Re: Hace 200 años . . . . .
Colocado López Rayón en Tlalpujahua, a donde lo hemos visto dirgirse a mediados de 1812, después de la separación de los miembros que formaban la Junta Suprema, escogió para fortificarse el cerro del Gallo, situado a media legua de aquella población por el lado poniente. Apoyado eficazmente en esta tarea por su hermano don Ramón, quien pudo establecer en el mismo sitio una mestranza y fabricar armas, superando para ello enormes dificultades. Para montar sus cañones inventó una cureña especial que permitía a sus artilleros el manejo y servicio de varias piezas a la vez, y en la fabricación de fusiles hubo de aplicar toda su actividad a fin de obtener el hierro y los útiles precisos, logrando a fuerza de perseverancia e ingenio construirlos muy semejantes a los quitados a las últimas tropas venidas de España y que se llamaban Fusiles de la Torre de Londres. Ignacio López Rayón, rodeado de sus hermanos Ramón, Francisco, Rafael y José María, desplegaba indómita energía, y si no siempre coronó la victoria sus patrióticos esfuerzos, si le aseguraron títulos legítimos al respecto de la posteridad.
Después de fortificar convenientemente el cerro del Gallo, y cerca de Aculco el de Nadó, que se tenía por inexpugnable, dispuso López Rayón dirigirse a Huichapam donde seguían imperando los Villagrán, poco inclinados a obedecer las órdenes que se les daban desde Tlalpujahua, y cuyos hechos de armas eran mas perjudiciales y desastrosos para los propietarios y habitantes pacíficos de la comarca que para las tropas realistas. Recibiéronle, sin embargo, con todos los honores debidos al Jefe de Gobierno, y llenos de entusiasmo celebraron el segundo aniversario del 16 de setiembre con la pompa que permitían las circunstancias de la guerra.
Don Ramón López Rayón, entretanto, llevaba a cabo una atrevida correría por el rumbo de Jerécuaro, logrando aprehender al comandante realista don José Mariano Ferrer, hermano del abogado del mismo apellido que murió fusilado un año antes en México, por haber tomado parte en una conspiración contra el virey Venegas. Este jefe, lejos de amortiguarse su decisión por la causa realista con el suplicio de su hermano, parecía que un verdadero furor le exitaba a derramar la sangre de los Independientes, pues durante los tres meses que ejerció el mando en Jerécuaro y sus inmediaciones, envió al patíbulo a ciento treinta prisioneros que les había tomado en varios encuentros. Atacado el 2 de setiembre en el Salitre fue derrotado y hecho prisionero; su vencedor, don Ramón López Rayón, marchó en seguida contra Jerécuaro, que tomó ese mismo dia tras un combate porfiado y sangriento; Ferrer, en unión de siete prisioneros, fue fusilado dos días después.
Otros jefes Independientes que obedecían las órdenes inmediatas del general don Ignacio López Rayón, alcanzaban también señaladas ventajas en varios puntos de la ancha intendencia de México:
-Don Benedicto López, que había sido ascendido a marisal de campo, desalojó a los realistas de Telosto y Malacatepec, y poco después rechazaba en las inmediaciones de Zitácuaro una gruesa sección de tropas españolas que dejó en el campo considerable número de muertos y heridos.
-El comandante Saucedo atacó un convoy que marchaba en dirección a Guadalajara, logrando apoderarse de parte importante del cargamento, y dando muerte a cientotreinta hombres de la brigada que lo custodiaba.
-Bravamente asaltaron la hacienda de San Martín, cercana a Tejupilco, los capitanes Ursúa y Escalante, y aunque causaron grandes pérdidas a los realistas que la defendían, se vieron obligados a retirarse a la aproximación de un considerable refuerzo que salió de aquel pueblo a toda prisa en auxilio de los sitiados.
Al mismo tiempo que se esgrimían con furia las armas en la zona que acabamos de citar, se esforzaba López Rayón en dar alguna organización al gobierno. Formada la Junta primitivamente de tres miembros, Rayón, Liceaga y Verduzco, pronto las brillantes victorias de Morelos obligaron a aquellos a nombrarle cuarto vocal de la Junta Suprema. Morelos promovió con empeño el aumento de miembros del gobierno, y recomendó con insistencia que fuesen cinco individuos los que dirigiesen la administración pública con ejercicio del mando supremo. A pesar de sus frecuentes exitativas, nunca llegó a realizarse el nombramiento del quinto vocal. Firme Morelos en su propósito de hacer a un lado el nombre de Fernando VII, invocado hasta entonces por la Junta, insistía en ello desde Tehuacán, y al recomendar al presidente de la Junta el nombramiento del quinto vocal, terminaba diciendo:
“ . . . Este es mi dictamen, salvo mejor opinión, y que se le quite la máscara a la Independencia, porque ya todos saben la suerte de nuestro Fernando VII.”
