Re: Poesias Que Ajan Y Estrujan El Alma
POETAS MEXICANOS DE LOS PRIMEROS 100 AÑOS DE LIBERTAD
RATOS TRISTES
XXI
LA INMORTALIDAD
Fray Manuel de Navarrete.
En este triste solitario llano,
Do violentas me asaltan las congojas,
No ha mucho que extendió sus verdes hojas
Y salpicó de flores el verano.
Este tronco esqueleto, con que ufano
Estuvo el patrio suelo,
Abrigaba los tiernos pajarillos
Entre frondosas ramas.
El líquido arroyuelo,
Por márgenes sembradas de tomillos,
De cantuesos, de pálidas retamas,
De rubias amapolas,
De albos jazmines y purpúreas violas,
Mansamente corría
Bañando el fertil prado de alegría.
Benigno el aire en la espaciosa estancia
De los lejanos frutos y las flores
Desparramaba el bálsamo fragancia.
¡Oh tiempo, y lo que vencen tus rigores!
Llega del año la estación mas cruda,
Y, mostrando el invierno sus enojos,
Todo el campo desnuda
A vista de mis ojos
Que lloran ausentes
Los pájaros, las flores y las fuentes.
En lo que miro ¡ay triste! retratados
Los gustos de mi vida
Por la mano del tiempo arrebatados
Cuando helada quedó mi edad florida.
¡Dulces momentos, aunque ya pasados!
A mi vida volved, como á esta selva
Han de volver las cantadoras aves,
Las vivas fuentes y las flores suaves,
Cuando el verano delicioso vuelva.
Mas ¡ay! votos perdidos
Que el corazón arroja
Al impulso mortal de mi congoja!
Huyéronse los años mas floridos,
Y la edad, que no pára,
Allá se lleva mis mejores días.
¡Adiós, breves, pasadas alegrías!
¡Que! ¿No volveréis siquier la dulce cara?
¡Áridas tierras, más que yo dichosas!
No así, vosotras, que os enviando el cielo
Anuales primaveras deliciosas,
Se corona con mirtos y con rosas
La nueva juventud de vestro suelo!
¿Pero que rayo ¡ay Dios! á mi alma enciende?
¡Ay! la luz consoladora
Que del solio estrellado se desprende;
Mas allá de la vida fatigada,
Si, de la vida cruel que tengo ahora,
Cuando sea reanimada
Esta porción de tierra organizada,
Entonces, por influjos celestiales,
En los campos eternos
Florecerán mis gustos inmortales,
Seguros de los rígidos inviernos.
Pero ¿que haré entretanto?
Soltar las riendas de mi triste llanto.
RATOS TRISTES
XXI
LA INMORTALIDAD
Fray Manuel de Navarrete.
En este triste solitario llano,
Do violentas me asaltan las congojas,
No ha mucho que extendió sus verdes hojas
Y salpicó de flores el verano.
Este tronco esqueleto, con que ufano
Estuvo el patrio suelo,
Abrigaba los tiernos pajarillos
Entre frondosas ramas.
El líquido arroyuelo,
Por márgenes sembradas de tomillos,
De cantuesos, de pálidas retamas,
De rubias amapolas,
De albos jazmines y purpúreas violas,
Mansamente corría
Bañando el fertil prado de alegría.
Benigno el aire en la espaciosa estancia
De los lejanos frutos y las flores
Desparramaba el bálsamo fragancia.
¡Oh tiempo, y lo que vencen tus rigores!
Llega del año la estación mas cruda,
Y, mostrando el invierno sus enojos,
Todo el campo desnuda
A vista de mis ojos
Que lloran ausentes
Los pájaros, las flores y las fuentes.
En lo que miro ¡ay triste! retratados
Los gustos de mi vida
Por la mano del tiempo arrebatados
Cuando helada quedó mi edad florida.
¡Dulces momentos, aunque ya pasados!
A mi vida volved, como á esta selva
Han de volver las cantadoras aves,
Las vivas fuentes y las flores suaves,
Cuando el verano delicioso vuelva.
Mas ¡ay! votos perdidos
Que el corazón arroja
Al impulso mortal de mi congoja!
Huyéronse los años mas floridos,
Y la edad, que no pára,
Allá se lleva mis mejores días.
¡Adiós, breves, pasadas alegrías!
¡Que! ¿No volveréis siquier la dulce cara?
¡Áridas tierras, más que yo dichosas!
No así, vosotras, que os enviando el cielo
Anuales primaveras deliciosas,
Se corona con mirtos y con rosas
La nueva juventud de vestro suelo!
¿Pero que rayo ¡ay Dios! á mi alma enciende?
¡Ay! la luz consoladora
Que del solio estrellado se desprende;
Mas allá de la vida fatigada,
Si, de la vida cruel que tengo ahora,
Cuando sea reanimada
Esta porción de tierra organizada,
Entonces, por influjos celestiales,
En los campos eternos
Florecerán mis gustos inmortales,
Seguros de los rígidos inviernos.
Pero ¿que haré entretanto?
Soltar las riendas de mi triste llanto.
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