoso empuje de las ideas, aspiraciones e intereses encontrados.

                              A. La raza indígena ocupa el primer lugar por su fuerza numérica, que no por su flaco valer y su condición humilde y pasiva. La conquista primero, y luego la dominación que la tuvo sujeta durante tres centurias, habíanla reducido a un estado de postración tal que la segregaba de las fuerzas activas de la Nación y fundaba el menosprecio en que eran tenida por los demás elementos constitutivos de la sociedad Mexicana. Sustraídos, pues, a titulo de menores incapaces de la masa de la población Mexicana, eliminados de la posesión de artes y oficios y tierras, reducidos a ganar mezquino jornal regando con el sudor de su frente las heredades de los blancos, excluidos de los empleos y cargos públicos; sin nociones ningunas de un estado mejor de vida; sin comercio y sin industria alguna, y sin contacto con los miembros de otras razas, los tres millones y seiscientos mil indios que en los primeros años del siglo XIX se contaban en la Nueva España; dañados mas que protegidos por los privilegios que al parecer les concedían las leyes, veían con recelo y desconfianza a las demás clases, odiaban a los europeos y calificaban de extranjeros a los descendientes directos de ellos.

                              B. Cerca de millón y medio de individuos, procedentes de la mezcla de los españoles con la clase indígena (mestizos), y la de todos con los negros, formaban la gran porción de habitantes comprendida en el nombre genérico de Castas. Los mestizos eran los de mayor importancia numérica; eran los que se dedicaban al trabajo rudo de las minas, ejercían todos los oficios y artes mecánicas; era sorprendente su fácil comprensión para adquirir conocimientos, eran los criados de confianza en el campo y en las ciudades, proveían de soldados al ejército, eran los mas útiles en los trabajos y faenas del campo y en el comercio de transportes; formaban el pueblo bajo de las ciudades y mantenían en recelosa inquietud a la autoridad, siempre temerosa de un alzamiento de aquellas masas en cuyos individuos se mezclaban los defectos y cualidades de los vencedores y los vencidos. Por ley los mestizos y todas las demás Castas estaban privados de toda instrucción.

                              C. La raza blanca, menor en número que cada una de las agrupaciones anteriores, era, sin embargo, la predominante en la Nueva España por su ilustración y riqueza, y por el influjo que exclusivo que ejercía, obteniendo sus miembros todos los empleos y disfrutando de los derechos civiles y políticos. Dividíanse en españoles o europeos, como comúnmente se les llamaba, y en sus descendientes nacidos en América a quienes se les dio el nombre de criollos, que ellos cambiaron luego con el de Americanos. Las leyes españolas concedían unos mismos derechos a todos los blancos, pero los encargados de ejecutarlas apuraban los medios de destruir una igualdad que ofendía el orgullo europeo y contrariaba los intereses de los hijos de España. Esta diferencia fue origen de una rivalidad sorda entre las dos clases de la raza blanca, rivalidad que había de estallar el fin tornándose en lucha terrible y encendida. Poco mas de un millón de individuos de la raza blanca había en la Nueva España a principios del siglo XIX y toda su administración se concentraba en los nacidos en España

                              Tales eran los elementos de que se formaba la población de la nueva España poco antes de estallar la insurrección. Cada una de sus grandes agrupaciones separada de las demás; alguna de ellas, la mas poderosa, dividida y trabajada por una rivalidad que el tiempo, lejos de extinguir, avivaba mas y mas; todas recelosas entre si y todas, sin embargo, viviendo en aparente calma bajo un régimen vigoroso que fundaba su fuerza principal en el tiempo y la costumbre. Una organización social y política así constituida no podía permanecer el pie desde el momento en que vacilara el poder regulador de tantos y tan opuestos intereses.

                              Unos años antes, en el siglo XVIII, los anglo-americanos habían ejercido su derecho de insurrección y obtenido su independencia. Prescindiendo de el peligro que desde entonces se alzó contra las colonias españolas al tener al lado una nación independiente y joven, rebosando vigor y henchida de elementos de prosperidad; prescindiendo de los temores que semejante vecindad debiera infundir al gobierno español, la sola aparición de un pueblo independiente en el suelo de América, y que había alcanzado su emancipación insurreccionándose contra su metrópoli, fue una amenaza constante para el dominio de los españoles en México, porque era para los hijos de este país ejemplo patente de lo que puede obtener la decisión secundada por el valor y la constancia.

                              Atenta España a prevenirse contra este peligro, dispuso cortar toda comunicación entre su mas valiosa colonia y la nueva república. Y no solo se impidió las relaciones directas entre ellas y sus habitantes, sino que, en virtud de un sistema propio dela época y las estrechas miras de una política mezquina, se cuidó de guardar silencio sobre la existencia y rápidos progresos de los Americanos del Norte, y si alguna vez llegaba a interrumpirse este silencio, era precisamente para denigrar a la joven república, representándola como una sociedad domina por los vicios mas elementales de la moral y a la que no enfrenaba la religión con sus preceptos y poder moderador.

                              Por último, los sucesos que ocurrieron en Españas en los primeros años del siglo XIX, al revelar la debilidad de la monarquía, apresuraron para las colonias de América su movimiento de insurrección. Aquel poder casi divino de los reyes que tantas generaciones habían reverenciado, considerándolo eterno, yacía por tierra, arrastrado bajo el peso de sus propios errores mas que a los golpes de un conquistador aleve y arrogante. Las convulsiones en que España se agitaba en aquellos momentos, conmovieron a sus vastas posesiones del Nuevo Mundo. Había sonado la hora de la libertad para todo el continente Americano.

                              Es en verdad impresionante y muy ilustrativo de nuestra insurrección y guerra por la Independencia, lo que ocurría en la Nueva España hace 202 años, en 1808, por estas fechas…………
                              Por la calle voy tirando la envoltura del dolor
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