También por ese tiempo enviaba López Rayón al ilustre Morelos un proyecto de Constitución del que apenas podemos formarnos idea por las respuestas que este último dio:
“Exemo. Sr.- Hasta ahora no había recibido los Elementos constitucionales: los he visto y con poca diferencia son los mismos que conferenciamos con el Sr. Hidalgo.
En mi anterior de 3 del corriente digo a V. E. sobre el quinto individuo de nuestra Junta Suprema: que sea ameritado; del Centro del Reyno, y de los que están en las capitales especialmente los medios neutrales. Que se dedique solo a la administración de Justicia, porque nos quita el tiempo en lo de la guerra los muchos ocursos que acarrea el desorden, y la mutación de un gobierno los que dan mas guerra que el enemigo, el que siempre nos halla descuidados, y envueltos en papeles de procesos, representaciones, etc. . . . Yo podré proponer la terna en todo el mes que entra, si por allá no hubiere sujeto como V. E. me dice.
En cuanto al punto 5º. de nuestra Constitución por lo respectivo a la sobernía del Sr. D. Fernando 7º. como es tan pública y notoria la suerte que le ha cabido a este grandísimo hombre, es necesario excluirlo para dar al público la Constitución.
En cuanto al punto 14 es peciso señirse a cierto número de oficiales, especialmente brigadieres, que estando repartidos largas distancias no podrá verificarse con la prontitud exigente el Consejo de Estado para los casos de paz y de guerra, y parece que bastará el número de uno o dos capitanes generales, dos tenientes generales, tres mariscales y tres brigadieres, y cuando mas un cuartel maestre general y un intendente general del ejército.
En cuanto al 17 parece que debe haber un protector nacional en cada Obispado, para que esté la administración de justicia plenamente asistida.
En cuanto al 19 y 20 por la admisión de extranjeros, aunque sin gobierno, parece que por lo menos en la práctica debemos admitir muy pocos, o ningunos, si no es en la comunicación, y comercio de puertos, pues de este modo estaremos libres de una íntegra seducción o adulterio de nuestra santa religión.
Al 37 parece debe añadírsele o reformársele que tomadas tres provincias episcopales, o solo la de México, se elija al generalísimo: y como las armas deben de permanecer casi siempre en el reino, deberá continuarse sin mas alternativa que la que pida su ineptitud por impericia, enfermedad o edad de sesenta años.
Por último, al 38 deberá tener la misma edición que la anterior del generalísimo en cuanto a la duración de su empleo, pues aunque deje de ser vocal, no dejará de ser capitán general sino por ineptitud.
Esto es lo que han advertido mis cortas luces que juntas a la poca meditación que el tiempo no me permite, no quedo satisfecho de haberlo dicho, ni menos tendré el atrevimiento de decir que he reformado, y solo podré asegurar a mi conciencia que hice lo que pude, aunque no sea lo que debía en cumplimiento de mis deberes.
Dios guarde a V. E. muchos años. Cuartel General de Tehuacán, Noviembre 7 de 812.- José María Morelos.- Exmo. Sr. Presidente de la S.J.N.G.L. Don Ignacio Rayón.”
Pero sin detenernos en mayores consideraciones respecto de un proyecto de Constitución que no llegó a publicarse y que se perdió como otros tantos documentos de la época, si es digno de fijar la atención lo que dice Morelos al principio de la respuesta que acabamos de citar: “Hasta ahora, no había recibido los elementos constitucionales: los he visto, y con poca diferencia son los mismos que conferenciamos con el señor Hidalgo.” Esta afirmación del renombrado Caudillo del Sur demuestra que el Padre de la Independencia, antes de empuñar la espada contra los dominadores o inmediatamente después de su levantamiento, concibió un plan de organización política que reemplazase al orden de cosas cuyo aniquilamiento proclamaba.
Colocado López Rayón en Tlalpujahua, a donde lo hemos visto dirgirse a mediados de 1812, después de la separación de los miembros que formaban la Junta Suprema, escogió para fortificarse el cerro del Gallo, situado a media legua de aquella población por el lado poniente. Apoyado eficazmente en esta tarea por su hermano don Ramón, quien pudo establecer en el mismo sitio una mestranza y fabricar armas, superando para ello enormes dificultades. Para montar sus cañones inventó una cureña especial que permitía a sus artilleros el manejo y servicio de varias piezas a la vez, y en la fabricación de fusiles hubo de aplicar toda su actividad a fin de obtener el hierro y los útiles precisos, logrando a fuerza de perseverancia e ingenio construirlos muy semejantes a los quitados a las últimas tropas venidas de España y que se llamaban Fusiles de la Torre de Londres. Ignacio López Rayón, rodeado de sus hermanos Ramón, Francisco, Rafael y José María, desplegaba indómita energía, y si no siempre coronó la victoria sus patrióticos esfuerzos, si le aseguraron títulos legítimos al respecto de la posteridad.
Después de fortificar convenientemente el cerro del Gallo, y cerca de Aculco el de Nadó, que se tenía por inexpugnable, dispuso López Rayón dirigirse a Huichapam donde seguían imperando los Villagrán, poco inclinados a obedecer las órdenes que se les daban desde Tlalpujahua, y cuyos hechos de armas eran mas perjudiciales y desastrosos para los propietarios y habitantes pacíficos de la comarca que para las tropas realistas. Recibiéronle, sin embargo, con todos los honores debidos al Jefe de Gobierno, y llenos de entusiasmo celebraron el segundo aniversario del 16 de setiembre con la pompa que permitían las circunstancias de la guerra.
Don Ramón López Rayón, entretanto, llevaba a cabo una atrevida correría por el rumbo de Jerécuaro, logrando aprehender al comandante realista don José Mariano Ferrer, hermano del abogado del mismo apellido que murió fusilado un año antes en México, por haber tomado parte en una conspiración contra el virey Venegas. Este jefe, lejos de amortiguarse su decisión por la causa realista con el suplicio de su hermano, parecía que un verdadero furor le exitaba a derramar la sangre de los Independientes, pues durante los tres meses que ejerció el mando en Jerécuaro y sus inmediaciones, envió al patíbulo a ciento treinta prisioneros que les había tomado en varios encuentros. Atacado el 2 de setiembre en el Salitre fue derrotado y hecho prisionero; su vencedor, don Ramón López Rayón, marchó en seguida contra Jerécuaro, que tomó ese mismo dia tras un combate porfiado y sangriento; Ferrer, en unión de siete prisioneros, fue fusilado dos días después.
Otros jefes Independientes que obedecían las órdenes inmediatas del general don Ignacio López Rayón, alcanzaban también señaladas ventajas en varios puntos de la ancha intendencia de México:
-Don Benedicto López, que había sido ascendido a marisal de campo, desalojó a los realistas de Telosto y Malacatepec, y poco después rechazaba en las inmediaciones de Zitácuaro una gruesa sección de tropas españolas que dejó en el campo considerable número de muertos y heridos.
-El comandante Saucedo atacó un convoy que marchaba en dirección a Guadalajara, logrando apoderarse de parte importante del cargamento, y dando muerte a cientotreinta hombres de la brigada que lo custodiaba.
-Bravamente asaltaron la hacienda de San Martín, cercana a Tejupilco, los capitanes Ursúa y Escalante, y aunque causaron grandes pérdidas a los realistas que la defendían, se vieron obligados a retirarse a la aproximación de un considerable refuerzo que salió de aquel pueblo a toda prisa en auxilio de los sitiados.
Al mismo tiempo que se esgrimían con furia las armas en la zona que acabamos de citar, se esforzaba López Rayón en dar alguna organización al gobierno. Formada la Junta primitivamente de tres miembros, Rayón, Liceaga y Verduzco, pronto las brillantes victorias de Morelos obligaron a aquellos a nombrarle cuarto vocal de la Junta Suprema. Morelos promovió con empeño el aumento de miembros del gobierno, y recomendó con insistencia que fuesen cinco individuos los que dirigiesen la administración pública con ejercicio del mando supremo. A pesar de sus frecuentes exitativas, nunca llegó a realizarse el nombramiento del quinto vocal. Firme Morelos en su propósito de hacer a un lado el nombre de Fernando VII, invocado hasta entonces por la Junta, insistía en ello desde Tehuacán, y al recomendar al presidente de la Junta el nombramiento del quinto vocal, terminaba diciendo:
“ . . . Este es mi dictamen, salvo mejor opinión, y que se le quite la máscara a la Independencia, porque ya todos saben la suerte de nuestro Fernando VII.”
También por ese tiempo enviaba López Rayón al ilustre Morelos un proyecto de Constitución del que apenas podemos formarnos idea por las respuestas que este último dio:
“Exemo. Sr.- Hasta ahora no había recibido los Elementos constitucionales: los he visto y con poca diferencia son los mismos que conferenciamos con el Sr. Hidalgo.
En mi anterior de 3 del corriente digo a V. E. sobre el quinto individuo de nuestra Junta Suprema: que sea ameritado; del Centro del Reyno, y de los que están en las capitales especialmente los medios neutrales. Que se dedique solo a la administración de Justicia, porque nos quita el tiempo en lo de la guerra los muchos ocursos que acarrea el desorden, y la mutación de un gobierno los que dan mas guerra que el enemigo, el que siempre nos halla descuidados, y envueltos en papeles de procesos, representaciones, etc. . . . Yo podré proponer la terna en todo el mes que entra, si por allá no hubiere sujeto como V. E. me dice.
En cuanto al punto 5º. de nuestra Constitución por lo respectivo a la sobernía del Sr. D. Fernando 7º. como es tan pública y notoria la suerte que le ha cabido a este grandísimo hombre, es necesario excluirlo para dar al público la Constitución.
En cuanto al punto 14 es peciso señirse a cierto número de oficiales, especialmente brigadieres, que estando repartidos largas distancias no podrá verificarse con la prontitud exigente el Consejo de Estado para los casos de paz y de guerra, y parece que bastará el número de uno o dos capitanes generales, dos tenientes generales, tres mariscales y tres brigadieres, y cuando mas un cuartel maestre general y un intendente general del ejército.
En cuanto al 17 parece que debe haber un protector nacional en cada Obispado, para que esté la administración de justicia plenamente asistida.
En cuanto al 19 y 20 por la admisión de extranjeros, aunque sin gobierno, parece que por lo menos en la práctica debemos admitir muy pocos, o ningunos, si no es en la comunicación, y comercio de puertos, pues de este modo estaremos libres de una íntegra seducción o adulterio de nuestra santa religión.
Al 37 parece debe añadírsele o reformársele que tomadas tres provincias episcopales, o solo la de México, se elija al generalísimo: y como las armas deben de permanecer casi siempre en el reino, deberá continuarse sin mas alternativa que la que pida su ineptitud por impericia, enfermedad o edad de sesenta años.
Por último, al 38 deberá tener la misma edición que la anterior del generalísimo en cuanto a la duración de su empleo, pues aunque deje de ser vocal, no dejará de ser capitán general sino por ineptitud.
Esto es lo que han advertido mis cortas luces que juntas a la poca meditación que el tiempo no me permite, no quedo satisfecho de haberlo dicho, ni menos tendré el atrevimiento de decir que he reformado, y solo podré asegurar a mi conciencia que hice lo que pude, aunque no sea lo que debía en cumplimiento de mis deberes.
Dios guarde a V. E. muchos años. Cuartel General de Tehuacán, Noviembre 7 de 812.- José María Morelos.- Exmo. Sr. Presidente de la S.J.N.G.L. Don Ignacio Rayón.”
Pero sin detenernos en mayores consideraciones respecto de un proyecto de Constitución que no llegó a publicarse y que se perdió como otros tantos documentos de la época, si es digno de fijar la atención lo que dice Morelos al principio de la respuesta que acabamos de citar: “Hasta ahora, no había recibido los elementos constitucionales: los he visto, y con poca diferencia son los mismos que conferenciamos con el señor Hidalgo.” Esta afirmación del renombrado Caudillo del Sur demuestra que el Padre de la Independencia, antes de empuñar la espada contra los dominadores o inmediatamente después de su levantamiento, concibió un plan de organización política que reemplazase al orden de cosas cuyo aniquilamiento proclamaba.
Comment